Monolito XIV

Page 28

sido tirado al río. El paso de los extranjeros en aquel momento le otorgó un trozo del baúl en el que había guardado AQUÍ hasta28el ESCRIBA fondo, EL lasTÍTULO palabras que tres años antes Jasper Mago había pronunciado: ¿Aceptarías a un hombre que te

quiere con locura pero que no puede darte el cuerpo? El corazón de ambos latió rápidamente. Ella supo que de no haber estado ella presente Mago Jasper hubiera corrido a alcanzar al extranjero. Pero Jasper permaneció a su lado y clavó su mirada en ella como si esa fuera la única forma de lamentarse por lo acontecido. Ella sintió que caía en otro abismo, el del desamor y se sintió absurda. A otro día, el viaje tendría su fin y aunque pisaran de nuevo el puerto, el viento, el sol y los colores de Tlacotalpan le habían dado la certeza de desear cargar su chalina siempre, así como cargaba su frasquito de clonazepam.

XV Una noche antes de partir al puerto comencé a pronunciar la palabra ausencia. No se trataba de anudarme a lo que había sido un recorrido más allá de la geografía física. Tomábamos café en silencio, degustando la música de fondo. Temí que ellos aparecieran de nuevo, que su presencia nuevamente me colocara en el plano de la opacidad y que mi nombre quedara desdibujado en tu campo semántico de las presencias. Con la chalina puesta hablamos del regreso. Algo en el fondo me dolía, y hacía que el sol negro danzara a la par de mis ideas. ¿Qué quería de ti, Mago Jasper? ¿Qué anhelaba estando contigo, Mago Camarada? Las respuestas salieron en forma de frases inconexas vertidas en mi libreta. Nunca creí posible sentirme ahogada por el deseo por alguien. Nunca supuse que el deseo pudiera tener también el color del abandono. Ya en el puerto, caminando por el acantilado, mirábamos el cielo. Tú cantabas y yo hundía los pies en la arena, a lo lejos, de nuevo los barcos. El silencio, la piel, las manos entrelazadas. En silencio me lamentaba haberte llamado Mago Camarada, en silencio me debatí por hundir en la noche mi tacto y depositarlo en el aire. Porque yo anhelaba tu piel mientras tú te cristalizabas en los colores de tu arcoíris. La arena, el puerto, la noche, tu nombre. Una mujer cruzaba los andamios de un deseo profundamente absurdo que, semanas después, haría que te marcharas para siempre.

XVI Distantes de las olas y del cielo estrellado, distante de los extranjeros y de nuestro universo inventado en aquel viaje, compartimos la misma frazada en el autobús. Yo sabía que aquel viaje había sido el inicio del otro viaje, aquel en el que nos sitúa la nave de las ausencias. Irreversible era el sol negro, irreversibles los recuerdos acumulados. Inevitable saber que la ansiedad y los ataques de pánico podían aparecer aun estando tú presente. Ya no tenía capacidad para seguir albergando el sol negro en mi cuerpo, por ello en la visita psiquiátrica el frío nunca me abandonó y antes de narrar el hecho antes desconocido que fue, la despersonalización, lloré, no sin sentir un dejo de vergüenza. Narrar los hechos en la terapia, parecía darme los elementos para mirar todo con claridad y salir por fin del viaje doble que había hecho: Tú, querido Jasper Mago Camarada representabas para mí lo que absurdamente hemos creído es una pareja. La sensación de frío y agotamiento volvieron a aparecer.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.