El reino de las pesadillas

EDITORIAL ARAMANTA

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COLECCIÓN INFANTIL EDITORIAL ARAMANTA Primera Edición 2021 CRÉDITOS: EDITOR EN JEFE: Katherine Rivera

JEFE DE REDACCIÓN: Daniela Marín

DIRECTOR CREATIVO: Jorge Estrada

DIAGRAMACIÓN: Laura Avelar

ILUSTRACIONES: Neri Gómez

Dedicatoria Dedico este pequeño libro a todos los niños por qué tienen una imaginación extraordinaria y crean grandes mundos en sus mentes

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El reino de las pesadillas

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abía una vez, un par de hermanos que se llevaban muy bien, pasaban juntos la mayoría de tiempo y compartían todo.

El hermano mayor se llamaba Eduardo y el menor se llamaba Carlos. A Carlos le gustaba escribir cuentos de ficción y a Eduardo le gustaba salir al parque a pasear con su perro, y luego sentarse a escuchar los cuentos de Carlos.

El hermano mayor se llamaba Eduardo y el menor se llamaba Carlos. A Carlos le gustaba escribir cuentos de ficción y

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a Eduardo le gustaba salir al parque a pasear con su perro, y luego sentarse a escuchar los cuentos de Carlos.

Un día, Eduardo entró corriendo a la cocina, y sin querer golpeó un plato con galletas que su madre había preparado, tanto Carlos como su madre al escuchar el ruido, corrieron a ver lo que había sucedido.

- ¿Qué es lo que ha sucedido? - Preguntó su madre.

Eduardo estaba muy asustado de decir la verdad, ya que sabía que su madre iba a castigarlo, así que decidió mentir.

- Ha sido el perro madre, él quería alcanzar las galletas y ha tirado el plato.

- Les he dicho muchas veces que el perro no debe entrar a la cocina, llévalo al

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patio ¡hoy dormirá fuera!

Los hermanos llevaron al perro al patio. Carlos estaba molesto con Eduardo, él sabía que Eduardo mentía. Después que dejaron al perro en el patio, fueron a su habitación. Carlos ya no era capaz de callar su molestia, así que pregunto a Eduardo: - ¿Por qué mentiste? - preguntó Carlos golpeando a Eduardo en la cabeza con el cuaderno que traía en sus manos.

- ¡No mentí, en realidad el perro rompió el plato! – gritó Eduardo, mientras colocaba las manos sobre su cabaza después de haber sido golpeado por Carlos.

-No te creo- respondió Carlos- sé cuándo dices mentiras, ¡no es justo que mamá castigara a nuestro perro por tus acciones!

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En ese momento, Eduardo estaba muy molesto por que su hermano no confiaba en sus palabras. Indignad y señalando el cuaderno que llevaba Carlos en las manos, gritó: - ¡No mentí! ¡Si estoy diciendo mentiras, que el cuento que has escrito en ese cuaderno se haga realidad!

De la nada, un estruendo se escuchó y espantó a los hermanos.

Luego de un momento, la madre de los niños subió a revisar si ya estaban dormidos y los encontró perdidos en sus pensamientos. Sin entender qué pasaba, les ordenó ir a la cama y dormir.

Normalmente, Eduardo siempre se quejaba de dormir temprano, pero esta vez, su corazón se llenó de alegría al saber que debía ir a dormir, podría dejar pasar lo sucedido y el siguiente día todo volvería a ser como antes y su hermano volvería a ser su mejor amigo, así que cerró los ojos y se dispuso a descansar.

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No había transcurrido mucho tiempo, cuando escuchó que muchas voces murmuraban; trató de ignorar el sonido y seguir durmiendo, pero sintió cómo algo le picaba la cara. Cuando abrió los ojos, vio a un montón de niños que vestían de la misma manera, con llamas azules sobre la cabeza, y lo miraban con especial atención.

- ¿Quiénes son ustedes? - Dijo Eduardo con una voz temblorosa. Cuando dijo esto, los niños se miraron entre sí y, seguidamente, uno de ellos tomó de la mano de Eduardo y lo levantó de golpe.

- ¡Corre! Sin mediar más palabras, todos los niños comenzaron a correr como locos llevando a rastras a Eduardo. Corrieron durante mucho tiempo hasta que llegaron a una cueva, los niños miraban hacia todos lados, como si estuvieran asustados por algo.Después de un rato, parecía que los niños ya habían terminado de revisar los alrededores y todos entraron en la cueva.

- ¿Qué está pasando? ¿Quiénes son

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ustedes? ¿Dónde estoy? - Preguntó Eduardo, no entendía lo que estaba pasando, solo cerró los ojos unos momentos y al abrirlos de nuevo, todos se habían ido, estaba solo con un montón de desconocidos. Los niños se vieron unos a otros, un poco confundidos.

- Eduardo, ¿No sabes quién es el rey de palabras vacías? – preguntó el niño amablemente.

- Tu llama se apagó, ¿El rey de palabras vacías te hizo eso? – Dijo uno de los niños. Ellos parecían sentir pena por Eduardo, y sus palabras lo confundían, pero enseguida entendió que se referían a las llamas azules que llevaban sobre la cabeza.- ¿Mi llama? Yo nunca he tenido una llama en la cabeza, y ¿Quién es el rey de palabras vacías? – Dijo Eduardo.

Los niños abrieron los ojos con asombro y empezaron a murmurar entre sí: - “Un defectuoso” “Nació sin llama”- Uno de los niños miró con molestia a todos y dijo:

- ¡Oh! Eso explica el por qué no sabes sobre él y estabas dormido tan tranquilo en el bosque. ¡El rey de palabras vacías es un malvado mentiroso!, un día vino a estas tierras y puso todo de cabeza, este era un reino pacífico, pero él se llevó a todos los líderes con engaños y jamás supimos de ellos, desde que él llegó a este lugar debemos vivir en la oscuridad- Explicó el niño.

-No, yo no soy de este lugar, jamás había escuchado sobre ese tal reyRespondió Eduardo

Eduardo pensó que nada tenía sentido, recordó que le había dicho a Carlos que, si eran mentiras sus palabras, el cuento se volvería realidad, pero, él jamás imaginó que en verdad eso pasaría, ¡Todo esto fue causado por decir mentiras! ¿Cómo podía volver a su casa ahora? Tenía que encontrar una manera de volver y hacerlo pronto.

- Callen, todos somos iguales sin importar los defectos – Luego, habló dirigiéndose a Eduardo con una mirada simpática. - Nosotros somos soldados de llamas azules y este es el reino de - Soy Eduardo- Respondió

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-Disculpe, ¿Cómo puedo volver a mi hogar? – preguntó Eduardo con miedo a no obtener una buena respuesta.

- ¡Claro! Hay una forma de llegar a cualquier lado. Solo debes ir al bosque del revés, el gran señor del lago puede llevarte a donde lo desees, no te será difícil encontrarlo, solo debes ir al lago. Solo ten cuidado y por nada del mundo debes ir al abismo del ¡Whaaa!

- ¿El abismo del Whaaa? – Dijo Eduardo.

-Si, al lado del abismo vive el rey de palabras vacías, si él te atrapa, definitivamente te lanzará al abismo, y jamás podrás volver a tu casa.

Uno de los niños acompañó a Eduardo al bosque del revés, pero cuando faltaba poco para llegar el niño se detuvo y dijo:

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-No puedo ir más lejos, desde aquí debes ir solo, solamente debes seguir caminado y en unos minutos estarás ahí. Recuerda que es el bosque del revés, y todo lo que hay en él está al revés, ¡Cuidado con lo que dices!

El niño habló tan rápido que Eduardo no entendió muy bien lo que dijo, pero cuando quiso pedirle que lo repitiera, vio que había desaparecido.

Sin más opciones, Eduardo siguió caminando, y al poco tiempo se encontró con algo que no podía creer. ¡Un bosque literalmente al revés! el suelo estaba arriba y el cielo abajo. Eduardo se sentía aterrorizado, no sabía cómo debía cruzar, y los soldados de llamas azules no le explicaron nada de eso.

Armado de valor, cerró los ojos y dio un paso hacia el frente, esperando no caer en el cielo, para su sorpresa ¡podía caminar sobre él! A cada paso, sentía que el corazón le iba a explotar por el miedo, pero luego de un rato se acostumbró.

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Avanzó por el bosque y encontró muy rápido lo que buscaba, el lago estaba sobre una casa de madera, era sorprendente ver cómo el agua no se caía estando de esa manera, pero en fin, nada tenía sentido en ese lugar.

Tocó la puerta, y un señor de avanzada edad salió a atenderlo. -Buenas nochesdijo el anciano, Eduardo pensó que era raro escuchar eso, ya que aún era de día. - Buenos días señor, ¿usted podría ayudarme a volver a mi hogar?

– Respondió.

El señor sonrió e hizo un gesto, indicando que lo siguiera. Eduardo estaba muy feliz por que pronto estaría de nuevo en su casa.

Antes de la puesta de sol llegaron a un gran palacio. Los guardias abrieron las enormes puertas, y al ingresar, se encontraron con un hombre sentado en un trono. Eduardo al ver esto sintió que algo andaba mal. El señor del lago se dirigió hacia el hombre diciendo: - ¡Gran rey de palabras vacías! Este niño me ha pedido volver a su casa mientras estaba en el

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bosque del revés, como usted entenderá, él no desea volver ¡Jamás! Cuando el señor del lago dijo esto, Eduardo entendió lo que el niño quiso decirle. Ahora todo estaba mal y lo primero que se le ocurrió fue salir corriendo de ese lugar, pero el rey, al ver su acción, se levantó del trono y grito: - ¡Atrapen a ese niño! ¡Arrójenlo al abismo del Whaaa!

Eduardo corrió lo más rápido que pudo, pero muy pronto lo atraparon y lo llevaban hacia al abismo. Dos de los guardias lo tomaron y sin dudarlo ni un segundo lo arrojaron.

Mientras caía, Eduardo solo pensaba en que jamás vería de nuevo a su hermano ni a su madre, y que nada hubiera pasado si tan solo no hubiera mentido. Antes de estrellarse contra el fondo del abismo cerró los ojos, y sintió cómo chocaba contra el suelo, pero, no fue tan grave. ¡Aún seguía vivo! Abrió los ojos y vio que estaba en su habitación, su querido hermano aún dormía y el sol aún no salía.

Todo había sido una pesadilla.

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Por la mañana, Eduardo confesó a su madre lo que había sucedido con el plato de galletas, y prometió jamás volver a mentir y ser responsable de sus actos.

FIN

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Un niño llamado Eduardo, por accidente comete un error, por miedo a confesar a su madre lo que había pasado decide mentir y culpar a su perro.

Por la noche, su conciencia culpable lo transporta a un mundo de fantasía que su hermano menor había escrito, el reino de las pesadillas, ahí se encontrará con situaciones extrañas que le ayudan a reflexionar.

De 3 a 10 años