Cambio Climático

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La realidad de un desastre anunciado


Cambio Climático: la realidad de un desastre anunciado Editor Enrique Castro Vásquez Diseño editorial Jose Simón Barreto Cardona Elizabeth Palacio Agudelo Bleidy Johanna Chaverra Matínez Ilustraciones Elizabeth Palacio Agudelo

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Fotografía portada Pixabay Edición Portada (Fotografías) Jose Simón Barreto Cardona Primera edición Noviembre de 2021 Copyright © Editorial & Tipografía Cl. 73 # 73 a - 226 I.U. Pascual Bravo Tel. 4480520 Medellín - Colombia ISBN: 369-54-985-3256-5 Impreso en Medellín Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, sea por medios mecánicos o electrónicos, sin la debida autorización de la editorial.


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Introducción

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os artículos contenidos en este libro constituyen, en su conjunto, los resultados de una década de trabajo con relación a la economía del cambio climático. Se analiza la evidencia mundial del cambio climático y su impacto en la región, así como los efectos en sectores como la agricultura, la salud, el transporte y la energía. Asimismo, se estudian los nexos entre el cambio climático, el nivel del mar, la biodiversidad y el reto hídrico. Se parte de un enfoque estructuralista cuyo concepto ordenador es el de cambio estructural progresivo, entendido como una transformación hacia actividades y procesos productivos con tres características: ser intensivos en aprendizaje e innovación (eficiencia schumpeteriana); estar asociados a mercados en rápida expansión que permitan aumentar la producción y el empleo (eficiencia keynesiana), y favorecer la sostenibilidad ambiental y el desacople entre el crecimiento económico y las emisiones de carbono y otras huellas ambientales (eficiencia ambiental).

Responder al desafío del cambio climático en América Latina y el Caribe implica importantes esfuerzos financieros, económicos, sociales, culturales, distributivos y de innovación, pero también es una oportunidad para que la región transite hacia un desarrollo más sostenible e inclusivo y de mejor calidad. En un momento en que se vive la mayor pandemia del último siglo, la próxima reactivación económica y social deberá tener en cuenta las orientaciones contenidas en este libro para evitar continuar en una trayectoria que ya era insostenible



¿Qué es el calentamiento global?

Presentación.

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l año 2020 fue el año más caluroso en España, en Europa y a nivel mundial desde que existen registros y, a escala global, el primer semestre de 2021 terminó entre los seis más cálidos. El pasado mes de agosto, España alcanzó su máximo histórico con 47,4 ºC y Europa con 48,8 ºC. Este incremento de temperaturas podría alcanzar un aumento de 2’2 grados frente a los niveles preindustriales en 2040 y los 3’8 en 2100, según el análisis de un grupo de más de 80 científicos en el informe Cambio climático y medioambiental en la cuenca mediterránea, realizado por la red Mediterranean Experts on Climate and Environmental Change (MedECC). De hecho, por primera vez desde que se tienen registros, las conclusiones de un reciente estudio publicado el pasado marzo han puesto en jaque las estimaciones de evolución climática al revelar que la capacidad de la selva más grande del mundo de absorber carbono de la atmósfera se ha reducido hasta tal punto que ya podría estar liberando más carbono del que almacena. Pero, ¿qué es exactamente el calentamiento global y cómo impacta en nuestro planeta y nuestro día a día? Hacemos un recorrido por la ciencia para explicar todas las aristas de este fenómeno que ya impregna a todos los niveles nuestro día a día. A las consecuencias que generan estos gases lo llamamos calentamiento global, pero este fe-


¿Qué es el calentamiento global?

nómeno en realidad está provocando una serie de cambios en los patrones meteorológicos de la Tierra a largo plazo que varían según el lugar. Conforme la Tierra gira cada día, este nuevo calor gira a su vez, recogiendo la humedad de los océanos, aumentando aquí y asentándose allá, y cambiando en definitiva el ritmo del clima al que todos los seres vivos nos hemos acostumbrado. ¿Qué soluciones hay sobre la mesa para ralentizar este calentamiento? ¿Cómo vamos a sobrellevar los cambios que ya hemos puesto en marcha? Mientras intentamos entenderlo, la faz de la Tierra tal y como la conocemos, sus costas, bosques y montañas nevadas están en vilo.

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¿Qué es el calentamiento global?

Efecto invernadero.

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El efecto invernadero es el calentamiento que se produce cuando ciertos gases de la atmósfera de la Tierra retienen el calor. Estos gases dejan pasar la luz, pero mantienen el calor como las paredes de cristal de un invernadero. En primer lugar, la luz solar brilla en la superficie terrestre, donde es absorbida y, a continuación, vuelve a la atmósfera en forma de calor. En la atmósfera, los gases de invernadero retienen parte de este calor y el resto se escapa al espacio. Cuantos más gases de invernadero, más calor es retenido. Los científicos conocen el efecto invernadero desde 1824, cuando Joseph Fourier calculó que la Tierra sería más fría si no hubiera atmósfera. Este efecto invernadero es lo que hace que el clima en la Tierra sea apto para la vida. Sin él, la superficie de la Tierra sería unos 60 grados Fahrenheit más fría. En 1895, el químico suizo Svante Arrhenius

descubrió que los humanos podrían aumentar el efecto invernadero produciendo dióxido de carbono, un gas de invernadero. Inició 100 años de investigación climática que nos ha proporcionado una sofisticada comprensión del calentamiento global. Los niveles de gases de efecto invernadero (GEI) han aumentado y disminuido durante la historia de la Tierra pero han sido bastante constantes durante los últimos miles de años. Las temperaturas medias globales se han mantenido bastante constantes también durante este periodo de tiempo hasta hace poco. A través de la combustión de combustibles fósiles y otras emisiones de GEI, los humanos están aumentando el efecto invernadero y calentando la Tierra. Los científicos a menudo utilizan el término cambio climático en lugar de calentamiento global. Esto es porque, dado que la temperatura media de la Tierra aumenta, los

vientos y las corrientes oceánicas mueven el calor alrededor del globo de modo que pueden enfriar algunas zonas, calentar otras y cambiar la cantidad de lluvia y de nieve que cae. Como resultado, el clima cambia de manera diferente en diferentes áreas.


¿Qué es el calentamiento global?

¿Por qué es preocupante?. El rápido aumento de los gases de invernadero es un problema porque está cambiando el clima tan rápido que algunos seres vivos no pueden adaptarse. Igualmente, un clima nuevo y más impredecible impone desafíos únicos para todo tipo de vida y del que los científicos ya han derivado diversos puntos de no retorno en el planeta. Históricamente, el clima de la Tierra ha oscilado entre temperaturas como las que tenemos en la actualidad y temperaturas tan frías que grandes capas de hielo cubrían la mayor parte de Norteamérica y Europa. La diferencia entre las temperaturas globales medias y durante las edades de hielo tan solo es de 9 grados Fahrenheit y estas oscilaciones se produjeron lentamente, durante el transcurso de cientos de miles de años. En la actualidad, con las concentraciones de gases de invernadero aumentando, las capas de hielo que permanecen en la Tierra (como Groenlandia y la Antártida) también comienzan a derretirse. Esta agua sobrante

podría hacer que aumente considerablemente el nivel del mar. Conforme sube el mercurio, el clima puede cambiar de forma inesperada. Además del aumento del nivel del mar, las condiciones meteorológicas pueden pasar a ser más extremas. Esto implica tormentas mayores y más intensas, más lluvia seguida de sequías más prolongadas e intensas (un desafío para los cultivos), cambios en los ámbitos en los que pueden vivir los animales y pérdida del suministro de agua que históricamente provenía de los glaciares. La mayor parte del calentamiento global se ha dado en las últimas cuatro décadas, coincidiendo con el aumento de la emisión de gases de efecto invernadero por parte del hombre, según ha señalado la NASA.

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¿Qué es el calentamiento global?

Diferencia entre calentamiento y cambio climático.

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“Los gases de efecto invernadero tienen un impacto cada vez mayor en el día a día del mundo entero. Hacemos un recorrido por la ciencia para explicar qué es exactamente el calentamiento global que provoca el cambio climático y cuáles son sus consecuencias.”

El calentamiento global avanza rápidamente, “lo que hace muy difícil, tanto para la naturaleza como para las sociedades humanas, adaptarse a las nuevas condiciones”, alerta el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del gobierno de todos los países. Es importante tener en cuenta que, aunque se suelen utilizar como sinónimos, los términos ‘calentamiento global’ y ‘cambio climático’ no son lo mismo. En realidad, el segundo engloba al primero, al tratarse de un fenómeno más amplio que se refiere “a los cambios en el estado del clima que pueden identificarse a través de cambios en los valores promedio y/o en la variabilidad de sus propiedades”, según define la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC). El calentamiento global resulta del aumento del efecto invernadero, un proceso en el que la radiación térmica emitida por la Tierra queda atrapada en la atmósfera debido a los gases con ese efecto (GEI). Su presencia es natural y necesaria para mantener la temperatura del planeta en unos valores habitables. El problema es que las emisiones de gases como el metano o el óxido nitroso se han disparado en compa-

ración con la era preindustrial. “Las emisiones antropogénicas recientes de GEI son las más altas de la historia”, señala el último informe del IPCC. El cambio climático puede ser originado “por procesos naturales internos o por forzamientos externos también naturales como la modulación en los ciclos solares o las erupciones volcánicas. También puede ser causado por cambios inducidos por el hombre de forma persistente en la composición de la atmósfera”, amplía la CMNUCC. Y es, en este segundo caso, el de las causas antropogénicas, cuando se habla más específicamente del calentamiento global. Es decir: el cambio climático puede tener causas naturales o antropogénicas, mientras que las causas del calentamiento global son siempre producto de la actividad humana.



Las causas y consecuencias del cambio climático

Origen.

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os científicos atribuyen la tendencia al calentamiento global observada desde mediados del siglo XX a la extensión humana del “efecto invernadero”, el calentamiento que se produce cuando la atmósfera atrapa el calor que se irradia desde la Tierra hacia el espacio. Ciertos gases en la atmósfera bloquean el calor y no permiten que escape. Los gases de larga vida que se quedan de manera semi-permanente en la atmósfera y no responden física o químicamente a los cambios en la temperatura se describen como “forzantes” del cambio climático. Gases como el vapor de agua, que responden física o químicamente a los cambios en la temperatura, son considerados “retroalimentadores”.


Las causas y consecuencias del cambio climático

El papel de la actividad humana. En su Quinto Informe de Evaluación, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, un grupo de 1.300 expertos científicos independientes de todo el mundo, bajo el auspicio de las Naciones Unidas, concluyó que existe una probabilidad mayor que el 95% de que en los últimos 50 años las actividades humanas hayan calentado nuestro planeta. En los últimos 150 años, las actividades industriales de las que depende nuestra civilización moderna han causado el aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera de 280 a 400 partes por millón. El grupo también concluyó que existe una probabilidad superior al 95% de que los gases de efecto invernadero emitidos por los seres humanos, como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, hayan causado la mayoría del aumento observado en las temperaturas de la Tierra durante los últimos 50 años.

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Las causas y consecuencias del cambio climático

Radación Solar.

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todo el mundo, bajo el auspicio de Es razonable suponer que los cambios en la producción de energía del Sol causarían el cambio climático, ya que el Sol es la fuente de energía fundamental que rige nuestro sistema climático. De hecho, los estudios muestran que la variabilidad solar ha desempeñado un papel importante en cambios climáticos pasados. Por ejemplo, se cree que una disminución en la actividad solar, junto con un aumento en la actividad volcánica, ayudó a desencadenar la Pequeña Edad de Hielo, que tuvo lugar aproximadamente entre 1650 y 1850, cuando Groenlandia se enfrió desde 1410 hasta la década de 1720 y los glaciares avanzaron en los Alpes. Pero varias líneas de evidencia muestran que el calentamiento global actual no se puede explicar mediante los cambios en la energía del Sol:

Desde 1750, la cantidad promedio de energía procedente del Sol se mantuvo constante o se incrementó levemente.

Si el calentamiento fuera causado por una mayor actividad del Sol, entonces los científicos esperarían ver temperaturas más calientes en todas las capas de la atmósfera. Sin embargo, han observado un enfriamiento en la parte superior de la atmósfera y un calentamiento en la superficie y en partes más bajas de esta capa. Esto se debe a que los gases del efecto invernadero están atrapando calor en la parte más baja de la atmósfera.

Los modelos del clima que incluyen cambios en la radiación solar no pueden reproducir la tendencia de temperatura observada durante el último siglo o más sin incluir un aumento de los


Las causas y consecuencias del cambio climático

Las consecuencias del cambio climático. Respecto a los niveles preindustriales, la temperatura media del planeta aumentó 0,98° centígrados y la tendencia observada desde el año 2.000 hasta hoy prevé que, si no se pone remedio, podría llegar a un +1,5° más antes del 2030. El impacto del calentamiento global ya es evidente: el hielo marino ártico disminuyó de media un 12,85 por década, mientras que los registros de las mareas costeras muestran un aumento del nivel del mar de 3,3 milímetros por año desde 1870. La década 2009-2019 fue la más calurosa nunca registrada y 2020 el segundo año más caluroso de la historia, ligeramente por debajo del límite máximo establecido en 2016. Las temporadas de incendios se han vuelto más largas e intensas, como sucedió en Australia en 2019 y de 1990 a hoy cada año han aumentado los

eventos meteorológicos extremos, como ciclones e inundaciones, que también ocurren en épocas del año atípicas con respecto al pasado y que son cada vez más arrolladores. Fenómenos como El Niño se han vuelto más irregulares y han determinado temibles sequías en zonas ya amenazadas por la aridez crónica, como el este de África, mientras que la Corriente del Golfo se está ralentizando y podría cambiar de rumbo. Las especies vegetales y animales se desplazan de forma imprevisible de un ecosistema al otro, acarreando daños incalculables a la biodiversidad de todo el mundo. Definir todo ello con el término cambio climático es correcto, pero no lo explica de forma suficientemente clara. Tenemos que empezar a hablar de crisis climática porque el clima siempre ha cambiado, pero no tan rápido ni con infraestructuras rígidas y complejas como las ciudades y el sistema productivo a los que los países más industrializados están acostumbrados.

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Las causas y consecuencias del cambio climático

Los acuerdos internacionales.

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¿Qué es lo que hay que hacer para remediar la situación? En diciembre de 2015, a raíz de la Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCC, por sus siglas en inglés) se firmó el esperado Acuerdo de París sobre el cambio climático, que presenta un cuadro fiable para alcanzar la descarbonización, con objetivos a largo plazo para luchar contra el cambio climático y una estructura flexible basada en los aportes de los gobiernos. Los gobiernos firmantes se comprometieron en limitar el aumento de la temperatura por debajo de 2° centígrados respecto a los niveles preindustriales, esforzándose por no sobrepasar el límite de 1,5°, para alcanzar cuanto antes el pico de las emisiones y llegar a la neutralidad de carbono en la segunda mitad del siglo. A pesar del éxito de la COP21, son muchas las cuestiones que el acuerdo dejó abiertas. En 2018, la COP24 de Katowice aprobó las normas de aplicación del Acuerdo de París (el llamado “Paris Rulebook”, Libro de las Reglas de París). En 2021, la COP26 de Glasgow ratificó el compromiso de lograr para 2050 la llamada Carbon Neutrality a nivel mundial.


Las causas y consecuencias del cambio climático

El camino hacia la descarbonización está claro y se llama transición energética: el cambio de un mix energético basado en los combustibles fósiles a uno de bajas o cero emisiones de carbono, centrado en las fuentes renovables. Las tecnologías para la descarbonización existen, son eficientes y hace falta utilizarlas en todas las actividades. Y la electrificación del consumo final representa un gran aporte para la descarbonización. El objetivo es reemplazar en todos los sectores - desde las viviendas a los transportes, incluyendo los de larga distancia, hasta la industria pesada - las tecnologías basadas en combustibles fósiles por las que utilizan la electricidad generada a partir de fuentes renovables y así obtener, no solo la reducción de las emisiones de efecto invernadero sino también la contaminación atmosférica, sobre todo en las ciudades. Además, la ciencia ofrece datos ciertos, proyecciones de escenarios futuros estudiados atentamente. El cambio del clima no espera y no se detiene. Hace falta un cambio cultural fuerte, una auténtica modificación del paradigma para traducir en realidad una idea en que ya coinciden todos.

“Las actividades humanas (principalmente la quema de combustibles fósiles) han aumentado de manera fundamental la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera de la Tierra, calentando el planeta. Sin la intervención humana, los factores naturales conducirían a nuestro planeta a un período de enfriamiento.”

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Mitigación vs Adaptación

Origen.

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os efectos negativos del cambio climático son cada vez más patentes y difíciles de negar. Desde el principio del siglo XX, la temperatura media de la Tierra ha aumentado 0,6ºC, y el nivel del mar ha subido alrededor de 10 cm. En el caso concreto de Europa, el efecto más preocupante e inminente es el de la disminución de precipitaciones y la consecuente sequía. El estrés hídrico y las altas temperaturas favorecen también la proliferación de especies invasoras, para las que las nuevas condiciones climatológicas son más favorables. Otra consecuencia del cambio climático en el territorio europeo es el de la pérdida de suelo fértil, que conduciría a una progresiva desertificación, siendo Andalucía un área especialmente sensible a este problema. El ser humano tiene la clave para reducir todos esos efectos negativos. Para ello, se desarrollan programas con medidas de mitigación y de adaptación al cambio climático. Pero, ¿en qué se diferencian las medidas de mitigación y de adaptación? Las medidas de adaptación

son aquellas destinadas a actuar sobre los impactos que ya se han producido debido al cambio climático. En cambio, las de mitigación se centran en las causas, es decir, en la prevención antes de que se haya producido el impacto. Existe una organización internacional, el IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change, o Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, en español), creado en 1988 para ofrecer una visión científica del estado actual de los conocimientos sobre el cambio climático y sus posibles repercusiones medioambientales y socioeconómicas. del límite máximo


Mitigación vs Adaptación

Medidas de mitigación del cambio climático. Según IPCC (2014), la mitigación del cambio climático consiste en la “intervención humana encaminada a reducir las fuentes o potenciar los sumideros de gases de efecto invernadero.” Algunas de esas medidas de mitigación son las siguientes: •

Utilizar de energías renovables.

Promover la eficiencia energética.

Fomentar del uso del transporte público.

Planificación y gestión sostenible de los recursos.

Captura de carbono.

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Mitigación vs Adaptación

Adaptación y mitigación, estrategias complementarias.

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Las estrategias de mitigación persiguen reducir las emisiones netas a la atmósfera de gases de efecto invernadero, que son, en última instancia, el alimento del cambio climático antropogénico; las estrategias de adaptación, por su parte, persiguen limitar los riesgos derivados del cambio del clima, reduciendo nuestras vulnerabilidades; a pesar de ser estrategias diferentes, es importante reconocer que mitigación y adaptación son claramente complementarias: sin mitigación, nuestra capacidad adaptativa se verá más rápidamente desbordada. Por otra parte, una adaptación que no sea baja en emisiones de Gases de Efecto Invernadero carece de sentido, ya que intensifica el cambio cuyos efectos se desean evitar. Los niveles de riesgo frente al cambio climático están condicionados por una serie de factores entre los que podemos destacar la exposición, la sensibilidad y la capacidad adaptativa. En el campo de la adaptación, se plantean intervenciones sobre todos

ellos para limitar la vulnerabilidad frente a un riesgo climático. A modo de ejemplo, para prevenir los impactos de las olas de calor sobre la salud es posible actuar sobre la exposición (ubicando las nuevas viviendas en las zonas más frescas o ventiladas), sobre la sensibilidad (impulsando mejoras genéricas de la salud en grupos de riesgo) o sobre la capacidad adaptativa (facilitando información práctica sobre cómo actuar frente a una ola de calor). Tanto la adaptación como la mitigación pueden ayudar a reducir los riesgos del cambio climático para la naturaleza y la sociedad. Sin embargo, sus efectos varían dependiendo del tiempo y el lugar. La mitigación tendrá beneficios mundiales, pero -debido a los tiempos de retraso en los sistemas climáticos y biofísicos- estos serán perceptibles apenas a mediados del siglo XXI aproximadamente [RRP del CIE del GTI]. Los beneficios de la adaptación tienen fundamentalmente un alcance de local a regional, y pueden ser inmediatos, sobre todo si estos abordan


Mitigación vs Adaptación

también las vulnerabilidades a las condiciones climáticas actuales. Debido a estas diferencias entre adaptación y mitigación, las políticas en materia de clima no deben ceñirse a una selección entre adaptarse al cambio climático y mitigarlo. Para enfrentar las vulnerabilidades claves al cambio climático, es necesario lograr la adaptación porque incluso los esfuerzos de mitigación más estrictos no podrán evitar el avance del cambio climático en las próximas décadas. La mitigación es necesaria porque el depender sólo de la adaptación podría conducir finalmente a una magnitud tal del cambio climático para la cual una adaptación eficaz sería únicamente posible a un coste social, ambiental y económico muy elevado. Si se consigue un desarrollo más sostenible, se podrán potenciar las capacidades de mitigación y de adaptación, y reducir las emisiones y la vulnerabilidad, pero podría haber impedimentos para su implementación. Por otra parte, es muy probable que el cambio climático reduzca la rapidez de los progresos hacia el desarrollo sostenible. En el próximo medio siglo, el cambio climático podría dificultar la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio

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“El calentamiento global también está detrás de la mayor crisis medioambiental de la historia por la velocidad insólita de los acontecimientos. Desde 1880 la temperatura media terrestre ha subido 0,85 ºC, el nivel del mar ha crecido 19 cm y el Ártico ha perdido 1,07 millones de km2 de hielo por década, tal y como desvela el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).”


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La educación para la acción en materia del cambio climático

En marcha.

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La educación es un elemento esencial en la promoción de la acción en favor del clima. Esta ayuda a que las personas comprendan y hagan frente a las repercusiones de la crisis climática, proporcionándoles los conocimientos, los valores y las aptitudes que necesitan para actuar como agentes del cambio. La comunidad internacional reconoce la importancia de la educación y la formación en la lucha contra el cambio climático. La Convención Marco de las

Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Acuerdo de París y el programa de Acción para el Empoderamiento Climático (ACE) hacen un llamamiento a los diferentes gobiernos para que eduquen, empoderen e impliquen a todas las partes interesadas y a los grandes grupos en cuanto a las políticas y acciones relacionadas con el cambio climático. Al actuar como defensor a escala global y con el objetivo de reforzar las capacidades de los gobiernos en proporcionar una educación sobre el cambio climático (CCE, por sus siglas en inglés) de calidad, la UNESCO elabora y comparte conocimientos, proporciona orientaciones políticas y da apoyo técnico a sus Estados Miembros y pone en marcha proyectos

en el terreno. La UNESCO estimula los enfoques innovadores y mejora los programas pedagógicos de la educación no formal mediante los medios de comunicación, las redes y las alianzas profesionales.


La educación para la acción en materia del cambio climático

“Mediante su programa de educación para el desarrollo sostenible, la UNESCO se esfuerza en convertir a la educación en un elemento más central y visible en la respuesta internacional al cambio climático.”

Soluciones contra el calentamiento global. Las pruebas de que los seres humanos estamos provocando el calentamiento global son concluyentes, pero la cuestión de qué se puede hacer al respecto sigue creando polémica. La economía, la sociología y la política son factores importantes a tener en cuenta a la hora de planificar el futuro. Incluso si dejásemos de emitir gases invernadero (GEI) hoy mismo, la temperatura de la Tierra aún subiría algo más de medio grado centígrado. Aún así, lo que se haga a partir de ahora supone una gran diferencia. Dependiendo de las opciones que tomemos, los científicos prevén que la temperatura de la Tierra podría aumentar al final tan sólo cerca de 1,5 o incluso hasta 5. Un objetivo que se suele citar al respecto es el de estabilizar las concentraciones de GEI en unas 450550 partes por millón (ppm), o alrededor del doble de los niveles preindustriales. Se considera generalmente que de ese modo se podrían evitar los efectos más dañinos del cambio climático. Las concentraciones actuales rondan las 380 ppm, lo que significa que no hay mucho tiempo que perder. Según el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), deberíamos reducir las emisiones de GEI entre un 50 y un 80% de lo que llevan camino de ser durante el próximo siglo si queremos alcanzar los niveles mencionados.

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La educación para la acción en materia del cambio climático

¿Es esto posible?.

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Los investigadores Stephen Pacala y Robert Socolow, de la Univer sidad de Princeton, sugieren un enfoque al que denominan “sectores de estabilización”, que supone la reducción de las emisiones de GEI por parte de una cierta cantidad de fuentes mediante las tecnologías que surjan durante las próximas décadas, en lugar de depender de que esta reducción provenga de un sólo sector. Proponen 7 sectores que podrían rebajar su nivel de emisiones, y que, conjuntamente, podrían mantener este nivel tal y como está en la actualidad durante los próximos 50 años, lo que nos colocaría camino de estabilizarnos en unas 500 ppm. Existen muchos sectores posibles, entre los que se incluyen mejoras en la eficiencia energética y en economía de combustible (de forma que se tenga que producir menos energía), y aumentos en energía solar y eólica, en el hidrógeno producido mediante fuentes renovables, en biocombustibles (obtenidos de los cultivos), en gas natural y en energía nuclear. También existe la posibilidad de recoger el dióxido de carbono que emiten los combustibles fósiles y almacenarlo bajo tierra, proceso

denominado “secuestro de carbono”. Además de reducir los gases que enviamos a la atmósfera, podemos también aumentar la cantidad de gases que quitamos de la atmósfera. Las plantas y los árboles absorben CO2 a medida que crecen, con lo que “secuestran” carbono de forma natural. Un aumento de áreas boscosas y la aplicación de ciertos cambios en la agricultura podrían incrementar la cantidad de carbono que almacenamos. Algunas de estas tecnologías presentan inconvenientes, y las diferentes comunidades tomarán medidas diferentes sobre cómo obtener la energía, pero la Buena noticia es que existe una gran variedad de opciones para que nos dirijamos a la consecución de un clima estable.


La educación para la acción en materia del cambio climático

La importancia de la alfabetización ambiental.

En los últimos años se han puesto en marcha diferentes iniciativas para tratar de frenar el cambio climático. De todas ellas destacan los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que impulsa la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde 2012. Entre ellos se encuentra el número 13, referido a la Acción sobre el Clima. El éxito de este tipo de iniciativas pasa, en buena parte, por la alfabetización ambiental de la población, muchas veces ajena a esos grandes acuerdos políticos, y por el desarrollo de una cultura de cuidado del clima. Pero ¿a qué nos referimos exactamente con alfabetización ambiental? A formar y sensibilizar a los ciudadanos, especialmente a los niños, sobre las causas y las consecuencias del cambio climático. De hecho, la ONU, en el marco de su apuesta educativa para el cambio climático, señala que “resulta igual de importante progresar en ámbitos como la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la formulación de políticas gubernamentales eficaces, como brindar educación y formación para concienciar a un público lo más amplio posible”. En este camino los expertos apuntan la importancia de empezar a manejar conceptos que, hasta ahora, parecían reservados a los científicos. Hablamos de calentamiento global, efecto invernadero, energías renovables, huella de carbono, deforestación, reciclaje, empleos

verdes, impuestos verdes, huella hídrica, alimentación sostenible, etc. Además de conocer y manejar el vocabulario, cada vez son más las voces que inciden en la importancia de educar a los niños en materia ambiental y de desarrollar una cultura de cuidado del clima. Por ejemplo, un reciente informe de la Universidad de Stanford analizó cómo beneficia esta asignatura a los escolares desde la etapa infantil al bachillerato, concluyendo que el 83 de los escolares mejoró su comportamiento ecológico. ¿Cómo llevar la formación ambiental a las escuelas? Además de incluirla como asignatura obligatoria, opción por la que hasta ahora solo se ha decantado Italia en Europa, existen multitud de actividades sobre cambio climático que se pueden desarrollar en los colegios. Por ejemplo: realizar actividades en la naturaleza relacionadas con el cuidado del medio ambiente —por ejemplo, tareas de limpieza—, visitar granjas y viveros para conocer de primera mano cómo cuidar a los animales y las plantas, organizar cursos y talleres de reciclaje, etc. Además, existen multitud de recursos tecnológicos, como la plataforma Educaclima, que brindan a los profesores recursos educativos gratuitos relacionados con el medio ambiente —cambio climático, consumo responsable, energía y movilidad, etc.— para que estos puedan ponerlos en práctica en clase con los niños.

“Muchos ciudadanos y gobiernos están trabajando intensamente para reducir los gases de efecto invernadero, y todo el mundo puede contribuir.”

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Referencias

Los textos usados en ese producto editorial, han sido tomados de las siguientes fuentes: Bárcena, A., Samaniego, J., Peres, W. y Alatorre, J.E. (2020). La emergencia del cambio climático en América Latina y el Caribe ¿Seguimos esperando la catástrofe o pasamos a la acción? Libros de la CEPAL, N° 160 (LC/ PUB.2019/23-P), Santiago, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2020. Lean, J. (2010). Cycles and trends in solar irradiance and climate. Wiley Interdisciplinary Reviews: Climate Change, vol. 1, January / February, 111-122.

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Lockwood, M. (2009). Solar Change and Climate: an update in the light of the current exceptional solar mínimum. Proceedings of the Royal Society A, 2 December 2009, doi 10.1098/rspa.2009.0519 Velayos-Castelo, C. (2015). El cambio climático y los límites del individualismo. Barcelona: Horsori Editorial, S.L. ISBN: 978-84-15212-70-6 https://climate.nasa.gov/causas/ https://es.unesco.org/themes/educacion-desarrollo-sostenible/cambio-clima https://unfccc.int/es/process-and-meetings/the-pa-

ris-agreement/el-acuerdo-de-paris https://www.globalchange.gov/browse/reports/global-climate-change-impacts-united-states https://www.iberdrola.com/medio-ambiente/mitigacion-y-adaptacion-al-cambio-climatico https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/2018/02/AR5_SYR_FINAL_SPM.pdf https://www.lifeadaptamed.eu/?p=1143 https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/que-es-el-calentamiento-global https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/soluciones-contra-el-calentamiento-global.





Esta compilación plasmada en este libro, responde al imperativo orteguiano de estar a la altura de los tiempos. En su recorrido podemos encontrar cómo la sociedad y ciudadanía puede ejercer vigilancia sobre la sobreexplotación a la que está sometida la naturaleza, sirviéndose para ello de una ética ambiental (ecoética) y de los mecanismos políti¬cos, institucionales y gubernamentales, heredados desde la modernidad, disponi¬bles para que una ciudadanía ecológica pueda ejercer control y domesticación sobre los imperativos egoístas de actores privados (ecopolítica), orientado todo ello hacia la sostenibilidad ambiental. Es por ello que la máxima de Marco Aurelio, «nacimos para cooperar», recorre cada página del libro, mostrando cómo solamente en la acción colectiva, en la suma de acciones, en la intencionalidad colectiva, en resumen, en el nosotros, recae toda responsabilidad: ya sea un asunto en cuestión de responsabilidad para no producir daños, como responsabilidad para solucionar problemas me¬diante políticas comunes y justas, traducidas en respuestas estructurales, institucionales y políticas.


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