ALGORITMO PERIODÍSTICO PÁGS. 6-7

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Página 10 / Marzo-Abril de 2022

Marzo-Abril de 2022 / Página 11 otra treintena de marrazos, metal contra metal; el reloj ya contabilizaba en desfavor.

Jesús Galván / León, México

Todos los demás, en derredor: mecánicos, asistentes, jefes, reporteros. A metro y medio pasan los autos de la competencia hacia sus talleres, dos metros más allá, tras la valla, los fanáticos “se comen las uñas” y quieren entrar a los pits a ayudar.

¡Pum!, ¡pum!, ¡pum!... el martilleo contra el fierro sobresale entre las órdenes de los jefes y la algarabía de los acelerados mecánicos alrededor del auto 262 del piloto ecuatoriano Javier Serrano, quien tenía unos segundos de arribar a la zona de pits para los arreglos y ajustes necesarios con el fin de seguir en la competencia, luego de la etapa sobre terracería recién concluida.

–¡Tenemos cuatro minutos! –gritan de nuevo. Pero en contra. –¡Dame el tubo más grande –y le pasan un fierro de unos 70 centímetros de largo. Lo colocan y otro mecánico se sube en él y con su peso brinca ligero buscando no caerse e intenta aflojar algo, como cuando un ciudadano común cambia la llanta de su auto e intenta desatornillar los birlos pegados de las llantas.

ESCANEA… ¡y sorpréndete!

Un grito contenido con un “¡mmj… ough!” se percibe tras el fuerte golpe del marro en la mano del hombre que, acostado boca arriba, apalanca con una llave inglesa la horquilla delantera izquierda del auto en su esfuerzo por sacar el perno de ½ por 2 pulgadas de largo capado, torcido y atorado en su orificio, luego del impacto de la rueda del carro contra el piso en uno de los tramos recorridos este domingo en León en el Rally de las Naciones Guanajuato 2022. Al bajar, Serrano, consciente de lo que sucedía declara: ‘Contentos, se nos rompió un perno por ahí, pero con este gran equipo como es VP Garage lo arreglan enseguida y…”, pero nunca imaginaría que el séquito de asistentes asignado para el mantenimiento de su vehículo en esta ocasión tardaría más del tiempo oficial establecido para volver a los caminos. Los esfuerzos denodados del mecánico debajo del coche por extraer el tornillo comenzaron luego de que los demás miembros del staff habían concluido sus labores de cambio de ‘gomas’, aceite, filtros, empaques, ajuste de fierros, revisión del motor, chequeo exterior e interior del carro, entre otros. Solo él faltaba. Con un espacio reducido de 50 centímetros de alto tras levantar el vehículo con el

Fotos: Jesús Galván

En un segundo, el equipo levanta el auto con el gato hidráulico, quita las 4 llantas y como hormiguitas van y vienen con herramienta en mano para afanarse en su labor.

Desde que arribó el auto al taller hasta que pudieron sacar el perno de la horquilla pasaron más de diez minutos.

UN TORNILLO SACA CANAS VERDES A LOS MECÁNICOS DEL RALLY

¡‘RÁPIDOS’ Y FURIOSOS! Nunca antes un equipo de 15 hombres había peleado tanto con un pequeño trozo de metal gato hidráulico y asegurarlo con las torres, con el marro en su mano derecha asesta más de 50 golpes al tornillo de acero reforzado que se resiste a abandonar su posición.

–¡5 minutos! –grita el encargado de llevar el cronómetro para la salida ‘a tiempo’ de Serrano para rodar en el Rally. –No estés presionando, carnal –le contesta el sufrido y concentrado operario. –¡Dos minutos! –se oye de nuevo y el tiempo ya presiona al equipo.

–¡Ya súbanse al auto –grita el jefe de mecánicos al piloto y su navegante Juan Fernando Sánchez (yerno de Javier). La lucha entre el tornillo y 5 mecánicos más se “vuelve encarnizada”. Mientras uno en cuclillas coloca un tubo entre la horquilla y el chasis, otro al ras de piso mete otra palanca en los metales, un cuarto ayudante forma palanca tobillo con tobillo en los pies del “martillero” y uno más está expectante en lo inmediato para lo que se necesite. Le acercan una llave, le alejan otra, meten las

Tras 8 minutos más, por fin el tornillo cede, sale botado al momento que el joven se dobla, y con un rictus de dolor exclama un perceptible “¡Aahh!”, se pone de pie adolorido de mano y pierna y se aleja. Otro hombre toma su lugar debajo del sistema de la llanta. –“¡Tuerca, tuerca! –exclama al momento que el perno es cambiado por uno en óptimas condiciones; lo aprietan y enseguida giran otro tipo de instrucciones: –¡Suéltale!, ¡aguanta!... ¡aquí está!

–¡Alto, alto, alto!, ¡frena el coche! –¡Fuera todo, fuera todo! –patean llaves, desarmadores, tornillos, la caja cle.

manos para ayudar; uno más mueve la masa para que no estorbe, pero… ¡nada!

Con la matraca, un hombre con barba de candado ajuste el sistema de frenado.

En tanto, Javier sentado ante el volante se mesa el pelo. Mira desesperado a Juan.

–¡Quita esas llaves de enfrente del vehículo!, ¡mueve el tubo!, ¡baja el cofre!

–¡Tiempo! –resuena la voz en los oídos de los presentes, que no dan crédito de que la cuenta regresiva finalizó. ¡Un tornillo juega en contra del equipo ecuatoriano y empieza a ser parte importante en el retraso de su cronómetro!... Los chavos cambian de posición. Un mecánico más joven y alto se acuesta y tira

–¡Pásame la llanta! –¡La torre!, ¡cada quien una torre!... ¡prende el coche, prende el coche! Se escucha el ruido de la pistola hidráulica que atornilla los birlos, la ignición al ‘llavazo’ y el rugir del motor con un chirrido de llantas en la salida de Serrano.

Vuelve la aparente calma. A pregunta expresa, el jefe de mecánicos dijor: “¡No, esto solo representa unos 40 segundos de retraso!”.

DESESPERACIÓN.- A la der echa, la cara de Javier Serrano lo dice todo. Un tornillo hacía ver ‘las de Caín’ al equipo.

Las caras de la tripulación del equipo VP Garage es de insatisfacción, hicieron el mayor esfuerzo.¡Nunca antes un tornillo había ‘valido’ tanto! El costo se reflejaría en la posición del auto 262 de Serrano en la tabla general de competencia.


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