Editorial Chileno Nunca fueron 30 pesos Por Daniel Antonio Soto Pincheira, Felipe Eduardo Bahamondes Osses, Rodrigo Enrique Muñoz Farías, Renate Abigail Pinninghoff Águila e Victoria Belén Padilla Cabezas – estudantes do Curso de Jornalismo da Universidad Austral de Chile
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n 1980, plena dictadura cívico militar (19731990), se redactó una Constitución que durante los últimos 40 años ha definido el funcionamiento de la política, la economía y la sociedad en Chile. El objetivo de la Constitución y el rumbo de la política ha sido asegurar el modelo económico neoliberal evitando cambios sustantivos. Lo que en otras constituciones se consideran derechos económicos y sociales, en esta, se establecieron como «libertades», determinando así que la orientación del sistema público ponga primero la libertad de ofrecer servicios por parte de los privados. Un ejemplo fue la demanda de fin al lucro en la educación el 2006, la cual tuvo respuesta tras 10 años de protestas. Era octubre de 2019 se anunció una nueva alza al transporte público en Santiago. 30 pesos que un estudiante de secundaria evadió. Del salto a un torniquete al acuerdo constitucional, los estudiantes fueron el motor de una nueva movilización ante el descontento social que, a partir del cántico “Evadir no pagar, otra forma de luchar”, acabó sumando al resto de la población. “La educación es un derecho, no un negocio” han gritado los estudiantes en las movilizaciones. La primera vez que se les vio en la calle fue en 2006 con la denominada revolución pingüina. La derogación de una ley surgida en la dictadura que permitía el negocio en la educación fue el impulso que tuvo la movilización para exigir una educación de calidad. En 2009 la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) fue reformada por la actual Ley General de Educación ¿Responderá a la calidad? Pasan los años y las peticiones no cambian: garantizar el derecho universal a la educación es el objetivo que vela por el reconocimiento y valoración de la diversidad, el acceso de las clases sociales, étnicas, religiosas, de género y de nacionalidad. Esta situación va de la mano con la desigualdad económica, expresada en las pensiones de jubilación. Un artículo publicado en el diario El Mercurio el año 2000, titulaba que los “chilenos se pensionarían con el 100% de su sueldo en 2020” gracias a las Administradoras de Fondos de Pensiones de Chile (AFP). Pero vimos lo contrario. Los jubilados deben recibir bonos o demandar a las administradoras. ¿Qué falló?, Se argumentaba que el sistema de reparto estaba quebrado debido a que creaba una deuda hacia el Estado y las pensiones no eran altas. Con estos argumentos nacería, el 14 de octubre de 1980, con el Decreto de ley 3500 y de la mano del economista José Piñera, hermano del actual presidente, el sistema de las AFP. El modelo era simple, el empleado cotizaba un cierto porcentaje de su sueldo a su administradora y esta lo invertía en la bolsa o en distintas empresas. La ley 18.137 dio inicio “al declarar y no pagar”, iniciándose las lagunas previsionales; el fondo E se implementó como protección a los trabajadores para que no tuviesen pérdidas, pero ocurrió lo contrario. Además, con los multifondos se creó el fondo A, siendo este el que
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presentó más pérdidas en los últimos años. Obviamente, las AFPs no se hacen cargo ellas, sino el trabajador. Para las Fuerzas Armadas y de Orden, en cambio, existen sistemas como la Caja de Previsión de la Defensa Nacional (Capredena) y la Dirección de Previsión de Carabineros de Chile (Dipreca), con pensiones mucho más altas. Además, los ingresos de las mujeres no solo son inferiores respecto de los hombres, sino que la edad de jubilación también difiere. En relación a lo anterior debemos recordar que la lucha feminista no es nada nuevo ¡Cuidado el machismo mata! Los femicidios ocurren -lamentablementecon mayor frecuencia: 412 víctimas de femicidios entre 2010 y 2019 ¿Y el sistema judicial? Antes de marzo de 2020, el femicidio sólo era considerado cuando el asesinato era realizado por quien es o ha sido el esposo, conviviente o tuviesen un hijo/a en común. El movimiento feminista demanda una educación no sexista, igualdad de género, derecho a un trabajo estable, digno y seguro, además de mayor participación política y reformulación del delito de violación. Pues, enfrentar el acoso callejero y caminar solas por las calles, simplemente ya no es una opción. Por lo mismo, la paridad de género en el proceso constituyente sería un logro más de la lucha que las mujeres han llevado a cabo por décadas. La discusión por una nueva constitución también abre un debate sobre la plurinacionalidad. Históricamente el pueblo mapuche ha batallado por el reconocimiento y la autonomía. Pero las políticas neoliberales facilitaron la apropiación de territorio ancestral por parte de grandes grupos económicos, quienes se apropiaron del bosque nativo ubicado en el centro-sur del país, y lo reemplazaron por monocultivo de pinos y eucaliptus. La constitución actual no garantiza una educación ambiental, tampoco reconoce y garantiza mecanismos de protección y resguardo para quienes defienden el ecosistema, por lo que muchos activistas -en su mayoría pertenecientes a pueblos originarios- se ven desamparados. Es más, el Estado de Chile -a través de la ley antiterrorista- ha criminalizado la lucha social mapuche y deslegitimado sus demandas, poniendo el verde del dólar por encima del verde paisaje. A esto se suma que el pasado 22 de septiembre el gobierno confirmó la decisión de no sumarse al acuerdo de Escazú, que vela por derechos como el acceso a la información, la participación pública y justicia en asuntos ambientales. El Gobierno de Piñera argumentó que el país ya cumple lo estipulado en el acuerdo. Pese a que desde la institucionalidad se tildó a quienes se rebelaron contra el alza de 30 pesos en 2019 como grupos vandálicos, se inició así un proceso que tendrá un capítulo fundamental con el plebiscito del 25 de octubre. Se abre una ventana para que los derechos de las personas empobrecidas y endeudadas, las relaciones de género, pueblos originarios y el medio ambiente, eventualmente, tengan por primera vez un lugar en la mesa de uno de los países más neoliberales del mundo… Nunca fueron 30 pesos.
CONTRAPONTO Jornal Laboratório do Curso de Jornalismo – PUC-SP