TERCER DOMINGO DE ADVIENTO I. APERTURA Preludio Saludo: Gracia a ustedes y paz de Dios, nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Canto Texto de apertura: Isaías 40:1-2,9-10. Oración: Padre de Amor, te alabamos y bendecimos porque en la vida de Jesucristo nos haces comprender el significado último de la creación y de la historia. Donde Cristo está ocurre que los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y el Evangelio es anunciado a los pobres. Grande y maravilloso es tu nombre. Tú eres el Señor que transforma el desierto en tierra fértil, el Consolador que convierte la tristeza en alegría, el Liberador que rescata de cada forma de esclavitud. Oh, Dios, que te revelaste como Padre y Madre de todo ser humano, que podamos, hombres y mujeres, reconocerte y cantarte con fuerza y esperanza la fiesta de tu amor por todos/as. ¡Todo lo que vive te adora! Amén. Canto Confesión de pecado: El señor nos recuerda ahora, lo que somos por la sola Gracia: Texto de Mateo 5:13-16. Ante esta invitación del Señor, examinemos nuestra vida y confesemos, en silencio, nuestro pecado. Confesión silenciosa Oración: Señor Dios, esta tu Palabra nos quema por dentro, porque nos recuerda aquello que Jesús ha hecho por nosotros/as, diciéndonos: “Ustedes son la sal de la tierra . . . Ustedes son la luz del mundo”. Estamos aquí, delante de ti, para confesarte que nuestra fe es débil, nuestra familia, nuestros asuntos, las inquietudes de una vida un tanto pesada y difícil. Nuestra fe se apaga, es secundaria y esto nos hace sufrir, porque Tú nos llamas a servirte con dedicación, sin reserva. Lo confesamos, Señor, nos rehusamos a brillar en tu luz, no tenemos el sabor de tu Evangelio, la disponibilidad de quien te toma en serio. Nos falta convicción de servicio, de consagración a ti, que eres el Señor de la fe y la vida. Perdónanos, Padre. En el nombre y por amor del Hijo tuyo, Jesucristo, perdónanos y ayúdanos a ver y renovar nuestra vida. Amén. Canto Anuncio del perdón: Texto de Efesios 2:4-5. Pero Dios es tan misericordioso y nos amó con un amor tan grande, que nos dio vida juntamente con Cristo cuando todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados. Por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación. La Gracia de Dios nos libera y nos reconduce al camino. Que el Señor nos conceda servirlo con una vida renovada. Amén. Canto II. LITURGIA DE LA PALABRA Oración: Bendito seas, oh Dios, por tu Palabra de fuerza, de coraje, de esperanza; Palabra contagiosa que nos permite creer y renovar nuestro mundo. Danos ojos para escuchar tu Palabra y de perseverar en ella, poniéndola en práctica. En el nombre de Cristo el Señor, bendito ahora y siempre. Amén.