UNA MIRADA CRISTIANA A LA REALIDAD ACTUAL
AÑO VIII Nº 140 ENERO, 2021 Iglesias Evangélicas Valdenses de: COLONIA / COSMOPOLITA / ROSARIO / TARARIRAS / VALDENSE
Comunidad sí, unanimidad no La Iglesia Valdense y su compromiso con los refugiados. Desafío desde su historia. Artículo publicado por el New York Times
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Una oportunidad para contactarnos con el lado más profundo de la vida Hugo Santos página 10
Reflexión bíblica «Herodes: el miedo al poder» página 11
Una comunidad se define por lo que tiene en común. Parece una verdad de Perogrullo, pero hay momentos en los que recordarlo no sobra. El apóstol Pablo le definía la iglesia a los efesios como «un solo cuerpo y un solo Espíritu». La definía como una comunidad llamada por Dios a «una sola esperanza». «Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo», les decía en la carta que hoy forma parte del Nuevo Testamento. En tamaña fortaleza de unidad se sostiene una comunidad capaz de albergar toda la diversidad imaginable. Y aún la que no podemos imaginar y un día nos sorprende como real. No sólo que se sostiene, se enriquece con esa diversidad. La solidez de una comunidad no se apoya en una única visión del mundo, en una única interpretación de los problemas sociales, en una única respuesta a las interrogantes que plantea la ciencia, la economía, las discusiones políticas. Hay diversidad de respuestas que pueden llegar incluso al límite de la incomprensión mutua. Una de las virtudes de una comunidad sólida es la aceptación y creo que algo de eso también remarca Pablo
Cuestión de leer Cuestión de memoria Dos ejercicios necesarios
La tienda del Museo Valdense: Un espacio para conocer, una invitación a leer y una necesidad de compartir
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cuando hablándole a los colosenses les dice: «sopórtense unos a otros y perdónense si uno tiene una queja contra otro». Lo que no puede faltar es la fe común en Dios y la esperanza que por ella vive. Eso es vital. Es como el aire que se respira. La comunidad necesita del encuentro. En él se fortalece. Es alimento sin el cual puede resistir un tiempo, pero sólo sobrevive. Los miembros de un cuerpo no podrían vivir dispersos para seguir utilizando la metáfora de Pablo. Sin duda que no haber celebrado Navidad en comunidad nos entristeció, nos restó una parte importante de lo que necesitamos. Cerrar el año sin encuentros comunitarios cercanos aunque compartamos mensajes por otras vías, lo sentimos como una carencia. Pero la esperanza común y la fe compartida son los pilares que sostienen la solidez de nuestra comunidad. Nuestra espera, nuestra búsqueda y nuestro trabajo se apoyan en ellas. Y por ella confiamos plenamente en que volveremos a encontrarnos y abrazarnos como es debido. Un cuerpo vive en unidad. Valorarla y sostenerla apreciando la riqueza de su diversidad, es nuestro permanente desafío.
El año es nuevo, el camino es el mismo, los desafíos están por verse. Al fin y al cabo también 2021 es una «Cuestión de fe» Vaya nuestro saludo y la invitación a seguir caminando.
COMPARTIMOS ESTA EDICIÓN CON: Equipo de redacción: Presbiterio Colonia Sur. Diagramación: Ana Paula Negrín. Impresión: Imprenta Ferreira. Correo Electrónico: cuestiondefe@adinet.com.uy «Cuestión de fe» llega todos los meses gracias a la ofrenda de miembros y amigos. También le dejamos la invitación para que sume la suya por la cual le agradecemos como comunidad de lectores