Monolito XXIII

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la Sociedad Cooperativa Pascual, estudiantes de la Universidad de Chapingo 18, entre otras más pertenecientes a diferentes estados del país.

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Con las movilizaciones, la presión, la fuerza que adquiría la causa, las empresas privadas concesionadas aceleraron la introducción de maquinaria y personal para las pruebas en el subsuelo en los campos de cultivo. Un golpe sonó entre los medios periodísticos al notar la maquinaria decomisada, los trabajadores retenidos, entre ellos extranjeros de las empresas TGC y Góticas S.A. La resistencia pacífica duró hasta el 8 de octubre con el resultado de 21 autos y camionetas decomisadas a los gobiernos federal, estatal y municipal por intentar trabajar en la zona. Iniciaron las marchas en la Ciudad de México con la marcha a caballo en la avenida Zaragoza; conatos de bronca, los enfrentamientos colmaron las aceras; el Himno Nacional retumbó entre los llamados “macheteros”; los caballos relincharon entre las calles del Distrito Federal, se azoraron los transeúntes, voltearon y el grito de guerra seguía colmado, vivo, creció explayándose al unísono la voluntad de un pueblo agrario; sus cabecillas montados, con sombreros de palma, con las manos callosas y las uñas oscuras por la tierra, sujetaban en su blandir a la virgen de Guadalupe y a la bandera teñida de verde, blanco y rojo. El canto no cesó porque había dado inicio la lucha por la tierra, por su gente, por ser ejidatarios en contra de un sistema neoliberal salvaje hacedor de fantasías. En Atenco, otra marcha asomaba el radiante sol entre los machetes, las personas seguían el paso el 8 de julio de 2002, con desgaste y cansancio, pero la voluntad sobresalió aquel día. Se propagó tres días la mecha de protesta. El 11 de julio, un grupo de campesinos abordó dos camionetas con destino a presenciar el discurso del gobernador del Estado de México, Arturo Montiel, en Pirámides. Antes de llegar al lugar, en Acolman, las sombras de un grupo de ganaderos, aproximadamente 150, miraron cómo bajaban los “macheteros”. Hubo un diálogo caluroso, sin efecto de solución. Llegaron ejidatarios y uniformados a la zona. Los rostros entre las partes respiraban la tensión, el ardor intensificó el momento hasta estallar un enfrentamiento de mil personas sedientas. El sudor y la sangre no dejaron de separarse ni de correr entre aquellos hombres durante los siguientes tres días. Un saldo de varios policías heridos, camionetas, autos destrozados por ambos bandos, 16 protestantes heridos y 19 detenidos, entre ellos Ignacio del Valle y Adán Espinosa, líderes del movimiento19. Los habitantes, ante tal imagen, decidieron bloquear la carretera Texcoco-Lechería a lo largo de Pirámides hasta el entronque con la de los Reyes Texcoco.

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Ibíd., p.6

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Entrevista (´MIC/´JVC).


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