Bilbao, 23 de mayo de 1946
Q-3038
INFORME SOBRE EL SECUESTRO DE UN ALEMÁN POR LA GESTAPO ALEMANA
El pasado sábado, a las seis y media de la tarde LOESCH fue secuestrado por orden de la Gestapo. La Gestapo le invitó a meterse en un automóvil diciéndole que habían recibido documentos y cartas de DOBIASON, de Austria, donde es el jefe de una empresa agrícola, y que debido a su conocimiento de esta empresa, su presencia era necesaria para por su autenticidad. En el coche lo amenazaron con la muerte si intentaba escapar o pedir ayuda. Comieron y durmieron en Castro Urdiales, y al día siguiente le permitieron telefonear a su casa, pero como su teléfono estaba fuera de servicio, llamó a la casa de SALOÑA, diciéndole simplemente que estaba obligado a estar ausente y que no alarmarse, que volvería el próximo día. El mensaje fue tomado por Felisa quien envió a una mujer (a su casa) para dar la información. Luego fue llevado a Santander, a la residencia de Cesareo PEÑA, donde le obligaron a declarar mediante métodos violentos. Más tarde lo llevaron a la casa de Mercedes HAYA, donde en presencia del secretario privado del Gobernador, de Mercedes HAYA, RINCON, Guillermo BERENTZ, DILLY y los tres aviadores que planeaban aplicarle corriente eléctrica, pero esto se opuso por Mercedes HAYA. Un aparato especial había sido traído allí para este propósito. La Gestapo creía que LOESCH había robado 240.000 pesetas en dos ocasiones distintas, 120.000 cada vez, una suma, según ellos, enviada al campamento mensualmente por las autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores para los gastos del campamento. Esta suma correspondía a la cantidad necesaria para el mantenimiento de los alemanes durante los últimos dos meses. Los hechos son inciertos. Las colecciones fueron hechas siempre por el Sr. DOBIASCH, pero no las recibió durante los últimos dos meses; En su lugar, durante este tiempo, el Gobernador estaba dando dinero a LOESCH con el que pagar la Distribuidores de bienes - no racionados - o fuera de canales regulares. Así que ahora, lo que LOESCH robó y le hizo confesar, según RINCON, fue que algunos de estos artículos los había vendido en el mercado negro sin dejar que el campamento sepa nada al respecto y que conserva el dinero. Estas desviaciones anotaron 8.000 pesetas a LOESCH, y después de mucha discusión, acordaron ponerlo en libertad si alguien depositaba las 8.000 pesetas en las gavillas de la Gestapo. Para ello, LOESCH llamó por teléfono al Sr. SALOÑA y SALOÑA me informó que iba a ayudar a Santander.