XXII DOMINGO POST PENTECOSTÉS I. APERTURA Preludio Saludo: Nuestra ayuda nos viene de Dios, fuente de toda vida; que en Jesucristo nos revela su amor de Padre y en el Espíritu Santo nos fortalece y libera. Amén. Canto Salmo 108:3-6,12-13a. Oración: Dios nuestro, que en tu bondad creas la vida y en tu fidelidad preservas cada cosa, te adoramos y cantamos las alabanzas. Repetidas veces liberaste a tu pueblo; derribas los poderes opresores y esclavizantes, levantando a quienes supuestamente nada pueden y nada significan. Nos liberas de los temores paralizantes y tú mismo vienes a asumir el peso de nuestras preocupaciones y nuestros afanes. La fuerza de vida que proviene de tu Palabra nos permite sentir de modo apasionado, afrontando con coraje y decisión la adversidad. Tu justicia restaura nuestra vida haciéndola fructífera. A ti sea la gloria, en Jesucristo. Amén. Canto Confesión de pecado Hermanas y hermanos, el encuentro con Dios nos da confianza y nos hace libres para reconocer nuestras debilidades y confesar nuestro pecado. Escucharemos ahora lo que el Evangelio exige de nosotros. Previamente, oramos en silencio y luego en una oración de confesión conjunta. “No te dejes vencer por el mal. Al contrario, vence con el bien el mal.” (Romanos 12:21) Confesión silenciosa Oración: Señor, tu salvación es una luminosa certeza. Con esa realidad nos envías a la actividad cotidiana en la que encontramos, no sólo rosas, sino también espinas. No obstante, lo confesamos, frente a los obstáculos, pretendíamos afrontarlos con nuestras propias fuerzas. Ahora hemos aprendido a desconfiar de esas fuerzas que nos conducían alas represalias y no al perdón; con la dureza y no con la benevolencia; con la intolerancia y no con la paciencia. No hemos sido capaces de vencer el mal con el bien y en ocasiones, hemos puesto obstáculos a los demás hiriéndolos con nuestra incomprensión. Señor, tú nos liberas de esas pretensiones que aumentaban nuestras ansiedades y temores. Tú eres la paz que se impone en nuestras luchas, eres la justicia que corrige nuestros errores. Danos entonces ese armamentote la luz. En el nombre de tu Hijo que dio su vida por nosotros, perdónanos y fortalécenos de modo que nuestro empeño sea fructífero. Amén. Canto Anuncio del perdón: Texto de I Juan 5:4-5. Hermanas y hermanos: Dios nos encuentra por medio de su Hijo que venció el pecado y la muerte. En él somos liberados de la esclavitud del mal, liberados para hacer el bien. Agradecemos a Dios que nos da la victoria. Amén. Canto II. LITURGIA DE LA PALABRA Oración: Nuestro Dios, te bendecimos por la dulzura y la fuerza de tu amor; por tus promesas que orientan nuestras vidas; por tu fidelidad hacia quienes fueron llamados en todo tiempo, a anunciar tu Reino; por tu paciencia hacia la humanidad que amas al punto de haber dado a tu Hijo. Esta es la respuesta al mal. Ninguna acción disgregante ni fuerza inhumana podrá oponerse finalmente a tu proyecto de salvación. Tu Palabra es la verdad que subsiste para siempre. Y ahora ayúdanos a recibir esta palabra tuya para que nos serene y nos mueva a la acción; oriente y determine nuestra vida. Amén. Lectura bíblica Oración: Señor Dios: santifícanos en la verdad; tu palabra es verdad. Interludio Predicación