XXI DOMINGO POST PENTECOSTËS. I. APERTURA Preludio Saludo: Paz sea con ustedes de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, quien renueva cada día sus promesas y hace descender su bendición sobre cada uno de ustedes. Amén. Canto Salmo 119:69-93,105. Oración: Señor nuestro Dios: te damos gracias porque en esta hora podemos estar juntos para invocarte y para escuchar tu palabra de vida. Ven tú mismo a nosotros. Avívanos. Danos tu luz. Sé tú nuestro maestro y nuestro consolador. Habla tú con cada uno de nosotros de modo que cada uno oiga y reconozca lo que tú quieras decirle. Concédenos a nosotros, y a quienes en todos los demás lugares se reúnan hoy como comunidad tuya, conocimiento y esperanza, un claro testimonio y un corazón gozoso. Por Jesucristo, nuestro Señor, Amén. Canto Confesión de pecados: Dios viene a nuestro encuentro dándonos su gracia, a cuya luz podemos mirar nuestra vida y reconocer nuestros límites y nuestras culpas, no en la desesperación sino esperando su perdón. Les dije: Siembren ustedes justicia y recojan cosecha de amor. Preparen la tierra para un nuevo cultivo, porque es tiempo de buscar al Señor, hasta que él venga y traiga lluvia de salvación sobre ustedes. Oseas 10:12 Confesión silenciosa Oración: Señor nuestro Dios, delante de tu gracia y misericordia nosotros descubrimos nuestro pecado, nuestra incapacidad de conformar nuestra vida a la fe que profesamos, No cultivamos un campo nuevo. No nos empeñamos en cambiar las situaciones inicuas, buscando la justicia y combatiendo el mal. Tenemos miedo de los cambios radicales que tú exiges de nosotros… Pero no podemos quedarnos lejos de ti. Por ello, Señor, te buscamos. Tu gracia es para nosotros la nueva levadura que hace crecer la fe, la esperanza y el amor. Concédenos tu perdón, en el cual se revela tu rostro rico en misericordia. Derrama sobre nosotros la lluvia de tu justicia. Amén. Canto Absolución: Dice el Señor: “Voy a curarlos de su rebeldía; voy a amarlos aunque no lo merezcan, pues ya se ha apartado de ellos mi ira. Voy a ser para Israel como el rocío, y él dará flores, como los lirios. Sus raíces serán tan firmes como el monte Líbano; sus ramas se extenderán hermosas como las ramas del olivo, y será su aroma como el de los cedros del Líbano. Oseas 14:4-6 No ha esperado Dios a que le amásemos para venir hasta nosotros: Ustedes no están bajo la ira de Dios, sino que son el objeto de su amor. Por esto son salvos y están reconciliados con Dios, porque Cristo murió y, más aún resucitó por cada uno de ustedes, de modo que todos los pecados de ustedes han sido perdonados. Amén. Canto II. LTURGIA DE LA PALABRA. Oración: Señor: tú has transformado en fuerza lo débil y despreciado. Nuestro mundo corre tras un activismo desenfrenado, insensible y brutal, pero tú nos conduces a tu Palabra que nos da la base para un orden justo. Sí, esa es nuestra fuerza, Señor: tu Palabra es certidumbre; ella es la guía nuestra: con tu Palabra sabemos por donde andar. Esta es nuestra salvación: tu Palabra nos llega y actúa, hace todas las cosas nuevas, da sentido a nuestra vida. Señor, danos un corazón nuevo, a fin de que escuchemos tu Palabra con verdadero deseo de recibir lo que promete y la voluntad de practicar lo que nos señala. En el nombre de Cristo Jesús, Amén. Lectura bíblica