
Un volver a las raices, ese pasado que sigue presente, esa memoria que nos remiten aquellos objetos... Los primeros poblados, el muro de las lamentaciones o el partenon. Traidos para crear un recuerdo, una sombra o una ruina de algo que siempre ha estado. La masividad del volumen busca crear un refugio de atmosferas, terrazas, vacíos y puertas... trayendo la brisa más limpia y lejana al centro de Madrid

“escarbar la piedra hasta encontrar su verdadera forma, cincelar el mármol a golpe de martillo hasta que brotara de su interior la vida misma, la perfección.”
MIGUEL ÁNGEL











Se realizan dos bloques de vivienda, uno horizontal y otro vertical, en el primer apartado se tocará el horizontal, despúes el vertical y en este se complementa la información del primero (alzados, imaganes...)













Con la intención de crear esa ruina, ese kasbah, aparentemente desordenado, se modula todo con el modulo de 1x1, consiguiendo de esta manera lograr ese desorden aparente. El hormigon crea un abrigo que solamente es perforado en algunos puntos del volumen, permitiendo a la luz bañar su interior, un interior de madera, acogedor que contrasta con la dureza de la piedra. Un volumen que se fragmenta, que se adelanta al tiempo y se convierte en ruina


































Tras realizar la primera maqueta, yeso tintado con diferentes colorantes... y esa busqueda de captar el color, de hacer petreo e inmortal el movimiento, ocurre que la cámara solo hace que buscar un imperfecto en el yeso pulido, una coquera, la perdida del control, del orden... el caos. Entonces es cuando viene a la mente la famosa frase de Adolfo Dominguez; “La arruga es bella” y añadiría, si efectivamente, la arruga es bella, es muchísimo más bella.













El muro que lo soporta todo, donde se apoyan los forjados, por donde van las instalaciones, un colchón termico que no regula solo la temperatura sino la luz, entradas con un sentido, una dirección... que buscan rasgar el polvo pétreo del aire, invadiendo con su fuerza la inmensidad y belleza del hormigón.












La vivienda ira creciendo por la torre, siempre ligada al núcleo y apoyandose en los laterales, los forjados hechos con placas alveolares permiten pasar las cargas al muro de carga perimetral, permitiendo que las plantas vayan cambiando. Se plantean 6 tipos de viviendas patio, a este es donde desembocan los huecos más grandes, proporcionando la luz natural a toda la vivienda.
El vacío se apodera del interior de la torre, campa a sus anchas, torciendo, subiendo y bajando. La luz lo convierte en arquitectura, su desorden se convierte en orden, y la ruina en un Kasbah, la memoria de cuatro caminos.










