Revista Convergente, Nº 1

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MESAS DE CONVERGENCIA Y ACCIÓN CIUDADANA, PROMOTORA DE CÓRDOBA

Mesas Convergencia (MC): Lourdes, ¿nos quieres hacer un resumen de vuestra historia?

MC: ¿Habéis vuelto al Banco de Santander? ¿Qué os dice?:

Lourdes y José Manuel (L y JM): Claro que sí: a raíz de mi divorcio me quedo con la casa y, de acuerdo con el juez, tenemos que pagar el 50 % de la hipoteca cada uno. Mi ex marido se empareja de nuevo, busca un piso y ya le resulta imposible hacer frente al pago. Cuando el Banco de Santander manda notificación de la deuda es para decir que o pago toda la deuda o nos tenemos que ir porque la vivienda sale a subasta. ¿Cómo me voy a quedar en la calle sin trabajo y con dos niños de 8 y 11 años? Aunque el banco conoce nuestra situación, se niega a negociar desde el primer momento, ni alquiler social ni nada de nada. Imposible conseguir algún acuerdo. La casa sale a subasta en septiembre y se la adjudica el propio Banco de Santander, que en el mes de enero se la vende a PROPIEDADES RESIDENCIALES S.L, una sociedad unipersonal con sede en Luxemburgo.

L y JM: No quieren saber nada. Se lavan las manos. Dicen que ellos ya no pueden hacer nada, que la vivienda ya no es suya y que tenemos una deuda con el banco, de 84.000 €, según ellos.

MC: ¿Qué pasa después? L y JM: Llama un señor desde Madrid representando a la empresa propietaria de la vivienda, PROPIEDADES RESIDENCIALES S.L, pidiendo 4.000 € de golpe y ofreciendo un alquiler, pero si bien podemos pactar el alquiler, es imposible reunir el dinero. Me dice entonces que si nos vamos de la casa sin ofrecer resistencia están dispuestos a ofrecer algún dinero. Ni J.M ni yo conseguimos trabajo, sin nómina nadie te alquila nada. ¿Cómo nos vamos a ir? ¿A dónde? MC: ¿Y en qué situación estáis ahora? L y JM: Pues está todo parado. No sabemos nada ni de Madrid, ni de la empresa actual propietaria de la vivienda, ni del banco de Santander. Nadie da señales de vida. Pero en cualquier momento pueden venir con la notificación. Necesitamos un alquiler social bajito y cuando la situación mejore y alguno de nosotros consiga trabajo se podría aumentar.

MC: Como has vivido y qué has sentido en las distintas etapas del desahucio? L y JM: Pues una angustia enorme todos los días. Tengo ataques de ansiedad, desmayos, dolores terribles de cabeza. Sin poder dormir muchas noches. Sólo tengo ganas de llorar y de estar acostada. Cada vez que suena el timbre me echo a temblar, ya está aquí la notificación que me dice que tal día tienes que irte a la calle, pienso. Esto es un sinvivir. Los días que estoy más deprimida tengo que hacer de tripas corazón porque los niños me preguntan mamá ¿te pasa algo? Nada que me siento un poco mal, y cuando los dejo en el colegio, vuelvo a casa y me harto de llorar. No queremos que los niños sepan lo que estamos pasando.

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