Vigilad, orad, resistid
11. Defensa de la Fe
El 20 de septiembre de 2016 el papa Francisco realizará una nueva reunión interreligiosa en la ciudad de Asís, para conmemorar los 30 años de la primera. Estaremos así ante el 5º encuentro de Asís presidido por un papa. Juan Pablo II presidió tres de ellos: • el primero tuvo lugar el 27 de octubre de 1986, con motivo del Año internacional de la paz promovido por la ONU; • el segundo en 1993, durante la guerra de los Balcanes; • y el tercero, propuesto al día siguiente de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos, tuvo lugar el 24 de enero de 2002. El papa Benedicto XVI convocó una reunión de las religiones por la paz, con motivo del 25º aniversario del primer encuentro, el 27 de octubre de 2011.
1º Gravedad de estas reuniones con las falsas religiones. Estas reuniones interreligiosas entre la verdadera religión, y las demás religiones, a las que ya no quiere darse el calificativo de «falsas», es una de las cosas que más dolor y perplejidad produce en los católicos, sobre todo porque hace prescindible o facultativa la persona de Nuestro Señor Jesucristo, único Dios verdadero y único Redentor de la humanidad, y porque atenta contra el carácter divino de la Iglesia católica, única arca de salvación. Por eso la Iglesia condenó siempre los diferentes intentos pasados de tales reuniones ecuménicas. Baste, por ejemplo, leer la condenación que la encíclica Mortalium animos, del papa Pío XI, lanza sobre ellas: Muchos anhelan hoy ver a las naciones cada vez más unidas entre sí por una fraternidad universal… Cosa muy parecida se esfuerzan algunos por conseguir en lo que toca a la ordenación de la Nueva Ley promulgada por Jesucristo Nuestro Señor. Convencidos de que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ello esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes, e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles y cristianos de todo género, y hasta a aquellos que apostataron