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DOCUMENTOS

I ALEJANDRO E INES HACIA EL MARTIROLOGIO DEL AÑO 2.000 PRESENTACION DE DOCUMENTOS Monseñor José Mario Ruiz Presidente Conferencia Episcopal Ecuatoriana Quito Francisco de Orellana - COCA, 26 de agosto de 1997 Querido Hermano Obispo, paz y bien Mi saludo al remitirle con gozo esta documentación que se envía a la Comisión para el Martirologio del año 2000, designada por Su Santidad el Papa Juan Pablo II para hacer efectivo el deseo expresado de recoger en un elenco actualizado los mártires del siglo XX. Creo que es mi obligación remitir esta documentación a la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. El recuerdo de estos dos misioneros ha de ser para bien del pueblo creyente del Ecuador y para gloria de Dios. La presencia de Monseñor Alejandro, que durante años fue miembro activo de esta Conferencia Episcopal, sigue siendo viva y actual como testimonio de entrega y amor hasta el extremo por el Evangelio. Ojalá sea una realidad esta ilusión nuestra y veamos ahora incluidos a Monseñor Alejandro y a la Hermana Inés en el Martirologio del año 2000, y más tarde podamos venerarlos definitivamente como mártires en la vivencia y difusión inculturada del Evangelio en la Amazonia ecuatoriana. Que, por la intercesión de Monseñor Alejandro y la Hermana Inés, el Señor bendiga a nuestra Iglesia en Ecuador. Un abrazo + Jesús Esteban Sádaba, capuchino Obispo-vicario apostólico de Aguarico

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Excelentísimo Monseñor Michel Hrynchyshyn, C.SS.R., Presidente Comisión para el Martirologio del año 2000 Francisco de Orellana - COCA, 21 de agosto de 1997

Querido hermano, paz y bien Con alegría he recibido estos documentos que se me presentan para remitir a la Comisión para el Martirologio dentro del Comité Central para el jubileo del año 2000. Es una satisfacción para la Iglesia de Aguarico el poder presentar a nuestros hermanos Mons. Alejandro Labaka Ugarte, capuchino, primer Obispo del Vicariato Apostólico de Aguarico y a la Hermana Inés Arango, Terciaria capuchina y misionera en este Vicariato. Ellos han sido testigos de la fe entre nosotros y para todo el pueblo de Aguarico y de Ecuador. Sin pretender adelantarse al juicio definitivo de la Iglesia han sido considerados por los misioneros, los fieles, los religiosos y los obispos del Ecuador como “mártires en la realización de su labor misionera y testigos de la vivencia inculturada del Evangelio”. El 21 de julio de 1987 Alejandro e Inés mueren alanceados por los Tagaeri, grupo indio al que quieren proteger y llevar el Evangelio. Desde entonces son recordados mensualmente por los misioneros del Vicariato como inspiradores de la dedicación plena al servicio de la evangelización inculturada. La Iglesia ecuatoriana los ha tenido presentes frecuentemente presentándolos como profetas y “mártires” en su entrega al Evangelio por amor a los indígenas en el Domund de 1992 y en textos catequéticos. En 1994 la Conferencia Episcopal Ecuatoriana dirigía una carta al Santo Padre en la que los obispos expresan su convicción de que “el cumplimiento de su misión pastoral les llevó a arriesgar la vida por el Evangelio y a ofrendarla, víctima de cruenta violencia y con el derramamiento de su sangre”. Le presento complacido por tanto esta documentación en orden a que Monseñor Alejandro Labaka Ugarte y la Hermana Inés Arango Velázquez sean incluidos, si la Comisión lo cree oportuno, en el elenco de mártires del siglo XX solicitado por el Santo Padre en su carta Tertio Millennio Adveniente Encomendando al Señor, Príncipe de los mártires, su obra evangelizadora en nuestra Iglesia de Aguarico quedo a su disposición + Jesús Esteban Sádaba, capuchino Obispo-vicario apostólico de Aguarico

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Excelentísimo Monseñor Francesco Canallini Nuncio Apostólico en Ecuador Quito

Francisco de Orellana -COCA, 26 de agosto de 1997

Querido señor Nuncio, paz y bien Mi saludo al remitirle con gozo esta documentación que se envía a la Comisión para el Martirologio del año 2000, designada por su Santidad el Papa Juan Pablo II para hacer efectivo el deseo expresado de recoger en un elenco actualizado los mártires del siglo XX. La pongo en sus manos para que la haga llegar a su destino. Gracias por su colaboración y ayuda. Será una alegría para la Iglesia de Aguarico y para la Iglesia del Ecuador si podemos ver a estos dos misioneros, Monseñor Alejandro Labaka y la Hermana Inés Arango, en el catálogo de los mártires del siglo XX y ojalá también venerarlos un día como mártires en la vivencia y difusión inculturada del Evangelio. Que, por la intercesión de Monseñor Alejandro y la Hermana Inés, el Señor bendiga a nuestra Iglesia en Ecuador y a toda la Iglesia universal. Un abrazo + Jesús Esteban Sádaba, capuchino Obispo-vicario apostólico de Aguaric

Monseñor Alejandro Labaka Ugarte, Capuchino, Obispo-vicario apostólico de Aguarico

Hna. Inés ARANGO Velázquez, Misionera, Terciaria Capuchina de la Sagrada Familia SEVI Secretaría Viceprovincial Informa Nº 130. Septiembre 1997


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Alfonso Miranda,Ofrmcap.

Documentación presentada 1.

Carta de presentación de Monseñor Jesús Esteban Sádaba, capuchino, Obispo-Vicario Apostólico de Aguarico 2. Relato del martirio de Monseñor Alejandro Labaka y la Hermana Inés ARANGO 3. Antecedentes socio-políticos en los momentos de la muerte de Monseñor Alejandro Labaka y la Hermana Inés ARANGO 4. Datos biográficos de Monseñor Alejandro Labaka Ugarte, capuchino, Obispo-Vicario Apostólico de Aguarico 5. Biografía de Monseñor Alejandro Labaka Ugarte, capuchino, Obispo-Vicario Apostólico de Aguarico 6. Monseñor Alejandro Labaka Ugarte, capuchino, Obispo-Vicario Apostólico de Aguarico. Nota bibliográfica 7. Datos biográficos de la Hermana Inés ARANGO Velázquez, Terciaria capuchina de la Sagrada Familia 8. Biografía de la Hermana Inés ARANGO Velázquez, Terciaria capuchina de la Sagrada Familia 9. Hermana Inés ARANGO Velázquez, Terciaria capuchina de la Sagrada Familia. Nota bibliográfica

Libros entregados 1.

Lázaro Iriarte de Aspurz, Aguarico, Un empeño de roturación en dos tiempos 1954-1979, CICAME Prefectura Apostólica de Aguarico 1980, quito, 162 págs. 2. Mons. Alejandro Labaca, Crónica Huaorani, CICAME Vicariato Apostólico de Aguarico, Pompeya 1988. 4ª ed. 1997, 211 págs. 3. Juan Santos Ortiz de Villalva, Los Últimos Huaorani, Colección CICAME Vicariato Apostólico de Aguarico, Quito 1986, 4ª ed. 224 págs. 4. Juan Santos Ortiz de Villalva, Tres nombres y una voz, CICAME - Nuevo Rocafuerte, 1996. 274 págs. 5. Rufino María Grández, Arriesgar la vida por el Evangelio, CICAME - COCA 1997, 2ª edición, 302 pág. (1ª edición Editorial Aránzazu 1988)

Francisco de Orellana - coca, 26 de agosto de 1997

DOCUMENTOS II

RELATO DEL MARTIRIO DE MONSEÑOR ALEJANDRO LABAKA SEVI 1997

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Y LA HERMANA INÉS Arango

P, Alfonso Miranda, capuchino Localización de los Tagaeri La penúltima semana de enero de 1987 es una semana intensa de vuelos en busca de los Tagaeri. Igualmente sin éxito alguno. La licitación del bloque 17 es ganada por la Braspetrol que inicia sus vuelos de reconocimiento del bloque. Y en uno de estos vuelos, a finales de marzo, la compañía da con un grupo de personas desnudas, amenazantes, belicosas. De seguro que tienen que ser los Tagaeri. Monseñor está en Quito e inmediatamente la compañía se lo comunica. La cosa está clara. La primera fase del plan está concluida. Los Tagaeri han sido localizados. Hay que pasar a la segunda fase, acercarse a ellos, para después concluir el plan: contactar con ellos y entablar lazos de amistad. Monseñor está dispuesto a dar su colaboración y poner su parte. Plan CEPE versus plan Alejandro. Al llegar al mes de julio el plan de acercamiento a los Tagaeri se enturbia. Independientemente de monseñor Alejandro, Cepe concibe su propio plan bajo la dirección de un antropólogo ecuatoriano. Braspetrol y su subsidiaria CGG, que en los últimos meses han trabajado tan estrechamente con Alejandro poniendo a su disponibilidad la posibilidad de hacer vuelos de reconocimiento, no están conformes. La solución es salomónica. El antropólogo seguirá su plan y Alejandro seguirá el suyo. Ambos quedan financiados. Los últimos 10 días. Es como una carrera contra el tiempo. Alejandro, meses atrás, planificó una ida a España para celebrar el 15 de agosto sus bodas de oro religiosas. El boleto lo tiene comprado para el día 25 de julio. Alejandro, llegado este momento del "plan Tagaeri", decide emprender y concluir el contacto con los Tagaeri antes de marchar a España, y no posponerlo para su regreso a fin de realizarlo con más calma. SEVI Secretaría Viceprovincial Informa Nº 130. Septiembre 1997


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¿Deseaba que la Iglesia estuviera presente en este hecho histórico nacional de contactar con el último grupo indígena existente? ¿Miedo a que se diese un enfrentamiento violento por parte del antropólogo con pérdidas humanas de los Tagaeri, que Alejandro a toda costa quiere evitar? ¿Un viaje de rutina para Alejandro, una vez acumulada una experiencia de trato con los Huaorani por 10 años? ¿O por la cabeza de Alejandro no pasaron ninguno de estos interrogantes y sencillamente vio que su calendario le permitía esta actividad? Día 10 de julio. Por la mañana vuelo sobre los Tagaeri, sin resultado. Por la tarde, el tiempo les impide volar. Día 11 de julio. De nuevo vuelo sobre el territorio Tagaeri. Es un vuelo ordenado por monseñor, que lo hace la compañía aunque sin su presencia. También sin resultado alguno. Día 13 de julio. Alejandro vuelve a la compañía para volar, pero no puede. Día 14 de julio. Alejandro visita al antropólogo de Cepe en el Tigüino. Día 15 de julio, víspera de la Virgen del Carmen. Monseñor administra la Confirmación a 60 jóvenes en Coca. Día 16 de julio, Virgen del Carmen. Monseñor administra la Confirmación en el km. 21 de Vía Auca. Día 17 de julio. Vuela sobre los Tagaeri, los encuentra. Han recogido los regalos echados en otros vuelos. Dan señales como de amistad, de que bajen. Alejandro deja sus impresiones por escrito: "nos hacen señales para que aterricemos; con las puertas del helicóptero entreabiertas les correspondemos a sus saludos. Nos regresamos al campamento base con la alegría de ver los primeros signos de buena acogida. Segundo vuelo. Después de intercambiar impresiones, decidimos organizar un segundo vuelo con el objeto de darles a entender que aceptamos la invitación de bajar, pero que necesitamos que nos abran el helipuerto; para esto: 1. Llevamos unos machetes afilados, con limas para posteriores afiladas. 2. Dos hachas afiladas y dos limas. 3. En otro paquete, envuelto en papel amarillo, unas cuantas tazas de aluminio y un par de botas de caucho. Evaluación del día. Todos los signos han sido muy positivos y se puede ya intentar pronto el primer contacto personal de amistad." Antes de terminar el día se tiene una reunión en la casa central de la misión, en Coca. Acude un personero de Braspetrol, otro de la CGG, el antropólogo de Cepe como su representante y Alejandro. Alejandro lo guarda por escrito. "tras el relato informando los últimos acontecimientos, se decidió también hacer el día siguiente otro viaje de amistad por helicóptero con los personeros de las compañías y, de acuerdo al resultado, organizar el primer contacto personal para el lunes, 20 de julio". El antropólogo, de Cepe que es invitado al viaje, no acudió. Día 18 de julio, sábado. Vuela de nuevo. En la casa aparece sólo un hombre, al parecer el mismo que no se escondió cuando se echaron los machetes. Hace las mismas señales de acogida. El 19 de julio termina Monseñor de ir escribiendo sus informes. En el último, para Cepe, concluye: "con la última evidencia de los signos positivos para un acercamiento personal, se decide que monseñor Alejandro y la hna. Inés Arango, misionera de las Terciarias capuchinas de la Sagrada Familia desciendan, Dios mediante, el día 20 de julio de 1987.

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¡¡¡No vayas, te matarán!!!. Si la hermana Inés, compañera de martirio de Alejandro, dejó un escrito como testimonio de su entrega al pueblo Huao, de su dicha por la muerte de esa manera, no podemos decir lo mismo de Alejandro. Había escrito muchas hojas los últimos días, casi todas ellas informes, pero ninguna frase indicando sus sentimientos ante la posible desgracia del fracaso del encuentro y de la muerte segura tras él. Alejandro no fue ingenuo ni inconsciente. Su 'padre Inihua' estaba aquellos días por Coca y comía a la misma mesa y a la misma hora que los misioneros y monseñor, y normalmente a la vera de Alejandro. La noche anterior, durante la cena, le decía a Alejandro: "no vayas que te matarán". Qué se puede contestar... Alejandro le miraba, le sonreía y con un sencillo y apacible gesto de cabeza le decía que no pasará nada. Inihua no participaba de esa tranquilidad, estaba inquieto, excitado. Y volvía a la carga: - "si tú vas, déjame ir contigo para decirles que no te maten, que eres bueno, que Huinuni (Dios) prohibe matar." De nuevo Alejandro con esa dulzura que le caracterizaba, le sonreía y le decía que la próxima vez le llevaría consigo. José Miguel, misionero, le decía abiertamente que no fuese de esa manera, que lo habrían de matar. Cuenta José Miguel que le contestó: "bueno, ya vendrás a recoger mi cuerpo". Como en otras ocasiones que le ha tocado a José Miguel hacer este servicio. También el antiguo Prefecto Jesús Langarica le espetó a Alejandro qué pasaría si llegaran a matarle. Y Langarica cuenta que le dijo: "y dirás que no haya retaliaciones contra ellos". Aceptó morir por los Huaorani. No le llegó a Alejandro improvisadamente la muerte. Aceptó esa posibilidad y se entregó a ella. Alejandro tuvo que enfrentarse a esa posibilidad e interiormente le dio su respuesta. Lo mismo ocurrió con Inés. Pero aquí los testimonios son más explícitos. No habría, pues, duda de que Alejandro e Inés llevaron la gran ilusión de encontrarse con los Tagaeri, de conocerse, de intercambiarse regalos, de entablar una amistad que duraría para siempre. Lo que pasaría después en cuanto a su proceso de integración, es otra cosa. No cabe duda de que Alejandro e Inés llevaban en su corazón la posibilidad de encontrar la muerte, violenta. Hay algo que puede más que todos los miedos y por el que se arriesgan peligros. Este es el amor. Los amaban. Por eso fueron.

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EL MARTIRIO

El 20 de julio, la fecha prevista para el viaje de encuentro con los Tagaeri, no pudo realizarse. Alejandro e Inés, acompañados de los misioneros Roque Grández y Cristiana Tamayo, estuvieron presentes antes de las 7 de la mañana en el campamento de la CGG, hacia el km. 50 de la Vía Auca. Esperaron a que descampara para que pudiera hacerse el viaje. Por fin el vuelo se suspendió por falta de la necesaria visibilidad. Se dejó para el día siguiente a la misma hora. Eran las 10,30 de la mañana del 21 de julio cuando el helicóptero tomó vuelo y desapareció llevando adentro a Alejandro e Inés, al piloto, un mecánico y al jefe del campamento de la CGG. Hacia la 1 de la tarde volvía el helicóptero sin los misioneros. Contaban haberlos descendido en la chacra de los Tagaeri como a 200-300 metros del bohío. No habían podido ser testigos del encuentro. Vieron cómo un grupo de jóvenes Tagaeri desde el bohío se fueron acercando hacia la chacra. Temerosos se acurrucaban observando junto a los matorrales. Alejandro e Inés solos sobre el terreno les llamaban con sus gritos. Pensamos que dirían: hemos venido... Estamos aquí... Somos amigos... O cosas parecidas. El helicóptero, que observaba todo desde la altura, terminó por alejarse creyendo favorecer así el encuentro y no dar ocasión de provocación alguna. Después de una hora quiso el piloto volver de nuevo al lugar para observar lo que había acontecido. Pero la monotonía de la selva hizo que no diese con el lugar. Así contaron los que les llevaron. Al día siguiente, 22 de julio, se volvería de nuevo. Se había convenido con Alejandro que junto con los Tagaeri habrían de preparar un pequeño helipuerto para que el helicóptero pudiera bajar y posarse sobre el suelo. Entretanto Alejandro e Inés habrían decidido quedarse uno o dos días más con los Tagaeri. Y así fue. A las 7,45 el helicóptero volaba al encuentro de Alejandro e Inés. Media hora más tarde se llegaba al lugar. Nadie salía al encuentro. El lugar estaba abandonado. En el suelo, apoyado sobre un tronco, con la cabeza hacia atrás yacía el cuerpo desnudo y abiertos los brazos de Alejandro, obispo de la Iglesia de Aguarico. Junto a la puerta de la casa el cuerpo inerte de Inés vestida, misionera Terciaria capuchina. A las 3 de la tarde, con el apoyo de la Brigada de Selva 19 Napo con sede en Francisco de Orellana y dos helicópteros más de compañía, se hacía el rescate de los cadáveres. En Coca lavaron sus cuerpos y contaron sus heridas: el cuerpo de Alejandro tiene más de 150 pinchazos; el de Inés más de 50. Por la noche en la iglesia catedral comenzó el velorio, que habría de durar todo el día siguiente y otro más a la espera de que llegasen los hermanos de Alejandro en el episcopado para celebrar con solemnidad la Eucaristía de sufragio por sus almas y darles cristiana sepultura en la iglesia catedral delante del presbiterio. SEVI 1997

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En aquellos momentos se dio ocasión a que autoridades civiles, instituciones locales, grupos significativos tomaran su palabra para expresar su aprecio por Mons. Alejandro Labaka y la Hna. Inés Arango.

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DOCUMENTOS III ANTECEDENTES SOCIO-POLITICOS EN LOS MOMENTOS DE LA MUERTE DE MONSEÑOR ALEJANDRO LABACA Y DE LA HNA. INÉS ARANGO . P. Alfonso Miranda, capuchino

El Vicariato de Aguarico está localizado en la República del Ecuador, Sudamérica. Geográficamente está dentro de la hoya amazónica. En 1968 el 99,8 por ciento de la superficie era todavía selvática. En 1966 el 80 % de la población era indígena y sólo el 20% estaba constituida por blancos y mestizos; este porcentaje se invertirá con la irrupción de la explotación petrolera, llegando a ser un 10 % la población indígena. En 1967 comenzaron a aparecer las compañías petroleras para la explotación en el Oriente ecuatoriano. Se comienzan a abrir carreteras de penetración en la selva y de la selva hacia el interior del país. Las compañías comenzaron a requerir mano de obra y empieza una ola de inmigración de toda parte del país. En muy poco tiempo, los nuevos habitantes superaban en número a los primitivos moradores de la selva, pasando estos a ser minoría. La selva va cambiando su identidad etnográfica, poblacional y social. Para entender mejor la repercusión de todo este contexto he aquí algunos elementos que influyen en las opciones pastorales de monseñor Alejandro y de la hermana Inés. 1. Quienes son los Aucas

La historia de los Aucas, hoy llamados Huaorani, se remonta a cientos de años. Descienden al parecer de migraciones provenientes de Mato Groso en Brasil. Ellos vinieron venciendo las orillas del Amazonas empujados por tribus feroces y aún en el territorio que actualmente habitan, tuvieron que librar enconadas batallas. El pueblo Huaorani está dividido en varias familias con antagonismos ancestrales. Están divididos en cuatro grupos: Quitari y Piyemori, que han cedido fácilmente al mundo occidental, los Baiharia visitados por nuestros misioneros y Tagaeri , estos últimos no han aceptado fácilmente trato con los blancos. Son incluso familiares entre ellos, pero se tienen odios ancestrales. Algunos Aucas se han ido integrando parcialmente al mundo de los blancos, quedan pocos que se mantienen alejados de este contexto. Protegidos por la espesa selva, viven una realidad y un tiempo diferentes al mundo externo. A los extranjeros los llaman couhori. Uno de los grupos todavía intocados es el de los llamados Tagaeri. Taga es el nombre del jefe y eri significa grupo. También los denominan “patas rojas” porque acostumbran pintarse así los pies cuando están en plan de guerra. La realidad de los Huaorani percibida por


monseñor Alejandro, la expresa el mismo monseñor en carta al Papa Paulo VI

durante el Concilio Vaticano II. continuación todo el texto de la carta:

A

19 de noviembre de 1965 Su Santidad el Papa Paulo VI Roma Beatisimo Padre: Informado de que el día 23 de los corrientes se dignará recibirnos en AUDIENCIA a los Señores Obispos y Prelados del Ecuador y no atreviéndome a pedir AUDIENCIA PERSONAL, por no aumentar el trabajo a Su Santidad quiero con filial confianza exponerle el siguiente asunto pastoral pidiendo su orientación y UNA BENDICIÓN ESPECIAL. Tengo en la Prefectura Tribus salvajes, conocidos con el nombre de AUCAS que matan a los que entran en sus dominios y hacen también incursiones hacia las partes civilizadas donde siembran el terror con sus muertes. Recién nombrado Prefecto Apostólico, he asistido por primera vez al Sacrosanto Concilio y he sentido muy fuerte en mi interior el mandato de Cristo de predicar a todas las gentes, especialmente a estos AUCAS. Está comenzando la campaña de acercamiento hacia ellos pero - y esta es mi duda ¿hasta qué punto puedo exponer la vida de los misioneros, seglares y la mía propia, propter Evangelium?

Por otra parte, los protestantes "Lingüistas Americanos" están intentando lo mismo desde otro ángulo geográfico y con más medios humanos y - aquí mi segunda duda¿hasta que punto puedo ofrecer mi colaboración o pedir la de ellos para el plan de ganarlos (A LOS AUCAS) para Cristo? Beatísimo Padre: si en los designios de Dios fuera necesario el sacrificio de alguna vida para llevar a Cristo estas tribus, DÍGNESE OFRECERNOS juntamente con la DIVINA VÍCTIMA en su Santa Misa para que seamos dignos de esta gracia y para obtener una ESPECIAL BENDICIÓN para todos los misioneros y para toda la grey que nos ha sido confiada.


Et Deus... Fr. Alejandro Labaca Ugarte, o.f.m.cap. Prefecto apostólico de Aguarico-Ecuador La carta de por sí indica el contexto en que Monseñor Alejandro y la Hna Inés se movían. 2. Hasta la aparición del petróleo toda la pastoral del Vicariato había sido preferentemente indígena. Con la irrupción del colono (blancos y negros venidos de otras partes), la pastoral se abre a nuevas formas, tanto para atender a estos grupos, como para atender al indígena en las nuevas situaciones que se le presentaban. 3. La atención preferencial que se prestó al indígena, juntamente con la evangelización, ha sido la defensa de sus derechos: tierra, vida, lengua, cultura. 4. Entre los grupos minoritarios por los cuales tuvo predilección en su trabajo Monseñor Alejandro y la hermana Inés fue por los Huaorani. 5. Después de haber pacificado y convivido con varios grupos Huaorani, Monseñor Alejandro tenía como proyecto de su vida el programa con los Tagaeri, el último grupo Huaorani que permanecía oculto en la selva ecuatoriana, afectado por la explotación petrolera, el avance de la colonización y la enemistad con familias del mismo grupo Huaorani. 6. Las Compañías petroleras comenzaron a explotar el petróleo en tierra de los Tagaeri, trabajo que tuvo que ser suspendido por las muertes entre indígenas y trabajadores de las compañías. Uno de los muertos, que más tarde se supo, fue Taga, jefe de este grupo. 7. Al decidir el Gobierno Ecuatoriano y las Compañías la continuación de la explotación de los pozos petroleros en

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el terreno de los Tagaeri, Monseñor Alejandro se pone en contacto con la alta dirección de CEPE, con el Ministerio de Energía y Minas en el departamento de Hidrocarburos, trata el asunto con algunos miembros de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. Se ofrece a poner en servicio su larga experiencia de vida con los Huaorani para llegar a contactar con ellos y trabajar por su pacificación e integración en la vida nacional. El Gobierno y las compañías aceptan la propuesta. Junto al ofrecimiento de Monseñor Alejandro, hubo otra propuesta para entrar a los Huaorani por tierra y armados. Lo cual podía suponer un exterminio del grupo Tagaeri. Monseñor tenía planeado ir a España a celebrar sus bodas de oro de religioso, e ingresar después de su viaje al territorio Tagaeri. Ante las circunstancias presentadas, decide entrar. Monseñor desconocía la muerte de Taga y, las compañías petroleras nunca le dijeron nada al respecto; confiando en la experiencia que había tenido en el pasado con los Huaorani decide ir a su encuentro, desconociendo el peligro, entra en un terreno deteriorado por las petroleras. Allí encuentra la muerte. Monseñor Alejandro pide a la hermana Inés Arango que le acompañe en esta expedición. La hermana conoce la lengua, costumbres y, hacía poco tiempo, había recibido de la Superiora General el permiso para visitar estos grupos.


12. El Gobierno y las compañías petroleras suspendieron los trabajos en el área habitada por los Tagaeri. Humanamente se puede afirmar que

murieron por salvar un pueblo, evangélicamente se puede traducir que dejando las 99 ovejas, dieron la vida por la más necesitada.

DATOS BIOGRAFICOS DE MONSEÑOR ALEJANDRO LABAKA UGARTE Capuchino, Obispo-Vicario apostólico de Aguarico 1920. 19 de abril.

Nace en Beizama, Guipúzcoa, España Estudios: Primaria en Beizama Secundaria: Seminario Capuchino de Alsasua, Navarra Filosofía: Estella, Navarra. Teología: Pamplona, Navarra. 1938, 15 de agosto. Profesión religiosa en la Orden Capuchina. 1945. 22 de Diciembre. Ordenación Sacerdotal. 1946. 28 de Abril. Va de misionero a China. 1953. 04 de Febrero. Expulsado de China por los comunistas. 1953. 03 de Noviembre. Va al Ecuador como misionero. 1954. 10 de Abril. Llega a Guayaquil 1955. 16 de Mayo. Párroco de Pifo. 1956. 24 de Marzo. Párroco y Director de la Sagrada Familia de Guayaquil. 1957. 04 de Abril. Fue nombrado Superior Provincial de los Capuchinos en Quito. AGUARICO 1965. Enero. 1965.27 de Marzo. 1965. 14 de Septiembre. 1967. Noviembre. 1970.1 de Octubre. aceptada su renuncia 1971. 21 de Abril. 1974 Enero. 1974. Febrero. 1974.15 de Octubre. 1976. 1979 - 1983. 1982. 04 de Noviembre. 1983. 02 de Julio. 1984. . 09 de Diciembre. 1987. 21 de Julio.

Prefecto Apostólico. Toma de posesión. Padre Conciliar Nacionalizado ecuatoriano. Cesa en sus funciones como Prefecto Apostólico, tras ser Misionero en la zona petrolera. Rector del Colegio “Padre Miguel Gamboa”. Prefecto delegado. Nombramiento oficial de Rector del Colegio. Misionero de las minorías étnicas y de los Huaorani. Superior Regular de los Capuchinos. Pro-prefecto Apostólico. Primer Obispo del Vicariato Apostólico de Aguarico. Ordenación episcopal en Puerto Francisco de Orellana .(COCA) Muere alanceado por los Tagaeri, junto a la Hermana Terciaria capuchina Inés Arango, en la espesura de la selva amazónica ecuatoriana.


DOCUMENTO IV

Biografía de Monseñor Alejandro Labaka Ugarte Capuchino, Obispo-vicario apostólico de Aguarico

P. Alfonso Miranda, capuchino El día 21 de julio de 1987 Alejandro Labaka e Inés Arango, dos misioneros en la Amazonia ecuatoriana, él capuchino y Obispo, nacido en el pueblo de Beizama (Guipúzcoa), ella Terciaria capuchina nacida en Colombia (1938), fueron clavados por las lanzas de los nativos Huaorani, grupo Tagaeri. ¿Por qué los mataron, cuando ellos eran sus defensores y habían bajado del helicóptero brindando puramente la amistad de su corazón...? Que un Obispo fuera acribillado por las lanzas guerreras de los aborígenes era algo no visto ni en los tiempos de la llegada de los primeros colonizadores. Y que un Obispo, buscando la suma encarnación, muriera con la vestimenta de los naturales, remataba lo sensacional de la noticia. Y junto a él, una mujer consagrada, misteriosa y delicada presencia del eterno femenino. Alejandro e Inés, audaces, resueltos e intrépidos resplandecieron como héroes. Nadie como ellos ha podido presentarse con hechos, como defensores de los más humildes. Ningún premio, nacional o internacional, igualará al premio de las alabanzas que se le tributaron, y ningún reconocimiento será más querido para la Iglesia de Aguarico como el de verlos inscritos en el Catálogo de Mártires del siglo XX y de ser reconocida su muerte, por la Iglesia, como muerte martirial.

Infancia - formación Alejandro nació en un caserío de Beizama el 19 de abril de 1920. Padres de hondo cristianismo, Ignacio María y Paula, en un hogar bendecido con nueve hijos, todo normal y frecuente en esta tierra. Cuando Manuel (luego P. Domingo de Beizama, Txomin), dos años mayor que Alejandro, tomó el camino para irse a Alsasua de fraile capuchino, Alex con diez años le dijo: "Bueno, tú te marchas...; No tardaré yo mucho tiempo haciendo aquí el tonto". A los doce años, en verano de 1932, Alejandro, lleno de ímpetu, se fue donde su hermano, al seminario menor capuchino de Alsasua. Allí cursó los cinco años de humanidades, de 1932 a 1937, hasta ya comenzada la guerra civil. La vida del internado se centraba en una intensa piedad, una vida hacia adentro capaz de forjar héroes y espiritualmente polarizada en tres ideales: la Eucaristía, la Virgen, las misiones. Esto es lo que vivió Alejandro con ímpetu y furia, porque en medio de aquella cerrazón lo cierto es que lo que se vivía se vivía a tope, al menos por los chicos fervorosos. La Provincia Capuchina tenía una misión de avanzada en el Kansu (China) y los misioneros enardecían con sus cartas y sus conferencias en los "días misionales": el


Domund, San Francisco Javier, San Fidel de Sigmaringa, Santa Infancia. Los programas de las "veladas misionales" son índice de aquella educación y de aquel fervor. El curso 1937-1938 fue el año de noviciado en Sangüesa. Al tomar el hábito se le puso por nombre fray Manuel de Beizama, y así fue reconocido durante muchos años hasta que después del Concilio hubo posibilidad de recuperar el nombre de bautismo. Tras la profesión religiosa fue llamado a filas en el último año de la guerra. Y tras estos avatares pudo regresar al convento. La filosofía en Estella (19391942) y la teología en Pamplona (19421946). En 1942 el P. Lázaro de Aspurz, terminados sus estudios de Historia Eclesiástica en Roma con una tesis sobre tema misional, entraba de profesor en el teologado capuchino de Pamplona. Su impronta misionera se hizo patente en sus explicaciones, como cuando se hablaba sobre el martirio como móvil de la misión de Francisco entre sarracenos, cuestiones que ha tratado en sus libros de espiritualidad franciscana. El dirigió la Academia Misional, a la que pertenecía fray Manuel y durante estos años el joven religioso se puso bajo la guía espiritual de P. Lázaro. El espíritu misionero del colegio estaba en su apogeo. A los pocos meses de iniciar el cuarto de teología Fr. Manuel de Beizama fue ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1945. Una semana después, el 29 de diciembre de 1945, dirigió a su Ministro Provincial, P. Ricardo de Lizaso, una carta en la que pedía ser misionero en China. “Ecce ego, mitte me! Mi alegría sería inmensa si el Espíritu Santo se dignase escogerme, mediante su Reverencia, para extender la Iglesia y salvar las almas en las misiones, que propiamente puedan considerarse como tales y, sobre todo, en

países de más dificultad y donde más haya que sufrir. Me pongo incondicionalmente en sus manos para ir a donde quiera que disponga enviarme; con todo, como desea saber las preferencias personales, le comunico que la que más me ha atraído y la que más me atrae en la actualidad es nuestra misión de China. Dígnese enviarme cuanto antes. Ruego muy de veras y confío que el Espíritu Santo y la Virgen nuestra dulcísima Madre le iluminarán para rechazarme, si soy indigno, y para escogerme, si verdaderamente es el Señor quien me llama a misiones.” Misionero en China China fue el destino misionero que él expuso y la obediencia le marcó (1947-1953) y este primer amor no se le borró jamás. Era, en el fondo, "la ilusión que desde pequeño sentí por Kansu". Terminado el año escolar 194546 y destinado a la misión, a partir de entonces se adiestró cuanto pudo para el ejercicio de la medicina, con lecciones teóricas y prácticas en el hospital civil de Pamplona. "Las clases que me dio el Dr. Ijalba me han hecho muy buen servicio. Yo estoy en el dispensario de Pingliang. No cabe duda de que es el mejor medio que tenemos los extranjeros para poder ejercer el apostolado". En China, adonde llegó en junio de 1947, aprendizaje de la lengua y cuanto antes a la tarea: curar y, si era posible, bautizar. Bautizar: ¡Qué gran preocupación tuvo Alejandro en China por bautizar, por llevar las almas al cielo mediante el bautismo, como lo había aprendido en la teología, y cuánto y cómo matizó luego, después del Concilio! En China tuvo básicamente dos destinos: Pingliang, que era la estación central (1947-49) y Tsingning (1949-53). En China obtuvo el título de practicante concedido por la oficina de salud pública del


gobierno comunista. Con la revolución cultural de Mao las circunstancias se fueron haciendo imposibles. Y las dificultades con la Iglesia patriótica China afectaron, como en otras partes, a la Prefectura, luego Diócesis (1950), de Pingliang. La reforma deshizo la misión. El Obispo de Pingliang, el guipuzcoano Monseñor Gregorio Ignacio Larrañaga, fue encarcelado en su propio seminario y con él su Vicario General, el también guipuzcoano P. Pedro Bautista Sarasola, largos meses de soledad, incomunicados, teniendo que soportar el vilipendio incluso de sus propios seminaristas. El mismo P. Manuel de Beizama, director del dispensario de Tsingning, estaba en su trabajo constantemente vigilado porque los comunistas habían ocupado la estación misionera y compartían la vivienda con él. La retirada forzosa de los misioneros había comenzado. ¡Qué angustias sobre si pedir o no la repatriación, acceder o no a las exigencias que imponía la dominación comunista! Pero llegó lo que tenía que llegar: que el P. Manuel, como todos los demás, abandonaba China. Pero ¿adónde ir? ¿Regresar a la Provincia? ¿Por qué no quedarse en Oriente, en Filipinas, antes de volver a la patria? Pero él soñaba en la nueva misión de la Provincia, en el Napo, una parcela de la amazonía ecuatoriana recién abierta en la Provincia. Se hallaba, de regreso, en la hospitalaria casa de los Dominicos en Hongkong cuando llegó la carta del P. Provincial sobre el nuevo destino. Al parecer se le abrían las puertas de la selva en la misión del Napo; allí iría con Fr. Alejo, con quien había venido a China. “Fr. Alejo me ha dado ¡tantos abrazos y tan fuertes...! Bendito sea el Señor que todavía se digna llamarme a trabajar en misiones dependientes de Propaganda Fide! Padre Superior, ¡¡ruegue para que sea fiel a la

vocación misionera hasta la muerte!! Que el Espíritu Santo nos inflame en su caridad y la Divina Pastora dirija nuestros pasos de misioneros. ¿¿¿Y China??? La llevaré en el corazón pero hoy por hoy... ¿Mañana? ¡Dios dirá! ¡Entre tanto a trabajar en el Napo!” China fue para Alejandro como una pasión loca de enamorado. Valga esta instantánea que nos transmite su compañero de Aguarico, Juan Santos Ortiz de Villalva. Un día le pregunté a Alejandro en la selva: -¿Volverías a China? - Ahora mismo -me respondió- si me dejaran quedarme, aunque tuviera que trabajar limpiando letrinas. Y ¿sabes una cosa?: Que hice el tonto no firmando todos aquellos papeles que no servían para nada. Si los firmo, quizás no me hubieran expulsado". Misionero en Ecuador Después de una estancia transitoria en Fuenterrabía (1953-1954), ya tenemos de nuevo a Alejandro o P. Manuel de Beizama en alas de una irrefrenable vocación misionera que le lleva a la cordillera andina. Los capuchinos en el Ecuador tenían dos distritos: una Provincia incipiente en la costa (Guayaquil) y sierra (Quito-Ibarra-Tulcán), y una Misión que se iniciaba en Oriente, en el Napo, afluente del Amazonas. Pifo, junto a Quito, donde se alzan poderosísimas las antenas de La Voz de los Andes, de nuestros hermanos evangélicos, fue su destino. Estuvo unos años (1954-1957). Fue tan querido allí el Padre Manuelito, que al ser nombrado Superior Regular del Oriente, misión de Aguarico (1957), las consecuencias -forcejeos, embajadas, presiones ante las autoridades eclesiásticas y civiles- fueron de tal calibre que de allí al tiempo hubo que ceder. Los Superiores consintieron en que regresara (1958), pero no accedieron a que su destino fuera de nuevo Pifo, sino Guayaquil (1958-1960).


Hombre cabal, hombre emprendedor que por nada se arredraba, en 1960 fue nombrado Superior de la Viceprovincia (o Custodia, como entonces se llamaba), debiendo residir en Quito. Reelegido en 1963, no terminó el segundo trienio de su oficio, porque en febrero de 1965 era nombrado, a través de la Nunciatura, Prefecto Apostólico de Aguarico. Año de 1965 en que dio remate feliz el Concilio. Como Superior de capuchinos fue hombre de gran empuje. En Pifo construyó la casa parroquial y comenzó la edificación del convento y escuela; en Guayaquil compró los terrenos para el colegio "Guillermo Rohde"; en Quito construyó el convento seminario de filosofía "San Lorenzo de Brindis". Como Superior soñó con una casa de especial observancia espiritual... Prefecto Apostólico de Aguarico en la etapa final del Concilio En marzo de este año 1965 fue su investidura como Prefecto Apostólico de la misión de Aguarico, misión pujante y peligrosa. En el transcurso del Concilio, el Papa Juan XXIII decidió que también los Prefectos Apostólicos participaran en la Asamblea. Y con este título fue convocado a Roma en la cuarta y última etapa Conciliar, del 14 de septiembre al 7 de diciembre de 1965. En las Actas publicadas del Concilio ha quedado su nombre como firmante de los 11 documentos que entonces se aprobaron y especialmente del Decreto ad Gentes. Su firma es ésta: Ego Emmanuel de Beizama Labaca Ugarte. Alejandro intervino en dos momentos de la elaboración de los textos conciliares. El primero se refiere a la defensa de los derechos de las minorías étnicas en la Constitución sobre la Iglesia en el mundo. Un grupo de 20 Padres, entre los cuales los capuchinos Larrañaga y Olano y Labaka, los obispos Tarancón (Oviedo), Jubany (Gerona) Pildáin (Canarias), Garaigordóbil (Los Ríos), Anasagasti (El Benin, Bolivia),

pedían que el texto fuese más explícito en la defensa y promoción de las minorías étnicas, apoyándose, sobre todo, en la Pacem in Terris. El esquema Ad Gentes, reformado de raíz tras la sexta redacción y hecho nuevo, fue presentado en el Aula por el General de los misioneros del Verbo Divino, Juan Schütter, miembro destacado de la Comisión que preparó el esquema. Aparte de las numerosas intervenciones orales hubo 133 aportaciones escritas, que juntas harían un libro respetable. La número 74 es del Prefecto Apostólico de Aguarico. Son unas anotaciones acerca de los siguientes puntos: vocación misionera, espiritualidad misionera, formación doctrinal, observaciones y peticiones personales. Del Concilio Alejandro se llevó una herencia preciosa, que pasaría como slogan a su emblema episcopal: las semillas del Verbo. "Familiarícense con sus tradiciones nacionales y religiosas; descubran con gozo y respeto, las semillas de la Palabra (Semina Verbi) que en ellas se contienen". Consulta de Alejandro Labaka a Pablo VI: exponer la vida "Propter Evangelium" Estamos en un punto crucial de la vida de Alejandro Labaka. Su presencia en el Concilio le pareció circunstancia privilegiada y providencial para presentar a Pablo VI, con toda confianza, dudas y temores que ya había manifestado a los superiores de la Orden: ¿podía arriesgar su vida y la de sus misioneros "propter Evangelium" con ciertos grupos indígenas de Aguarico? El día 19 de noviembre escribe al Papa desde el hotel Nova Domus (Savonarola, 38), donde se hospeda: “Tengo en la Prefectura tribus salvajes, conocidas con el nombre de AUCAS, que matan a los que entran en sus dominios y hacen también incursiones hacia las partes


civilizadas donde siembran el terror con sus muertes. Recién nombrado Prefecto apostólico, he asistido por primera vez al Sacrosanto Concilio y he sentido muy fuerte en mi interior el mandato de Cristo de predicar a todas las gentes, especialmente a estos AUCAS. Está comenzada la campaña de acercamiento hacia ellos pero - y ésta es mi duda - ¿hasta qué punto puedo exponer la vida de los misioneros, seglares y la mía propia propter Evangelium? ... Beatísimo Padre: si en los designios de Dios, fuera necesario el sacrificio de alguna vida para llevar a Cristo estas tribus, dígnese ofrecernos juntamente con la Divina Víctima en su Santa Misa para que seamos dignos de esta gracia y para obtenernos una especial bendición para todos los misioneros y para toda la grey que nos ha sido confiada". Con carta de la Secretaría de Estado el día 27 del mismo mes le fue remitida como respuesta "el parecer de persona autorizada al respecto", unos criterios de prudencia pastoral citando a Benedicto XIV, santo Tomás y Maldonado. Todo debía mirar al "bonum Evangelii". Más que las notas de manual del teólogo anónimo le consolaron las palabras personales que le dirigió Pablo VI en la audiencia concedida a los obispos de Ecuador aquellos días, el 23 de noviembre. Lo recordará a la muerte de Pablo VI. Se enteró de la noticia, al desembarcar en Rocafuerte, volviendo de un viaje entre los Huaorani. La hermana Laura, de las Terciarias capuchinas, les dio el triste anuncio: ha muerto el Papa. "Mi imaginación vuela a Roma para entremezclarse con los obispos ecuatorianos que han sido recibidos en audiencia especial, en el mes de diciembre de 1965 y escucha sus palabras envueltas en una alentadora sonrisa:

- ¡Ánimo, ánimo...! Estas palabras que me dijo refiriéndose a nuestro trabajo incipiente por aquellos años entre los Huaorani, cobraron hoy nueva significación". Ahora, pasados los acontecimientos sangrientos de julio de 1987, bien podemos decir que Mons. Alejandro y la Hna. Inés fueron al martirio con la bendición del Papa Pablo VI, desde el Concilio; y que fueron propter Evangelium, buscando para sus hermanos Tagaeri el "bonum Evangelii". Propter Evangelium, que nos recuerda la frase de Jesús: "qui autem perdiderit animam suam propter me et Evangelium, salvam eam faciet" (MC 8,35). O aquel texto paulino que se proclamó en los funerales de Alejandro e Inés, cuando el apóstol nos dice cómo renunció a sus privilegios y libertades para hacerse judío con los judíos y griego con los griegos. "Omnia autem facio propter Evangelium" (1Co 9,23). Cuando se discuta la autenticidad martirial de aquella muerte a lanzadas hay que partir de aquí: propter Evangelium. Crisis y renuncia de Prefecto Apostólico La noche oscura nos viene cuando no lo esperamos y a nuestro querido hermano también le llegó la noche; tras unos años de sudorosa entrega a su tarea al frente de la Prefectura se sintió desfondado. ¿Aprensivo..., Incomprendido..., Fracasado...? Quizás todo junto en ese remolino de impresiones que se ciernen en la oscuridad. Después de unos Ejercicios espirituales, y previo consejo, escribió a su Superior General de la Orden, solicitando que se tramitase su renuncia a Prefecto Apostólico. Prefería trabajar, a partir de ahora, como simple misionero. Impresionante por su descarnada sinceridad la amplia carta de renuncia de un hombre


grande y fuerte y al mismo tiempo frágil e indigente en la verdad radical del corazón.

Apostólico de la Iglesia de Aguarico, Coca.

"Me siento mental y psíquicamente cansado y, a veces, me siento mentalmente enfermo por mi extremada susceptibilidad y desconfianza hacia superiores y súbditos. Me encuentro sin poder encontrar mi paz interior. Me siento sin prestigio ante superiores mayores inmediatos de la Orden y, sobre todo, sin prestigio ante los súbditos misioneros... En los años que llevo ejerciendo el cargo he intentado aunar criterios pero he fracasado; los misioneros están divididos y desorientados hacia dónde va la misión y por dónde debe ir; entre los misioneros de las diversas opiniones hay quienes no encuentran la paz en la misión y quieren abandonarla para seguir trabajando en otros sitios...".

Encarnación en el pueblo Huaorani En agosto de 1976 fue el primer encuentro con los Huaorani y en Navidad de aquel año 1976 fue su encarnación en el mundo Huao y en una familia. Alejandro lo cuenta con sencillez y estremecimiento.

La nueva etapa misionera: las minorías étnicas, los Huaorani He aquí cómo se encadenan a partir de ahora sus sucesivas actividades misioneras: 1971-1973 Misionero en la zona petrolera, residiendo en el Eno o Enokanke, cerca de Lago Agrio; 1974-1975.Rector del Colegio Agropecuario "Padre Miguel Gamboa" en Coca. 1972-1975 Primer Consejero del Superior Regular de la misión; 1975 Hasta su nombramiento de Vicario Apostólico (Obispo) reside en Nuevo Rocafuerte 1976 Encargado de la pastoral de la misión, 1977 Encargado de la pastoral de los Huaorani, 1979-1982 Superior Regular de la misión, cargo renovado para otro Trienio hasta que en 1984 es nombrado Obispo Vicario

“…Se hizo un nuevo silencio hasta que clareó el día. Me levanté inundado de una gran alegría. Tal como estaba, en paños menores, me adelanté hasta el jefe de la familia, Inihua y Pahua, su señora; junto a mí se hallaba ya el hijo mayor. Con las palabras padre, madre, hermanos, familia me esforcé en explicarles que ellos, desde ahora, constituían mis padres, hermanos; que todos éramos una sola familia. Me arrodillé ante Inihua y él puso sus manos sobre mi cabeza, frotando fuertemente mis cabellos, indicándome que había comprendido el significado del acto. Hice otro tanto con Pahua llamándole "buto bara" (mi madre); ella, posesionada de su papel de madre, me hizo una larga "camachina" (aconsejar), dándome consejos. Luego puso sus manos sobre mi cabeza y frotó con fuerza mis cabellos. Me desnudé completamente y besé las manos de mi padre y de mi madre Huaorani y de mis hermanos, reafirmando que somos una verdadera familia. Comprendí que debía despojarme del hombre viejo y revestirme más y más de Cristo en estas Navidades. Todo se desarrolló en un ambiente de naturalidad y emoción profunda, tanto para ellos como para mí, sin poder adivinar todo el compromiso que este acto puede entrañar para todos. Me vestí de nuevo y ellos comenzaron a preguntarme cómo se llamaban mi padre, mi madre, mis hermanos. Esto me sirvió para decir los nombres de mis padres y


hermanos, añadiendo que, además, ahora tenía a ellos de padre, madre y hermanos. Fueron ellos los que me hicieron caer en cuenta del parecido de los nombres de mis padres con los suyos: Ignacio/Inihua, Paula/Pahua.” Obispo y programa El 9 de diciembre de 1984 Alejandro Labaka Ugarte fue consagrado en Coca como primer Obispo del Vicariato Apostólico de Aguarico. En la homilía se expresó con estas palabras: “Esta Iglesia particular de Aguarico... Abarca el territorio de tres cantones: cantón Orellana, cantón Aguarico, cantón Shushufindi. Sus gentes forman un mosaico completo de grupos étnicos de diferentes culturas e idiomas: los Huaorani, los Sionas, los Secoyas, los Cofanes, los Shuaras, los Quichuas, colonos nativos y colonos inmigrantes, trabajadores, comerciantes, fuerzas del orden público, empleados de instituciones gubernamentales como Gobierno, educación, salud y otros, como también de personeros dedicados al petróleo y a la agroindustria... Esta nuestra Iglesia, nacida de la confluencia de varias nacionalidades indígenas de diversas lenguas y culturas, está llamada a descubrir las semillas del Verbo, no asumidas todavía por ella. Los grupos humanos primitivos como los Huaorani, Sionas, Secoyas, Cofanes, Quichuas, Shuaras han tenido "maneras propias de vivir su relación con Dios y su mundo". "Su encuentro con Cristo se hace en situaciones inéditas" ofreciendo, por tanto, expresiones, maneras y actitudes inéditas de vivir el Evangelio como salvación universal. Es preciso reconocer su derecho de conservación de la propia identidad como pueblo, su derecho a establecer sistema escolar bilingüe y bicultural que respete y fomente sus propios idiomas y cultura. Su derecho para ser amparados por leyes

justas y adecuadas para la tenencia legalizada de sus tierras y para organizarse para poder aspirar a ser artífices de su promoción económica, social y religiosa.” Todas las actividades que ha llevado a cabo Alejandro como Obispo son sencillamente la ejecución del programa que él ha trazado en la homilía inaugural de su ministerio, y que tenazmente iba llevando a cabo como misionero. Su paciente y esforzado acercamiento a los Huaorani con la colaboración de los misioneros y misioneras, y de modo especialísimo de la entusiasta Inés, forma una historia tupida. En cinta magnetofónica ha registrado la lengua del pueblo Huaorani para poder aprenderla, ha convivido temporadas con ellos adaptándose, en lo posible, a sus costumbres y simultáneamente ha tenido que negociar con las compañías petroleras, siempre correcto y caballero en las formas, para salvar los derechos inmemoriales de aquellas legítimas "nacionalidades". Con los Obispos de la región amazónica del Ecuador -los Vicarios Apostólicos de Méndez, Puyo, Sucumbíos, Napo, Zamora, Aguarico- había preparado el documento que lleva por título “Tenencia de la tierra y proceso social en la amazonía ecuatoriana”, fechado el 12 de febrero de 1986, "Día de la región amazónica". En el escrito se decían cosas graves que a esta altura del pensamiento, tras el Concilio, tras Puebla (1979) eran evidencias. "Por eso los indígenas ... Reclaman su tierra como un derecho histórico ancestral, anterior a cualquier otro de los colonizadores e incluso al del propio país que los engloba. Sin embargo, esto no quiere decir que pretendan situarse al margen de la marcha de la nación" (n. 28). No es tal la filosofía real de las multinacionales que van talando la selva de este "pulmón del mundo" -patrimonio de la humanidad- para plantar la palma "africana"; de las petroleras que en busca del oro negro a provecho propio y del Estado han ido


acorralando a los grupos, ya muy reducidos, de aborígenes que tienen que replegarse en territorios cada vez más exiguos. Centrándonos en los Huaorani, Alejandro lleva más de diez años con una labor persistente de acercamiento y amistad. No ha bautizado a ninguno, aunque ya ha trabado amistad con muchos y desde el primer momento Cristo ha sido y es su objetivo y su impulso. Con misioneros y misioneras ha entrado por río y, con planes de mayor envergadura, ha contratado los servicios de las multinacionales para pagar horas de vuelo y penetrar en helicóptero en el corazón de la jungla. En sus notas todo queda cuidadosamente registrado y la correspondencia con las instituciones oficiales está indicando en todo momento su prudencia, su mesura y audacia, su voluntad de diálogo con el gobierno y las petroleras. En uno de sus últimos documentos, el 9 de junio de 1987 escribe al economista Sr. Wilson Pastor, Coordinador de la Unidad de Contratación Petrolera, interesándole por el "Programa Huaorani - misión capuchina", pidiendo su apoyo de recomendación y presentación a las compañías petroleras concesionarias de los bloques petroleros 14, 16, 17. Le incluye la "Estadística de los grupos Huaorani de la zona", unos con cédula de identidad nacional; la mayoría sin ella. Murió entre los suyos El 15 de julio informa detalladamente al ingeniero Edmundo Rojas, subgerente de planificación de la Cepe (Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana), de los últimos viajes realizados. En otro escrito del 18 y 19 de julio vuelve a informar al detalle de los viajes de los días 16, 17 y 18. Y termina: "con la última evidencia de los signos positivos para un acercamiento personal, se decide que Monseñor Alejandro Labaca y la Hna. Inés Arango, misionera de las Terciarias capuchinas de la Sagrada Familia, desciendan, Dios mediante, el día 20 de julio de 1987".

El 19 de julio es domingo. Bajará en helicóptero Mons. Alejandro y Hna. Inés. El domingo Inés se confiesa con Alejandro. Por la mañana del lunes, día 20, el misionero P. Roque Grández lleva en el jeep a Alejandro e Inés, acompañados de Hna. Cristiana, Terciaria capuchina. Han de ir por la llamada vía de los Aucas al helipuerto, cincuenta kilómetros de recorrido, donde está la base de la compañía geofísica, la petrolera CGG, y adonde llegan a las 7.00. Ocurre una contrariedad: que se ha estropeado la grúa del helicóptero, que se ha de accionar para la bajada de los dos misioneros. El vuelo no podrá ser hoy, sino mañana, día 21 martes. A las 10.30 vuela el helicóptero. Van el piloto Sr. Tamayo, el director de la base de la CGG, el mecánico que ha de accionar la grúa y los dos misioneros. Roque también quería bajar, -no conviene, le había dicho Alejandro-, o al menos montar en helicóptero; imposible. Cuesta media hora llegar donde la chacra de los Tagaeri; se acercan, y en una primera vuelta arrojan los regalos que traen. En la segunda vuelta al bohío se hace el descenso. Desde el helicóptero observan los tripulantes que los Tagaeri, ante la aparición de aquel aparato, se han escondido. Ven que Alejandro e Inés se adelantan y haciendo bocina con las manos delante de la boca van llamando a los Tagaeri. Estarán diciendo en la lengua de ellos: hemos venido, estamos aquí, somos amigos... El helicóptero regresa, pero volverá al día siguiente. Y con ellos volverá Roque para celebrar el gozoso encuentro. Y en efecto volvieron al día siguiente... Y al hacer el giro por el bohío, contemplan mudos de horror que Alejandro está desnudo (llevaba el "gumi" huao) y un florón de lanzas hincadas en su cuerpo. Yacía con los brazos abiertos a unos metros de la casa.


Inés, que se había descalzado, y guardaba el velo en el bolsillo del vestido, yacía junto a la casa, atravesada con lanzas. Aquel mismo día tres helicópteros del ejército con una patrulla de soldados se apresuraron al rescate. El P. José Miguel Goldáraz, misionero compañero de Alejandro, sin portar armas, dirigió el piquete que bajó a tierra para recoger los cuerpos. Sacó quince lanzas del cuerpo de Alejandro, cuando ya los soldados habían extraído tres; y tres lanzas del cuerpo de Inés. Sus cuerpos reposan en la catedral de Coca. Junto a sus tumbas se reúnen todos los meses los misioneros para orar, reflexionar y continuar el camino que Monseñor Alejandro y la hermana Inés hicieron. La comunidad capuchina, la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, la CLAR, algunos Secretariados del CELAM, han manifestado el reconocimiento de la santidad de estos dos misioneros esperando que sean reconocidos como mártires por parte de la Iglesia.


Monseñor Alejandro Labaka Ugarte Capuchino, Obispo-Vicario Apostólico de Aguarico

Nota bibliográfica 1. Lázaro Iriarte de Aspurz, Aguarico, un empeño de roturación en dos tiempos 1954-1979, Cicame Prefectura apostólica de Aguarico 1980, Quito, 162 págs. 2. Mons. Alejandro Labaca, Crónica Huaorani, Cicame, Vicariato apostólico de Aguarico, Pompeya 1988. 4ª ed. 1997, 211 págs. 3. Juan Santos Ortiz de Villalva,Los Últimos Huaorani, colección Cicame Vicariato apostólico de Aguarico, Quito 1986, 4ª ed. 224 págs. 4. Juan Santos Ortiz de Villalva, Tres nombres y una voz, Cicame - nuevo Rocafuerte, 1996. 274 5. Rufino María Grández, Arriesgar la vida por el Evangelio, Cicame - Coca 1997, 2ª edición, 302 pág. (1ª edición Editorial Aránzazu 1988) 6. Rufino María Grández, Alejandro Labaka Ugarte (1920-1987), mártir por el Evangelio, en: Surge (revista sacerdotal) 54 (996) 211-237. 7. Otras publicaciones en los Boletines Oficiales del Vicariato apostólico de Aguarico y de las Provincias capuchinas de Navarra y Ecuador. Y otros. Documentación abundante en: • Archivo del Vicariato apostólico de Aguarico, Quito (Ecuador) • Archivo de la Viceprovincia capuchina de Ecuador, Quito (Ecuador) • Archivo de la Provincia capuchina de Navarra-Cantabria-Aragón, Pamplona (España) Francisco de Orellana - Coca, 26 de agosto de 1997


DATOS BIOGRAFICOS DE LA HERMANA INÉS ARANGO VELÁZQUEZ, Terciaria Capuchina de la Sagrada Familia 1937. 06 de Abril. Nace en Medellín, Colombia. 1944, Ingresa en el Colegio de la Presentación de Medellín, donde hace el primero y segundo de infantil, y primero y segundo de primaria. 1948, Pasa a la Escuela Normal de Antioquia de Medellín, donde cursa el tercero, cuarto y quinto de primaria. Hace también parte del primero de bachillerato. 1951. Pasa a Yarumal (Departamento Antioquia) en el Colegio “Nuestra Señora de la Merced”, Escuela Normal de las Hermanas Terciarias Capuchinas. Allí termina el primero de bachillerato, para hacer a continuación segundo, y empezar tercero de bachillerato. Así hasta los primeros meses de 1953 cuando ingresa como aspirante de las Hermanas de la Madre Laura (Lauritas), con quienes estuvo sólo dos meses. 1953. Tras haber dejado el aspirantado continúa con el tercero de bachillerato en el Colegio “María Auxiliadora”, donde cursa el cuarto de bachillerato hasta que el 17 de Octubre de 1954 ingresa con las Hermanas Terciarias Capuchinas. 1955. 02 de Julio.

Realiza su toma de hábito.

1956. 07 de julio.

Profesión temporal como Terciaria Capuchina

1959. 15 de agosto. Profesión Perpetua. 1956 - 1977

Presta sus servicios en la pastoral educativa y catequética en varios colegios de la Congregación. 1977. 09 de Marzo. Se traslada a Ecuador con el encargo de fundar la primera comunidad Capuchina en Aguarico, Ecuador. 1977.04 de Agosto. Forma parte de l a segunda comunidad fundada en Nuevo Rocafuerte, siendo Superiora de la misma, desarrolla labor de catequesis y comienza la pastoral entre los Huaorani. 1987. 21 de Julio. Muere alanceada por los Tagaeri junto al Obispo Mons. Alejandro Labaka en la selva amazónica ecuatoriana.

DOCUMENTO


V BIOGRAFÍA DE LA HERMANA INES ARANGO VELAZQUEZ Terciaria Capuchina de la Sagrada Familia

P. Alfonso Miranda

El día 21 de julio de 1987 Alejandro Labaka e Inés Arango, dos misioneros en la amazonía ecuatoriana, él capuchino y Obispo, nacido en el pueblo de Beizama (Guipúzcoa), ella Terciaria Capuchina nacida en Colombia (1937), fueron clavados por las lanzas de los nativos Huaorani, grupo Tagaeri. ¿Por qué los mataron, cuando ellos eran sus defensores y habían bajado del helicóptero brindando puramente la amistad de su corazón...?

12 hijos, donde cada día la familia va a la Santa Misa, sirviendo el papá en el altar, y donde se termina el día con el rezo familiar del santo rosario y la bendición de los hijos antes de ir a descansar. Su prima A. Franco A., Religiosa salesiana, ha dejado por escrito el testimonio del día de su primera comunión. "¿No recuerdas el día en que por primera vez recibiste a Jesús y me dijiste: Yo seré monjita para entregar mi vida en las misiones"?.

Que un Obispo fuera acribillado por las lanzas guerreras de los aborígenes era algo no visto ni en los tiempos de la llegada de los primeros colonizadores. Y que un Obispo, buscando la suma encarnación, muriera con la vestimenta de los naturales, remataba lo sensacional de la noticia. Y junto a él, una mujer consagrada, misteriosa y delicada presencia del eterno femenino.

La fe recibida en el hogar, por la tradición y por el ejemplo de sus padres y mayores, se fue templando desde muy temprano cuando, con su hermana Cecilia, también Terciaria capuchina, asistía a la catequesis dominical. Así de normal transcurrieron su infancia y su adolescencia. Sin estridencias ni aspavientos; todo enmarcado en lo común y corriente de una niña y de una adolescente.

Alejandro e Inés, audaces, resueltos e intrépidos resplandecieron como héroes. Nadie como ellos ha podido presentarse con hechos, como defensores de los más humildes. Ningún premio, nacional o internacional, igualará al premio de las alabanzas que se le tributaron, y al deseo de la Iglesia de Aguarico de verlos inscritos en el Catálogo de Mártires del siglo XX y de ser reconocida su muerte como muerte martirial. Inés, su hogar. Ser monjita, misionera y mártir. Inés, nacida el 6 de abril de 1937, es la penúltima hija de un hogar cristianísimo de

Inés irá creciendo pasando por distintas escuelas y colegios para hacer su primaria y secundaria y le acompañarán la virtud y los ideales que ha ido recibiendo en su casa. Con sus altibajos de alegría, de ilusiones, de rebeldías y aspiraciones compartido todo con quienes fueron sus compañeras de estudio en las aulas de los colegios de "La Presentación" de Medellín la "Normal Antioqueña", "María auxiliadora” de Medellín y la normal "La Merced" de Yarumal, testigos de su franca e innata rebeldía ante lo institucional, cuando supera a la persona. Era fiel exponente de las mujeres de su raza antioqueña, que no sabe de miedos porque ha podido vencer la abrupta majestad de sus


montañas. Su figura menuda y aparentemente frágil, encerraba un alma grande, de temple. Religiosa a los 17 años. Su prima nos dirá el testimonio: "Desde muy pequeña advertí en ti ese deseo grande de santidad, tu ánimo alegre y emprendedor, tu gran fuerza de voluntad, tu ingenio para acoger las iniciativas que eran presentadas en los años escolares para honrar a la santísima Virgen; ese ardiente deseo de participar diariamente en la Eucaristía, venciendo muchas veces la pereza propia de todo ser que está en proceso de crecimiento; ese gran valor para decir y defender la verdad, pues fuiste limpia y transparente; en ti nunca advertí la doblez y sí te vi disgustada cuando la mentira y la doblez empañaban el corazón de tus compañeras..." Si así es vista Inés, no es extraño que buscara su realización personal en una Congregación Religiosa que pudiera llenar sus ideales de santidad y de misionera. Y se dirigió hacia las Hnas. Lauritas. Allí pasó dos meses como aspirante. Motivada por el ambiente franciscano vivido en su familia y de su educación cristiana, se decidió a realizar su vocación en la Congregación de Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia. El 17 de octubre de 1954 es invitada a participar en la celebración de los 100 años del nacimiento del fundador de las Terciarias Capuchinas. Después de la Misa llama a la Superiora Provincial y solicita la entrada en la Congregación. Grande es el forcejeo entre la Superiora y ella, pues no se la quiere recibir por su tierna edad, tan solo 17 años. Inés convence y vence. Lo cuenta su hermana: "Su ingreso fue a las 11.00 a.m. después de la Misa Solemne, en una sencilla ceremonia en la que se cantaba la Salve Regina, y luego el abrazo de toda la comunidad como señal de acogida en ella". "Desde este momento sólo pensaba en la misión; cada vez que tenía oportunidad de manifestar este deseo lo hacía...".

El 2 de julio de 1955 toma el hábito; el 17 de julio de 1956 emite la profesión temporal y el 15 de agosto de 1959 la profesión perpetua. Inés tiene 22 años. Desde el momento de su profesión hasta que marcha al Ecuador, las inquietudes misioneras se abren a otro panorama, el de la educación: los colegios "Manuela Beltrán, Versalles, (Valle), "Santa Inés", Bolívar (Antioquia), "Sagrada Familia", Armero, (Tolima), normal "La Merced", Yarumal, colegio "De María", el Peñol, "Instituto La Inmaculada", Puerto Berrío y “La Inmaculada" Medellín (Antioquia) fueron testigos de la entrega sin límites de tiempo y circunstancias a sus alumnas quienes hoy la recuerdan con cariño y gratitud y quienes dan fe de que "ese pequeño cuerpo encerraba un alma gigante". Inés misionera. No le fue fácil a Inés conseguir ir a las misiones, aunque es el ideal de su vida. Su Provincia Religiosa no tiene ninguna circunscripción misionera. Formada bajo el espíritu de obediencia, deberá realizarse como educadora, pasando por diferentes escuelas y colegios, donde intentará educar a los niños y jóvenes dentro del espíritu misionero. "Recuerdo su entusiasmo por aquellas semanas misionales que nos tocó compartir; cómo ponía en juego toda su creatividad para invitar a la oración, al sacrificio y a la colecta de fondos para las misiones", comenta una hermana religiosa. Cuando la Congregación iba a abrir una misión en África, otra en los Llanos Orientales de Colombia, Inés solicitaba un puesto para la Misión, que, lamentablemente, no llegó. Inés tuvo que esperar, y esperó 20 años hasta que se le abrieron las puertas del


Oriente Ecuatoriano en Apostólica de Aguarico.

la

Prefectura

Inés junto a Monseñor Alejandro. Una carta de la Hna Inés a la Superiora General Hna Elena Echavarría con fecha del 27 de marzo de 1987 sintetiza su vocación misionera: "Soy misionera en la actualidad en tierras Ecuatorianas desde hace diez años, pero desde siempre, desde mis primeros años de infancia abrigaba la ilusión de morir encampos de misión netamente indígena como tengo la oportunidad ahora. Estos diez años los he pasado en Nuevo Rocafuerte y allí conocí un pueblo entre todos el más primitivo, aún viven casi todos desnudos, pues apenas empiezan a salir a la civilización; fui una de las primeras religiosas que entré a ellos y he pasado todo este tiempo esforzándome por aprender su lengua, costumbres, creencias y haciendo lo posible por una efectiva inserción a ellos; es ahora cuando apenas si se puede empezar a trabajar por una Evangelización inicial..." "Tengo cincuenta años próximos a cumplir y no quiero desperdiciar ni un día de mi vida ya que tengo buena salud y resistencia física a pesar de que soy demasiado delgada--- ahora he sido trasladada de casa a mucha distancia de ellos pero nada me hará desistir de mi deseo de trabajar por este pueblo y es por eso que ahora le suplico me conceda el permiso de estar entre ellos el plausible tiempo posible..." "Ahora han descubierto otro grupo de esta familia Huaorani a la que nadie ha podido llegar debido a que aun son salvajes y peligrosos pero desde el mes entrante empezaremos a volar en helicópteros para que una vez se vea aceptación de su parte bajar y conversar con ellos y poderlos acercar a los otros que les temen inmensamente..."

"Una vez más le ruego me conceda el permiso de dedicarme a ellos;..." "No quiero llamar la atención ni pasar por heroína; detesto la propaganda, los escritos y además ya hubiera podido hacerme popular por este medio pero no es mi fin, no es mi objetivo; es sencillamente seguir lo que siempre he amado, buscado y que no importe que a mi edad lo haya encontrado pero repito no quiero desistir de mi intento." "... Desde siempre me preguntaba: ¿qué será de mí cuando me saquen de Rocafuerte? Y pensaba que algún día tendría que lanzarme por mi cuenta así tuviera que morir sola entre ellos..."

Y a una amiga le escribe así: "Ya me conoces desde siempre y sabes que mi único ideal era el ser misionera, que soñaba vivir entre indígenas y que por fin se realizó mi sueño... ... Estoy decidida a correr el riesgo así tenga que morir sola y abandonada entre ellos. ¿Crees que después de tener entre mis manos el sueño de toda mi vida he de querer dejarlo así no más? ... Te juro, Myriam, que siendo ésta una de las cosas más incómodas, no he de querer algo para mi persona o interés personal... Pero no es mi objetivo ni fue nunca, cuando elegí venir a la misión; somos el Obispo y yo los que hemos puesto nuestro ideal en este pueblo y es por esto que quiero ayudarle a él que también desea la evangelización de este pueblo. Ahora han encontrado un grupo ... que aún viven en estado salvaje y son feroces; en este caso el gobierno ha acudido a Monseñor para que llegue hasta ellos pues


es el único que arriesga su vida por esta causa... Y sabes, yo también estoy anotada a esta experiencia... si muero ¿no te parece mejor? no quiero popularidad ni mucho menos; ya la pudiera haber tenido pero me parece ridículo el escribir, el hacer propaganda de uno mismo." Sin duda que estos testimonios escritos de Inés descubren enteramente su pasión por los indígenas, su disponibilidad hasta para dar la vida. Dos vidas, la de Alejandro e Inés, fundidas en un mismo ideal misionero, acariciado desde la niñez, profundizado en su juventud, y ahora en la madurez de la vida, cuando existe la posibilidad de hacerlo realidad asumido totalmente aunque se arriesgue la vida y se encuentre la muerte. Son muchos los días que los misioneros pasan juntos; muchas las horas navegando en canoa; muchas las horas de la tarde antes de acomodarse para dormir. Alejandro e Inés se comunican, discurren juntos, analizan problemas, buscan soluciones, rezan juntos, intiman ideales misioneros. La hermana Inés maduró su vocación misionera al lado y en compañía de Monseñor Alejandro. A estos dos misioneros no le llegó improvisadamente la muerte. Aceptaron esa posibilidad y se entregaron a ella. Alejandro tuvo que enfrentarse a esa posibilidad e interiormente le dio su respuesta. Lo mismo ocurrió con Inés. En ella los testimonios son más explícitos. Inés, que vivía en Coca, antes del viaje visitó a sus hermanas de San Pedro y de Shushufindi. Ellas sí que estaban preocupadas por lo arriesgado del viaje y por la posibilidad de una muerte cierta. Inés sonreía y siempre decía que si tuviera que morir, moría feliz. Gozosa, el día 19 le decía a la Hna. Laura Fernández:

- "Me voy para los Tagaeri. - ¿No tienes miedo? ¿Y si te matan? - Ah, tranquilas, muero feliz." Aquella misma noche del día 19 por la noche, nos cuenta Laura, fui a su habitación; la encontré arreglando todo. Me dijo: - "Tengo que dejar todo arreglado. - y ¿No te da miedo entrar a los Tagairi? - No, Laura. Si muero, muero feliz. Ojalá me dejen en la selva. Inés se arrodilló y me dijo: - Esta ropa me la han regalado mis familiares; es para los Huaorani. Nos abrazamos y salí de su pieza. Pero regresé inmediatamente y le dije: - De verdad, Inés, ¿no te da miedo? - No, me dijo; porque si muero, muero como y donde se lo he pedido al Señor." Cuando todo ocurrió, en la mesa de Inés se encontró un papelito escrito por ella, media cuartilla, que decía: "En caso de muerte: El dinero que queda es así. Colombiano de mis hermanas, Angela y Ana Isabel y 2.000 pesos de Roque. 4.(=4.000) sucres debo a Gabamo por motorista. 5.000 me había dado Imelda y no los gasté. El resto de los 25.000 que me dieron en Rocafuerte para lentes, dientes, etc. que lo empleen para Aucas y pobres. Si muero me voy feliz y ojalá nadie sepa nada de mí, no busco nombre... Ni fama. Dios lo sabe. Siempre con todos Inés." No habría, pues, duda de que Alejandro e Inés llevaron la gran ilusión de encontrarse con los Tagaeri, de conocerse, de intercambiarse regalos, de entablar una


amistad que durarĂ­a para siempre. Algo que puede mĂĄs que todos los miedos y por lo que

se arriesgan peligros. Este es el amor. Los amaban. Por eso fueron .


Hermana Inés Arango Velázquez Terciaria Capuchina de la Sagrada Familia

Nota bibliográfica 1. Lázaro IRIARTE DE ASPURZ, AGUARICO, Un empeño de roturación en dos tiempos 1954-1979, CICAME Prefectura Apostólica de Aguarico 1980, Quito, 162 págs. 2. Juan Santos ORTIZ DE VILLALVA, Tres nombres y una voz, CICAME - Nuevo Rocafuerte, 1996. 274 págs. 3. Rufino María GRÁNDEZ, Arriesgar la vida por el Evangelio, CICAME - Coca 1997, 2ª edición, 302 pág. (1ª edición Editorial Aránzazu 1988) 4. Juan Santos ORTIZ DE VILLALVA, Los Últimos Huaorani, Colección CICAME Vicariato Apostólico de Aguarico, QUITO 1986, 4ª ed. 224 págs. Documentación en: • Archivo del Vicariato apostólico de Aguarico, QUITO (Ecuador) • Archivo de la Provincia de San José de las Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia. MEDELLIN (Colombia) Francisco de Orellana -COCA, 26 de agosto de 1997

REPORTAJES


LOS CAPUCHINOS DEFIENDEN LA AUTONOMIA DE LOS TAGAERI Con motivo de la celebración del décimo aniversario de la muerte de Mons. Alejandro y la Hermana Inés nos hemos ido sensiblizando con la presencia de artículos aparecidos en revistas y diarios sobre algunas de las familias aborígenes de la Amazonia ecuatoriana. El artículo que presentamos a continuación fue publicado en el diario “Hoy” de Quito el 30 de agosto de 1997. FAMILIA TAGAERI RESISTE EL ACOSO Los Tagaeri, un grupo de la etnia Huaorani, son acosados. Se resisten a integrar la sociedad “occidental”. Las transnacionales de televisión, algunas empresas turísticas y varios aventureros, los persiguen para tener la “exclusividad” del primer contacto. Frente a esto, los misioneros capuchinos han propuesto la creación de un protectorado. Este protectorado es apoyado por las organizaciones indígenas, los ecologistas, la Comisión Internacional de los Derechos Humanos y la OEA. Sin embargo, el Ministerio de Energía no ha dado aún respuesta. Los Tagaeri se mantienen como el único grupo humano que se resiste al contacto con la “civilización occidental” y a la penetración de la exploración y explotación petrolera, que cumple 25 años en la Amazonia ecuatoriana. (CEC). EL EXODO DE LOS TAGAERI 1. Petroleras, aventureros, y productoras de televisión cierran el cerco a los Tagaeri. Mincagui escucha cómo se aleja el último helicóptero; ha llegado ya la noche y puede iniciar la fogata: a esa hora no podrán ubicarlos, no verán la columna de humo. Varias veces han intentado contactar a su familia: sobrevuelan su territorio para lanzarles regalos, para pedirles por altavoces que hagan las paces con los otros Huaoranis. Los mecheros de las torres petroleras permanecen prendidos hasta la madrugada. Las Morfo, mariposas gigantes azules, son atraídas por la luz y mueren por miles, quemadas. Mincagui presiente que sus hijos, quizás sus nietos, morirán algún día atraídos por la misma luz, la luz del petróleo. Son una especie en extinción. Hace más de veinte años, por disputas familiares, el grupo al que pertenece Mincagui, los Tagaeri, se separaron de los Huaoranis. Ahora ven a sus hermanos como extranjeros porque llevan ropa, porque no han preservado sus costumbres originales como ellos lo han hecho. Son el último grupo no contactado de esa etnia de la Amazonia. Huyen del acoso de la civilización occidental. El impacto que causaría su integración va más allá de su pérdida como ejemplo étnico cultural primitivo; el peligro de que mueran por enfermedades benignas para nosotros, como la gripe, es permanente, pues nunca las han experimentado. La Tagaeri encarnan la rebeldía que un día hizo famosos a los mal llamados Aucas. 2. ¿Las petroleras son responsables?


Antes de la llegada de las petroleras Braspetro y ELF, los Tagaeri habitaban alrededor del curso inferior del río Tivacuno y el río Tiputini. Después de sus problemas con los otros Huaoranis, se desplazaron hasta la región comprendida entre los ríos Shiripuno y Cuchiyacu. Sin embargo se les ha visto patrullar su territorio, que incluye el espacio entre el Tivacuno y el Shiripuno. Winston Gómez, Gerente de Medio Ambiente y Relaciones Exteriores de la operadora francesa ELF, insiste en desterrar el rumor de que los Huaoranis hayan sido desplazados por la llegada de su compañía. La Braspetro estuvo antes encargada de la explotación del bosque 17, y fue esta la que perforó dos pozos que fracasaron, dentro de la reserva Huaorani. A partir de los problemas surgidos con los Tagaeri, las exploraciones fueron suspendidas. Los campos Hormiguero 1 y Hormiguero 2, pertenecientes a la ELF, están fuera del territorio protegido de los Huaoranis. Winston Gómez asegura que, dentro del sector que explotan, no hay ninguna comunidad indígena, y que su compañía no tiene intenciones de laborar en la zona Tagaeri. 3. Acoso permanente Varias veces han intentado tomar contacto con los Tagaeri, misioneros protestantes y católicos, transnacionales de televisión, empresas turísticas y aventureros. Una fracción de indígenas integrados los buscan para vengarse de algunas muertes producidas en combate, una ley entre los Huaoranis. Les han robado sus armas y artesanías para venderlas como piezas raras a los coleccionistas extranjeros. En alguna ocasión, incluso, secuestraron una mujer para intentar de ese modo contactarlos. Fracasaron. Desde 1993, el escritor y fotógrafo Erwin Patzel, ha intentado filmar el primer contacto con los Tagaeri. Según Randy Smith, guía turístico que trabaja en el sector, Patzel trató de convencer al grupo de indígenas integrados para que lo ayuden a cambio de dinero. Este intento como otros, fracasó y puso en riesgo la vida de guías e indígenas. El caso más grave sucedió en 1995, cuando una productora norteamericana, Bryant Productions, tomó contacto con la National Geographic y la CNN para filmar un documental, en el que los Tagaeri eran encontrados e integrados a la civilización. La verdad detrás de todo era que el productor tenía un acuerdo con Loren Miller, presidente de la Corporación Internacional de Plantas Medicinales, para extraer sus secretos a los Huaorani, según una denuncia que hizo Valerio Greffa, coordinador general de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, COICA. Loren Miller es recordado por el escándalo que generó cuando intentó patentar a su nombre la fórmula química de las sustancias contenidas en el Ayaguashca. La campaña que iniciaron la Organización de las Nacionalidad Huaorani del Ecuador, ONHAE, las Fuerzas Armadas y varias organizaciones internacionales, determinó que la CNN pidiera a Bryant abandonar sus intenciones. El guión de aquel documento prevé la entrega de un teléfono celular a un guía huaorani, quien empieza a comunicarse con el “mundo exterior” para hablar de las posibilidades científicas de la zona donde habita. Este proyecto, como tantos otros, no considera la realidad social y humana de los Tagaeri, según antropólogos consultados. Los Tagaeri, por su parte, no aceptan las iniciativas de amistad de nadie.


Los misioneros capuchinos, quienes han trabajado con los Huaoranis por años, defienden la autonomía de los Tagaeri y su decisión de seguir aislados. Esta congregación católica ha trabajado con otras instituciones interesadas para defenderlos del acoso permanente. Insinúan, sin embargo, que su integración tendrá que darse algún momento. “Tienen que intercambiar matrimonios” , aseguró Josef Hörman, misionero capuchino.(CEC) Proteger a toda la zona A raíz de la muerte de monseñor Alejandro Labaka y de la religiosa Inés Arango a manos de los Tagaeri en julio de 1987, el Ministro de Energía y Minas de entonces, Fernando Santos, declaró territorio vedado indefinidamente a toda actividad petrolera, un área de 40.000 hectáreas, comprendida entre el curso medio y bajo del río Tigüino y el río Cuchiyacu. Este acuerdo se firmó con la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y consta en el Registro Oficial 903, del 29 de marzo de 1988 . Esa región protegida de la Amazonia comparte espacio con el bloque petrolero 17. Actualmente varias organizaciones intentan promover un proyecto que extienda el área protegida para los Tagaeri. Se escuchan algunas voces: la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca amazónica (COICA), la ONHAE, la Asociación Ecuatoriana de Ecoturismo, la CONFENIAE, la CONAIE y otras. Una de las ideas es ampliar la extensión del Parque Nacional Yasuní, lo que para algunos no sería muy efectivo. “Dentro del mismo parque hay petroleras laborando”, dice Rodolfo Asar de la COICA. Otra propuesta plantea la creación de un protectorado de 93.956 hectáreas, en el sector del río Cononaco. En cualquier caso, comentó Rodolfo Asar, “se necesita llegar a un consenso, sobre todo, con la ONHAE”. El proyecto del protectorado ha sido recomendado por la OEA y la Comisión Internacional de Derechos Humanos. Estas organizaciones piden que el Gobierno establezca las políticas necesarias para que la integridad cultural y territorial de esta y otras etnias marginadas sean respetadas. “Se está intentando conformar una comisión de notables que presione al Gobierno para que dicte la creación del protectorado”, dijo. (CEC) ¿Condenados a desaparecer? Debido a la presencia de la ELF, se teme que la decisión de promover el protectorado, se entorpezca o detenga a nivel de Ministerio. ¿La ubicación geográfica de sus actividades debería calmar esta duda?. Dictar una moratoria a la exploración petrolera de la zona, no garantiza que en un futuro no muy lejano se reinicie. El área hidrocarburífera ha sido prioridad y política de estado por mucho tiempo. Los misioneros capuchinos parecen ser los más interesados, pero a pesar de que la conferencia Episcopal ha sido su vocera, el tema parece no haber sido tratado. El diario “HOY” intentó saber qué atención le estaban prestando, pero en el despacho del Ministro de Energía, nadie supo responder. Nos remitieron directamente al titular de la cartera de Estado quien en los últimos días ha estado agobiado por su apretada agenda.


Entre tanto, Mincagui y su familia tienen que cambiar de casa después de un par de semanas; antes permanecían al menos, seis meses: esperaban la cosecha de yuca y luego trasladaban su hogar: han dejado de ser agricultores La recolección y la caza son su único medio de sustento. Siempre fueron nómadas, pero ahora se movilizan más rápido porque huyen. Esconden sus huellas, se pierden en la selva. (CEC)



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