número 608
septiembre de 2023
Año 72
En este mes recordamos varias cosas, y celebramos otras. Es septiembre tradicionalmente el mes en que se realiza el día de oración por la mujer latinoamericana, cosa que estaremos haciendo en nuestras iglesias DM. Pero también es el mes de la biblia. Alguien se preguntará, ¿Y por qué en Septiembre? ¿De dónde viene ese recordatorio? Bueno, el origen es ciertamente protestante, ya que se origina en que un 26 de septiembre del año 1569 se terminaba la impresión de la primera biblia en idioma castellano de la historia, aquella que realizó Casiodoro de Reina. Hay que decir que este español, nacido en 1520, era monje de la orden de San Jerónimo, en Sevilla. Estudió los idiomas bíblicos y se hizo traductor. De alguna manera, conoció las ideas de Lutero y eso dio un giro a su vida, ya que lo decidió a huir del monasterio en 1557 abrazando la fe de la reforma, aunque no sin controversias
internas importantes. Luego de mucho deambular por distintos países de Europa, sufriendo mil penurias económicas y contratiempos editoriales, finalmente en Basilea logra imprimir su obra, que pasó a la historia como la “Biblia del oso” por el dibujo de su portada. Casiodoro de Reina fue duramente perseguido por la inquisición, lo declararon “heresiarca”, esto es, jefe de los herejes. En Sevilla hicieron en 1562 un “auto de fe” en el que quemaron su esfinge, ya que no lo pudieron agarrar en persona. Por supuesto, sus libros fueron censurados e incluidos en el índice de libros prohibidos por la inquisición. Un aspecto menos conocido, es su amplitud de pensamiento que hoy podríamos llamar ecuménico, en contra de las rigideces no solo del catolicismo sino también de reformados y luteranos. Casiodoro afirmaba que no se puede ejecutar a alguien por razones de conciencia, seguramente influenciado por el libro “Sobre los herejes” de Sebastián Castellion, “De haereticis, an sint persequendi”, donde se documenta el rechazo original del cristianismo a esas prácticas. Un motivo más para reafirmar y recordar en septiembre el derecho al acceso a la escritura en el idioma vernáculo, por el que trabajó Casiodoro, en coincidencia con los primeros valdenses. Pero también, es que ese acceso a la Palabra sirva para reafirmar la vida y la acción de los creyentes en los principios del evangelio y las enseñanzas de Jesús.