RAMÓN FUENTES ITURBE:Luces y sombras de un rebelde

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Ana un telegrama del general Iturbe comunicándole que el buque cañonero “Tampico” se ponía a las órdenes de la revolución. El día 23 de marzo, el general Obregón recibió otro telegrama de Iturbe, procedente de Culiacán, comunicándole que el teniente coronel Gregorio Osuna, comandante militar del distrito sur de Baja California, a bordo del vapor “Bonita” se incorporó al gobierno constitucionalista en el puerto de Altata. Sinaloa y Sonora eran terrenos asegurados por los constitucionalistas, con excepción de los puertos de Guaymas y Mazatlán. Mientras se combatía en Guaymas, las fuerzas de Sinaloa continuaban el asedio de Mazatlán, aunque “sin poder establecer un sitio efectivo, debido a los pocos elementos con que contaban los jefes de aquellas fuerzas, que lo eran el general Juan Carrasco y el coronel Ángel Flores, por lo que se limitaban a hostilizar constantemente a la guarnición federal de dicho puerto”. (Obregón, 1959, 107). En Culiacán, el general Iturbe, jefe de las fuerzas de Sinaloa, eficazmente ayudado por el coronel Eduardo Hay, como jefe de su Estado Mayor, se ocupaba también, con toda actividad, en dar la mejor organización posible a los distintos cuerpos de tropas que tenía en aquella plaza, y que se alistaban para marchar al Sur. Mientras se preparaba el sitio de Mazatlán, Obregón resolvió continuar su avance sobre Guadalajara, Jalisco. Dejó el puerto de Mazatlán sitiado por tres mil revolucionarios que disponían de cinco cañones y tres ametralladoras, al mando de Iturbe y de otros subalternos. El siguiente diálogo telegráfico entre Obregón e Iturbe, da testimonio de lo ocurrido en Mazatlán:

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