XIV DOMINGO POST PENTECOSTÉS I. APERTURA Preludio Saludo: El Señor nos encuentra, su palabra nos libera, su presencia nos ilumina, su amor nos renueva. Amén. Canto Salmo 34: 1-8 Oración: Señor, Dios nuestro, Tú nos has reunido para proclamarte y escuchar tu Palabra, para invocarte, alabarte y pedirte lo que es bueno. Pero ... ¿quién somos nosotros/as para servirte en esta hora y de ayudarnos, realmente? Esto no puede darse sin tu Palabra y tu acción en medio nuestro. Tú eres capaz de hacer lo que nosotros no podemos hacer, y Tú lo quieres también. Confiamos que lo harás, no porque nos consideremos buenos/as y fuertes, sino porque Tú lo eres. Amén. Canto Confesión de pecado Nos preparamos a confesar nuestro pecado, escuchando al Señor y cómo quiere que lo sirvamos: Si alguno dice: «Yo amo a Dios», y al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. Pues si uno no ama a su hermano, a quien ve, tampoco puede amar a Dios, a quien no ve. Jesucristo nos ha dado este mandamiento: que el que ama a Dios, ame también a su hermano. I Juan 4: 20.21. De frente a la voluntad de Dios, confesamos nuestro pecado, primero en silencio; luego, en la oración comunitaria. Confesión en silencio Oración: Dios de amor, Tú quieres el bien de cada persona y estás cerca de quien sufre. No quieres que los seres humanos vivamos sin ti. Somos nosotros/as que, sin pensar, miramos a nuestros prójimos como si Tú no estuvieras presente en sus vidas. Esto hace que los juzguemos, los miremos con indiferencia, de sentirlos lejos nuestro, de despreciarles o temerles. Señor, enséñanos a amar verdaderamente, enséñanos a amarte, a amar todo lo que haces por nuestros prójimos y, así, amarlos como hermanos y hermanas, a hacerles el bien. En el nombre de Jesús, que se dio a sí mismo, se hizo siervo y nos ha traído la plenitud de tu gracia. Amén. Canto Anuncio del perdón: Escuchamos el anuncio de la gracia de Dios: Éste es el mensaje que Jesucristo nos enseñó y que les anunciamos a ustedes: que Dios es luz y que en él no hay ninguna oscuridad. Si decimos que estamos unidos a él, y al mismo tiempo vivimos en la oscuridad, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces hay unión entre nosotros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado. I Juan 1: 5b, 7. Así como el Señor ha dado su vida para nuestra salvación, a todos/as nosotros/as que buscamos su perdón, anunciamos que nuestro pecado es perdonado, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Canto II. LITURGIA DE PALABRA Oración: Gracias, Señor, porque Tú estás cerca, Tú nos curas como lo hizo el samaritano con su prójimo, al hombre que encontró en la calle. Tú nos atiendes cuando estamos heridos/as, nos sanas con el vino y con el aceite de tu Palabra de vida. Gracias, Señor, porque eres nuestro prójimo y nos enseñas a ser prójimo de nuestros hermanos y hermanas, en el compromiso concreto de ayudarles. Abre nuestro corazón y nuestras