5º DOMINGO DESPUÉS DE PASCUA. (Rogate) I. APERTURA Preludio Saludo: Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición en Cristo. Amén-. Respuesta: Canto Textos de apertura: Mateo 7: 7; Salmo 66: 16-17 y 19-20. Oración: Señor, gracias porque nos permites invocarte y nos invitas a pedir y a buscar. Tenemos confianza en ti y sabemos que tú nos respondes, como ya lo has hecho muchas veces. Nuestro culto puede por ello ser un tiempo de júbilo y de gratitud. Tu presencia sea para nosotros una realidad tan fuerte como para que alcemos alta la voz, de modo que el anuncio de tu nombre sea para todos una palabra de liberación, en cualquier parte de la tierra. Porque para ello has venido a nuestro encuentro, y para ello nosotros hoy nos reunimos. Amén Canto Confesión de pecados: Dice el Señor: “Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen y se les abrirá” (Mat. 7:7) Es una invitación a la confianza y una gran promesa, a la que respondemos malamente con nuestros momentos de desconfianza y de pesimismo. Confesemos entonces al Señor la debilidad de nuestra fe. Confesión silenciosa Oración: Señor, estamos en tu presencia en este momento de profunda intimidad. Tú nos escuchas y respondes, conoces nuestros temores y nos alientas, sanes de nuestra debilidad y vienes a nuestro encuentro. Vacilamos en nuestras inseguridades, m frente al dolor perdemos el valor, frente a las grades injusticias del mundo nos sentimos impotentes, al punto de tratamos más de buscarte y llamarte. Quizá por miedo de no recibir respuesta. Pero hemos recibido de ti una gran promesa, y todo nuestro sufrimiento, todas nuestras dudas, podemos deponer con confianza, sabiendo que tú estás con nosotros en el camino. Esta tu promesa no nos permite permanecer firmes en el punto al que hemos llegado, pero nos impulsa a buscar, para encontrar aquello que tú quieres darnos. Somos hombres y mujeres aferrados a tu gracia y que por ello pueden orarte y en oración confiarte sus vidas. Por ello tú no eres un Dios que se esconde, sino un Dios que ha entrado en la historia, que con nosotros ha compartido el sufrimiento y la muerte, y que nos haces partícipes de su gracia y de su gloria. Amén. Canto Absolución: Dice el Señor: “En el mundo tendrán aflicción, pero confíen, yo he vencido al mundo”. (Juan 16: 33b) Cristo es el fundamento de nuestra vida y de nuestra fe, porque ha vencido al mundo, y también nuestro pecado. En él tenemos paz. Amén. Canto II. LITURGIA DE LA PALABRA. Oración: Señor Dios y Padre: tu Palabra es una lámpara a nuestros pies, una luz en nuestro camino; Te alabamos y agradecemos porque también ahora nos das la Palabra que ilumina y salva. A ti, que no te revelas a los sabios y entendidos sino a los niños pequeños deseamos que nuestras palabras humanas no oscurezcan tu Palabra, sino que ella sola permanezca en nuestra boca y corazón, que obre en nosotros y nos transforme, nos dé la fuerza para testificar tu amor a los cercanos y a los lejanos. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, la Palabra hecha ser humano. Amén. Lectura bíblica (Antes de la lectura): Escuchemos la Palabra de Dios leyendo … (indicar los textos) (Después de la lectura): Oh Dios: santifícanos en la verdad, tu Palabra es verdad.