Setiembre de 2020
Número 575
Año 69
EN CAMINO Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. (Mateo 28.16-20)
Esto nos involucra y nos convoca a nosotros también, es una herencia que hemos recibido y debemos llevar adelante y que como los discípulos de ayer, hoy somos nosotros los que recogemos ese mandato, de predicar esas enseñanzas de Jesús, en un mundo donde hay de todo, tristezas, desesperanzas, ansiedad, falta de fe, el sentimiento que este texto me inspira es el de seguir luchando para que el mensaje llegue al corazón de las personas y que de ahí lo pueda sentir y replicar en otros. Es un texto inspirador y de confianza, ya que Jesús les dice y nos dice que El estará con nosotros siempre todos los días hasta el fin del mundo, Él no nos dejará caer, nos alentará a seguir esta tarea, no importa lo mucho o poco que podamos avanzar en nuestro lugar o más allá. Dejémonos guiar por El que es la luz y el camino, dejémonos tomar de la mano y así tendremos la fuerza necesaria para seguir proclamando a Dios nuestro Señor y a Jesús nuestro maestro y salvador.
Ester Malán
Este texto nos habla del mandato que deja Jesús a sus discípulos, en un contexto de la resurrección de Jesús y antes de su ascensión. Jesús les dice que se encontrarán en un cerro, que vayan allí y que Él les dará a conocer lo que deberán hacer, allí se produce el encuentro, donde algunos le adoran y algunos dudan que fuera realmente Jesús, sentires propios del ser humano ante estos hechos inusuales de resurrección y apariciones de Jesús, allí Jesús les dice que Dios le ha dado la autoridad en el cielo y en la tierra, por tanto les da la tarea de ir por todas las naciones, enseñando y predicando la obediencia a Dios, haciendo discípulos y bautizando en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.