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Con nosotros está y no lo conocemos
Por: S. Carlos Miguel De Brum Lopes, SJ
El servicio que realizamos desde Arrupe 2020, tiene como inspiración las enseñanzas de Jesús que camina con los más vulnerables y tiene por objetivo acompañar a los migrantes en su andar. Nosotros estamos con ellos, ya que muchas veces son rechazados por la indiferencia y ceguera de la sociedad, animándolos e invitándolos a volver la vida en oración, tal como nos dice el salmista: “Indícame, Señor, tus caminos, enséñame tus sendas” (Sal 25, 4).
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Caminar junto a los más pobres y vulnerables significa estar presentes y, con la ayuda de Dios, dispuestos a apoyarlos en sus diversas necesidades; siempre con el favor de colaboradores que promueven esta pastoral. Nos hemos percatado de que, a partir del encuentro, los migrantes logran más ánimo y sentimientos de cuidado “hombro amigo” o un “puerto seguro”, pues usualmente su horizonte está lleno de muros, prejuicios, injusticias, necesidades y desafíos que no les permiten hacer grandes proyectos, sino que se limitan en sus retos diarios de supervivencia.
Reconocemos en la vida pública del Maestro su proximidad con los pobres y descartados de la sociedad y, actualmente, su mensaje resuena en nuestro contexto colombiano. En el tiempo de Jesús, referirse a “los pobres” incluía a varios grupos de personas, eran las víctimas de la mala suerte: los desempleados, encarcelados, extranjeros, huérfanos, lisiados, viudos/as; eran los que no tenían acceso a las necesidades básicas para vivir dignamente.
Ahora bien, nuestra vocación cristiana guiada por el Evangelio nos hace reconocer el rostro de Cristo pobre en los migrantes y consecuentemente desafiarnos para acercarnos a ellos y extenderles la mano. Así, el compromiso abrazado en este seguimiento, con fe y por el bautismo, es radical y espera un modo de proceder similar al de Cristo, una respuesta clara, generosa, creativa y responsable.
El título del texto “entre nosotros está y no lo conocemos”, refleja una reacción muchas veces repetida por el ser humano: entre nosotros está y nosotros lo despreciamos. Representa la dificultad personal de asumir con confianza y con amor el mensaje de Jesús, que nos estimula a salir de nuestra comodidad, proyectos personales o de nuestro propio querer e interés [EE 189], para responder a la llamada que Él nos hace. En otras palabras, encontrar en los que viven al margen de la sociedad y en plena invisibilidad, con todas sus necesidades y pobreza, la presencia del Señor, que nos lleva a cambiar nuestra manera de ver, sentir y actuar.

La imágenes corresponden a la escultura Jesus Homeless (2013) del artista
canadiense Timothy Schmalz. Actualmente existen una serie de réplicas alrededor de
El reto de responder a esos desafíos es mío y tuyo. Dios nos invita a actuar ante el grito de nuestros hermanos y hermanas que padecen aquí y ahora. Pedimos al Señor la gracia y el ánimo de hacer nuestro corazón más semejante al corazón de Jesús, es decir, un corazón nuevo, con una sensibilidad capaz de percibir la presencia y la acción de Dios en la realidad que contemplamos y en la que nos implicamos juntamente con Él. Pues, cada día brinda con su bondad una nueva experiencia de conversión, y así nos anima a responder con alegría, sinceridad y prontitud la voluntad de Dios, que nos llama a servir, consolar y llevar esperanza donde no la hay.


Se trata de sacar lo mejor de los demás
Muchas veces cuando pensamos en los más necesitados olvidamos que lo que menos necesitan son cosas materiales. Si bien es necesario acceder a derechos básicos universales que garanticen su libertad y seguridad, quizá lo más importante que nos perdemos de ellos son sus talentos.
Es probable que los futuros científicos que encuentren nuevas vacunas para salvar a la humanidad se encuentren entre tantos niños, niñas y adolescentes desplazados, o que un Mozart en potencia esté desperdiciando su talento por no acceder a una educación de calidad que pueda cultivar lo mejor de sí.
En este tiempo, surgieron dos historias que nos invitan a pensar en cómo podemos sacar lo mejor de los demás. La primera historia corresponde a Delicarlis, una joven de 22 años para
quien el mejor regalo que pudo haber recibido fue un curso en peluquería e insumos para iniciar un pequeño emprendimiento. Para ella, más allá de su formación y lo material, es que por medio de esto puede creer en sí misma, en sus posiblidades y en sus sueños.
Por otro lado, está la historia de Armando que llegó a Colombia buscando un mejor futuro para su familia. Las ganas de trabajar y la creatividad se hicieron presentes apenas recibimos la donación para adquirir dos carritos para ventas ambulantes. Después de dos noches de trabajo mecánico, sin importar las largas horas de esfuerzo, Armando y su hijo salieron por las calles de la localidad Antonio Nariño ofreciendo con una sonrisa frutas frescas para los hogares.
Es verdad que estas historias no representan un cambio radical para la humanidad, pero nos ayudan a pensar que un mundo mejor es posible. Y que más allá de cosas materiales estamos sacando lo mejor de los demás.
apoyo y donaciones.
proyecto arrupe2020.

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