Programa Proyecto Fuerza Colectiva 2017-2018 Relato general Diagnóstico El aparato directivo de la Facultad (Decano, Dirección de Escuela, y sus influencias en los órganos decisorios como el Consejo de Escuela y Facultad) ha mostrado una capacidad para ordenar a un grupo importante de profesores y así impulsar un proyecto modernizador que consiste, básicamente, en aplicar el PDI desde una mirada europeizante y autoritaria que no toma en consideración la historia de nuestras instituciones, ni tampoco sus problemas inmediatos. En ocasiones, han hecho suyas ciertas demandas estudiantiles para procesarlas bajo su horizonte modernizador y no han dudado en articularse con parte del estamento estudiantil para sus cometidos, especialmente con aquellos sectores que comparten militancia con las fuerzas aliadas del Decano. En mayo de 2018 termina la vigencia del actual PDI y se deberá elaborar uno nuevo, lo que desde ya imprime desafíos importantes para la organización estudiantil. Los estudiantes, en nuestras formas organizativas y capacidad para influir en el destino de la Escuela, estamos pasando por un momento de reflujo que no es ajeno a lo que sucede con el movimiento estudiantil a nivel nacional. Hemos sido incapaces de construir una lectura global y un proyecto de Facultad alternativo al de Decanato y nuestro descontento solo es reactivo frente a avances de Harasic. La correlación de fuerzas en las que se ve inmerso el movimiento estudiantil es muy desfavorable si se le compara con los años que siguieron a los procesos de 2009 y 2011. La orgánica clásica de participación estudiantil, como son los colectivos políticos, asambleas de escuela y generación, consejo, comisiones, etcétera, están desgastadas y la mayoría de nuestros compañeros no ven en ellos un espacio fructífero, lo cual repercute en una crisis de la organización y de la política misma como una vía para enfrentar los conflictos al interior de la Escuela. En la misma línea de situaciones, hoy existe un problema transversal en nuestras formas de organización, pues reproducimos, sin mayor cuestionamiento, el machismo existente en la sociedad, lo que genera un espacio político masculinizado que tiene como consecuencia más palpable una escasa participación de mujeres en la política universitaria en general. Los problemas de mujeres se han venido tratando desde una perspectiva parcial y no como problemas que son de toda la comunidad.