El Guardián de los Huemules

El

s ule

e d l o s n á H i d u r e a m u G

CATALINA, ANA PAULA, FABIÁN Y JAVIERA

Escritores y Redactores: Fabián Monárdez Javiera Ruiz Ana Paula Szczytko Ilustadora: Catalina Villalobos

Un día, su mamá, Alma, le dijo: “Hijo, ve a buscar un poco de leña al bosque”

Había una vez un niño llamado Adán, que vivía con su mamá en un pueblito cerca del bosque conocido como Cochamó.

Mientras Adán caminaba, escuchó un sonido singular

Comenzó a acercarse y encontró a un pequeño huemul

Adán notó que el huemul estaba solo, y quiso saber más de él. “¿Qué haces sólo? ¿Dónde está toda tu familia?”

“Hola, ¿cómo estás?. Yo soy Adán”.

El huemul respondió desconfiado: “Hola, soy Leo”.

“¿Por qué tienes tanto miedo?”.

“No te haré daño, solo quiero ser tu amigo”.

“Aléjate, no te me acerques” Leo responde: "Bueno, está bien"

Recuerdo cuando mi mamá y yo nos encontramos con un cazador de camino a nuestra casa. Minutos más tarde, mamá desapareció, dejándome solo. Los cuidadores de huemules no hicieron mucho por defender a mi madre, por lo que otros huemules solitarios, al igual que yo, tuvimos que aprender a seguir adelante.

"Oh no, eso es muy triste".

Por un momento, el niño se detiene a pensar sobre cómo podría ayudar a su nuevo amigo.

“¡Ya sé!”. Exclamó Adán. “Tengo una idea perfecta”. "¿Te gustaría acompañarme a casa y conocer a mi familia?. Mi madre tiene amor de sobra para dar, y felices te recibiremos en nuestro hogar". "¡Sí, sería una gran idea!".

Al llegar a casa, Adán entró feliz a saludar a su madre.

Alma, quien llevaba unas horas esperándolo, lo recibe: "¿Adán, eres tú?, ¿qué te tomó tanto tiempo?".

Ambos dedicaron todo el viaje a casa de Adán para conocerse, y se dieron cuenta de que tenían mucho en común.

En ese momento Alma notó la presencia de Leo. - "Mamá, él es Leo. Lo conocí mientras recolectaba leña".

- ¡Oh, que bien! Pero Adán, ¿y la leña?

- "¡Lo olvidé por completo! ¡Ups!"

Los tres pasaron la tarde charlando, comiendo frutas y postres. Adán y Leo le contaron a Alma la situación del pequeño huemul.

Alma, compasivamente, respondió: "Por supuesto que te puedes quedar con nosotros, Leo. Ya eres uno más de la familia".

Desde entonces, la familia de Adán se comprometió a cuidar de los huemules y a concientizar sobre la caza de animales en peligro de extinción. Lograron enseñarle a los cuidadores la importancia de su trabajo, por lo que menos huemules sufrieron como Leo. Los tres siguieron acogiendo a otros huemules, quienes lograron ser felices a pesar de todo.

La empatía de Adán no solo ayudó a Leo, sino a muchos otros animales que lo necesitaban. ¡Sé como Adán!, y ayuda a los demás cuando lo necesiten.

FIN