Abril 2023
N° 07
ESTE Periódico Valdense Iglesias Evangélicas Valdenses del Este Uruguayo
Redactor responsable: Oscar Geymonat, Iglesia Valdense en Montevideo - 8 de octubre 3039 - 24879406 / 098644838 - secretaria.ievm@vera.com.uy | Impreso en Tintas del Yi
De este mundo no es su reino Confieso que le tomé el título a don Alejo Carpentier y no pedí permiso. Aquellas historias de esclavos, revoluciones, amos, magia y personajes tan históricos como increíbles que viven en su novela “El reino de este mundo”, son radicalmente distintas a nuestra actualidad humana de racionalismo científico, inteligencia artificial y avance tecnológico. Son mundos tan distintos que resultan idénticos. Todo ha cambiado para que todo siga igual. La corona sólo ha continuado estrictamente la sucesión en las mismas cabezas. Antes como ahora, unos pelean las guerras y otros las ganan. Hoy los pueblos ruso y ucraniano siguen poniendo los muertos, la Organización del Atlántico Norte gana adeptos y la industria de armamentos amasa fortunas. Es el reino de este mundo. En el Haití de fines del siglo XVIII transcurre la novela con la que sorprende Carpentier en 1949. Hace más de dos siglos Haití era tan rico y lleno de pobres como sigue siendo. Es apenas un botón de muestra del reino de este mundo. Han cambiado las formas, las estructuras de fondo parecen seguir iguales. Pero oímos que fue dicho: “mi reino no es de este mundo”. La respuesta de Jesús a Pilato en aquella semana en Jerusalén que cambió la historia, deja al gobernador más confuso que antes. “Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, tendría gente a mi servicio que pelearía para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí”. Pilato corre desesperadamente de pasillo en palacio buscando, por
el camino de la negociación con el poder imperial, salvar la vida de Jesús sin entender que hablan de dos reinos totalmente distintos. No entiende que por un lado él es apenas un minúsculo engranaje en la maquinaria del poder económico, político y religioso en el que cree ser poderoso pero está dominado. Y por otro que en el reino de este mundo el Evangelio es un cuerpo extraño. O se transforma totalmente desde los cimientos para recibirlo o lo expulsa para no tener que escucharlo. Hace esto último. El reino de Cristo no es de este mundo. “Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron”, dice el principio del mismo Evangelio según san Juan. Nuestro reino tampoco debe ser construido con los materiales de este mundo. Ninguna sociedad en paz se construye sobre la base de la destrucción y la violencia. No se construye en un mundo que condena los crímenes de guerra pero no condena la guerra como un crimen. No se construye buscando la paz de unos en el sometimiento a otros. No se construye con la celebración triunfal por la inauguración de una mega cárcel orgullosa de ser una de las más grandes del mundo en uno
de los países que disputa el título de más pobre del planeta. No se construye si no se reconoce que quienes van a poblarla son aquellos mismos que el reino de este mundo ha empujado a la pobreza extrema, la falta de oportunidades y el desprecio de la vida propia y ajena. Buscar el Reino de Dios y su justicia es el mandato de Jesús. Está escondido. Nuestra historia huma-
na lo ha tapado, pero está. El amor al prójimo como a uno mismo, el amor al enemigo y la oración por quienes persiguen, son los cimientos en los que se apoya. La resurrección que nos preparamos para celebrar es la muestra de que esta verdad, de la que Pilato escapa, renace a pesar de todo engaño que quiera callarla.
Miembros electores: éste es el momento Durante los meses de abril, mayo y junio está abierto, en nuestras iglesias, el registro de Miembros Electores. Pueden firmarlo quienes son miembros de iglesia y con ello pueden tener derecho a voto en las asambleas y a su vez pueden ser elegibles en cargos de representación de nuestra comunidad o directivos de la iglesia local. Para la vida de la iglesia es muy importante contar con una buena base de miembros que asuman estas instancias de decisión. El camino es hablar con el pastor, en la secretaría o con miembros del Consistorio.