



























Hogar de lo sensible - Bitácora 1
Y ahí en la habitación más amarga, Por medio de la podrida madera Las abejas hicieron su nido.
Dejaste que se filtre la lluvia desde las tejuelas, Manchas de humedad descomponiendo el decomural.
Arrancaste las ventanas de sus molduras.
Como polvo la memoria queda almacenada

En cada recoveco de esta casa.
Te quedaste sentada en el umbral de la entrada, inquieta. Examinando como cada hoja de tu jardín moría, Como tú.
Me encuentro bajo el techo herrumbroso por las flores podridas que cubren este edificio, la humedad nunca se había sentido como putrefacción, podría quedarme con todos menos contigo, que te sientas sola no es mi responsabilidad, ha sido mi castigo.
La luz que entra por esta mesa es lo único que parece mantenerme a salvo de caer contigo, amo esta mesa y me despido con este último sorbo ácido de luz de esta casa, ¡salud!

Vela Oscilante
Entrégame una cálida bienvenida Vela oscilante, Iluminando cada esquina de esta mesa, Saludo de diciembre.
A lo largo de mi mesa
Podrá faltar algunas sillas, Podrá faltar algunas miradas, Podrá faltar algunas risas.
¿Podrá faltar la luz de mi vela? Mi vela que lo iluminas todo, Farol del encuentro.
¿Podrás perdurar cual conserva de ciruela? ¿podrás brillar ante tanto brillo sol veraniego? Diciembre cielo azul a este lado del hemisferio sur, caluroso campo colorido, refresca el sorbo de la memoria dulce. Y abandónanos esta noche, brillo de vela oscilante.




