Informe de Población Mundial 2012 del Fondo de Población de Naciones Unidas:

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conceptivos que las mujeres en posición económica más holgada, lo cual pone de manifiesto la necesidad de orientar los programas hacia comunidades de bajos recursos. En África al sur del Sahara, las mujeres pertenecientes al quintil superior de riqueza tienen probabilidades tres veces mayores de utilizar anticonceptivos que las ubicadas en el quintil más bajo (Gwatkin et al., 2007). Los críticos de la planificación de la familia en ciertos lugares aducen a veces argumentos culturales para explicar la falta de utilización; no obstante, las mujeres en ambos quintiles son miembros de la misma sociedad. La mayor diferencia entre usuarias y no usuarias es que algunas tienen acceso a la información, tienen mayor posibilidad de opción como consecuencia de su mayor nivel de riqueza y de educación y pueden poner en práctica su deseo de tener menor cantidad de hijos. Corresponde a las mujeres con necesidad insatisfecha de métodos de planificación de la familia una proporción de casi cuatro de cada cinco embarazos no deseados (Singh and Darroch, 2012). Otros factores que contribuyen a los embarazos no deseados son: utilización incorrecta o no sistemática de un método anticonceptivo, lo cual tal vez se deba a insuficiente información o inadecuado asesoramiento, e interrupción del uso de un método sin reemplazarlo con otro método (Singh and Darroch, 2012). En el mundo en desarrollo considerado en su conjunto, la utilización de métodos modernos por mujeres nunca casadas es muy inferior a la utilización por mujeres casadas, salvo en África al sur del Sahara, donde las mujeres tienen una gran necesidad de doble protección, contra el embarazo y contra las infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH, y los condones son el método predominantemente utilizado por mujeres no casadas (Singh and Darroch, 2012). Los datos también confirman la necesidad de contar con servicios acogedores para los adolescentes y los jóvenes. La cantidad de embarazos de adolescentes de entre 15 y 19 años de edad de familias pobres es más del doble de la correspondiente a las jóvenes del mismo grupo de edades pertenecientes a familias en buena posición económica (Gwatkin et al., 2007). Esas disparidades se agravan por el hecho de que las niñas pobres tienen mayores probabilidades que las niñas ricas de estar casadas, de carecer de educación y de estar malnutridas, y también de

tener partos prematuros o recién nacidos con peso inferior al normal. En los últimos diez años no pudo observarse mucho progreso en 22 países de África al sur del Sahara en cuanto al acceso de las adolescentes a los servicios, pues una de cada cuatro niñas adolescentes tiene necesidad insatisfecha de planificación de la familia (United Nations, 2011c). En todas las regiones, las adolescentes casadas tropiezan con mayores dificultades que las mujeres de más edad para satisfacer sus necesidades de servicios anticonceptivos (Ortayli and Malarcher, 2010). Pero las mujeres jóvenes nunca casadas también tropiezan con dificultades para obtener anticonceptivos, debido en gran medida al estigma asignado a tener actividad sexual antes del matrimonio (Singh and Darroch, 2012).

el uso de anticonceptivos reduce las tasas de aborto Según un reciente estudio del Guttmacher Institute (Singh and Darroch, 2012), de la cantidad de embarazos no deseados que ocurrirán en 2012, estimada en 80 millones, unos 40 millones terminarán en aborto. Los embarazos no deseados que terminan en aborto, en su mayoría, son consecuencia de que no

Una agente de educación sobre salud perteneciente a una unidad móvil, visita un hogar en Gabarone, Botswana. ©Panos/Giacomo Pirozzi

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