Actinia (Anthothoe chilensis) © José Cañas Aravena Nunca esta demás mencionar que todos los organismos que viven en los roqueríos de la zona intermareal están vivos. Claro los picorocos y los choritos parecen muertos porque nosotros los vemos en marea baja y se mantienen cerrados para mantener la humedad, pero cuando la marea sube y quedan sumergidos, los picorocos se abren y comienzan a alimentarse de partículas que se encuentran en el agua, al igual que los choritos. ¡Todo esta vivo! Las estrellas de mar no están muertas, solo quedaron fuera del agua, y no por eso hay que llevárselas a la casa. Existe otro ser vivo de la zona intermareal y submareal rocosa típicamente conocido como poto de mar. Por su extraña forma el poto de mar o actinia o anémona generalmente es confundido con un alga pero en realidad es un animal, un invertebrado primitivo emparentado con las me-
dusas. Para protegerse del sol, las actinias esconden sus tentáculos, de ahí su nombre “poto de mar” pero tienen que acercarse a las pozas intermareales para apreciar como son en realidad. Viven adheridas al sustrato que puede ser roca, otro organismo o discos de algas pardas en general, además poseen unas células urticantes en sus tentáculos para capturar su alimento. Pero el sol no es la única preocupación de los invertebrados marinos, también deben evitar a los depredadores como los pilpilenes negros (Haematopus ater), maestros en alimentarse de moluscos o a las siempre astutas gaviotas dominicanas (Larus dominicanus). Un buen mecanismo de defensa es tener el cuerpo cubierto de espinas como los erizos de mar. También tener un cuerpo duro como una armadura como los chitones o los cangrejos es muy útil para evitar 56 © Fernando Olivares Chiang