Cardenche

Page 1

6 flama

V I D A U N I V E R S I T A R I A / Música 1 de julio de 2009

El cardenche lentamente se apaga ante la indiferencia de las nuevas generaciones, poco interesados en este canto folclórico, testimonio de una época y un sentir anterior al reparto agrario de los años treinta que tiene como su último reducto un ejido lagunero donde se sostiene la esperanza.

El cardenche una recuperación en proceso JOSÉ JUAN ZAPATA PACHECO

S

apioriz, Durango.UNO // “ …en realidad nosotros aprendimos porque oíamos a los anteriores y les pedimos que nos enseñaran de lo que ellos sabían, pero no nos enseñaron todo, no alcanzaron, pero ahí fue cómo aprendimos nosotros … ” Don Lupe Salazar dice esto con su voz grave y pausada, y luego toma un respiro afuera de una casa. El sol de abril golpea con fuerza las calles sin pavimentar de este ejido de la Comarca Lagunera, lugar donde todavía se respira un aroma a tradiciones. Se trata del último reducto de la canción cardenche. Este recóndito rincón del norte de México es guardián de los últimos cantantes de un estilo musical campesino que carece por completo de acompañamiento instrumental.

Se trata de un canto polifónico, a tres voces, con largas pausas que se intercalan en el fraseo musical. Un canto surgido de las largas horas de sol en las haciendas de La Laguna, que ahora lucha contra la desaparición. De los años setenta a la fecha el cardenche ha sido objeto de estudio y de registro por parte de diferentes instancias, como el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) cuya fonoteca editó el disco Tradiciones musicales de La Laguna, la canción cardenche. También por parte de la Unidad Regional de Culturas Populares de Conaculta, que han publicado el cancionero La canción cardenche, tradición musical de La Laguna y el disco Canción cardenche, así como por musicólogos independientes como Montserrat Palacios y Héctor

Lozano Chavarría, quien compiló en un disco las cardenchas de La Flor de Jimulco, Coahuila. Sin embargo, esto no ha impedido que el cardenche lentamente se apague ante la indiferencia de las nuevas generaciones, poco interesados en este canto folclórico, de “gente mayor ”, testimonio de una época y un sentir anterior al reparto agrario de los años treinta. Si uno suma las edades de Lupe Salazar, Antonio Valles, Genaro Chavarría y Fidel Elizalde, el resultado fácilmente sobrepasaría los dos siglos. Los cuatro habitan en Sapioriz, una población del municipio de Lerdo, Durango, a una hora de distancia del área metropolitana de Torreón. Todavía a inicios de la década de los noventa, el cardenche se cantaba también

en una población de Coahuila, La Flor de Jimulco, del municipio de Torreón. Sin embargo, con la muerte de los cardencheros de este ejido, los señores de Sapioriz son los únicos que conservan en sus gargantas y en su memoria el registro de este patrimonio cultural. El reconocimiento y la difusión del cardenche llegaron a un punto culminante el pasado 9 de febrero, cuando recibieron de manos del presidente Felipe Calderón el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en la categoría de Artes y Tradiciones Populares. Este galardón, promovido por la Unidad Regional de Culturas Populares de Torreón y su director, Francisco Cázares, abre cauces que permiten pensar en una posible recuperación, ya que la repercusión del premio ha generado mayor interés no sólo a nivel nacional, sino en la propia comunidad de Sapioriz, donde los cardencheros esperan contar con una especie de museo y centro cultural para enseñar su canto. DOS // De los orígenes del cardenche poco o nada se sabe. Los musicólogos destacan la ornamentación vocal barroca, de índole profundamente europea y colonial, aderezada con elementos melódicos propiamente mexicanos y un lirismo propios del siglo XIX. El musicólogo Roberto Portillo apunta en su texto incluido en el disco Tradiciones musicales de La Laguna, la canción cardenche


Música / V I D A U N I V E R S I T A R I A 1 de julio de 2009

(INAH): “Podríamos considerar el origen de este género como de la época colonial; sin embargo, no podemos aseverarlo decididamente pues, si bien presupone ornamentación propia de la época referida e incluso obedece de diversas maneras a los cánones de la interpretación del Renacimiento y el Barroco, manifiesta, tanto en la línea melódica como en el texto, un señalado lirismo, arquetípico de las expresiones románticas del siglo XIX. Esta última característica tiene tanta importancia como las antes mencionadas pues determina ya sea un origen más próximo o la última etapa en una metamorfosis de un género antiguo cuyo origen desconocemos ”. Por otro lado, Francisco Cázares, director de la Unidad Regional de Culturas Populares de Torreón, tiene sus propias consideraciones en torno al origen del canto y del repertorio. “Hay una cuestión que maneja mucha gente, que dice que la canción cardenche es

un canto de La Laguna. En realidad, creo yo, aquí más que el origen es el reducto. Este canto en el siglo XIX se encontraba presente en todo el noreste del país. Hay lugares de Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Zacatecas y Durango donde se interpretaba. Y con el paso del tiempo se fue perdiendo en estos lugares y quedando aquí, se fue conservando, de manera que hoy por hoy nada más aquí se interpreta. ” En efecto, el fenómeno de inmigración que desarrollaron las poblaciones de la Comarca Lagunera, sobre todo a finales del siglo XIX, hace que el cardenche pueda ser el resultado de una mezcla de tradiciones. En su introducción al libro La canción cardenche, tradición musical de La Laguna el investigador Vicente Mendoza apunta que una de las cardenchas más famosas, “Ya me voy a morir a los desiertos ”, es idéntica en su letra a una canción popular de San Luis Potosí, “El álamo de Parras ”. “Hay varias canciones que son antiguas, que las encuentras musicalizadas en

otras partes de la república ”, explica Francisco Cázares. “Es por ello que la canción cardenche no es un género, es un estilo de interpretación. ” La excepción a este origen inmigrante podría ser el repertorio que se interpretaba en La Flor de Jimulco, los llamados “corridos acardenchados ” que abrevan de historias y temas de esta región y sus poblaciones, como La Flor, Sombreretillo, Picardías y la Hacienda de Avilés (hoy Ciudad Juárez, Durango). Sin embargo, la verdad para los cardencheros es que fue una enseñanza que recibieron de sus mayores, una verdadera tradición oral que se transmitió de generación en generación, cuyo próximo eslabón se encuentra por ahora roto. Don Antonio Valles es otro de los cardencheros de edad avanzada cuyos nietos llegan hasta él y toman su mano para besarla o ponerla en su frente. En medio de esta aureola de respeto rememora el origen de su gusto por el canto. “Yo estaba chiquillo y sin ningún interés de canciones.

flama 7

Me sentaba ahí con mi papá y le preguntaba yo: ‘Oiga papá ¿de dónde saca usted tanta canción? una y otra y otra ’. Y luego me dice: ‘Hijo, yo te canto canción cardenche día y noche sin repetirte una canción ’. Tenía él un libro, todavía yo lo llegué a ver, de pura canción cardenche. Pero una hermana mía, se metió de hermana, al evangelio (sic), y le prendió fuego a todo … se acabó. Total que ese libro ni lo leí, ni supe qué canciones tenía, pero otras sí se me las grababa, porque se les oía a él. No es fácil de aprenderlas, yo le oía varias, pero de tantas se me grabó una o dos o tres cancioncillas. ” Prueba del carácter oral de la tradición es el hecho de que la anterior generación de cardencheros, la que grabó en los años setenta el disco del INAH, conocía y cantaba un aproximado de ochenta temas. Antonio, Fidel, Lupe y Genaro, la actual y última generación, conoce e interpreta sólo la mitad de ese repertorio. “¿Cuántos años habrá que se murió don Bernabé Favela? ”, se pregunta repentinamente don Lupe Salazar. “Unos cuatro o cinco años, por ahí. Ese señor era de La Loma (población cercana a Sapioriz) y sabía canciones. Él nos enseñó una y nos quiso enseñar otras. ‘Vayan, para enseñarles más ’, nos decía. Y la verdad es que no le pusimos mucha atención, no nos poníamos de acuerdo y no íbamos. En una de esas nos llevaron a Veracruz, allá duramos unos tres días, y en esos días se murió el señor, y se llevó eso que nos iba a enseñar. ” La pérdida de la canción cardenche ha arrastrado consigo también otra rica tradición que es la representación de pastorelas, pastorelas que se interpretaban con versos acardenchados, en


8 flama

V I D A U N I V E R S I T A R I A / Música 1 de julio de 2009

la noche del 24 de diciembre, en Sapioriz y La Flor de Jimulco. “Ya no se animan y hasta le hemos hecho lucha para ver si los muchachos quieren ”, explica don Lupe. “Un día los hicimos que entraran, formamos la pastorela un año, y les hicimos sus máscaras y les conseguimos su capa y un sable … Al último había un baile ahí en la esquina y se fueron así vestidos al baile, y nos dejaron, y perdimos todo eso que les habíamos conseguido (risas). ” En torno a la pastorela también existe un libro editado por la Unidad Regional de Culturas Populares, Las pastorelas, tradición escénica de La Laguna que recoge el texto de las antiguas pastorelas representadas desde inicios del siglo XX en Sapioriz y La Flor de Jimulco, así como dibujos alusivos al vestuario de pastores, diablos y rancheros en la escenificación. Francisco Cázares explica que la pérdida es un proceso natural que se viene dando desde el reparto agrario de los años treinta, en que el campesino dejó de depender de las haciendas para su trabajo y comenzó a obtener movilidad y libertad, transformando su vida cotidiana. “El acceso a la educación, el acceso a tecnología, el rollo de la tierra, empieza a cambiar la vida de esas comunidades ”, apunta. TRES // A decir de los propios cardencheros, el nombre del canto proviene de una cactácea típica en la región, cuyas espinas al perforar la piel son muy dolorosas ya que cuentan con una especie de dentadura que hace dolorosa su extracción. “Es como el amor, como una espina clavada en el corazón: aunque se saque, el dolor queda durante mucho tiempo ”, menciona una célebre frase del cardenchero Francisco Beltrán que recogiera el investigador Vicente Mendoza. Es un canto también conocido como “de basurero ”, “de borrachitos ” o “laboreñas ” por los contextos en que surgió y se interpretaba en los llamados “basureros ” en las afueras de los ejidos, en la labor del campo y siempre al calor de los tragos de

aguardiente, preponderantemente el sotol. Precisamente la musicóloga Montserrat Palacios ha destacado en un estudio la relación entre el alcohol y la voz de los cardencheros como un vínculo natural para la interpretación de estas canciones de “amor y de desprecio ”, como les gusta llamarlas. “Pero trigueñita, cada vez que me acuerdo lloro / quién tiene la culpa / usted que me abandonó ”, se canta en “Al pie de un árbol ”, mientras que “A las dos de la mañana ” dice: “A las dos de la mañana salgo a buscar a mi amor / pero luego que la encuentro ella me dice que no ”. Como ya se ha mencionado, la polifonía en el cardenche es un aspecto muy destacable, dada la enorme dificultad que implica el ensamblar tres voces en diferentes alturas, incluso para músicos entrenados. “No es como agarrar una guitarra y acompañarse, no es eso, es más trabajoso, es más difícil ”, apunta don Lupe Salazar, cuya voz es la del registro grave, conocida como “arrastre ” o “marrana ” por analogía con los sonidos de este animal. Don Antonio Valles interpreta la voz “primera ” o “fundamental ”, la que en el mayor de los casos

guía la canción, mientras que Fidel Elizalde o Genaro Chavarría están a cargo del registro agudo, la voz conocida como “contralta ” o “requinto ”. “Son canciones de lamento, de tristeza, porque ellos no vivían alegres como nosotros ora estamos. Ellos sufrían mucho. A mí un señor me platicaba que una vez venían del cerro, de tallar pita, a las cinco de la tarde, con su cesto de pita. Y que se arranca el compañero con una canción, recio, allá por el cañón, por el cerro. Y le dicen, ‘oye, y por qué tan alegre, si venimos hasta sin almorzar a esta hora, hasta que véndamos la pita ’. Y contesta: ‘pues por eso, ¡para que se me olvide el hambre! ’ Eso quiere decir que sí sufrían ”, narra don Lupe. CUATRO // Antonio, Lupe, Fidel y Genaro han tenido oportunidad de mostrar su canto en numerosos foros de la república mexicana y Estados Unidos. Han sido invitados en varias ocasiones al Distrito Federal, lugar donde, a decir de ellos, “les agotan el repertorio ”. También es constante su presencia en festivales de la Comarca Lagunera e incluso participaron en el Fórum Universal de las Culturas.

“Se burlaban porque andábamos cantando la canción. Pero nosotros nos hemos paseado lo que ustedes no se imaginan, hemos andado en casi toda la república mexicana, paseándonos, comiendo bien y durmiendo en camas que nunca habíamos dormido ”, explica don Antonio Valles. Cantar para el presidente en la residencia oficial de Los Pinos es una experiencia que recuerdan con mucho cariño, pero también sirvió para plantear y hacer pública una petición que viene rondando su cabeza desde hace un tiempo: la creación de un museo o centro cultural en Sapioriz para guardar todos sus reconocimientos y enseñar su canto a las nuevas generaciones que muestren interés. Dice don Lupe Salazar. “Queríamos eso, porque en la casa se van a perder y el día que nos acábemos nuestros hijos van a echarlos a la basura o los van a quemar, porque así se usa, porque así es: ya cuando se acabe el viejo tiren eso. Entonces nosotros queríamos un museo para que se queden como prueba de que anduvimos, de que Dios nos ayudó con todo eso y que sea un orgullo de toda La Laguna. ” Por lo pronto los cardencheros, gente de campo que todavía se dedican a las labores agrícolas cuando no están de viaje por algún lugar de México cantando, mantienen la esperanza de que se construya este museo y que se les otorgue una especie de beca o pensión que les permita pasar tranquilamente sus últimos años: “Una pensioncita, para poder vivir los días que nos quedan, pues también ya no nos quedan muchos ”, indica don Lupe, con una sonrisa. Don Lupe se explaya en su deseo de que el cardenche persista. “Se está viendo que hay mucho interés, no sabemos si será por el homenaje que nos dieron o no, pero sí pensamos que Sapioriz se va a llenar de cardenche, creemos que va a haber interés. Hace dos o tres días estuvimos en el río y se nos arrimó un grupo de muchachos que querían enseñarse, ojalá y ahí salga de perdido uno. ”


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.