en 1934 la Academia Nacional de Dibujo Claroscuro al Natural, en la que hubo de participar activamente la pintora hondureña Teresita Fortín. El Poder Ejecutivo se interesa por el proyecto y establece, mediante el Acuerdo No.47, de fecha 11 de agosto de 1934, una subvención de L. 1 25.00 en apoyo del referido establecimiento. Posteriormente, Zúniga Figueroa se dedica a las artes gráficas y a la política, por cuyo hecho, aunque nunca dejó de pintar, no lo hizo en forma exclusiva. Su obra suma unos 300 lienzos, algunos de ellos expuestos en Guatemala, El Salvador y Estados Unidos. Durante 1 939 hizo una muestra personal en Tegucigalpa, la que tuvo mucho éxito y fue para él una especie de consagración. Zúniga Figueroa recibió el Premio Nacional de Arte Pablo Zelaya Sierra en 1951. Como hemos dicho, la especialidad de Figueroa son los retratos, ejecutados dentro de un estricto realismo. Durante la época de mayor actividad pintó numerosas figuras de la sociedad hondureña, pero lo que más le atrajo y en lo que tuvo señalados éxitos fue representar a los próceres de nuestra Independencia. A este respecto es notable su cuadro “Francisco Morazán” que se exhibe en uno de los salones del Palacio del Distrito Central, en Tegucigalpa. Al final de su carrera artística Zúniga Figueroa hizo también realismo folclórico pintando a vagabundos, alienados mentales, mendigos y todos aquellos personajes que son algo así como el reverso de toda la sociedad humana. Por desgracia, gran parte de las obras que hizo de este tipo —las que sumaban un buen número— se quemaron durante un incendio en 1959.
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