Este librito procura hacer una discusión franca y constructiva de la carrera de Jesús como, está manifestada en los Evangelios. No hay crítica técnica de los orígenes, aunque el que lo escribe ha sacado sus propias conclusiones sobre muchos puntos que se mencionan incidentalmente. Los ocho capítulos fueron pronunciados como discursos populares en julio de 1906 ante un auditorio compuesto de ministros y un cuerpo grande e inteligente de otros obreros cristianos. La asamblea pidió la publicación de los discursos. Se espera que, como publicaciones, sean útiles a algunos que desean una presentación Positiva de la carrera de Jesús a la luz de la ciencia moderna, y en plena simpatía con la posición que se da a Cristo en los Evangelios. No se procura aquí decir la historia de la vida de Jesús, excepto cuando es necesario hacer un breve resumen para la interpretación de aquella vida. Antes bien se llama la atención al movimiento y poder climatérico en la carrera de Jesús. Las fuerzas históricas de esa vida parecen mezquinas desde un punto de vista, pero la corriente es profunda y rápida. Se presentan claramente los puntos decisivos en la vida de Cristo, acentuando menos otras cosas, a fin de que se sienta mejor la lucha titánica que Jesús tuvo que trabar con la tiranía* y el fanatismo eclesiástico. Si el lector puede así "realizar" a Jesús, hallará los Evangelios luminosos con una nueva luz. Se omite aquí toda la tablazón de la erudición, para que toda la atención del lector se fije en Cristo, quien luchó por la libertad humana en el más heroico de todos los conflictos. Ganó la libertad del espíritu humano al costo más alto posible. Ahora los Gentiles pueden en verdad ver a Jesús sin meter en pánico a ningunos predicadores. Todo el mundo puede ahora ver a Cristo, si es que los hombres tienen ojos para ver. "En medio de vosotros está uno a quien no conocéis" (Juan 1:26). Podría añadir que por veinte años he estado enseñando a estudiantes de Teología “Las cosas de Cristo.” No doy bibliografía, pero mis agradecimientos a los grandes escritores sobre la Vida de Cristo son demasiado numerosos para que los mencione. Sin embargo, no puedo menos que confesar que debo muchísimo a la enseñanza sin par de Juan A. Broadus en esta institución. Pero los mismos Evangelios han sido mi inspiración principal en este estudio. A. T. Robertson, Louisville, Ky., Septiembre, 1907
*** CAPITULO I.
LA CONCIENCIA MESIANICA DE JESUS "Este es mi amado hijo, en quien tengo mi complacencia" (Mat. 3:17).