Un segundo encuentro: To P. O.4 Para P. O. La habitación encalada, azotea de un hotel mahometano de tercera, dos camas, ventilador desdibujado girando sobre tu guitarra marrón, mochila abierta en el suelo, toalla colgada de una silla, Orange Crush, paquetes de manuscritos en papel de estraza, tankas tibetanos, pijama de Gandhi, Evangelio de Ramakrishna, sombrilla luminosa un cojo perchero de madera hecho un lío, la bombilla amarilla de la pared enciende este decorado Calcuta en la decimotercera noche... Cruza la puerta verde, largo pelo dorado occidental chafado sobre los hombros por la ducha: “¿Hemos tomado nuestras pastillas contra la malaria esta semana?”. Feliz cumpleaños querido Peter, en tu 29º aniversario.
Aquí, en este espacio textual, se escenifica eficazmente el peso de la ‘mochila’ del imaginario moderno que acompaña a cualquier viajero por ignoto y distante que sea su punto de destino. El ‘orden del mundo’ no deja de El poema ‘To P. O.’, de Allen Ginsberg, como aparece en la edición de ‘Scrap Leaves’ de 1962
avanzar por la filtración en el comportamiento de sus habitantes del dominio de lo homogéneo. ¿Cómo si no la primacía del ‘instante de la dosis’, como desgarro del ‘otro’ tiempo de lo exótico, puede al-
4< Poema ‘Para P. O.’, en ‘Scrap Leaves’, que el poeta de la generación Beat, Allen Ginsberg, dedica a su compañero Peter Orlovsky y firma en Calcuta el 8 de Julio de 1962. Traducción: Dolores Bollo p_18
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canzar con su presencia el dominio de la Civilización sobre cualquier y distante alternativa?. Remedio y cuerpo, regulación de la vida en regímenes enfrentados a la desafiante experiencia extrema de la alteridad; en la geografía: lo 4<
exótico, en lo humano: la homosexualidad y en lo vivencial: el nuevo imaginario. La cultura occidental de mano de iniciativas que buscan una visión alternativa a la misma, en las que EU y Francia llevarán la voz cantante, descubre en el lugar de las culturas con ‘un grado inferior de desarrollo’ posibles compensaciones a los vacíos que, poco a poco, comenzaban a desestabilizar su vida cotidiana. Ya no era posible que el Progreso, la Eco-nomía o el Estado del Bienestar fueran motivos suficientes para ahogar eso que, años después, Foucault nombrara como la irreductible diferencia; el deseo de ser uno mismo, la felicidad y la vida plena configuran en el imaginario de Occidente, antes ya lo había hecho el Romanticismo, un horizonte de expectativas y esperanzas que proyectan al viaje –como continua movili-
‘Pearblossom highway’, montaje de David Hockney. 1986
dad- la parte más inquieta de esa sociedad5. La cultura norteamericana con su fijación por el desplazamiento continuo de la frontera, de sus fronteras, entenderá que agotado su territorio hay otros mundos que colonizar, que vivir alternativamente, el mismo impulso de conquista del espacio estelar o de militarización del mundo
‘One from the heart’. Francis Ford Coppola. USA, 1982
reconduce a una estrategia de dominio ese impulso alternativo inicial. En los márgenes de cualquier historia se halla un distinto y más partícipe valor para el otro y para las cosas que le acompañan en la construcción de la nueva situación; un impulso para actuar en lo virtual de los desplazamientos, de la movilidad y de lo contingente, en el medio siempre caótico de la imagen y la ficción, condiciones éstas de nuestra realidad presente. Al proyectar hacia fuera esa otra realidad tapada, se oferta una nueva relación con las cosas y así, se construyen los nuevos escenarios de la participación. Este registro, que se instala en la razón material, constituirá el soporte en el que produce una comprensión y superación de las apariencias con las que se disfrazan los 5>
>5 “Se trata de volverse libres para pensar y amar lo que, en nuestro universo, ruge desde Nietzsche; diferencias insumisas y repeticiones sin origen que sacuden nuestro viejo volcán extinto”. Michel Foucault, “Ariadna se ha colgado”. Archipiélago, 17, dedicado a G. Deleuze. 1994. (Traducción de Le Nouvel Observateur, 229. 1969). La heterotopías –estudiadas por Foucault- han mutado al cambiar espacio por tiempo: frente a la placentera o sufridora reclusión, la movilidad desbordante, a veces, y salvaje del nómada
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hábitos más cotidianos. Pero también, propondrá el sentido y la invención de lo extraordinario, del desplazamiento y el viaje ligado a la totalidad del mundo. El imaginario se hace por primera vez sobre una geografía completa y móvil, sobre un ‘Atlas’ que custodia, a través de la conciencia de lo otro, cualquier parte del mundo como si fuera el parque zoológico de nuestra ciudad o la verbena de nuestro pueblo. No nos extraña que este movimiento social acabe, de mano de una tercera estrategia de dominio, convirtiéndose también en un sector productivo de una economía de globalización; es decir, de homogeneización. Hasta lo sublime, lo exótico o lo monstruoso es envuelto en el halo del consumo, reduciéndolos a una tarea más de su tiempo6. Una suerte de ‘política de compensación’ informa desde ahora, crecientemente, cualquier instante de nuestra vida. Lo hace complejizándola pero también reduciéndola: posibilidad no es sino virtualidad, proyección siempre dispuesta. ¿Sería, entonces, el mundo como una inmensa habitación con un dispositivo de clasificación que guarda los remedios como placebo? 6< Se alcanzan hoy extraordinarias concomitancias en las distintas escalas del viaje o la habitación. Lo que ha hecho la publicidad atañe también a la Filosofía: ‘existe una especie de libertad que me permite viajar alrededor del mundo sin salir de mi habitación’. Mássimo Cacciari, “Metrópolis de la mente”, en rev. Casabella, 19). 7< Tal como ocurre en ese acto de intermediación, singular y especial, del cliente o enfermo con el farmacéutico. En el origen no está sino la rebelión del cuerpo, después la conversión de sus síntomas en habla, a través del diagnóstico, y al final, el remedio: régimen que alienta la promesa de apagar o reconducir la rebelión del cuerpo y alcanzar el sosiego del ánimo. Pero esto es sólo nostalgia o alternativa, no algo que pertenezca a la realidad. Y también, la posibilidad de un compromiso. p_20
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En cualquier caso, es necesario preparar la posición relativa de cada uno ante el desplazamiento, incluso en las derivas, señalando o imaginando parajes singulares, regiones desconocidas y mundos ocultos, ciudades soñadas, calles y pasajes donde sentirse del sitio o como en casa, arquitecturas y lugares que ver y desde donde ver, habitaciones ya sentidas7. ¿Cómo?. Con ensayos de reconocimiento y orientación provisional –en unos tiempos caracterizados por la des-orientación generalizada- deslizándose sobre los elementos, sobre las cosas disponibles, en aproximaciones azarosas donde la cultura, la biografía, la experiencia o el ánimo se disponen entre las manos como materiales previos que sirven, a la vez, para dar consistencia a un suelo 6< 7<
propio y provisional y para formar la experiencia viajera8. Son estas acciones sobre realidades y mundos diversos, las que ponen el acento en la extraordinaria proliferación de objetos y cosas -hoy del todo oportuna y sólo aparentemente disponibles- que con sus apariencias y sus escenificaciones en-marcan la vida de los individuos. Ello lleva a una toma de partido y a un posicionamiento explícito en unos comportamientos que hoy, ineludiblemente, se sitúan en el ámbito de una gestualidad de la cual la escritura del habla y la escritura del habitar son sólo formas de una misma expresión vacía
Careri, F. ‘Stalker Walkscapes’. Ed. Gustavo Gili. Barcelona, 2002
y expropiada9. Desde una posición de presente amarga, incierta y hasta banal, llena de discursos entremezclados o cargados de cinismo, no podemos, ni tiene sentido, abordar ese conjunto infinito de cosas y mundos que nos rodean de manera completa y menos aún con el fin enciclopédico de construir una taxonomía general que se establezca como fundamento universal; tampoco es oportuno establecer sistemáticas y complejas bases de datos, por muy operativas y activas que ellas fueran, para dar a cada una el sitio que le corresponda y asignar su papel productivo, habilitando así un sentido único de esta realidad. Una u otra opción, ofertadas como universos de comprensión y disponibilidad de lo cotidiano para su manejo e intervención, acabarían siendo funcionales al discurso de dominación de un mundo que necesita, precisamente, alternativas desde las distintas lecturas y encuentros parciales que podamos realizar acudiendo directamente a la experiencia y la vida10. 8> 9> 10 >
>8 ¿Cuál es la casa real de esta época?. ‘El medio que permite proceder, abrir el camino’ se responde Mássimo Cacciari en el texto “Abitare, pensare” publicado en la revista Casabella en diciembre de 1998. (nº 662-663, pp.2-5). Y decimos: sitios en los que se ensayan reconocimientos y orientaciones provisionales con los elementos disponibles >9 Giorgio Agamben, ”La comunidad que viene”. (Pre-textos. Valencia, 1997) >10 Massimo Cacciari, “Globalizzazione, grandi spazi, scontro di civilita”. Conferencia en la UIA, Junio, 2003. Dos formas contrapuestas de aunar lo múltiple y lo diferente: UNUM-EST (uno es) contra UNUM SUMUS (uno somos). Este segundo asume la diferencia como pluralidad y no como contraposición
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Sabiendo que el discurso del orden estructura nuestra tradición, vagaremos entre los múltiples sistemas organizados en esa complejidad buscando una relación de proximidad con las cosas más elementales y deseadas, a través del establecimiento de una necesaria complicidad con los otros individuos partícipes en esa experiencia. Sólo en ese compromiso se puede alentar la esperanza de una relación con el mundo que no sea depredadora y permita las transferencias entre mundos y personas11. Llevar el orden de exigencia y necesidad de la vida –su complejidadcomo desafío a la configuración de aquellas estructuras que deben garantizar su supervivencia y que, sin embargo, no hacen sino reducir las posibilidades que laten en su seno, será un objetivo nunca suficientemente reiterado en este trabajo.
Montajes e instalaciones sobre el espacio y el tiempo del habitar. Arriba, David Hockney (1983) y, abajo, Bill Viola (Catherine`s room) (2001)
11< No podemos olvidar la magistral lección de Enric Miralles en aquella conferencia de Sevilla en 1995 y que muy certeramente tituló “Constricciones”. Vídeo 313. Biblioteca ETSA Sevilla. p_22
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Lo invisible se ve ‘J’ai peur, sur la route, quand s’agrandissent et s’obscurcissent les fenetres, quand ne rougissent plus les feuilles du poinsettia. (...) J’ai peur, sur la route, quand elle va mourir, quand elle n’a plus de parfum, la fleur de tiaré. Voilà! l’invisible, l’invisible se voit…’ 12
Imaginemos la visibilidad absoluta, el cumplimiento tecnológico -a través de las prótesis corporales- de ese viejo sueño de omnisapiencia y dominio, del panopticón ilustrado. Aquí, contrariamente, estaríamos haciendo que el velo cayera, que la ceguera se amainara para adivinar
Fractales de un Amonite fosil. En ‘La rebelión de las formas’. Jorge Wagensberg. Tusquets Ed. Barcelona, 2005
consecuencia son participadas en espacios animados y
>12 ‘Saint François d’Assise’, Olivier Messiaen. Deutsche Grammophon. Hamburgo, 1999. ¡Lo invisible se ve! Una manifestación del instante en el que, como consecuencia del miedo en el camino al oscurecerse las ventanas -cuando ya no enrojecen las hojas de la flor de pascua, cuando sin perfume la gardenia de Tahití va a morir- se nos descubre y hace consciente otra realidad tan oculta como cercana. Tras él, la necesidad de la palabra: una conciencia -la del sujeto en un paisaje inhóspito- que aspira a comunicar, como así lo hacen los personajes y la naturaleza en las obras de Joseph Conrad, esta soledad compartida, los respectivos aislamientos. ‘On ne peut pas encore imprimer le parfum d’une fleur sur une feuille de papier et c’est bien dommage, car le tiare Tahiti, Gardenia taitensis, est sans doute la corolle la plus odoriférante des îles des mers du Sud’. (Tomada de cualquier Web de Tahití)
12 > 13 >
>13 Conferencia en la UNIA de Peter Sloterdijk. Sevilla, 2003
algo tras su nube blanca; sucedería así, de pronto, por la fuerza del milagro. ¿Entre ambas opciones de alcanzar a contemplar lo que no es sino oscuridad, con cuál nos quedaríamos? Elogio de la ceguera o epifanía de la visibilidad. Multiplicidad de objetos con vida propia que aparecen singularmente en cada uno de nuestros movimientos o que nos acompañan con mayor o menor presencia a lo largo de nuestras vivencias y actividades. Mundos no visibles, ajenos a nuestra realidad pero con los que, al hacerse visibles, nos sentimos obligados a mantener relaciones precisas de participación en una doble dirección, de preservación y potenciación del otro y uno mismo13. Estas cosas que nos rodean, y que por ello pertenecen a nuestro entorno cultural más cercano, viven y en
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practicados14. Interrelacionadas por las experiencias más íntimas y más colectivas, valoradas y sentidas tanto por lo necesario y placentero como lo contingente, se asocian por el conjunto de referencias particulares que propone cada individuo, constituyendo para cada momento una intermediación activa que se caracteriza no por el enfrentamiento y el contraste derivado del hombre frente a su mundo, sino por la participación en un sentido común, comunitario, social, individual15. Ello se habría alcanzado tanto por la progresiva dilatación del cuerpo a través de sus prótesis hacia una ya imparable coseidad del mismo, como por la progresiva –o al menos, deseada- incorporación de las cosas como definidoras de nuestro propio mundo: el Montaje a partir de los trabajos que sobre llaves ha realizado Joan Fontcuberta 14< Peter Sloterdijk, ‘Esferas I’. Ed. Siruela. Madrid, 2003. Dice Rüdiger Safranski en el prólogo: ‘se necesita una filosofía que entienda de espacios animados, de ‘esferas’ precisamente, y que sea capaz de ver en conjunto, y de aunar, lo próximo y lo lejano, lo muy grande y lo pequeño’. Comentario que inevitablemente nos remite a la consideración de un espacio practicado enunciado por Michel de Certeau en sus Relatos Espaciales en ‘Arts de Faire’. Ed. Gallimard. Paris, 1990. Serán estos términos -Animado/ Practicado- de extraordinaria relevancia para nosotros
hombre es un equipo técnico donde bien se puede hablar de mecánico-taller o productor-sociedad. Nadie puede pasar por estas historias -de cosas, de palabras- sin más. Hoy, con maneras más o menos conscientes y racionales, cargadas o no de intenciones de posesión, las ponemos de manifiesto e interpretamos haciendo explicita la condición de cada cual como agente de otras “maneras de hacer mundos”. Las vivimos y las interactuamos en un movimiento que empieza a ser el mismo y que, a la postre, procura establecer un orden provisional para el mundo que, si bien es cierto que ya no nos viene del pasado, tiene aún que ver con la organización y disposición de esos objetos encontrados, es decir, con el lenguaje16.
15< Peter Sloterdijk. ‘En el mismo barco’. Cap. 3. Ed. Siruela. Madrid, 2000 16< Gianni Vattimo, ‘El fin de la modernidad. Nihilismo y hermenéutica en al cultura posmoderna’. Ed. Gedisa. Barcelona, 1987. Koiné de nuestros tiempos p_24
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Lo visible y lo que, oculto, se desvela; lo íntimo y lo externo, lo menudo y lo extenso como componentes de 14 < 15 < 16 <
un soporte para la acción. Nos jugamos la partida como arquitectos en esas dobles dimensiones, en un tablero de juego que, como el dispuesto sobre la cubierta de la catedral mallorquina17, no forma parte del mundo de lo estable, de lo convencional y reglado. Instalado en un espacio virtual de fugas infinitas, sin más enganche con lo real que el precioso y preciso encuentro con la línea de horizonte y la cumbrera, el banco vacío y la mesa por instalar se disponen como plataforma donde establecer las nuevas reglas del juego con aquellos jugadores, aún por llegar, partícipes de la naturaleza misma de un establecimiento provisional e inestable. Se convoca al mundo y al juego en una pequeña esfera definida y abierta a cualquier transferencia, disponible para un habitar centrado en ella o proyectado hacia alguna parte. Metáfora primaria de ese paradójico pensamiento de un arquitecto último sobre la capacidad de su
Cubierta de la Catedral, del libro ‘Palma de Majorque et les iles Baléares’, de P. Lavedan. Según una cierta tradición, en este lugar casi imposible dispuesto en la cumbrera de la cubierta, se jugaría la partida de ajedrez con el diablo
mesa para dimensionar el alcance de su juego18. Lo que Jujol se encuentra y lee desde un surrealismo provocador y Quetglas desarrolla como indicador de una nueva sensibilidad y horizonte para nuestros días, no es una base firme que se oferta como alternativa consolidada frente a la herencia de una tradición; es, adelantándose cien años, la manifestación de una lógica líquida, de la ‘espuma’ donde se juega nuestra cotidianeidad que debiendo hacer justicia al pasado se presenta como un continuo virtual donde cabe la opción de encontrar, de nuevo, la esfericidad. En él, en ese continuo de apariencia inhóspita, los objetos y personajes flotantes reinventan la relación sujeto-artefacto-ambiente, y en el acuerdo del juego, se constituye como esfera participativa y provisional.
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>17 Imagen que acuerda escalas y acciones en la rehabilitación de la catedral de Mallorca, obra de A. Gaudí y J. M. Jujol. Lectura hecha a través de Josep Quetglas. Revista D´A, nº 1. Hivern, 89.COAB. >18 Enric Miralles. Habría que revisar El panóptico de Bentham. En él se desarrolla el juego de la individualidad frente a la Universalidad como réplica de la conciencia moderna cartesiana: ver sin ser visto. Conocer subjetivamente un objeto exterior a la conciencia sin que esta tenga contacto, con él. La razón se desvincula independizándose, siendo pues ajena al mundo. Comentado en “Marginalia: Michel Foucault y la arqueología en las ciencias humanas”, de José Manuel Sánchez Fernández LO INVISIBLE SE VE p_25
Sí, ‘Voilà! l’invisible, l’invisible se voit...’
Centro Gallego de Arte Contemporáneo. Santiago de Compostela. A. Siza
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‘Heaven’. Tateyama, Japón. 1995. E. Miralles y B. Tagliabue
Fotograma de la película Matrix