Zen diálogos en el suño

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MUSO, DIÁLOGOS EN EL SUEÑO

ahí, uno no encuentra ya ninguna distinción entre despertar y sueño, memoria y olvido. La vista, el oído, la percepción y el conocimiento no difieren para uno. Por consecuencia, el gran Maestro Bodhidharma estableció su cuarta práctica: « práctica conveniente al Dharma ». Inclusive llegados ahí, todavía no estamos más que en la extremidad del mérito. Es menester no creer, pues, que es ahí donde se encuentra el gran reposo y la gran cesación.

42 Pasiones mundanas y meditación sobre el Fondo.

Pregunta.– En tanto que el placer, la cólera, el odio y el amor, flotando sobre las pasiones mundanas, no cesen, uno no se preocupa sino de remediar eso y, después de que todas estas pasiones vulgares hayan cesado, ¿acaso deberá comenzar uno en ese momento a meditar sobre el Fondo?. Respuesta.– Si el Dharma del Buddha no es claro para nosotros en esta vida, aunque uno haya estado en contacto con él — contacto difícil de tener y que uno ha obtenido con este Dharma porque uno ha tenido por azar el don de la vida humana — entonces, ¿en cuál vida espera uno que el Dharma devendrá claro?. Aquellos que se animan a sí mismos diciéndose: « Uno no puede prever la duración de la respiración de una vida humana, de expiración y de inspiración; ¿cómo, entonces, podría uno consagrar ni siquiera un instante a los asuntos mundanos? », no pueden descuidar su meditación, a causa de las pasiones mundanas. Inclusive si alguna pasión mundana viene a nacer en ellos bajo el efecto de circunstancias dadas, si se consagran enteramente a la meditación sobre el lugar donde esas pasiones de odio y de amar han nacido, entonces devendrán al contrario una capacidad de práctica. Sin embargo, a aquellos que olvidan totalmente la meditación, porque son atormentados por las condiciones concordantes o discordantes a causa de su espíritu poco ardiente de la Vía, se les aconsejará calmar primero sus pasiones mundanas con ayuda de verdades poco profundas. Pero eso no quiere decir que sea menester comenzar la práctica profunda después de haber calmado primero las pasiones mundanas. Aunque aquellos que han alcanzado la madurez de los Arhats no tengan ningún pensamiento de odio o de amor respecto de las condiciones concordantes o discordantes que encuentran, con todo uno no puede llamarles « hombres que han llegado al Dharma ». Aquellos que llegan a la Iluminación estando todavía en el grado de los ignorantes de una tierra perturbada por los sufrimientos y que no han calmado todavía todas las pasiones de placer o de cólera, con todo son llamados « hombres que han llegado al Dharma ». Por consecuencia uno no puede pretender que el Despertar no puede realizarse sino después de haber calmado primero las pasiones mundanas. Uno no debe interrumpir jamás la meditación sobre el Fondo, ni siquiera cuando uno ha de recordar la manera de calmar las pasiones

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