O el caso de la argentina Elsa Bornemann (1952-2013) que escribió el siguiente poema, tomado de El libro de los chicos enamorados, que evoca con gran plasticidad lo que representa el puente en la mirada declaradamente subjetiva de la autora. Buscando o no la rima, obsérvese los piropos que le dedica a los puentes de piedra: irrompibles, invisibles. Ninguno de ambos calificativos es cierto, pero lo parece. Yo dibujo puentes Para que me encuentres: Un puente de tela, Con mis acuarelas… Un puente colgante, con tiza brillante… Puentes de madera, con lápiz de cera… Puentes levadizos, Plateados, cobrizos…
Puentes irrompibles, de piedra, invisibles… Y tú… ¡Quién creyera! ¡No los ves siquiera! Hago cien, diez, uno… ¡No cruzas ninguno! Mas…como te quiero… dibujo y espero. ¡Bellos, bellos puentes para que me encuentres!
Historiadores, bibliotecarios y arqueólogos son también de ayuda indispensable para situar cada puente en su contexto temporal, social (y técnico), y base imprescindible para la documentación y el estudio. Son capaces de hacer lecturas de paramentos, estratos, materiales, marcas de cantería, así como del contexto (viario, edificado, etc.), del que no siempre, ya se ha dicho más arriba, es consciente el ingeniero.
RAZÓN DE SER DE UN CURSO DE VERANO SOBRE PUENTES DE PIEDRA O LADRILLO
La idea partió de la Fundación Juanelo Turriano, quizás de Bernardo Revuelta, Pedro Navascués o José María Goicolea. Quizás estuviera ya en su cabeza antes de que, en abril de 2016, se inaugurara la ya aludida exposición Los puentes de fábrica en la Biblioteca de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid, iniciativa de Conchita García Viñuela, alma de la Biblioteca, Leonardo Todisco, reciente y pujante doctor ingeniero, y de mí mismo. La exposición presentó algunos de los fondos bibliográficos de valor inestimable que atesora nuestra Biblioteca, que han sido digitalizados en gran parte y puestos a libre disposición de cualquier persona interesada en la materia. Quizás, decía, la idea fuese anterior a la exposición, que convivió con el curso, pero la exposición nos inspiró para organizar el curso de verano, abierto a todos los que quisieran tener una idea de lo que son, de lo que han sido y de lo que aún pueden ser los puentes de piedra o ladrillo, desde la óptica diversa de los historiadores, bibliotecarios, los responsables de su mantenimiento, los gestores del patrimonio construido, los que saben de sus materiales, historiadores, lingüistas, los que los restauran, los que enseñamos cómo son y cómo funcionan, y hasta los que proyectan soluciones actuales en piedra o ladrillo.
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LOS PUENTES DE PIEDRA (O LADRILLO) ANTAÑO Y HOGAÑO