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Relajante venenoso
by Jose Angel
De todos es sabido que el fumar causa daño a la salud de cualquier persona. Si, además, el que padece este vicio es un deportista, pues doblemente perjudicial, pero si encima se fuma inmediatamente después de un sostenido y gran esfuerzo físico, el tabaco se convierte en auténtico veneno para el inconsciente fumador.
A continuación les voy a relatar la barbaridad más grande, creo yo, que he cometido en toda mi vida deportiva, bien es cierto que pocas veces pero en alguna ocasión la realicé.
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Todos ustedes saben que durante varios años fui jugador-entrenador del Guadalcanal CD. Algunos están informados de los enormes cabreos futboleros que me cojo en caliente, en el momento que las cosas no ruedan como yo quiero, pero muy pocos conocen la tamaña atrocidad que cometía conmigo mismo en los descansos de los partidos, cuando, siempre según mi criterio, estábamos haciendo el ridículo en el campo de fútbol. Resultaba que, mientras todo el personal se metía en la caseta y se tomaba su refresco correspondiente, yo me metía corriendo en el almacén que estaba situado al lado de los vestuarios, me encerraba por dentro para que nadie me viera, sacaba un paquete de tabaco y una caja de cerillas que tenía allí escondidos y no me fumaga un cigarrillo, me lo comía prácticamente. Transcurrido un par de minutos, cerraba el almacén y me dirigía tranquilamente hacia los vestuarios, eso sí, un poco más relajado, pero con el corazón y los pulmones a punto de estallarme, y una vez en ellos, intentaba corregir los defectos que habíamos padecido en el primer tiempo.
Con las broncas que siempre les he metido a los jugadores en lo referente al tabaco, fijense la cosa tan linda que yo llegúe a realizar.
Antonio Murillo