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De un pastor emérito

Casi seguro que alguna vez oímos o dijimos eso de “cuando me jubile voy a hacer lo que me gusta” viajar, dormir, tener todo el tiempo para mí y mucho más Quizás para algunas personas fue así o está haciendo así pero es seguro también que para mucha gente la jubilación no alcanza y por lo tanto hay que seguir con algún trabajo Cosa nada fácil, por cierto Esta introducción muy breve y simplificada es para decir que se trata de un tiempo en la vida de las personas que implica muy diversas y distintas realidades. En mi caso tomé la decisión de solicitar la jubilación al momento de contar con los años y aportes necesarios sin esperar a una jubilación de hecho tal como estaban nuestros reglamentos Necesitaba tener distancia de todo lo que en la tarea de un pastor hace a las cuestiones administrativas y de ordenación de una comunidad y también tener la libertad de mis tiempos para seguir colaborando donde sea necesario Agrego esto que he entendido, que una se jubila de una función o tarea pero no se jubila de cristiano. Esto parece una obviedad pero no lo es, en tanto uno escucha y ve a pastores que se jubilan también de la fe, o en términos más crudos “se borran” Cierto es también que hay cansancios en relación a una especie de activismo que a veces se promueve en relación a la institucionalización que se vuelve difícil de sostener Esto para mí opaca las posibilidades, que están, de seguir siendo parte activa de las comunidades, participar de búsquedas, alternativas, abrirse a las novedades posibles. Estamos hablando de la comunidad que se reúne/convoca en torno a una propuesta de

Testimonio por Ariel Charbonnier

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Jesús que no tiene límites de edad y donde nadie debe sentirse afuera ni menos jubilarse. Por eso les invito a buscar y leer el salmo 71 versículo 18: “ y ahora que llega la vejez y las canas, ¡oh Dios, no me abandones! Para que anuncie yo tu brazo a todas las edades venideras ” para mí es una hermosa invitación, yo no sé si viejo pero seguro estoy canoso! a anunciar a las gentes el poder y el amor de Dios. Y para eso no creo que sea necesario ser un gran predicador, alcanza con dejarse llevar por el Espíritu y hablar/contar a quienes nos encontramos por aquí y por allá Con el tiempo de vida, esto que se llama edad (no sé bien qué quiere decir esto de adulto mayor) uno va sumando experiencias vivencias que nos sirven seguro para tantas cosas: acompañarnos, cuidar, sugerir, hablar del poder de Dios yo en esa línea me gusta decirme de vez en cuando: “atento” no es cierto eso de “todo tiempo pasado fue mejor” o “hagan lo que digan que yo sé”, pero no se trata de creerse esto de la experiencia igual a sabiduría Es cierto que hay más tiempo de vida pero también es cierto que la vida mía y la de los demás es un proceso Es como un río que se ve va formando de viejos manantiales y fontanas nuevas que se van generando y es en ese compartir que está la riqueza de nuestras comunidades Siempre hay algo para hacer, (“ aún en tu vejez darán fruto” Salmo 92:14) para ver, para aprender o enseñar y cada uno cada una puede buscar serenamente su espacio donde sentirse a gusto. “vamos que ya vienen nuevos días vamos que se asoma la alegría vamos que camina con nosotros uno que hace amanecer”

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