Por qué el estado de bienestar destruye a las personas (Teodore Dalrymple)

Page 1

Por qué el estado de bienestar destruye a las personas Teodore Dalrymple 11/10/2018 En el hospital en el que trabajaba como médico prácticamente ningún niño era hijo de padres casados, excepto los hijos de inmigrantes indios. Tal vez en algunos países la ausencia de vínculo matrimonial no importe, ya que los progenitores se esfuerzan por seguir juntos para no perjudicar a los niños. Pero en Reino Unido ese no era el caso. Cuando un adolescente británico cumple 15 años, es mucho más probable que tenga un televisor en su cuarto a que tenga un padre viviendo en casa. De hecho, el adolescente no habita un hogar tradicional; habita un hogar por el que desfila una serie cambiante de personas. Ese adolescente tiene en realidad tres progenitores: la madre, el Estado y la televisión. No estoy hablando de una minoría cuya situación es trágica, pero que carece de relevancia social. Más de la mitad de los niños británicos nacen fuera del matrimonio. Para un buen porcentaje de ellos, su modelo de familia consiste en una sucesión de extraños. Los novios de sus madres van y vienen, y lo más probable es que alguno o varios de ellos sean francamente desagradables. Un indicador de la destrucción de la vida familiar es el hecho de que una quinta parte de los niños británicos no come con otro miembro de su familia (o quizás debería decir: con otro miembro de su hogar) más de una vez cada dos semanas. Vale la pena analizar este hecho. Compartir mesa es seguramente uno de las formas de socialización más importantes, aunque sea algo elemental. El niño aprende a controlarse: tiene que compartir y esperar su turno, tiene que conversar en lugar de simplemente afirmar algo o expresarse con la mayor fuerza posible. En al menos una quinta parte de los hogares británicos, este tipo de relaciones no existen. En la cárcel en la que también trabajé, conocí a muchos prisioneros que nunca habían comido con alguien en su casa. En esos hogares (en los que, dicho sea de paso, a menudo ni siquiera hay una mesa a la que las personas puedan sentarse juntas, pese a que no faltan varias pantallas enormes de televisión) no se cocina; solo se calientan alimentos preparados en el microondas. A los niños se les deja coger comida de la nevera cuando tienen hambre. Lo que encuentran son alimentos dulces y grasos, que consumen frente a la televisión y que, no por casualidad, han hecho que estén entre los más gordos del mundo. Este patrón también ayuda a explicar el terrible hecho de que la gente tire tanta basura a la calle. Solía decirse que el hogar de un inglés era su castillo, pero ahora la calle es su comedor. Come casi tanto en la calle como en casa y, como es antisocial, arroja los desperdicios a su alrededor igual que una vaca en el campo. Este patrón de consumo antisocial, derivado de las ideas de los intelectuales progresistas, indica que estas personas no quieren aceptar lo obvio y no quieren enfrentarse a realidades desagradables, que cuestionen su opinión sobre el mundo. La explicación que ofrecen es que existen "desiertos alimentarios" en las zonas donde este patrón es prevalente. En otras palabras, que no hay tiendas en las que las mujeres puedan comprar alimentos frescos. Pero esto es lo mismo que empezar a construir la casa por el tejado. La razón por la que no hay tales tiendas es que nadie compraría en ellas si las hubiera. En las zonas donde viven inmigrantes asiáticos pobres, existen comercios que venden gran variedad de verduras a un precio tan barato que es muy difícil que una persona pueda llevarse a casa ella sola todo lo que puede comprar a cambio de lo que cuestan unos pocos


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.