tonces ve la parte positiva, ve aquello que une más, lo que pueda alegrar a la gente y se mete con ellos. La otra clave de renovación de la diócesis es trabajar con los jóvenes. Resulta que en toda la parroquia hay pocos jóvenes. Hay universitarios y un poco más grandes, hasta 30 años, la mayoría trabajan en centros comerciales grandes, entonces en la iglesia puede haber chicos de primaria o secundaria, pero jóvenes que pueden cambiar la sociedad no tantos. Entonces se ha tomado una iniciativa interesante con los encargados de la Pastoral Juvenil: convocamos a los jóvenes para el 27 de diciembre y me dijo el encargado: "Mire, monseñor, si vienen diez, demos gloria y alabanza a Dios" Aun así preparé una lotería de Navidad con premios sorpresa y cosas para 20 personas. Resulta que vinieron 21, y no de cerca, sino de muchas parroquias incluso a cien kilómetros de distancia. Lo más lindo fue cuando cada uno contó cómo era su parroquia, su realidad. Se Formó un grupo muy lindo, intercambiaron números para seguir en contacto por WhatsApp y ya estamos comunicados siempre. Se va formando un movimiento juvenil. ¿Qué pudiera decir a los papas y las mamas que deben hacer un sacrificio por el bien de sus hijos, por el crecimiento, como hicieron sus padres buscando un ambiente católico? Todos los movimientos que emprendemos, sean a nivel social o religioso, son motivados por una voz. Es la misma línea de pensa-
miento en la que Abraham escucha la voz que le dice: "Sal de tu tierra y ve a la tierra que yo te indicaré", y andando, andando, se va viendo el siguiente paso. Yo creo es lo que hoy decimos del sueño: el sueño se va consolidando y de a poco nace una voz interior En el caso de mis padres, ellos se bautizaron siendo ya estudiantes, papá de secundaria superior, la mamá antes de casarse, es como que han sentido primero esa llamada: sentían que querían ser, que necesitaban ser católicos. Así se casaron, nacieron los hijos y fuimos bautizados de chicos. Hay que saber escuchar esa voz y saber discenir, porque quizá habré escuchado una voz que puede haber sido también un poco de tentación económica, capitalista, pero en el fondo la voz se va purificando a través del sufrimiento, a través de los fracasos y a la vez va floreciendo, porque no hay ninguna planta que florezca sin sufrimiento. Entonces, lo que puedo decir tanto a los padres de hoy como a los jóvenes es que tienen ser fieles a esa voz. ñ
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