(Pangrazzi, 1993, citado en Rimpoché, 2007) enumera una gran cantidad de tipos de pérdidas que son condensados en cinco bloques:. 1. Pérdida de la vida. Es un tipo de pérdida total, ya sea de otra persona o de la propia vida en
PERDÓN, DUELO Y REDENCIÓN. UNA PERSPECTIVA CLÍNICA INTEGRAL JOSÉ LUIS VALLE
Análisis
casos de enfermedades terminales en el que la persona se enfrenta a su final. 2.Pérdidas de aspectos de sí mismo. Son pérdidas que tienen que ver con la salud. Aquí pueden aparecer tanto pérdidas físicas, referidas a partes de nuestro cuerpo, incluidas las capacidades sensoriales, cognitivas, motoras, como psicológicas, por ejemplo, la autoestima, o valores, ideales, ilusiones, etc.
La sociabilidad resulta insoslayable al momento de tejer vínculos humanos, pues se trata de
3.Pérdidas de objetos externos. Aquí aparecen pérdidas que no tienen que ver directamente con
una dimensión vital para nuestros procesos de crecimiento y desarrollo interno y externo. Resul-
la persona propiamente dicha, y se trata de pérdidas materiales. Incluimos en este tipo de pérdi-
ta además una contención afectiva que nos permite reconocernos como parte de algo en
das al trabajo, la situación económica, pertenencias y objetos.
común: cultura, identidad, religión y nacionalidad. La pérdida temporal de estos vínculos institu-
4.Pérdidas emocionales. Como pueden ser rupturas con la pareja o amistades.
cionales y la incidencia de nuevas formas de representación externa, como aquellas que irrum-
5.Pérdidas ligadas con el desarrollo. Nos referimos a pérdidas relacionadas al propio ciclo vital
pen en el espacio de la vida social y la salud pública (Sars-Cov-2), repercute en la vida interna
normal, como puede ser el paso por las distintas etapas o edades, infancia, adolescencia, juven-
de las personas. Si la pérdida es radical y definitiva, como en el caso de la muerte, todas las
tud, menopausia, vejez, etc.
dimensiones de la persona se ven afectadas: dimensión física, emocional, cognitiva, conductual, social y espiritual.
El proceso de duelo se realiza siempre que tiene lugar una pérdida. La práctica de la psicología clínica, por lo tanto, tiene esa dimensión de “aliviar el dolor y mejorar
Para la persona resulta una gran tensión psíquica todas estas formas amenazantes externas.
la condición humana” (Stickland, 2001, citado en Cullari 2001, p. 2). Para ello es necesario todo un
Pues suele presentarse en la vida de las personas con la expresión de un solo polo de la afecti-
procedimiento de evaluación y tratamiento “como un proceso por el medio del cual se evalúan
va, (tristeza, desesperanza). Para superar estos estados internos producidos del ambiente que
las características, fortalezas y debilidades del individuo como base para tomar decisiones
hoy vivimos, dependen en gran medida de una psique con alto control de las emociones
sustentadas en la información.” (Gregory, 2001, citado en Cullari, 2001, p. 27). Si bien es cierto que
y de la afectividad. Cuando no está presente esta habilidad cognitiva, los estados
no todo el proceso de duelo requiere de una intervención profesional y que la gran mayoría de
afectivos pueden ser desbordantes. Por lo general la alteración afectiva se
las personas pueden adaptarse a la vida de nuevo a pesar de la pérdida, cabe señalar que la
presenta con la presencia continua y generalizada de un solo polo de
vida post duelo implica una serie de ejercicios cognitivos, afectivos y espirituales para mantener
la afectividad, (tristeza, desesperanza) en todo el espectro de la vida
una homeostasis (equilibrio) sobre sí mismo, hacia los demás y al ambiente/contexto.
de la persona, y si persiste en un periodo de tiempo prolongado. En ese escenario se presenta un gran componente somático, principal-
El contexto que estamos viviendo a nivel mundial, representa una oportunidad de volver hacia el
mente del sistema neurovegetativo: aceleración del ritmo cardíaco,
centro del corazón del hombre y de la mujer. Pues en medio del confinamiento parcial, está pasan-
problemas en el sistema digestivo, otros.
do algo inesperado, estamos aprendiendo abrir los ojos del alma. Aprender a mirar desde el corazón, pues se trata de aprender a escuchar algo de lo infinito. Esto es posible a partir de propio
La sensación de pérdida en todos sus niveles es un sentimiento en
conocimiento, una realidad poco practicada en la sociedad occidental. Ignoramos quiénes somos
común que todos/a estamos experimentando. Pues no esperába-
más allá de nuestros nombres, historias, familiares, amigos y alguna que otra pertenencia personal.
mos tal magnitud de las pérdidas humanas. Pues si nos detenemos
Aprender a ver hacia el centro del corazón, probablemente es una de las aventuras más difíciles y
a pensar desde una perspectiva más amplia, desde la historia de la
complejas de emprender en nuestra vida. Especialmente en este momento de nuestra historia
humanidad, por ejemplo, “la pérdida es un aspecto central de la existencia
donde la sensación de emergencia resulta una prioridad.
humana” (Rimpoché, 2007). Desde nuestro propio nacimiento discurrimos y exploramos en la vida una serie de vínculos y pérdidas, y avanzamos hacia la última y probable-
En suma, se trata de escuchar una llamada existencial e infinita a darnos un espacio continuo y sin
mente la más temida por la cultura occidental, la propia muerte y de quienes amamos en la
interrupciones para estar un momento a solas, y entregarse exclusivamente a “sentir y gustar
vida. Sin embargo, la pérdida como tal, no es ajena a la condición humana, es un elemento que
internamente de las cosas” (S. Ignacio). Esto a partir de la idea de quiénes somos realmente y saber
forma parte del relato bibliográfico de las personas. Es decir, es parte de nuestra naturaleza
como estamos. Se trata de iniciarse a pensar de forma integral, aceptando y considerando las
humana. De modo que, “considerar la muerte de una persona querida como un tipo de pérdida
diversas dimensiones que nos conforman. Agradecer los dones y virtudes que encontramos, así
como algo amenazante solo hacia al Yo , más que verla como algo único y totalmente diferen-
como también sorprendernos con las carencias que aparecen para empezar a asumirlas conscien-
te, nos va a permitir integrarla en un modelo más amplio de las reacciones humanas.” (Rimpo-
temente, sabernos perdonados/a, encarar lo que nos falta y lograr estar en equilibrio.
ché, 2007)
Referencias:
Cullari, S. (2001). Fundamentos
de
Psicología
Clínica. México: Pearson
Sue, D., Wing D. & Stanley, S,
(2012).
Psicopatología.
Comprendiendo
la
Conducta Humana México: CENGAGE Learnig
Rimpoché, S. (2007). Las pérdidas Anales vol.30 2007
y
Sis
sus
San
supl.3
duelos.
Navarra
Pamplona