Introducción al budismo zen japonés

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La Interdependencia de Todos los Seres y Cosas, es otra ley natural o Dármica percibida por los Lúcidos que pone límites a la ambición y como iremos viendo, facilita el entendimiento de lo que es el deseo, de una manera natural, realizando la comprensión de las relaciones y la compasión para los errores. La infelicidad y el sufrimiento son efectos del desconocimiento, de la inexperiencia, la falta de Práctica consciente unas veces e inconsciente otras, de los asuntos o leyes o enseñanzas que voy describiendo que llamamos Darma. Pensamiento, sentimiento y acción, han de estar unificadas para que se realicen grados de armonía, acuerdo, compatibilidad entre todos los seres pero hay que comenzar por unificar el propio cuerpo y la propia mente y dentro de esta mente, la mente superficial y egótica con la mente cósmica y natural. No fiarse de las divisiones infantiles de buenos y malos, y así podremos percibir más allá, en la zona de ni discriminación ni no discriminación que a primera vista parece inexistente. Esta anécdota nos servirá para explicar que lo bueno para uno puede ser malo para otro. Todo lo discutible, opinable, opcionable, ya lo expliqué, conduce a diferencias y conflictos. Lo indiscutible es que el fuego quema y el agua moja. Cuando se preguntaba a un Maestro cómo podía definir el Zen, contestaba: “beber cuando se tiene sed, comer cuando se tiene hambre”. Si te guías por la experiencia indiscutible, tu mente se organiza conforme a ESO. Eso es la auténtica Forma. Es necesario pasar por una trans-formación, una metamorfosis. La anécdota era, la llamaré así, la de “El señor de los gatos”, a cuya mujer le encantaban y tenía varios en casa. Por el contrario a él no, y cuando ella no estaba les pegaba y asustaba, metía ruido, les tiraba con cosas a la vez que decía “bonitos, bonitos, bonitos...” Al cabo de varias sesiones, cuando la pareja entraba en casa y el señor decía ¡bonitos, bonitos...!, los gatos volaban para extrañeza de la señora que veía la buena disposición del hombre. Este ejemplo nos sirve para insistir en que lo bueno, la afición a los gatos puede ser insoportable para otros. Nos sirve también para ver la astucia del hombre a quien no le interesan los conflictos con la mujer pero atiende a sus propios gustos condicionando a los gatos como se nos condiciona a los humanos o a los animales domésticos o de circo, asociando palabras a hechos. Para los gatos ¡bonito! era igual que ¡Patada!¡Fuera de aquí! También nos sirve la anécdota para ver en ella que la apariencia de las palabras, que es lo que observaba la mujer, no corresponde a la memoria y a la experiencia asociada de los gatos, cuya significación de los sonidos (lenguaje) variaba dependiendo de la experiencia sufrida. Aquello de cada cual cuenta la feria... Cuanto mejor dotados de memoria, más condicionamientos se pueden adquirir. Hay ejemplos formidables. Algunos de ellos son así: los delfines pueden reconocer muchas órdenes y ser adiestrados para detectar, desarmar, interferir artefactos explosivos bajo el agua y también colocarlos. Chimpancés y gorilas pueden


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