Al final de las maromas así movidas, y de las poleas correspondientes, para lograr la sujeción de las piezas, se pudieron utilizar tres tipos de sistemas diferentes: eslingas, holivelas y tenazas [Fig. 2].
Eslingas Los sillares pueden simplemente atarse, si bien dejarlos en su posición final ha de ser más dificultoso, debiendo calzarlos para poder retirar las cuerdas de sus caras. Las eslingas, simples lazadas de cuerda, pueden fijarse en caras alternas, sin ocupar la inferior. Pero en ese caso la presa de las cuerdas supone la necesidad de unos tetones, unos resaltes tallados en esas caras, de forma que las maromas no resbalen. Una vez situado el bloque en su lugar y retiradas las eslingas, los resaltes ya no son necesarios y suelen picarse, aunque no siempre, pues también se entendieron como sistema decorativo. Cuando se eliminan desa parece toda huella del proceso de izado. Pudo ser sistema utilizado en el acueducto sego viano, aunque la eliminación final de los resaltes no permita documentar su uso.
Holivelas Es un conjunto de piezas, dos o más —entre las que hay una que hace de llave—, unidas por un eje común; se introducen en un alvéolo, tallado al efecto en la cara superior de la pieza a levantar. Llegada esta a su posición, se retira el eje, se libera la llave y se saca el conjunto de la herramienta. Los retalles necesarios son, en este caso, alvéolos cuya sección longitudinal es de perfil vertical en forma de trapezoide, con el lado corto en la superficie del sillar. También puede tener uno de los lados en disposición oblicua, verti cal el otro, un hueco cuya base es mayor que su boca, en resumen. Dentro se mete la holivela, cuya forma, también trapezoidal, se ajusta a los dos lados, en la zona más ancha de la talla. Las medidas de la boca impiden que el instrumento pueda salirse, mientras no se retire su llave [Fig. 3].
fig. 3 Una holivela montada. Ejemplar de tres piezas llave, de perfiles
cuadrangulares y grosores regulares, en el centro. Su número permite acoplar el instrumento a tallas de diversos tamaños. El clavo funciona como seguro y cierre del conjunto, además de soporte del asa. Tiene también un pequeño pasador en el extremo distal para impedir que pueda salirse sin ser retirado previamente (pieza de la colección Ròmul Gavarró). Fuente: i. gonzález tascón e i. velázquez: Ingeniería romana..., p. 247).
ALGUNAS HUELLAS DE CONSTRUCCIÓN EN EL ACUEDUCTO DE SEGOVIA
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