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La evaluación educativa y el papel del docente en México
from REDUCANDO no.2 vol.1
by Ivan Reyes
Por María de Lourdes Flores Flores Alejandra Palomino Moreno Alma Laura Palomino Moreno
Resumen
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En el presente artículo se plantea la importancia de la evaluación, enfocando la atención hacia los procesos evaluativos, la profesionalización y el compromiso ético docente. Se hace una semblanza de los antecedentes de la evaluación en México, así como de los planes y programas que se han implementado en las últimas dos décadas. Se presentan resultados que se han venido presentando a nivel Nacional e Internacional en el Programa de Evaluación Internacional de los estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) y se hace una crítica reflexiva en cuanto a lo aplicado en el país en relación a estos resultados, tomando en cuenta el papel docente, sus deficiencias y la importancia de saber utilizar la evaluación para fines de seguimiento y mejora de la calidad en la educación. Finalmente se consideran nuevas líneas de apertura para que la evaluación coincida con la realidad de los estudiantes mexicanos, donde los planes y programas respondan a una pluralidad contextual.
Palabras clave: Evaluación, Reformas, Programas, Desempeño docente, Calidad educativa.
Abstract
In this article, the importance of evaluation is presented, focusing attention on evaluation processes, professionalization and ethical commitment of teaching. The background of the evaluation in Mexico is outlined, as well as the plans and programs that have been implemented in the last two decades. Results are presented that have been presented at the National and International levels in the International Student Assessment Program (PISA) and a reflective criticism is made regarding what is applied in the country in relation to these results, taking into account the teaching role, its deficiencies and the importance of knowing how to use evaluation for the purposes of monitoring and improving the quality of education. Finally, new lines of opening are considered so that the evaluation coincides with the reality of Mexican students, where the plans and programs respond to a contextual plurality.
Keywords: Evaluation, Reforms, Programs, Teaching performance, Quality education.
Introducción
Los escenarios actuales y futuros de la educación están en constante cambio, las brechas generacionales son cada vez más evidentes, por lo que la dinámica de trabajo al interior del salón de clases, se debe modificar, la escuela y los actores involucrados en ella deben adaptarse a los cambios que se están teniendo dentro de un mundo globalizado. La evaluación educativa en México está llena de un cúmulo de factores, que, si bien afecta directamente el desempeño académico de los jóvenes mexicanos, ésta reincide particularmente en la práctica docente, ya que tradicionalmente, en nuestro país, la evaluación de los alumnos ha estado a cargo de los maestros en cada escuela.
Hoy en día, resulta difícil la tarea de imaginar la posibilidad de intervenir en la educación nacional sin tener en cuenta esta herramienta, la evaluación permite definir las normas y lineamientos dentro del contexto, mejorar la calidad en los conocimientos de la población estudiantil, así como valorar el desempeño de los alumnos dentro del aula, incluyendo la profesionalización docente, las formas de organización de las escuelas y reconocer las problemáticas que se encuentran en los contextos donde está inmersa. Por su parte, Zabalza (como se citó en Ramos, Beresaluce y Peiro, 2016) la define como el proceso de retroalimentación, mediante el cual, se certifican los aprendizajes de los estudiantes, esto de acuerdo con las competencias de referencia, realizando un análisis del desempeño de las personas, tanto en sus tareas como en los problemas pertinentes. En la primera parte del presente artículo, se presenta la problemática del papel que ejerce el docente dentro de la evaluación educativa, así como se exponen referentes teóricos de la evaluación seguido de los antecedentes en México y los resultados que ha traído consigo en el Sistema Educativo Nacional. Finalmente, se presentan las líneas de apertura de investigación y conclusiones, para tener una mejor Educación de Calidad.
Justificación
Es cierto que, en nuestro país, el sistema educativo está muy viciado, no sólo a nivel político, sino también a nivel personal, ya que, al crearse los Sindicatos para los trabajadores, se empezaron a fomentar prácticas poco éticas, eliminando evaluaciones que permitían saber qué personas eran realmente aptas para estar frente a un salón de clases, aunque esa evaluación no era la adecuada, podía retroalimentar la práctica docente, estableciendo parámetros, más de valores, ética y psicológicos. A su vez, el docente, empezó a perder credibilidad a causa de estas acciones, de profesionales de la educación que están en esta práctica no por amor al arte, si no por tener un sueldo seguro que cobrar cada quincena, dejando de lado el compromiso ético hacia los demás y hacia la educación misma.
Dado que evaluar es una acción importante dentro de la educación a nivel nacional, en nuestras escuelas la evaluación tiene funciones importantes en el quehacer docente, porque a tra
vés de esta herramienta pedagógica, él puede reflexionar, analizar y mejorar su mediación entre el contenido y los alumnos, por lo que el docente no solo evalúa al alumno, sino a sí mismo, de ahí, que la evaluación tiene una constante dialéctica.
Conocer el papel del docente dentro la evaluación, es un factor crucial para dar seguimiento a los aprendizajes y dominios que tiene el estudiantado, se deben conocer a fondo los procesos de evaluación para medir realmente los alcances en cualquier tipo de enseñanza, en caso de no cumplir lo planeado debe reajustarse la enseñanza, mediación pedagógica, estrategias y ambientes; para lograr los propósitos planteados.
Problemática
Actualmente un referente en calidad educativa, es el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA), en la cual México, de acuerdo con el reporte generado por la OCDE (2019), presenta niveles insuficientes en cuanto al campo de Lenguaje y Comunicación, así como en el área de Matemáticas. Lo cual nos dice, que el país aún no muestra un avance significativo y en comparación con otros países, está muy por debajo de lograr una educación de calidad.
Aprender de los cambios y ajustes que otros países realizaron en su sistema educativo para salir adelante en los objetivos planteados y previstos tanto para los alumnos como para las y los maestros, han servido para diseñar y operar políticas educativas que dan como resultado copias fieles de Reformas y Programas de otros países, lo cual, ha sido desfavorable puesto que no coadyuvan al desarrollo nacional y/o regional; más bien, se ha implantado todo un sistema de prácticas profesionales y parámetros estandarizados de evaluación para los docentes, que es ajeno a su contexto (Acuña y Mérida, 2015).
En este contexto, en la primera década de este siglo, la atención se ha dirigido cada vez más hacia el docente, se plantea que el actor fundamental de todo proceso educativo es el maestro, por lo que la mejora del sistema tiene que pasar necesariamente por este actor educativo (Cordero, Luna y Patiño, 2013).
Propósito
El propósito del presente estudio es dar una pequeña semblanza del proceso de la evaluación en México, enfocándonos a que ésta se debe implementar no sólo para los alumnos, sino también para los docentes, los cuáles deben ser evaluados constantemente para mejorar su desempeño; así como hacer mención de la profesionalización y compromiso ético, para lograr una mejor calidad de los aprendizajes escolares de los alumnos y tener claridad en el rendimiento de cuentas.
Marco teórico
De acuerdo con Carrasco (como se citó en Guayaquil y Fuentes, 2017)
desde que el hombre es racional, ha tenido la necesidad de la supervivencia y defensa, al ser social, requiere de la convivencia con otras personas, las cuales lo provean de seguridad, sirvan como guía, lo sostengan y perdure en su existencia, por lo que para elegir a las personas adecuadas, se utilizó la evaluación, juzgando con juicios de valor a personas capaces para realizar dicha tarea.
En los años 1801 a 1929, Tyler (como se citó en Villegas, 2013) menciona que la evaluación conductista evaluaba la capacidad del alumno por retener información y reproducirla por medio de un examen. Scriven (como se citó en Guerra y Serrato, 2015) menciona que para el año de 1967 surge el término de evaluación formativa y sumativa, los cuales se refieren a la evaluación de programas, así como a la evaluación intrínseca, a uno mismo; y extrínseca, efectos que la evaluación produce. En el siglo XX la evaluación se convirtió en una necesidad en las escuelas, ampliando los aprendizajes, considerando la docencia, el currículum, y ese antecedente hace llegar a lo que se conoce en la actualidad como la propuesta de evaluación de los sistemas educativos nacionales.
De acuerdo con Sánchez, et.al. (2009) el Diccionario de la Educación, concibe a la evaluación como el establecimiento de un conjunto de criterios y normas que tienen la misión de recoger información verdadera sobre el proceso y su conjunto.
En México, actualmente están vigentes los Programas de Educación Básica el Plan de Estudios 2011 que se implementa en el marco de la Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB); el plan de estudios 2017, Aprendizajes Claves para La Educación Integral y el nuevo modelo que está por entrar con la cuarta transformación, la Nueva Escuela Mexicana (NEM), el cual retoma los dos programas anteriores y contempla los tres momentos de la evaluación: diagnóstica, formativa y sumativa. Estos programas, sirven para trabajar los contenidos o aprendizajes esperados a lograr, en cada campo de formación académica, los cuales, deben cumplir con un perfil de egreso por cada nivel educativo y son esenciales para evaluar el desempeño académico (Tabla 1).
Es importante mencionar que, en nuestro país, la evaluación educativa comenzó a experimentar el vertiginoso crecimiento que la explosión demográfica trajo consigo, puesto que los maestros utilizaban ampliamente pruebas de tipo objetivo difundidas por la Secretaría de Educación Básica (SEP), aunque eran rudimentarias, tenían la ventaja de ser homogéneas. En los años
setenta, ésta misma, desarrolló evaluaciones en gran escala para el ingreso de alumnos de secundaria y luego para valorar el aprendizaje de los alumnos de primaria; con este fin comenzaron a desarrollarse pruebas estandarizadas para su aplicación a muestras nacionales de alumnos. A principios de los años noventa aparecieron exámenes como el de ingreso a la Educación Normal, el Instrumento de Diagnóstico para Alumnos de Nuevo Ingreso a Educación Secundaria y el Estudio integral de la Educación Preescolar, Primaria y Secundaria (Horbath y Gracia, 2014).
Anteriormente en México, se contaba con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), el cual tenía como misión, realizar diagnósticos objetivos y explicativos que orienten, describan y muestren el estado actual de la educación, así como los niveles de calidad; lo anterior, con base en la Política Nacional de la Evaluación de la Educación (PNEE), y en dos aspectos centrales: la oferta educativa (condiciones de las escuelas, los procesos de gestión e implementación curricular) y el aprendizaje (logro académico de los alumnos de educación básica y media superior a nivel nacional y en relación con otros países); en la actualidad el peso recae en la SEP.
Resultados
Cabe indicar que no existe la cultura de la evaluación pormenorizada, en muchas ocasiones es un mero requisito al cuál no se le da seguimiento, la sistematización sistematización y organización de los datos recabados son una fuente de información que denota el esfuerzo y avances en lo individual por parte de cada alumno.
El docente al evaluar le ayuda a recuperar información importante que permite reconocer el desempeño de los alumnos, comunicar al alumno sus áreas de oportunidad, informar a los padres, diversificar el trabajo, fortalecer aprendizajes esperados y dar la ayuda de acuerdo a las necesidades y diferencias de cada alumno.
Para el caso de México, aunque tanto en el nivel federal como en algunos estados, se comenzaron a hacer uso de los resultados de las evaluaciones para tomar decisiones; de acuerdo con Martínez y Blanco (2010), existe un problema, el cual sigue radicando en la desarticulación de las mismas, el predominio de la evaluación en gran escala sobre la que deben hacer los maestros en el aula, viendo a la primera como sustituto de la segunda, y no como un complemento a la tarea insustituible de los maestros, así como el uso inapropiado cada vez más frecuente de los resultados, y su excesivo peso en el diseño de las políticas públicas.
México ha logrado un notable progreso en el desarrollo de las bases para un marco de evaluación. Sin embargo, en la actualidad no existe un marco integral que se perciba como una unidad coherente que conecte claramente todos sus componentes (Santiago, et al. 2012).
Líneas de investigación.
De acuerdo con Velázquez y Elliott (como se citó en Muñoz, et al. 2016) por medio de la investigación-acción, se puede investigar y conocer más sobre el tema de la evaluación, porque este método permite reflexionar, promover la participación de otros actores educativos, así como fomentar el trabajo abierto, democrático y colaborativo, los cuales conducen a la innovación y cambio.
Una de las temáticas que se deben trabajar en el contexto mexicano, es la evaluación real en términos educativos, así como la propuesta de líneas de acción que consideren el estudio de los planes y programas, metodologías implementadas y que éstas respondan a la pluralidad de la población, contexto e intereses de los alumnos. Se deben realizar estudios enfocados a la implementación la evaluación, ya que, ante la problemática del estigma social que existe hacia ella, no se ha reconocido y dado la importancia en valores tanto cualitativos como cuantitativos, por lo que termina siendo un acto punitivo donde hay una descarga emocional en la persona, que, en muchas ocasiones, da como consecuencia el abandono escolar.
Por otra parte, respecto al docente, otra problemática que se ha presentado, es su credibilidad en la práctica, pues cabe destacar que la falta de profesionalización, su resistencia al cambio y el compromiso ético docente, ha frenado el avance en el campo de la evaluación, por lo que Pimienta menciona al respecto (como se citó Muñoz, et al. 2016): “El docente puede tanto evaluar cómo ser evaluado” (p.6).
Por último, Sánchez (2018) menciona la necesidad de la evaluación como algo continuo, como una disciplina profesional que requiere de personas específicas preparadas en el tema, y actualmente nuestro país, no genera nada del conocimiento global relacionado a ello, y la investigación sobre educación requiere contexto para ser realmente aplicable.
Conclusiones.
La cobertura de la evaluación aún no alcanza regularmente a todos los niveles educativos, por lo que se destaca la necesidad de sistematizar las aplicaciones en nivel preescolar. La difusión y uso de la información es todavía insuficiente, especialmente en lo que se refiere a los actores educativos y las familias. En general, no se ha logrado explotar al 100%, tanto a nivel de las políticas y las prácticas educativas como a nivel académico.
La SEP y otros actores educativos (Especialistas evaluadores), con la colaboración de cada entidad federativa, podría realizar pruebas de aprendizajes de aplicación masiva para disponer de resultados para cada escuela, grupo y alumno, lo cual, daría pie a realizar certificaciones individuales y escolares, además de disponer de un conocimiento detallado sobre las propias escuelas y docentes, esto con el fin de retroalimentar los procesos educativos de base y apoyar la rendición de cuentas frente a las familias (Banegas y Blanco, 2006).
Por lo tanto, los docentes que se encuentran en el aula, en estos momentos requieren resignificar su práctica cotidiana, deben asumir la postura de un profesional y comenzar a escudriñar la evaluación como un instrumento de apoyo para la mejora de su intervención y se dé un seguimiento formativo, asumiendo su papel de formador. De lo contrario sólo se estará simulando y el país seguirá el camino que ha tenido hasta este momento. Para que esto funcione, el diseño y estrategias de evaluación, deben ser un acompañamiento cercano a los docentes, sensibles a sus contextos y necesidades específicas,
Si bien es cierto, que dependemos de una autoridad educativa, también es cierto que es meramente un trabajo intenso y bien orientado que se necesita para lograr un cambio educativo, en el que deben estar involucrados, tanto maestros, como escuelas y el apoyo del resto de la sociedad. Donde principalmente somos los profesionales de la educación los que tenemos la primera y última palabra, puesto que se pide a los alumnos mejorar en su desempeño, por qué no pedir al docente la evaluación profesional, que coadyuve a mejorar el proceso de enseñanza aprendizaje y se vea reflejado en el nivel de dominio de todos los alumnos. ¡He ahí el reto!
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