Boletín de las comunidades valdenses de Colonia Miguelete, Colonia Larrañaga, Cardona y Sta. Catalina. No. 123 Octubre 2020
QUIÉN ES TRIGO, QUIÉN ES CIZAÑA Texto bíblico: Mateo 13:24-30
Trigo y cizaña, dos características con las cuales Jesús nos invita a ver y valorar nuestra fe Cizaña es todo aquello que nos separa de Dios. Son los tropiezos de cada día. Es aquello que nos ahoga e impide crecer como cristianos/as y también, por qué no decirlo, como personas. Estamos tan habituados a vivir entre cizaña que, a duras penas, y muchas veces, podemos distinguir el bien y del mal, entre lo que es fruto y la simple hojarasca. Ciertamente, teniendo el evangelio en la mano, hay que ser paciente, no arrasar con aquello que nos puede parecer a simple vista negativo o contradictorio a nuestra fe. Pero, también es verdad, que habremos de luchar con todas nuestras fuerzas para no dejarnos teñir por los tentáculos de la maldad, aunque venga disfrazada de falsas intenciones. ¿Cizaña? A todas horas y en muchos campos: en la conciencia, en el pensamiento, en el trabajo, en los grupos humanos. Lo malo no es que exista la cizaña, lo malo es acostumbramos a crecer (o involucionar) en medio de ella e ir cediendo terreno, queriendo o inconscientemente, en aquello que es esencial en el seguimiento a Jesús. No es bueno plegarse de brazos, por supuesto que no, pero tampoco es positivo el que lleguemos a pensar que “esta empresa” es tan nuestra, que no dejemos a Dios la suficiente libertad para actuar en ella o seamos tan desconfiados que creamos que, el presente y el futuro de la fe, depende exclusivamente de nuestros esfuerzos y empeños. Son los tropiezos de cada día. Es aquello que nos ahoga e impide crecer como cristianos y cristianas, y también, por qué no decirlo, como personas. Estamos tan habituados/as a vivir entre cizaña que, a duras penas, podemos distinguir el bien y del mal, entre lo que es fruto y la simple hojarasca. Una vez conscientes de la verdad que llevamos entre manos, del esfuerzo que supone “pelear” con la fuerza pequeña e invisible del evangelio, nos daremos cuenta de lo que es la levadura de un cristiano, de una cristiana en el mundo. Dios ama al trigo joven que es hermano de la cizaña, que han nacido juntos y al que se va a hacer daño si se arranca de su lado a la cizaña, porque sus raíces se entrelazan en el mismo suelo. Y el trigo joven, por ser débil, entiende la debilidad de lo que llamamos cizaña y siente en su propia entraña la necesidad de la misericordia y del perdón. Y Dios, que es rico en misericordia, como ama al trigo joven, ama también a la cizaña, porque también ellos son hijos suyos, y por los que ha dado su vida, también. Y por eso es tolerante y sabe esperar mientras hay un resquicio de conversión. Además de que sólo Él sabe quién es trigo y quien cizaña. En tiempos de Jesús, el trigo limpio eran los fariseos, y cizaña los publicanos y pecadores, y Jesús llamó hipócritas a los fariseos y nos dejó bien claro que están más cerca del Reino los pecadores y las prostitutas. Dios es amor y el amor disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites y aguanta sin límites. ¡Cuánto tenemos que aprender, los/as que nos creemos trigo limpio, de nuestro Padre Dios, dueño del campo de trigo! Nora Justet.