I. TIEMPO DE ALABANZA Preludio Saludo: Dios nos ama. El Hijo de Dios vive. El Espíritu Santo nos da la certeza, porque nuestro corazón se alegra y nuestro rostro se ilumina. Amén. VENGO AQUÍ, SEÑOR Vengo aquí, mi Señor, a olvidar las prisas de mi vida. Ahora sólo importas tú. Dale paz a mi vida Vengo aquí, mi Señor, a encontrarme con tu paz que me serena. Vengo aquí, mi Señor, a que tú lo transformes todo en nuevo. Vengo aquí, mi Señor, a vivir tu presencia que me envuelve. Vengo aquí, mi Señor, A decirte que creo en ti y quiero seguirte. Canto Salmo 65:1-2, 9-13. Oración: Dios, nuestro Señor, estamos llenos/as de alegría y de belleza, grandeza y perfección de tu creación. Fiel a la promesa hecha luego del diluvio, Tú estás cerca, haces prosperar la tierra y, como una madre generosa, acudes a tus pequeños/as: cada criatura, de la más grande y majestuosa a la más pequeña e insignificante. Te alabamos, Señor, porque Tú estás siempre presente y atento a sostenernos en tus brazos amorosos. Danos, oh Señor, la sabiduría para ser administradores/as responsables de tu creación, como hijos/as obedientes, así como lo fue Jesucristo, nuestro Hermano y Salvador. Amén. Canto TIEMPO DE CONFESIÓN Confesión de pecado: La Palabra del Señor nos llama a la libertad y a la confianza en el Padre amoroso: Por lo tanto, yo les digo: No se preocupen por lo que han de comer o beber para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo. ¿No vale la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Mateo 6: 25. Reflexionamos acerca de la distancia que existe entre la confianza, a través de la cual se nos dirige la Palabra del Señor, y la vida ansiosa que llevamos cada día. Permanecemos en silencio para confesar a Dios nuestra infidelidad. (Confesión en silencio) Oración: Padre misericordioso, en las prisas de nuestras jornadas, entre las ansiedades y expectativas frustradas, venimos a ti y confesamos nuestra confusión. Somos incapaces de descansar en ti, demasiado distraídos/as de las cosas necesarias a la sobrevivencia. Estamos obsesionados/as por el miedo a la escasez, vivimos en la ansiedad de no poseer suficiente. Perdónanos y haznos comprender todo lo abundante que es tu amor. Combate nuestros ídolos y sana nuestro corazón partido, incapaz de elegir a Ti o a Mamón. Haz que podamos reconocer en ti a nuestro único Señor de nuestro tiempo y de nuestro dinero. Libéranos del frenesí cotidiano, para que sepamos escoger las oportunidades de compartir todo lo que tenemos con quien tiene menos que nosotros/as. Por Cristo, nuestro Señor y Hermano. Amén. Canto Anuncio del perdón: Dios los mantendrá firmes hasta el fin, para que nadie pueda reprocharles nada cuando nuestro Señor Jesucristo regrese. Dios siempre cumple sus promesas, y él es quien los llamó a vivir en unión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. 1 Corintios 1:8-9. En el nombre de Jesucristo, el pan bajado del cielo, recibimos con alegría esta promesa de fidelidad. Sin demora, recibamos el don de la vida abundante, y respondemos a la gracia con gratitud. Canto