Ventanas

VENTANAS

Siete poemas del adentro y del afuera

Gustavo Colorado Grisales Ilustraciones Juan Àngel/Diego Castro Voz Martha Alzate

VENTANAS Siete poemas del adentro y del afuera Gustavo Colorado Grisales Ilustraciones: Juan Eduardo Gómez Ángel Diego Castro Diseño: Juan Eduardo Gómez Ángel Lecturas en la voz de Martha Alzate escaneando el código QR

Palabras que sanan Una producción de La Cebra que habla

Fundación-taller creativo

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Índice I - Ventana II- Del tiempo III- Del cuerpo IV- Del amor V- Del silencio VI- De la poesía VII-Del árbol

VENTANA

Sin sobresaltos, sin revelaciones, sin aventuras ni vértigos.

A veces vibra, como el zumbido de un tábano que corteja a una flor amarilla en una tarde de verano.

Pero vuelve a instalarse en su sillón.

¿ Q¿Qué

hay de nuevo en su vida?

?Me

preguntan a veces

con cautelosa cortesía.

No vaya a ser

¿Y la vida aventurera de los poetas?

-Insisten, ávidos¡ Cuentos de poetas!

que me explaye en un relato minucioso. ¿Qué puedo decirles?

Mi vida, como la de casi todos, transcurre detrás de una ventana.

En realidad, la poesía sólo tiene una utilidad probada: aliviar el insomnio.

Y eso ya es mucho.

Pereira, julio de 2020, Año de la peste.

DEL TIEMPO

En la hendidura del alba un manojo de luz atravesado por una lanza herida: La mañana.

Llama leño que arde en el corazón del pájaro: La tarde.

Breve ensayo de la muerte agazapada detrás de los párpados: La noche.

Y otra vez el día atado a su noria escoltado por una procesión interminable de minutos.

Pereira, agosto de 2020, Año de la peste.

DEL CUERPO Ah… cerrar los ojos y abandonarse al silencio hasta escuchar el rumor de los pueblos que nos habitan cuerpo adentro.

En el sueño o en la vigilia se agolpan a las puertas del corazón y nos llaman a gritos en nombre del deseo del miedo del ansia del hambre

Son hijos del albor y la tiniebla

de la dicha.

marineros que van por nuestras venas en busca de su Ítaca.

Tienen nombres bellos estos pueblos: enzimas

Buscadores de oro que cavan cada hueso cada músculo

neuronas glóbulos hormonas

cada linfa.

Son un ejército de gnomos incansables Relámpagos y truenos

siempre a nuestro servicio.

en el horizonte infinito del cerebro.

Pero eso sí: a la hora de la muerte nos abandonan en tropel como los ocupantes de un barco que naufraga.

Pereira, septiembre de 2020- Año de la Peste.

DEL AMOR Al llegar la noche vueltas reposo calma sueño cabeza recostada sobre un pecho montoncito de ceniza.

A ese tránsito entre el ansia y la ceniza le llamamos amor.

La heráldica del deseo tiene su día y su noche: Cuando el día es apenas promesa dos ansias que se juntan se incendian se besan se tocan se estrujan se deshacen se rehacen se besan, se hacen líquidas se beben, se disuelven tocan la cima y desfallecen.

Pereira, septiembre de 2020. Año de la peste.

DEL SILENCIO -“En el principio era el silencio”-.

Si le prestamos atención el sonido del gong -persistente, eterno- nos enseña que el camino a la iluminación no es el de ida sino el de regreso.

En la alborada del alma escuchamos un gong eterno: Es el eco del propio corazón que anuncia el tiempo de la vendimia,

Que no es en el mundo sino en la propia casa donde alienta la sabiduría.

de los besos no dados.

De ahí la insistencia del gong: La hora del canto de las aves.

Ellas nos recuerdan con sus trinos

Su paciente llamado encierra las formas supremas del silencio.

que el silencio es anterior al mundo y nos aguarda allá muy al fondo de los trabajos y los días.

Pereira, diciembre de 2020. Año de la peste.

DE LA POESÍA Camino en puntillas por los huertos del sueño en la alta noche.

Es plenilunio.

Enhebro una plegaria Y otra vez se hace el milagro: Sacudo el árbol Y las palabras se desgajan Hasta mis manos Como frutos maduros.

Pereira, noviembre de 2020. Año de la peste.

DEL ÁRBOL Soy morada del silencio

Mis raíces saben hablar

hebra con la que Dios

con el vientre de la tierra

teje la noche.

y vuelven a lo alto con un puñado de misterio

Por mis venas viajan

entre los dedos:

innúmeros insectos esos diminutos avatares del tiempo que camina.

Cuando nadie me ve crezco me multiplico y me hago bosque

El alfabeto de los gnomos la cifra de la alquimia.

Cada mil años- en pleniluniouna gota de lluvia posada en una de mis hojas refleja la totalidad del universo.

pentagrama de pájaros.

Dura un segundo En mi abrazo se funden las criaturas: el aliento de las bestias

pero quienes contemplan el milagro son fulminados por la lucidez.

el aleteo del colibrí el sueño de los hombres.

A veces me doy en ofrenda a los hombres y me hago libro

casa barca puente hoguera crucifijo.

Al final saciado y ya sin fuerzas me tiendo a dormir y me hago polvo gusano tierra mineral: Alimento para otros árboles y otros hombres.

Pereira, octubre de 2020. Año de la Peste.

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