2016
Valle del Rift, Eldoret, Kenia. 2.000 metros de altitud. Finales de julio. Kipruto, Kemboi, Kiprop han terminado de entrenar. Ajustan su forma para llegar a Rio en las mejores condiciones. Sierra Mágina, Huelma, Jaén. 1.000 metros de altitud. Finales de julio. Sebas regresa de entrenar, hace calor. Mucho calor. Chorreando sudor, pero con aliento. Va a estar unos días en su pueblo natal, para despedirse de sus familiares. El último ajuste lo hará unos días antes junto con su entrenador Villacorta en León donde lleva ya algunos años. La Ley establece que el 3.000 obstáculos es patrimonio Keniano. Desde Los Ángeles 84’ hasta ahora. De vez en cuando algún francés de origen africano, o un catarí (ex-keniano) intenta cambiar esa ley sin resultado alguno.
35 años de historia (1984-2018)
Los JJ.OO. de Rio comienzan el viernes, el domingo vuela rumbo a Brasíl. Flanqueado por compañeros, en una foto del diario Marca se le ve junto con Kevin López y David Bustos, de rojo y amarillo diseños Joma (españoles de Toledo) que patrocina a toda la selección. Sebas esta relajado. Mentalmente ha crecido. La vida en cada sorbo de aire. No pensar. Ese es el camino del guerrero. El último Samurai. Río, tiempo agradable, cielo alto, viento ligero. La humedad oscila entre el 70% y el 80%. El aire es difícil de respirar. Por primera vez en su vida Sebas se encuentra en la línea de salida para clasíficarse en la final del 3000 obstáculos y en unos JJ.OO. Ante un público tenso, llegado de todas partes del mundo, zalean a los atletas. Mekhissi el francés, de 1,90 m, es el vigente campeón de Europa, sabe lo que es derrotar a los africanos. Jagger el americano, de 1,88 m, en la Diamond League también ha derrotado a los africanos. Los keniatas las tres KKK, Kipruto, Kemboi, Kiprop, algo más pequeños, pero acostumbrados a correr de forma natural los obstáculos. Con unos tendones en los pies prodigiosos. Sebas les observa, les estudia. Quizá por la mente le pasan a modo de flash imágenes de Berlanas y Eliseo en 2000 (Sydney), y algunos anteriores que forman parte de la historia como Domingo Ramón y el granadino Sánchez Vargas en Moscú 1980. Todos ellos abrieron un camino y ahora el se dispone a formar parte del Olimpo. Atrás queda la mala experiencia de los juegos de Londres, cuando por el TAS tuvo que volverse sin poder competir, permitiendo que otro atleta el catalán Mullera lo hiciese. Pero en estos cuatro años le ha servido para madurar, ya no es el jovencito que corría muy bien.
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