Convocatoria unitaria 9 de abril
CADENA HUMANA POR LAS VÍCTIMAS Y LA PAZ Del centro de Memoria por la calle 26 a la Plaza de Bolívar 10 a.m. El movimiento por la paz crece en Colombia pero aún no logra la dimensión necesaria para que las fuerzas motoras de la nueva sociedad de la paz duradera abracen los acuerdos y sean protagonistas de los cambios urgentes. El paso del diálogo con el ELN a una fase pública amplía el horizonte del proceso de paz ya avanzado entre el gobierno y las Farc-Ep en La Habana e indica que hay que hacer renovados esfuerzos para vencer la distancia y la dificultad. Hoy se requiere que las fuerzas sociales y políticas de la paz rodeen las mesas de negociación y se opongan a la ola de terror y de expansión del paramilitarismo. La clave para superar las dificultades ya está escrita: se requiere que la imaginación supere líneas rojas o posiciones inflexibles, que se respeten las reglas del juego, que se abandonen pretensiones de sometimiento de la contraparte, que se mantenga la bilateralidad en los pactos y también en los procedimientos, que se entienda que la oportunidad de la paz exige oportunidades nuevas para la acción política de quienes pasan a la legalidad, que la nueva era requiere cambios y la futura construcción de paz será posible si se hace efectiva la democracia y la justicia social. No más asesinatos de activistas de la paz, no más amenazas, no más exterminio. La participación efectiva de las víctimas y la sociedad civil en general, en los procesos de refrendación e implementación de los acuerdos, es un presupuesto indispensable de la Paz Territorial. Así mismo, dicha participación restablece confianzas, empodera comunidades y poblaciones históricamente marginadas e incrementa el sentimiento de apropiación y compromiso con el proceso de paz y su implementación. En otras palabras, el proceso de paz no debe ser la solución de alguien en lo individual o de un grupo en particular, sino una construcción colectiva.