Los cuatro estados de la diosa
EVA/TIERRA El primer estado, Hawwá, Eva, Tierra, remite a lo biológico y meramente impulsivo, representa «lo que hay que fecundar».
E
n 1987 Velarde, tal vez todavía en España, pinta Nocturno, posible antecedente de su conocida serie de autorretratos. La obra muestra a un hombre, al parecer un intelectual, que con el rostro y el torso bañados por la tenue luz nocturna parece pensativo y desconfiado, la dramática iluminación nos recuerda el antiguo cine detectivesco. Una mujer lo espera en la penumbra. Su sensual cuerpo se encuentra iluminado por la luz de la calle que entra por las persianas de la habitación. La imagen trasmite una clara separación entre los dos personajes: la desafiante actitud de la mujer, que exhibe su desnudez como un arma para el dominio; el recelo del hombre, determinado
por la manta que lo protege; la luz que los ilumina también es un elemento que los separa. Nocturno tal vez sea el inicio de lo que podríamos calificar como una inclusión del cine y de la literatura en la obra pictórica de Velarde. En esta etapa el artista utiliza una especie de narrativa visual, muy parecida a las imágenes que describe la novela negra o policíaca que en las primeras décadas del siglo XX se hizo famosa por relatar el mundo del crimen profesional. Sus protagonistas eran individuos derrotados o en decadencia que buscaban encontrar la verdad, aunque al final esta resultara ser portadora de crueldad y cinismo. Más adelante, la pintura de Jorge Velarde retrataría mujeres de sórdida vida que el artista colocaba en medio de la ciudad, siendo ambas, ciudad y mujer, protagonistas de un mundo femenino que se proyectaba misterioso y cargado de un fuerte erotismo en su obra.