Palabras mayores

Page 18

Más Europa,

¿más IMPERIO? Fernando Llorente

L

a caída del Muro de Berlín en los últimos días del mes de noviembre de 1989 confirmó las tesis de la Filosofía hegeliana de la Historia, pero también –y no veamos contradicción donde sólo reside el carácter paradójico que informa la realidad toda y, por tanto, también la realidad históricahizo buenos los presupuestos del materialismo histórico, lo que no impidió que, a la vez, firmara el desmentido de las predicciones supuestamente inherentes a la interpretación del materialismo dialéctico, no tanto porque las clases y sus luchas no desaparecieran, como porque las relaciones sociales –dicho sea, no sólo en el sentido marxista, sino en toda su amplitud de sentido- ya hacía tiempo que habían hecho dejación de una conciencia revolucionaria y utópica, y no tanto neutralizada con argumentos metafísicos o descaradamente religiosos, como mediante el secuestro de sus vidas esgrimiendo la oferta de una existencia mejor en este mundo. Bastaba, y sigue bastando, el empleo de un lenguaje eufemístico para desfigurar una realidad mostrenca. No hemos salido de la caverna de Platón, sólo que ahora las sombras no son en blanco y negro y las cadenas aprietan tan suavemente que dan gusto. Inmediatamente después de la caída del Muro de Berlín, desde la Secretaría norteamericana de Estado se difundió por el mundo un largo artículo, titulado “El final de la Historia”. En él, el alto funcionario Fancis Fukuyama se acogía a la interpretación hegeliana de la Historia, cuyo final creyó Hegel haber registrado casi dos siglos antes, tras seguir el rastro del Espíritu que completó su desarrollo y realización en el Estado Prusiano, compendio de todas las libertades, como todo el mundo sabe, con lo que el Espíritu, al fin, descansó, gloriosamente madura la Historia. En su devenir enloquecedor, el Espíritu había recobrado la lucidez, mediante una milenaria acumulación de Estado, su expresión máxima en la Historia. Síntesis última, superados todos los conflictos, por la que se recompone el disloque alienador, voluntariamente experimentado por el Espíritu para conocerse dándose a conocer en la Naturaleza y en la Historia. Todo esto estaría muy bien, si no fuera porque no ha cesado la locura y cada día es más el mundo que se rompe, como efecto de la onda expansiva de un Espíritu cargado de metralla. Consideraba Fukuyama que, siendo acertada, por ajustarse a la realidad de la Historia, la dialéctica espiritualista, sin embargo Hegel se precipitó al celebrar su final. Quedaba aún por superar la última(¿) gran confrontación dialéctica, el conflicto, entonces pendiente, entre el Este y el Oeste. Es verdad que el Muro fue derribado a golpe de cocacolazos y mcdonalazos y que sus cascotes fueron a caer a las fosas del liberalcapitalismo, que pronto supo incrementar los réditos políticos y económicos que ya le habían rendido excelentes beneficios cuando tanta miseria formaba un bloque cada vez menos compacto, seducido por el señuelo de

18


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.