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LA RECONQUISTA … de la historia.

Boletín de difusión cultural de los Jóvenes Revisionistas.

Año IV, nº 18

JÓVENES

REVISIONISTAS Gabriel O. Turone Presidente

Andrés Mac Lean Vicepresidente

Diego L. Mazzella Secretario de Relaciones Institucionales

En esta edición: -

“La derrota que salvó a América”, por Diego Mazzella.

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“El bronce tardío de los federales: una historia de campañas y héroes olvidados”, por Gabriel Turone.

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“Historia del día de la soberanía”, por Federico Addisi.

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“La defensa de la nacionalidad rioplatense: Andresito Artigas”, por Ignacio Pérez Borgarelli

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“Las bases de Alberdi como inspiración del modelo extranjerizante de la Generación del ´80”, por Paula Garibotto

¡Viva la Santa Federación! Diciembre de 2011, año 201 de la Libertad, año 195 de la Independencia y 182 de la Confederación Argentina.


Apodos y sobrenombres: un modo de llamar a nuestros dirigentes por Gabriel Turone La historia universal fue hecha por millares de hombres que, en tiempo y forma, han heredado un apodo o sobrenombre, sea por aclamación popular o por cuestiones meramente personales. Dentro de esta lógica natural, obviamente que no podían faltar los apodos de los dirigentes políticos nacionales que actuaron como federales y unitarios en el siglo XIX. Casi no se hace alusión, en los prosistas del liberalismo, el apodo Don Bartolo con que se lo conocía a Mitre desde las páginas de la revista “Caras y Caretas”, allá por el 1900. Menos divulgado ha sido el apodo Zonzo que recibió el creador del diario “La Nación” por parte del jurista Dalmacio Vélez Sarsfield. Por su parte, Juan Bautista Alberdi en medio de sus polémicas interminables con Sarmiento, no dudará en llamarlo a éste Trabajador Improductivo y Estéril. En una carta, el gobernador Rosas señala al sanjuanino como El Loco Sarmiento. Si de los unitarios o colaboradores de ellos nos acordamos, difícil olvidar a la hermana del general Lavalle, Chepita, cuyo verdadero nombre era Josefa Lavalle de Sáenz Valiente. El salvaje unitario Alejandro Dumas también le llamaba Pepa Lavalle, y, ya anciana, sus familiares la trataban de Mamá Chepita. Y durante el famoso Sitio de Montevideo (1843-1851), fue el general colorado Melchor Pacheco y Obes uno de los que viajó a París, Francia, para buscar la ayuda y solidaridad de los franceses ante el asedio de la ciudad capital por parte de las tropas de Oribe y Rosas. A Pacheco y Obes le quedó el mote de Vinagre. Por su fealdad y crueldad, el general Fructuoso Rivera fue denominado El Pardejón, y Don Frutos por parte de los indios guaraníes a los cuales, promediando la década de 1830, mandó asesinar o a exhibir en Europa como “rarezas” de nuestro continente. Entre los propios unitarios hubo infinidad de discordias cuando de “civilizar” al país se trataba. Así, Bartolomé Mitre le asignó el mote de Washington de Sudamérica al general Urquiza cuando éste, en réproba actitud timorata, no se jugaba por las montoneras federales o por apoyar a los unitarios que, con sus ejércitos de línea, los masacraban a aquéllos en el interior, colocándose por encima de las luchas internas. APODOS FEDERALES Veamos ahora los sobrenombres que tuvieron algunos de los más conspicuos funcionarios de la Confederación Argentina rosista, de acuerdo a una nota de León Benarós de 1968: “Los apodos tuvieron y tienen un auge duradero en la política argentina. Constituyen, inclusive, un arma de combate, que utiliza el ridículo como regocijante perdigonada. Desde los primeros tiempos del periodismo porteño, ya existieron. Algunos han sido salvados por la historia. Un cronista anota los apodos siguientes: “El señor don Tomás Manuel de Anchorena era designado con ¡Viva la Santa Federación! Diciembre de 2011, año 201 de la Libertad, año 195 de la Independencia y 182 de la Confederación Argentina.


el de Torquemada; don José María Rojas (y Patrón) con el de Zumaca; el doctor don Manuel Moreno con el de don Oxide; don Pedro F. Cavia con el de don Magnífico, etc.; el doctor don Felipe Arana con el de Campanillas y Batata; el doctor don Baldomero García con el de Mudo de los Patricios; don Nicolás Anchorena con el de Plata Blanca; el general Pacheco con el de Espuela; Rosas con el de Ancafilú y Oribe con el de Ciriaco Alderete…”. Agregamos, de paso, que el coronel Vicente González, máxima autoridad militar de la Guardia del Monte, era llamado graciosamente por Rosas como “Su Majestad Caranchísima”. Pero su sobrenombre más recordado fue “El Carancho del Monte”. Otro mote del que no se ha hablado casi, es el que recibió el coronel Francisco Sosa, quien fue conocido por Pancho el Ñato. Participó durante la época federal en las zonas aledañas a la Guardia del Monte e hizo con Rosas la Campaña al Desierto de 1833/34. Menos conocido resulta el sobrenombre de Balija que le endilgaron al coronel federal Manuel Delgado; al menos, así lo señala en sus Memorias el general unitario José María Paz. El coronel Delgado fue edecán del Restaurador de las Leyes por 1831. Hay dos más: el periódico “La Gaceta Mercantil” del 1° de enero de 1842, le llamó al general Pascual Echagüe –a la sazón, gobernador de Entre Ríos- Benemérito Ilustre Restaurador del Sosiego Público, justo después de la batalla de Caaguazú. Y en las islas Malvinas, el gaucho Antonio del Rivero fue reconocido en medio de su alzamiento de agosto de 1833 con el raro apelativo de Antook. Muchos de los apodos precedentes tal vez resulten curiosos y hasta prácticamente desconocidos para la mayoría. Nos acordamos de otros personajes más de la Federación –y posterior a la misma- que fueron reconocidos por sus famosos sobrenombres: 

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Ángel Vicente Peñaloza (general y caudillo federal oriundo de La Rioja): el “Chacho”. El pueblo de La Rioja capital lo recibió y aclamó, el 3 de marzo de 1862, como “Restaurador del Código de Mayo en el Norte” y como “Padre de los Pobres”. Felipe Varela (coronel y caudillo federal nacido en la provincia de Catamarca): el “Quijote de los Andes”. Gervasio Ortiz de Rozas (hermano del Restaurador de las Leyes): el “Cardo”. Manuel López (gobernador de la provincia de Córdoba durante el rosismo): “López Quebracho”. Juan Facundo Quiroga (brigadier general y federal riojano): el “Tigre de los Llanos” y “Libertador de la República Argentina”, tal como le llamó la viuda de Manuel Dorrego, Ángela Baudrix. Manuel Oribe (brigadier general uruguayo, presidente de aquel país y aliado de Juan Manuel de Rosas): el “Defensor de las Leyes”. José Gabriel Brochero (cura benefactor de la provincia de Córdoba y del noroeste, amigo de montoneros federales como José de los Santos Guayama): el “Cura Gaucho”. Juan Manuel de Rosas: “Tatita”, de su hija Manuela Rosas Terrero, y “Gran Americano” por la prensa mundial luego de su heroica resistencia contra la escuadra anglo-francesa tras la Guerra del Paraná (1845-1846). Otros nombres fueron “Héroe del Desierto”, por su papel civilizador cuando la Campaña al Desierto de 1833-34, o sino “El Exterminador de la Anarquía”, ¡Viva la Santa Federación! Diciembre de 2011, año 201 de la Libertad, año 195 de la Independencia y 182 de la Confederación Argentina.


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de acuerdo a una tela que lo representa luchando contra una serpiente de siete cabezas. Manuela Rosas Terrero (hija de Juan Manuel de Rosas): la “Princesa de la Federación”. Alguna vez, el general edecán Manuel Corvalán exclamó que Manuelita era la “2ª heroína de la Confederación Argentina”. Encarnación Ezcurra (esposa de Juan Manuel de Rosas): la “Heroína de la Federación”. Consumada la Revolución de los Restauradores, en octubre de 1833, Manuel Vicente Maza en carta al Restaurador le dirá que su esposa es la “Heroína del Siglo”. María Rosas de Baldéz (hermana de Rosas): la “mama Mariquita”. Victoria Romero de Peñaloza (esposa del caudillo riojano, general Ángel Vicente Peñaloza): la “Chacha”. Estanislao López (brigadier general y gobernador de Santa Fe): “El Patriarca de la Federación”. Este sobrenombre, no obstante, le debió corresponder, por antonomasia, a Artigas. José Gervasio Artigas (general de la provincia de la Banda Oriental): “Protector de los Pueblos Libres” y “Padre del Federalismo Argentino”.

Don Salvador de la Colina, hombre de añeja prosapia catamarqueña unitaria, desliza en una obra suya de 1920 algunos apodos que recibieron los gauchos montoneros que acompañaron al general Peñaloza y al coronel Varela en sus periplos de lanzas y galopes. Así, nos menciona a un gaucho llamado Gabriel Martínez, vecino de la familia de la Colina, el cual era carnicero y mandaba un cuartel de Caballería; le apodaban “Machorca”. Fue el artífice de una revuelta federal en la provincia de La Rioja, el 2 de febrero de 1867. Y en otro tramo del libro, habla de un oficial de Ángel Vicente Peñaloza que llevaba por sobrenombre “Calaucha”, protagonista de una secuencia que lo tuvo a maltraer al tío de Salvador, don Felicísimo de la Colina, cuando el montonero entró, con caballo y sable, al patio de su casa para arrestarlo. Durante la rebelión chachista, acontecida entre 1862 y 1863, aparece como uno de sus máximos representantes el gaucho José Carmona, quien tenía el alias de Potrillo. Otros dos gauchos montoneros que respondían a Peñaloza, hablamos de los hermanos Flavio y Pedro Pérez, eran llamados Los Perinos. Ambos, se levantaron en armas en el sur de Mendoza por abril de 1863. Por Caña Seca rememoramos al puntano general Juan Saá, de extensas campañas a favor del federalismo cuyano. Bibliografía -

Benarós, León. “El desván del Clío”, Revista “Todo es Historia”, Año II, N° 20, Diciembre de 1968. Castello, Antonio Emilio. “Caá-Guazú: la gloria efímera”, Revista “Todo es Historia”, Año IX, N° 107, Abril de 1976. Chávez, Fermín. “Iconografía de Rosas y de la Federación”, Tomos I y II, Editorial Oriente, 1970. De la Colina, Salvador. “Crónicas riojanas y catamarqueñas”, J. Lajouane & Cía Editores, Librería Nacional, Buenos Aires 1920. Duprey, Jacques. “Alejandro Dumas, Rosas y Montevideo”, Buenos Aires, Septiembre de 1942. Estrada, Marcos. “Martina Chapanay. Realidad y Mito”, Imprenta Varese, Buenos Aires 1962.

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Sáenz Quesada, María. “Encarnación y los Restauradores”, Revista Todo es Historia, N° 34, Febrero 1970. Sosa de Newton, Lily. “Diccionario Biográfico de Mujeres Argentinas”, Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, Abril de 1986. Zinny, Antonio. “Historia de los Gobernadores de las Provincias Argentinas”, Volumen IV (Mendoza – San Juan – La Rioja – Catamarca), Ediciones La Cultura Argentina, 1921.

Conferencia de Jóvenes Revisionistas: “Dr. Gaspar Rodríguez de Francia, Karaí Guazú” (23 de Septiembre de 2011) Retomando una de las más bellas actividades a la hora de revisar nuestra historia, Jóvenes Revisionistas brindó una conferencia el pasado Viernes 23 de Septiembre que giró en torno a la figura –misteriosa y sorprendente por igual- del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, personalidad que gobernó los destinos de la otrora sobresaliente República del Paraguay desde 1811 hasta 1840, año en que se produce su deceso. Fueron sus disertantes los señores Gustavo Salomón y Luciano Schwindt, ambos Vocales Titulares de la Comisión Directiva de Jóvenes Revisionistas. En medio de la elegancia que brindaba el Salón Oval del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”, la concurrencia puso toda su atención para escuchar a estos dos jóvenes que hacían sus primeros pasos en esto de otorgar conferencias sobre temas historiográficos. Si la memoria no nos falla, creeríamos que esta fue la primera vez que en Buenos Aires se iba a hablar sobre el Dr. Francia, una figura que la desgraciada Guerra de la Triple Alianza nos hizo olvidar casi por completo. El Dictador y su política social Rodríguez de Francia había nacido en Asunción el 6 de enero de 1766, y era hijo de García Rodríguez de Francia, quien prestó servicios militares en el gobierno español, y de María Josefa de Velasco y Yegros, nieta del antiguo gobernador de la Provincia. Era un erudito: fue maestro de Filosofía y Doctor en Sagrada Teología, títulos que obtuvo en la prestigiosa Universidad de Córdoba del Tucumán, de nuestro país. Luciano Schwindt expresó que el Dr. Francia “era una hombre que vivió austeramente”, y que en 1816, en un Congreso, “él fue elegido Dictador pero no como hoy se entiende a la palabra „Dictador‟, de modo peyorativo o negativo, sino como aquel hombre que, en un momento determinado, se mostraba como el más capaz de su país para gobernar en medio de un virreinato –el español- que estaba en decadencia y donde la anarquía se esparcía por todos lados”. ¡Viva la Santa Federación! Diciembre de 2011, año 201 de la Libertad, año 195 de la Independencia y 182 de la Confederación Argentina.


Dijo que, a comienzos del siglo XIX, el dictador era considerado como en tiempos de la antigua Roma, es decir, como un piloto de tormentas al que “se lo elegía en tiempos de emergencia”. Por lo tanto, al ser ungido Dictador a través de un Congreso y por aclamación popular, no se puede decir que el Dr. Francia “fue elegido con un golpe de Estado ni mucho menos”, sino legítimamente. Lo novedoso del Dictador Supremo y Perpetuo, tal el título que ostentó, fue que en los Congresos de 1813, 1814 y 1816 “dejó que participara la gente de clases bajas, populares”. Esto, en aquellos primeros años del siglo XIX, lo convirtió en “un político atípico” en América, puntualizó el disertante Schwindt. Un punto fuerte de su obra de gobierno en el Paraguay fue lo concerniente a la política social. Básicamente, el Dr. Francia se “dedicó a la infraestructura”, apuntó Gustavo Salomón. “Puso la primera fábrica de cal –prosiguió-, con la que se pudieron hacer hospitales, caminos, escuelas, etc.”. ¿Qué obras de infraestructura levantó el Dictador? Veamos: *) Reconstruyó casi totalmente Asunción, la capital del Paraguay, empobrecida por una ya paupérrima administración colonial que la dejó exhausta. *) Al Cabildo de Asunción se le agregaron dos plantas, siendo una de las más grandes edificaciones de su tiempo. *) Se levantó un cuartel-hospital, el cual era de avanzada. Éste cumplía con un doble propósito: de defensa, por un lado, y de salud, por el otro. *) Se construyó la plaza “San Francisco”, nombre que surge por estar ubicada justo detrás del convento de esa Orden religiosa (Franciscanos). Después de la Guerra de la Triple Alianza, se le modificó el nombre por el de plaza “Uruguay”. *) Se mandó construir la Catedral de Asunción. *) En 1828, fue construida la iglesia de los Dominicos. *) Se creó un increíble sistema de luminarias que insumía unas 1500 velas diarias. *) Para 1833, el Dr. Francia fundó la Primera Biblioteca Pública de Asunción, la cual tenía sus estantes de cristal y unos 5 mil tomos de libros. *) Fue emplazada la primera Fábrica de Instrumentos de América, espacio desde el cual se nutrían las bandas militares paraguayas, únicas en su época. *) Creación del Fuerte Olimpo, que funcionó como una guarnición militar que tenía material bélico de muy buena calidad. El nombre, tomado del Olimpo de la mitología griega, estaba fundamentado porque allí radicaba el poderío militar de la orgullosa República del Paraguay. *) Creación de un Astillero, hecho que permite dilucidar que Gaspar Rodríguez de Francia fue, tranquilamente, el creador de la Marina paraguaya. *) Se levantaron fábricas de armas, de cañones, de aceros, etc., etc.

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Los paraguayos pudieron jactarse, en ese entonces, de ser el único país en América donde todos sus habitantes, y especialmente los hijos de los campesinos, “sabían leer, escribir y contar”, expresó Gustavo Salomón. Sectores sociales y nacionalidad La Iglesia era vista por el Dr. Francia como “una oligarquía” en el Paraguay, por eso su función consistió en disminuir la influencia que aquélla tenía y ejercía en no solamente la sociedad sino también en las demás instituciones guaraníes. Con respecto a los indios, el Dictador Supremo mantuvo una relación paternalista con ellos; a cambio, Francia quería que las diferentes tribus les brindaran el mismo trato que recibían de parte de él. Cuando fue preciso, por ejemplo, combatir a los guaicurúes, lo hizo sin atenuantes, facilitándoles armas a otras tribus que los tenían como enemigos. Pero, en líneas generales, por lo antedicho al principio queda desmentida la versión falseada que ha llegado al presente, de que Gaspar Rodríguez de Francia era un ultimador de indios. Quizás hayan sido las “Estancias de la Patria” lo más revolucionario –y novedosoque implementó el Dr. Francia en su largo período como Dictador del Paraguay. Bajo este sistema, “no había latifundios ni terratenientes”, sostuvo Gustavo Salomón, quien agregó: “Los campos debían ser cultivados y trabajados por los propios campesinos y para el Estado. (Francia) decidía qué cantidad había que cultivar”. Mediante las llamadas “Estancias de la Patria”, Francia controló total y absolutamente la ganadería, el tabaco y la yerba-mate. Este modelo fue tan fructífero, que el mismísimo Doctor Francia el 3 de septiembre de 1830 ordena el sacrificio de toda vaca sin proceso, porque “las varias estancias de la patria están rebozando y no hay necesidad de multiplicar más y más, antes perjudica”. Como mentor de la nacionalidad paraguaya, hizo cerrar las fronteras del país, clausurando, de ese modo, las tinieblas de la guerra civil, que no la tuvo jamás el Paraguay. Y en ese encierro, forjó el Dr. Francia las particularidades, la idiosincrasia del terruño. Entre otras cosas, “consolidó el idioma guaraní, y creó la identidad del Paraguay”, dijo Luciano Schwindt. “Una anécdota famosa –prosiguió Schwindt- que marca la intransigencia del Dictador Supremo y Perpetuo, tuvo lugar en un Congreso cuando él puso sobre una mesa dos pistolas, agregando que „una es para el Rey Fernando VII y la otra para Buenos Aires‟”. Bajo esa tesitura, resistió las campañas militares del general Manuel Belgrano de 1811. Se dice que en ese tiempo ya tenía planes para levantar un nuevo país. Sabedor de que la soberanía se podía mantener solamente si se tenía un ejército capaz de resistir y contraatacar las incursiones más duras, el Dr. Francia se ocupaba de las estrategias de defensa y ataque. Algunas particularidades del ejército del Paraguay en su época, señalan que “el grado máximo era el de Capitán” y que Francia “destinaba el 80% del presupuesto anual al ejército”, manifestaban los disertantes. Con José Artigas lo distanciaron, más que nada, cuestiones de intereses más que ideológicas. Se dice, por ejemplo, que Gaspar Rodríguez de Francia solía importar armas que, no obstante, Artigas trataba de impedir le llegaran. Hay que agregar ¡Viva la Santa Federación! Diciembre de 2011, año 201 de la Libertad, año 195 de la Independencia y 182 de la Confederación Argentina.


que Francia y Artigas nunca se vieron personalmente si bien mantuvieron nutrida correspondencia entre sí. Era, ante todo, una relación de respeto. Otra personalidad de la época que lo respetó fue Manuel Belgrano, “al punto de llegar a firmar ambos algunos pactos en 1812. En cambio, Simón Bolívar tuvo varios encontronazos con el Dr. Francia, al punto tal que Bolívar quiso invadir al Paraguay”, continuó vertiendo Salomón. Como dato de color, el naturalista francés Aimé Bonpland, de paso por América del Sur, se quedó 10 años en el Paraguay y le gustó como lo llevaba políticamente Gaspar Rodríguez de Francia. Eso da una idea de lo bien que marchaban las cosas en un Paraguay que hoy es apenas una sombra de su antiguo esplendor.

Antecedentes y fundamentos del primer plan quinquenal del proyecto de la Revolución Justicialista por Paula Garibotto Desde la historia de todos los tiempos el pueblo y el Estado tuvieron una relación de interdependencia ya que no existe uno sin el otro y el Estado es la creación del pueblo que en él ve reflejada su representación. Es en Roma que deja atrás la tradición individualista griega, donde se plasma la idea de representación estatal en una sociedad colectivista a través de la figura del Cesar que era la personificación del Estado romano y en él se sustentaba todo el imperio. Posteriormente con la llegada del cristianismo se vuelve a la defensa del hombre revalorando la idea de individuo como base para la construcción de la sociedad y se crea la llamada “Democracia Constructiva” que es el equilibrio entre hombre y Estado en una conjunción armoniosa. El Primer Plan Quinquenal es implementado durante el primer gobierno de Perón como el cuerpo de medidas donde se desarrollaba la doctrina y la cultura humanista para ser transformada en acción. El Plan poseía un contenido inerte, ideológico, donde desarrollaba los aspectos de la vida argentina antes de la Revolución Justicialista. Se describe la situación de dependencia foránea que hacia limitar las conquistas sociales y las medidas de orden económico realizadas por la gestión de Perón como secretario de trabajo y previsión. Se destaca el papel del Banco Central que antes de ser nacionalizado era una organización al servicio de la banca internacional desoyendo los reclamos de una ¡Viva la Santa Federación! Diciembre de 2011, año 201 de la Libertad, año 195 de la Independencia y 182 de la Confederación Argentina.


mayor industrialización para terminar con el flagelo de la dependencia, como también era fundamental la defensa del capital patrimonial de la industria y el comercio en contra del capital extranjero. Dado el contexto internacional de post guerra se debía controlar nuestro movimiento de importaciones y exportaciones y el consumo interno dentro de nuestro sistema administrativo mediante la creación de la Secretaria de Industria y Comercio. También se destacaba la existencia de la Deuda Interna que debía saldarse dejando de lado los interese que se estaban pagando a nuestros deudores externos; además de la necesidad de reducir los impuestos más la importancia de un crédito argentino fuerte. La Revolución en el orden social tenía como principales lineamientos la organización del trabajo argentino y la organización del trabajo industrial. Esta organización se basaría en las relaciones armoniosas entre el Estado nacional, obreros y patrones con el fin de alcanzar el desarrollo económico para lograr la Justicia social en un marco de soberanía. Como medidas en cuanto a política social fue primordial la implementación del salario mínimo, vital y la promoción de la salud y del descanso como derechos inalienables. Para la concepción Justicialista era sustancial elevar la cultura social, dignificar el trabajo y armonizar el capital, y para ello había de crearse numerosas fuerzas sociales para el porvenir aumentando la riqueza y el trabajo. Las bases económicas para el bienestar social se basaran en la industrialización para aumentar la producción y a su vez aumentar el bienestar, y consecuentemente, con la distribución de la riqueza se lograría la estabilidad social. Otra piedra fundamental para la Revolución fue la colaboración permanente entre capital y trabajo como también la ampliación de la explotación de la riqueza organizándola para no caer en monopolios destacando la función regularizadora del Estado en la economía interna para solventar demandas y para facilitar el desarrollo de la industria y el comercio. El proyecto peronista se sustentaba en el conocimiento de la realidad del país para la elaboración del Primer Plan Quinquenal mediante la obtención de bases matemáticas mediante censos, estadísticas reales y completas en un programa sintético con el fin de estudiar los grandes objetivos y medidas para alcanzarlos. La estructura del Primer Plan Quinquenal se basaba en la gobernación del Estado en lo referido a política interna y externa, defensa nacional y economía en permanente coordinación. Todo lo anterior sumado al convencimiento del pueblo argentino para que la Nación se ponga de pie.

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Luis Alen Lascano, maestro del revisionismo santiagueño por Edgardo Atilio Moreno

El 25 de septiembre de 2010 los santiagueños perdimos a uno de los máximos exponentes de nuestra cultura. En ese triste día se nos fue don Luís Alen Lascano. Para quienes no lo conocieron, digámoslo de entrada nomás, cosa que no quede ninguna duda; el maestro Luís Alen fue un eminente historiador identificado con el revisionismo histórico; hispanista y católico declarado; investigador, maestro, y divulgador de los hechos de nuestra historia, enfocados desde una óptica nacional. Había nacido en Santiago del Estero, un 10 de octubre de 1930. Ejerció la docencia en varios colegios de nuestro medio y fue profesor por concurso en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Santiago del Estero. Siendo muy joven se unió al Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. Mas adelante, su solvencia intelectual le permitió formar parte de la Academia Nacional de Historia, así como de diversas instituciones prestigiosas, entre ellas la Academia Sanmartiniana. En lo político Lascano provenía del radicalismo irigoyenista y como tal adscribió al pensamiento de Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche y Homero Manzi. Fue candidato a diputado por el radicalismo en 1954 y 1958, y diputado nacional constituyente en 1957. Se desempeñó como diputado provincial en 1963-1966. Su obra historiográfica abrevó en autores de la talla de Adolfo Saldias, Vicente Sierra, Manuel Galvez, José Maria Rosa y Ernesto Palacio. Escribió numerosos libros, opúsculos y artículos, así como una gran cantidad de prólogos a libros ajenos. De su producción podemos destacar “Ibarra y el federalismo del norte”, libro en el que reivindica la figura del caudillo santiagueño, y que fuera premiado por la Comisión Nacional de Cultura del Ministerio de Educación Nacional en 1970. Igual mención, en esta apretada nota, merece su obra “Rosas, el gran americano” escrita en 1975. En ella Luís Alen Lascano traza una excelente síntesis de la vida de don Juan Manuel de Rosas, resaltando el enfrentamiento del ¡Viva la Santa Federación! Diciembre de 2011, año 201 de la Libertad, año 195 de la Independencia y 182 de la Confederación Argentina.


Restaurador tanto con la oligarquía portuaria como con la clase terrateniente durante el bloqueo imperialista. Su obra monumental, sin lugar a dudas, fue la “Historia de Santiago del Estero”; punto de referencia obligado de todo aquel que quiera estudiar el pasado santiagueño. Su importancia es tal que, como dijo el Dr. Raúl Lima, “en ella abrevaron legiones de alumnos del profesorado de historia, y todos nuestros profesores y licenciados de historia”1. Algún día se deberá hacer una adecuada reseña de su ingente producción, así como un concienzudo análisis de sus aportes. Digamos finalmente, y ya en el plano humano, que Luís Alen Lascano no solo fue un brillante historiador sino que también fue un distinguido caballero, amable y servicial con todos los que requerían de sus servicios. Justamente por ello fue director de numeroso tesistas, a quienes les brindo generosamente su apoyo y su biblioteca. Lamentablemente muchos de sus antiguos discípulos se olvidaron del gigante sobre el cual se montaron oportunamente y hoy alejados de su magisterio caminan henchidos de orgullo a pocos metros del terrenal suelo. Vaya entonces de nuestra parte el agradecido reconocimiento, y el justísimo homenaje, para aquel que providencialmente nos develó la verdad de nuestro pretérito y nos brindó la calidez de su persona.

Epopeya de la bandera en su bicentenario (1812-2011) Bandera criolla, bandera india, bandera gaucha de mi Nación; bandera de los desheredados que el rey Fernando emancipó: Azul y blanca te hizo Belgrano; la iglesia 'e Macha lo atestiguó. Bandera que San Martín los Andes junto a los cóndores atravesó para que todos emancipados fuéramos siempre Una gran Nación cristiana e hispanoamericana del Polo a Great Lakes del septentrión. Bandera de los libres de Artigas 1

Revista La Columna. Sgo del Estero. Abril 2011

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de Independencia y Federación del Paraguay de Fulgencio Yegros con sus hermanas so la punzó. También la banda cubrió al gran Chaco que a San Francisco nunca olvidó. Bandera de don Martín de Güemes que allá en el Norte fue un murallón; soldado 'e San Martín y Belgrano, pero de Artigas, continuador en las ideas que altoperuanos y tarijeños hicieron voz. Bandera de Facundo Quiroga de la defensa 'e la Religión. Después que Güemes se fuera al Cielo, de los federales fue el campeón; a los masones y sinvergüenzas con sus montoneros los topó. Bandera que llevó a los Desiertos del Sud Rosas en su expedición, que fue incluyente, no exterminista, y hasta el mapuche juró y guardó. De los morenos y de los indios, él fue su mayor benefactor. Bandera de la soberanía de nuestros ríos que pretendió luso, cipayo y realista, la inmunda Francia y Perfidia Albión, orgías de la masonería, las venció la Confederación. Bandera que estremeció en Caseros cuando echaron al Restaurador, y que en Pavón recular no quiso cuando Urquiza se retiró. La que resistió al lado del Chacho y que al Paraguay no lo infamó. ¡Viva la Santa Federación! Diciembre de 2011, año 201 de la Libertad, año 195 de la Independencia y 182 de la Confederación Argentina.


Bandera de los últimos gauchos que entre los indios permaneció, con la cual siguieron a Yrigoyen los radicales del Interior, y luego en el Octubre cristiano, con peón y obrero siguió a Perón. Bandera de la Virgen María que en las Malvinas resucitó. La negra turba fundió en su manto pa‟ devolverle su azul color. Fue Seineldín el abanderado de la epopeya que terminó.

por Matías Falagán

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La última página Crucigrama revisionista Dicen en el extranjero: Laurent de l´Ardeche:

La columna gris formará el nombre de un buque anglo-francés que participó en la batalla de Obligado. 1.“Provincia ...” / Nombre que le dieron los brasileños a la provincia oriental durante la guerra de 1825-1828. 2.Ministro de relaciones exteriores de la Confederación Argentina. 3.Militar y político oriental, presidente de Uruguay desde 1835 a 1838. 4.Militar argentino destacado en la guerra con el Brasil y asesinado luego de la batalla de Caseros. 5.Nombre de pila del jefe de la Mazorca. 6.Gobernador federal de Buenos Aires entre 1827 y 1828 7.Emperador del Brasil.

Archivo de Audio y Video “Roberto Rimoldi Fraga”: Su horario de atención es de Lunes a Viernes de 13 a 18 horas, a cargo del Sr. Damián Oviedo

Horarios de reunión: Miércoles de 18 a 20 horas en el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”, sitio en Montevideo 641, Capital Federal.

· Alquiler por unidad: $ 10.(Diez Pesos) · Se le pedirán nombre, apellido y número de DNI (Documento Nacional de Identidad). · También algún número de teléfono y/o celular. · Nombre de la película o disco compacto alquilado.

“Lo que hay de cierto es que el poder de Rosas se apoya efectivamente en el elemento democrático, que Rosas mejora la condición social de las clases inferiores, y que hace marchar a las masas populares hacia la civilización dando al progreso las formas que permiten las necesidades locales. La guerra de los gauchos del Plata contra los unitarios de Montevideo representa en el fondo la lucha del trabajo indígena contra el capital y el monopolio extranjeros y encierra para los federales una doble cuestión: de nacionalidad y de socialismo”. (Palabras de Laurent de l´Ardeche, diputado socialista francés, el 801-1850 en el parlamento francés. Publicado en “La Republique” de París el 9-1-1850 y en “La gaceta Mercantil” del 20-4-1850)

CONTACTO Correo electrónico: jovenesrevisionistas2005@hotmail.com Blog http://jovenesrevisionistas.blogspot.com

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