Mujeres Menonitas, Miradas y Expresiones

Mujeres Menonitas Miradas y Expresiones

GOBIERNO DEL ESTADO DE CHIHUAHUA César Horacio Duarte Jáquez Gobernador Constitucional del Estado de Chihuahua Ricardo Yáñez Herrera Secretario de Educación, Cultura y Deporte Sergio Reaza Escárcega Director del Instituto Chihuahuense de la Cultura Gisela Iliana Franco Deándar Coordinadora del Programa Editorial de Gobierno del Estado José Luis García Rodríguez Secretario de Desarrollo Social Adolfo Dittrich Nevárez Director de Desarrollo Social y Humano Angélica Chávez Licón Coordinadora Estatal Programa de Atención a la Comunidad Menonita

Mujeres Menonitas Miradas y Expresiones Patricia Islas Salinas

María Olivia Trevizo Nevárez

Claudia Teresa Domínguez Chavira Fernando Sandoval Gutiérrez Israel Beltrán Zamarrón Itzel Aguilera Rosalba Mancinas Chávez

Mujeres Menonitas Miradas y Expresiones

Primera edición: 2016 Instituto Chihuahuense de la Cultura Fotografía Itzel Aguilera Coordinación general Angélica Chávez Licón Coordinación académica Patricia Islas Salinas María Olivia Trevizo Nevárez Coordinación editorial Gisela Iliana Franco Deándar Cuidado de edición Héctor Jaramillo Corrección de estilo Claudia Saldaña León

© Patricia Islas Salinas © María Olivia Trevizo Nevárez © Itzel Aguilera © Instituto Chihuahuense de la Cultura

Se reservaN todos los derechos ISBN: 978-607-8321-53-7 Instituto Chihuahuense de la Cultura Avenida Universidad y División del Norte 31200 Chihuahua, Chihuahua Teléfonos: (614) 214 48 00 Ext. 216

Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico

Presentación La mujer, a lo largo de la historia, ha sido pilar de la humanidad; fortaleza e inspiración para construir sociedades. En todas las culturas han existido mujeres comprometidas en crear caminos; aquellas que con coraje y valentía han marcado la diferencia en sus acciones y el sendero hacia un mundo más ecuánime.

La diversidad de culturas en el mundo globalizado muestra que cada una de ellas posee elementos valiosos qué preservar y otros por evolucionar; la equidad de género es uno de ellos, donde hombres y mujeres, en un entorno de igualdad, afronten el reto del desarrollo de sus comunidades y del bienestar común.

Esta publicación es una mirada a mujeres que luchan día a día en la incorporación de la equidad de género en su entorno y que expresan con delicadeza, bravura y entereza en los distintos roles que desempeñan.

El Gobierno del Estado asume la responsabilidad de publicar y difundir este libro, y celebra la decisión de quienes colaboraron en su autoría para ofrecer sus aptitudes al servicio de la investigación de temáticas como las que presentan, con plena convicción de que solo con la unión, la justicia y la igualdad, se llega a la grandeza de un pueblo.

Lic. César Horacio Duarte Jáquez Gobernador del Estado de Chihuahua Mujeres Menonitas 7

Atisbar las múltiples culturas Chihuahua, entidad generosa; espacio donde se comparten y conviven costumbres, creencias, tradiciones y culturas. La hospitalidad de su escudo se convierte en realidad para quienes de buena fe arriban a estas tierras buscando un espacio de trabajo y desarrollo. Así llegaron –entre 1922 y 1926– cerca de siete mil menonitas que fundaron las colonias que hoy son ejemplo de progreso y desarrollo. Arribaron con una cultura diferente que el tiempo acrisoló y hoy permanece como testimonio de la vocación multicultural de nuestra tierra.

Ocupados en el cumplimiento de sus creencias y tradiciones, y especialmente inmersos en la cultura de un trabajo intenso, los menonitas, principalmente los tradicionales y conservadores, parecen estar alejados de la vertiginosa transformación del entorno global; su organización social inspira un profundo respeto y atrae la atención de investigadores. Y como en todas las culturas, la familia es la base social, y el actuar y participación de cada miembro resulta fundamental; los varones, desde edad temprana, se van a trabajar; los niños a la escuela –derivado de un decreto presidencial, tienen condiciones especiales y acuden bajo sus propias normas y en sus propias escuelas– y las mujeres a desempeñar el rol que las tradiciones y costumbres les han heredado.

Si debiéramos señalar una región de nuestro estado como ejemplo de interculturalidad, sin duda sería Cuauhtémoc y precisamente en ese Mujeres Menonitas 9

entorno se empiezan a observar prácticas entre la población menonita que indican incipientes avances en equidad de género y empoderamiento entre las mujeres, temas y ocupaciones de esta Secretaría de Desarrollo Social.

En nuestro propósito de difundir y aportar datos que ayuden a generar programas y políticas que fortalezcan estos objetivos, buscamos una alianza con el Instituto Chihuahuense de la Cultura para editar el presente ejemplar; es un trabajo realizado principalmente por un equipo de investigación de la UACJ División Cuauhtémoc, embellecido generosamente con una magnífica fotografía artística.

La convivencia cotidiana entre integrantes de varias culturas, sin duda llega a trascender y hasta a transformar costumbres; en la mayoría de las veces estas toman lo mejor de aquellas y se transforman para bien de sus miembros. Y nuestro propósito, además de la aportación realizada con testimonios y análisis en el presente texto, es advertir e impulsar los incipientes esfuerzos realizados tal vez de manera aislada por mujeres menonitas, y en un profundo respeto hacia su cultura, encontrar la ruta para desnaturalizar algunas prácticas ancestrales.

M.C. José Luis García Rodríguez Secretario de Desarrollo Social Gobierno del Estado de Chihuahua

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Prefacio El presente trabajo es resultado de la investigación etnográfica, de tipo fenomenológico y hermenéutico, realizada en la comunidad menonita en Cuauhtémoc, Chihuahua, México. El interés surge a partir de observar los diferentes fenómenos y realidades sociales que se dan naturalmente en las culturas como consecuencia de la evolución y globalización, siendo uno de estos fenómenos sociales el que ha llamado particularmente la atención del equipo de investigación y colaboración, tal es el caso del conocimiento y aproximación de las condiciones en procesos de empoderamiento de la mujer menonita y la realidad de la equidad de género, con base en la reflexión del testimonio brindado por mujeres de la cultura menonita. Asuntos estos que afectan de manera imperante el desarrollo de las estructuras culturales en las diferentes latitudes.

En la comunidad menonita se atisban expresiones de empoderamiento en la mujer; estas son escasas si se observan cuantitativamente, sin embargo son significativas a nivel cualitativo, dada su importancia e impacto en el cambio de la conformación del corpus sociocultural de este importante grupo poblacional que habita en la región noroeste del estado de Chihuahua.

El empoderamiento femenino en esta cultura es un tema poco tratado por considerarse que el estatus natural de la mujer es el establecido por La Biblia, por lo que no es posible que esta tenga en su idea la participación fuera del hogar y menos aún sin la autorización del varón.

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La comunidad menonita es normada por su culto religioso y sus herméticas costumbres, y es precisamente esto lo que los define; por ende, la postura femenina ante asuntos que trascienden los temas familiares, tiene poca validez.

Las diferencias interculturales en los diferentes estratos socioeconómicos han permitido que surjan idiosincrasias femeninas que se distinguen notoriamente del resto de las demás mujeres que continúan en el rol estático “propio de la mujer”. Son estas significativas diferencias las que llaman la atención de quienes se dedican a la investigación de todo aquello que se refiere a la presencia y participación de las mujeres menonitas en ámbitos socioeconómicos y culturales de la comunidad.

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Prólogo La presente obra es el compendio de percepciones que son el resultado de trabajos de investigación y análisis del enfoque de género en la comunidad menonita de Cuauhtémoc y municipios circunvecinos en el estado de Chihuahua, México. Es apropiado decir aquí que este entorno presenta particularidades que lo distinguen de otras comunidades menonitas en el mundo. Al momento actual, se trata de una comunidad con una compleja disposición socioeconómica, cultural y religiosa. En lo ordinario, a las comunidades menonitas se les puede identificar por el rasgo de ser sistemas autorregulados y autogestionados, y una marcada disposición a lo hermético de sus costumbres, en muchos sentidos considerado como sistema cerrado en sus marcos religioso-normativos. Sin embargo en la comunidad que nos ocupa en la actual propuesta, no necesariamente se aplica la referida categorización y esto hace que se trate de una comunidad única y proclive a ser investigada desde sus estratos interiores y las novedosas interrelaciones de grupos que presentan disparidades religiosas y socioeconómicas pero que conservan la identidad menonita como un mecanismo de distinción social y cultural.

Se ofrece en las perspectivas de Rosalba Mancinas, Fernando Sandoval, Claudia Domínguez, Patricia Islas y María Olivia Trevizo, el rol que asume la mujer menonita en todos los ámbitos de la constitución de las familias, de los grupos y de la comunidad. Cabe destacar en ese sentido, que la consMujeres Menonitas 13

trucción de este tipo de sociedad no puede referenciarse de manera directa con otros grupos que aparentemente son similares en otras partes del mundo, pues podría tratarse de similitudes de rol que se tuvieron en un pasado común; sin embargo la globalización ha permitido que específicamente la comunidad menonita bajo el análisis de esta obra, sea considerada como modernista y tecnificada, por lo menos en algún sentido, destacando los estratos socioeconómicos que coexisten al interior de la comunidad, donde la producción agrícola no es la única que se desarrolla, ya que en la actualidad, la industria metal-mecánica y la propuesta restaurantera y hotelera, son potencialidades en un claro éxito financiero en las familias pudientes y de empleo para el resto, siendo allí donde destaca el papel que juega la mujer menonita en esta nueva concepción de su comunidad.

Aun cuando no es pretensión determinante el ver las condiciones de estratos socioeconómicos de las familias y sus grandes contrastes que provocan un entramado de complejidades, se dejan ver en los testimonios de mujeres menonitas, las diferencias en los modelos de expresión y en las condicionantes presentes en el desarrollo del modelo familiar y de grupos.

En las mujeres menonitas pueden observarse personas con poca preparación formal, es decir, solo preparadas para el quehacer del hogar y la crianza de los hijos, pero también es posible encontrar a mujeres preparadas en las mejores universidades del país y del mundo, no obstante que en algunos de los casos su desempeño no es en los mejores puestos dentro de las empresas netamente familiares, bajo el argumento de un rezago en la equidad de género.

Conforme a quienes hicieron su aportación en esta obra, se enuncian algunos aspectos que muestran la perspectiva de análisis de la mujer y en específico de la mujer menonita en su contexto de acción cotidiano: 14 Miradas y Expresiones

1. Ser mujer. Escenarios pasados, presentes y posibles; por Fernando Sandoval y Rosalba Mancinas.

La participación de la mujer en el desarrollo de los pueblos que se constituye desde diferentes perspectivas, refleja una serie de elementos que deben ser observados con detenimiento para entenderle en su complejidad como un agente de cambio social: a) b) c) d) e) f)

el valor histórico, el contexto sociocultural, la expresión socioeconómica, en la expresión artística, la construcción de elementos de educación intrafamiliar y la educación como concepción cultural.

En lo que concierne al valor histórico de la mujer, no debemos dejar de insistir en el rol que ella asume en referencia a la labor de los hombres y la abrumante inequidad del pasado que perdura en algunos modos aún necesarios de investigar con mayor profundidad.

La cultura que se ha conformado no se entiende sin una participación compleja de la mujer; es un elemento que debe considerarse como un fundamento del desarrollo social desde el seno de una familia, donde el papel de la mujer puede ser observado en la superficialidad con una pasividad.

Sin embargo, adentrarse en la investigación, permite observar que tal pasividad solo es una faceta, pues el rol de la mujer se presenta en forma profunda y decisiva en la conformación del desarrollo cultural.

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2. La importancia de la mujer en la educación formal; por María Olivia Trevizo.

La educación en la comunidad menonita pasa de lo informal a la formalidad en donde el papel de la mujer es decisivo. En el caso de la comunidad menonita que se asienta en el municipio de Cuauhtémoc y municipios aledaños, se puede identificar el papel de la mujer en la crianza de su descendencia; ella es la ejecutora de la comprensión emocional al interior de la familia, la búsqueda de la salud en la formalidad de una concepción educativa tradicional y la incipiente aparición de esquemas más formalizados con el impulso de la educación universitaria en hijas e hijos que promueva el conocimiento científico-médico para atender a los habitantes de su comunidad.

También debe destacarse el papel importante de la intuición de la mujer, que define en muchos sentidos el curso que debe seguirse al tomar una decisión que repercuta en los diversos aspectos del crecimiento y desarrollo social de la familia y la comunidad.

3. La salud: una perspectiva desde el rol de la mujer menonita; por Patricia Islas.

La mujer menonita es observada desde los diferentes momentos en el contexto de su procuración de salud, al interior de una cultura que la sumerge en calificativos de sumisa y proclive a la función reproductiva; sin embargo, con el paso de los años, se ha ido modificando esa concepción.

Es importante destacar que la mujer menonita es un ser humano con estados emocionales latentes que buscan mecanismos de expresión.

La mujer menonita en su procuración de la salud al interior de la familia o del grupo, sabe atender con remedios caseros algunas dificultades y cada 16 Miradas y Expresiones

vez se observan paulatinos avances en la comprensión de sus necesidades para tener una salud integral. En la historia de la comunidad menonita es también importante destacar las barreras que el idioma ha presentado y que evidentemente se ha ido ajustando mediante un fenómeno de globalización, donde cada vez en proporciones mayores la adopción del idioma inglés canadiense-estadounidense está apareciendo y con ello nuevas formas de transmisión de conocimientos informales y formalizados.

4. ‘Sé que puedo’. El empoderamiento de la mujer menonita en la economía de su comunidad; por Claudia Domínguez e Israel Beltrán.

En la definición de mujer menonita se encuentran elementos que pueden catalogarle como una figura empática y cariñosa. Es a través de diversos testimonios que se percibe un nivel de éxito económico, artístico, familiar y religioso. Aun cuando debe destacarse que se trata de un papel oculto pero decisivo en el desarrollo de las familias, la mujer menonita es elemento clave en la solidez de la familia y del grupo. Es un empoderamiento (empowerment) que está presente al interior de las familias o grupos; una capacidad de participación no visible pero existente y con una fortaleza que permite edificar tradiciones y los más grandes imperios económicos de la actualidad, sin dejar de lado la repercusión social, política y el carácter sociológico en la cultura menonita.

5. La catarsis de la mujer menonita a través del arte; por Patricia Islas Salinas y María Olivia Trevizo.

Para la mujer menonita en sus circunstancias emocionales que buscan exteriorizarse en una catarsis, no le es desconocido el arte como mecanismo de expresión.

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Limitada por la cultura –mayormente en el pasado–, con un papel restringido por la devoción religiosa aunque con el paso del tiempo cada vez más permisiva en cuanto a expresiones en la pintura y la música, en esta última destaca el canto –algo impensable años atrás– ahora con grandes expositoras, algunas de ellas con estudios en el extranjero.

La pintura también aparece con expresiones de mujeres adultas y algunas mujeres que desde muy temprana edad han dado muestra de una vocación para las artes plásticas como una nueva forma de vida.

Después de haber abierto las puertas del arte, esto ha llegado para asentarse en la comunidad menonita donde muchas potencialidades se están desarrollando y algunas más, aún están por descubrirse.

Las aportaciones presentes en este compendio son en cierto sentido una invitación para adentrarse en la comunidad menonita de la región cuauhtemense y no debe, bajo ningún argumento, considerarse un trabajo terminado sino muy por el contrario, ya que muestra el gozo y la alegría de compañeros investigadores de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez en la División Multidisciplinaria Cuauhtémoc y de la Universidad de Sevilla, España, adentrándose en el territorio de una comunidad que ofrece respuestas a algunas interrogantes pero sin lugar a dudas, en una dinámica que plantea y requiere de un profundo trabajo de investigación colectivo desde diferentes disciplinas. Una transdisciplinariedad que apueste a entender esta comunidad como un sistema complejo en todos los ámbitos de su desarrollo.

Israel Beltrán Zamarrón Universidad Autónoma de Ciudad Juárez División Multidisciplinaria Cuauhtémoc 18 Miradas y Expresiones

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Ser Mujer: escenarios pasados, presentes y posibles Fernando Sandoval Gutiérrez Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

Rosalba Mancinas Chávez Universidad de Sevilla

Presentación Hoy como nunca antes nuestra experiencia como especie, nuestra vivencia compartida como integrantes de un amplio colectivo global, diverso y altamente complejo, nos sitúa ante el desafío del género. Los temas de género en un sentido desagregado y de lo diverso de nuestra manifestación como Humanidad, se presentan pareados con desafíos: nuestras variadísimas formas de vivir y enfrentar la vida, la presencia fría de los flagelos de la pobreza, de la desigualdad y de la baja calidad de vida para millones de personas, entre otros.

Siguiendo este argumento, nos hemos propuesto en este texto reflexionar acerca de uno de los conceptos fundamentales asociados a la experiencia humana: la noción de la mujer como constructo histórico pero partiendo de sus implicaciones filosóficas porque la noción de mujer alude a una delimitación biológica y cultural –es decir, a un asunto de género–, Mujeres Menonitas 21

que es además una abstracción compleja que cambia con el tiempo y con la latitud.

El texto se vertebra en tres momentos: inicialmente ofrecemos una aproximación agregada al concepto, revisando de forma sucinta sus alcances epistemológicos para luego embarcarnos en un recorrido por lo que hemos llamado los escenarios pasados, presentes y posibles de las mujeres.

La mujer como abstracción Hablar de la mujer como concepto implica inicial y primariamente entenderlo como uno de los polos de una de las dualidades fundamentales de la experiencia humana; de uno de los extremos de lo femenino y lo masculino, que dan sentido a la construcción personal y profunda de la conciencia. Y así como en cada uno de nosotros existe lo malo y lo bueno, lo frío y lo caliente como constructos, existen también la mujer y el hombre como asideros epistemológicos fundamentales. Con estos conceptos nos construimos.

Dice Marcela Lagarde: ¿Quién soy? Es la pregunta que organiza nuestra subjetividad al vivir. Y al vivir, la respondemos, tenemos identidad. Somos así y no de otra manera. Somos como y diferentes de otros. El ser es afirmación y negación en acto, semejanza y diversidad. La identidad es entonces definida por el qué, el cuánto y el cómo de los otros que tiene el sujeto y por lo que no posee de otros. ¿Quién soy Yo y quiénes son los otros?. (Lagarde, 1990)

Es justo en una de las dimensiones más íntimas de la construcción de la identidad personal, en donde se produce la asunción de ser mujer como 22 Miradas y Expresiones

el no ser lo otro; es así que inicialmente ser mujer es no ser hombre; es la afirmación primaria –sexuada y de género– que se produce a partir de la diferencia. La alteridad es aquí el instrumento para la delimitación del constructo de mujer; se es porque no se es el otro. La psicología de la primera infancia ha arrojado luz con respecto a cómo ocurren estos procesos de conformación de la identidad primera; de cómo vamos avanzando en la construcción de la conciencia. (UNICEF, 2008) Es así que, luego de que el ser mujer implica el no ser hombre, la noción de mujer toma otros derroteros y se carga de contenidos y asociaciones intensamente simbólicas, determinados por razones culturales, históricas y geográficas… Ser mujer se carga de sentido a través de su circunstancia: “La mujer es la síntesis histórica de sus determinaciones sociales y culturales, y las mujeres lo son de sus condiciones específicas y concretas” (Lagarde, 1990). Históricamente la noción de mujer ha recibido en diversos momentos y lugares cargas variadas; por ello no podemos afirmar que la noción de mujer se asocie de forma “natural” con cualidades categoriales específicas; antes bien, sí que podemos afirmar que la experiencia humana desde la perspectiva de la mujer es profundamente distinta en todas las épocas y en todos los espacios a la experiencia humana desde el mirador de el hombre. Estas diferencias con frecuencia llevan la impronta de la desigualdad y la inequidad, de la dominación (simbólica, económica, cultural, sexual) de ellas en manos de ellos.

Ser mujer, pues, es ser diferente; es ser la que no es el hombre; es también serlo en la circunstancia histórica y cultural determinada –que en realidad marca toda la diferencia– y además muchas veces ser mujer es ser oprimida, dominada, desigual.

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Mujer: escenarios pasados La mujer se ha situado durante el transcurso de la historia en una amplia variedad de posiciones culturales y sociales. Todas ellas han sido analizadas desde diversas perspectivas disciplinares y teóricas. En oposición a la opinión de Simone de Beauvoir, quien sostenía en su clásico El segundo sexo, que la mujer “carece de un pasado, de una historia que le sean propios” (de Beauvoir, 1949), consideramos que aunque la mujer ha sido ignorada muchas veces como sujeto histórico, sí forma parte de la reflexión agregada sobre el devenir humano; es así que contamos con evidencia documental acerca de su papel en diversos momentos de la historia.

En esta evidencia documental campea una orientación inminentemente androcéntrica de numerosos procesos históricos de todo orden. Nos encontramos con una visión “centrada en los hombres de la vida, las relaciones y el devenir histórico” (Roda, 1995). A pesar de estas circunstancias, es posible escuchar en el coro intenso y masculino, la voz muchas veces ahogada de las mujeres como protagonistas de realidades complejas. La Antropología Social y la propia Historia nos permiten observar en la intensidad de lo cotidiano, en los procesos políticos y sociales agregados, la presencia de la mujer, no como un ejercicio de acompañamiento de los hombres, sino como participantes activas en escenarios multidimensionales e históricos muy variados.

Es innegable que mucho de la participación social y cultural de la mujer –históricamente– se ha dado en condiciones profundas de desigualdad con los hombres, incluso teniendo en consideración la amplísima diversidad cultural que nos ha caracterizado.

En diversos momentos de nuestro devenir, las mujeres han ocupado posiciones de subordinación que las han situado en condiciones de pro24 Miradas y Expresiones

funda disparidad en cuanto a sus posibilidades para el desarrollo, para la vida con calidad y para la igualdad.

Estas condiciones de inequidad son la base de lo que se ha llamado Sociedad Patriarcal, como arreglo cultural y social. Se trata de una configuración específica en la que lo femenino y lo masculino se conciben inequitativamente e impregnan las relaciones, la vida cotidiana y las decisiones de la vida. Estas condiciones han estado presentes por siglos en numerosas culturas. Es factible la afirmación de que la inequidad ha sido la constante en el establecimiento de relaciones interpersonales basadas en lo que Foucalt llamó el discurso del poder. (Ávila-Fuenmayor, 2006) Ahora bien, la herramienta conceptual del género ha permitido nuevas aproximaciones al tema de las mujeres. Por ejemplo en el caso de la Historia, ha surgido en años recientes la llamada Historia de las mujeres, entendida en los términos siguientes: La historia de las mujeres en consonancia con la historia universal, incluye a los hombres pero acercándose desde la perspectiva de género, promocionando las actividades, ideas y logros de las mujeres; cuestionando y complejizando sus problemas y argumentaciones que son justamente centrales en el discurso de la historia humana, así como también la de sus hermanos, esposos e hijos. (…) Es también exposición y confrontación de prejuicios en la temprana historiografía centrada en lo masculino, preguntándose por qué ciertos objetos y elecciones de temas para estudiarlos fueron favorecidos sobre otros y posando nuevas preguntas para la investigación.

(Offen, 2009) Mujeres Menonitas 25

Mujer: escenarios presentes Aún con la emergencia en el tiempo presente de las reflexiones y acciones públicas con respecto a la desigualdad de las mujeres, en contextos muy diversos persisten en el ahora, profundas disensiones e inequidades. La sociedad patriarcal sigue en las primeras décadas del siglo XXI enseñando, dejando sentir sus efectos nocivos: Más allá de cambios en la sociedad, en la masculinidad y en la feminidad, la ideología genérica patriarcal parece inalterada y vigente. Todavía estructura identidades. Es una ideología fosilizada porque expresa y sintetiza separaciones simbólicas inmutables que no corresponden a la complejidad genérica de los sujetos. Su esencia consiste en elaborar las diferencias como excluyentes y antagónicas por naturaleza. (Lagarde, 1990)

En el escenario de los temas de género, consideramos que la equidad no se consigue como una meta abstracta sino que se vivencia en lo cotidiano. Es en el aquí y en el ahora en donde, con base en las decisiones que tomamos de manera permanente, y que configuran nuestras relaciones interpersonales, pueden constituirse nuevas formas de concebir lo femenino y lo masculino, y hacerlas vida.

El contexto en el que vivimos estas tensiones es nuestro presente. Hoy en día la lucha por la reivindicación de los derechos de la mujer se combina con otras más, como el reconocimiento a los derechos de las minorías –de todo tipo– en el mundo, con la lucha en contra del fundamentalismo, con los temas relacionados con los pueblos indígenas, con el repensamiento 26 Miradas y Expresiones

y reflexión de elementos tan cruciales para nuestras sociedades como la familia, la educación, el Estado, todo ello en el marco de la emergencia de nuevas formas de comunicarnos y de construir la cultura y la información basadas en la Internet y en recursos digitales cada vez más amplios, accesibles y diversos. En estas nuevas realidades, las mujeres juegan un papel estratégico porque los tópicos relacionados con ellas se encuentran de lleno en el centro de los más acalorados debates: Una mañana cualquiera tecleas la palabra mujer en Google y te encuentras con 31 millones de recursos relacionados con el término.

Los recursos centrados en la belleza y el reclamo sexual para hombres se mezclan con aquellos relativos a los derechos de las mujeres y su reivindicación, y los que visibilizan la presencia de mujeres y de colectivos femeninos en distintos campos de la actividad humana.

(Fundación Directa, 2009)

Finalmente es necesario hacer un llamado a la precisión: los desafíos relacionados con cuestiones de género son en lo profundo, desde nuestra perspectiva, desafíos de relaciones interpersonales: no es una regla inamovible que en problemas interpersonales relacionados con el género el opresor sea el hombre –aunque reconocemos la prevalencia aún presente de las sociedades patriarcales en las culturas occidentales–. Más bien presenciamos el intrincado ejercicio de tejido de relaciones interpersonales a través de la cultura, en la que el asunto de género es un elemento más en juego.

En ese sentido, para nosotros el tema es un asunto que en su sustrato más profundo es un tema de poder, antes que de otra cosa, (Ávila-Fuenmayor, 2006) Mujeres Menonitas 27

Mujer: escenarios posibles ¿Qué es lo que podemos esperar en los años por venir con respecto al constructo mujer y a sus implicaciones para nuestra vida en sociedad? Consideramos que reflexiones como las que hemos compartido, el trabajo continuado de hombres y mujeres en todo el mundo relacionado con las cuestiones de género, y el énfasis en estas cuestiones por parte de actores clave de las sociedades, traerán eventualmente en el futuro cercano el reconocimiento pleno de la mujer como sujeto complejo, independiente y sobre todo profundamente diferente y particular. Las diferencias de la mujer como constructo, como sujeto histórico y como ser tangible y cotidiano, son muy variadas y tienen que ver con cuestiones tan elementales como nuestras percepciones de lo que nos rodea. Por ejemplo, con respecto a la cuestión del tiempo, Roda dice: El tiempo masculino es lineal, lógico y cohesivo. El tiempo femenino es circular y sujeto a sobresaltos. Es un tiempo de espera, definido por la eventualidad. Esto viene a confirmar la diferencia histórica y es precisamente esa diferencia la que se presenta como objeto de análisis y conocimiento. (Roda, 1995)

Teniendo como punto de partida el reconocimiento de estas profundas diferencias, anticipamos que en los años que están por venir se propongan en diversas latitudes aproximaciones teóricas mucho más horizontales al tema del género, en las que la cuestión de la mujer se desdibuje como el elemento central de los debates relacionados. En el fondo consideramos que el tema del género no es un asunto de la desigualdad y la opresión, 28 Miradas y Expresiones

sino de la horizontalidad posible entre unos y otros. En el fondo se trata de una búsqueda amplia de un mejoramiento también amplio en la calidad de vida con independencia de nuestras diferencias.

Uno de los escenarios clave en donde debe plantearse y desarrollarse esta horizontalidad es en la Red. El constructo de la mujer adquiere un papel nuevo en el mundo digital, en el que los tópicos sobre el género se complejizan y abren toda una veta para la investigación relacionada. Las posibilidades de personalizar y matizar la identidad digital son amplísimas, y permiten la asunción de determinados rasgos identitarios con mucha mayor facilidad y libertad que en el mundo analógico (Roca, 2012).

No estamos hablando aquí de la creación de avatares o de perfiles virtuales para su uso en las llamadas redes sociales o en sitios digitales de diálogo o en foros. Más bien hablamos de la manera en la que construimos nuestra identidad teniendo como extensión la imagen que tenemos de nuestra presencia en el mundo digital.

El tema de la mujer es pues, desde nuestra visión, uno de los tópicos clave que deben repensarse en el contexto de este siglo, marcado por la vida digital, por la emergencia de diversas luchas reivindicativas de los derechos de las minorías, por la premura de actuar en respuesta a numerosas circunstancias estratégicas para nuestra supervivencia como especie y sobre todo por la necesidad de encontrar formas más ricas y variadas para que podamos vivir vidas con mayor calidad, en el amplio sentido del término.

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La importancia de la participación de la mujer menonita en la educación formal María Olivia Trevizo Nevárez Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

Hombres y mujeres tienen un lugar importante en el mundo; Dios no hizo a la mujer para estar debajo o arriba del hombre, sino al mismo nivel.

(Testimonio 1)

El texto que se presenta es producto de la interpretación y análisis de los testimonios de un grupo de mujeres menonitas que han destacado debido a que se han dedicado, además de las actividades que realizan comúnmente, a la educación formal en las escuelas que se encuentran en ese sector y que por lo mismo tienen una visión diferente del mundo social y cultural que el resto de las mujeres de la comunidad dedicadas al rol tradicional de su cultura, como la crianza de su decendencia, el hogar, la cocina, la costura, la granja, el cuidado de las aves, vacas y cerdos, y al cultivo de hortalizas y frutales para el consumo familiar.

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El poder femenino se circunscribe a aquellos factores donde tradicionalmente ha sido su territorio (maternidad, doméstico), siendo frenados en su proceso expansivo por la negativa de los hombres.

(Vitoria-Gasteiz 1995)

Al realizar este estudio de género se pretende dar a conocer el proceso de empoderamiento de pocas mujeres en una cultura tradicional, donde por siglos permaneció en un rol estático, limitando a la mujer en su participación fuera del hogar. Con el tiempo y la necesidad propia de realizarse en otros ámbitos, el papel de algunas mujeres ha tomado importancia en el desarrollo de una microsociedad menonita inserta en los alrededores de la ciudad de Cuauhtémoc, Chihuahua, México.

La sociedad necesita de todas la profesiones. Hay mucho talento femenino desperdiciado en la comunidad menonita.

(Testimonio 2)

Una de las tantas actividades donde la mujer empezó a participar, fue en el ejercicio de la educación formal como trabajar en centros educativos, lo cual le permitió llevarse consigo a sus hijos e hijas a su trabajo sin tener que dejarlos en otras manos para su cuidado. La tarea de madre cumple uno de los papeles más importantes en las labores femeninas en esta y la mayoría de las culturas.

La familia cumple funciones diferentes de las de la economía y otras instituciones públicas porque socializa a los infantes y renue56 Miradas y Expresiones

va emocionalmente a sus miembros adultos en unas actividades esenciales que hace que las mujeres sean las principales ejecutoras de la comprensión emocional y de la responsabilidad relacional.

(Casares. E. 2008 pág. 21)

Anteriormente la mujer menonita no participaba en la educación formal; fue hasta los años 60’s que el Comité Pro-Mejoramiento para la Educación, solicitó ayuda a quienes se dedican a las Misiones en Canadá para apoyar en una mejor educación. La mujer empezó a participar como educadora formal en instituciones más liberales. Actualmente en las escuelas tradicionales muchas mujeres jóvenes participan en la actividad docente, reproduciendo lo aprendido a las nuevas generaciones.

Algunas mujeres buscan espacios para lograr su independencia, realización y desarrollo; toman clases de español, de superación personal y de salud reproductiva y se preparan de forma autodidacta para empezar a realizar actividades fuera de casa, sin dejar sus responsabilidades del hogar porque consideran un mandato divino encargarse de la educación de las hijas e hijos, mientras el varón busca lo necesario para que no falte nada en el hogar. Esta ideología forma parte de su religión; desde la infancia los integrantes de la comunidad son preparados para cumplir con estos roles.

La diferente interpretación de La Biblia en cuanto al papel de la mujer en sociedad, limita la visión del rol social del hombre. No el prototipo caballeroso ni atento, lo cual no significa que no haya amor, sino que la manifestación de este es diferente en esta cultura.

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Ser mujer es fuente de vida, no solo por el hecho de educar a los hijos e hijas, también emprende y se interesa por su desarrollo personal y ayuda a otras a desarrollarse.

(Testimonio 3)

Las mujeres que salen del hogar a trabajar en actividades educativas en las escuelas de la comunidad, consideran que con una buena organización de los tiempos y con la ayuda de la tecnología y los avances en el uso de los aparatos domésticos, facilita a la mujer disponer de más tiempo y dedicarse a otras actividades económicamente productivas. Los roles de algunas mujeres menonitas se han ampliado en los últimos años, lo que ha llevado a ofrecer esto a los varones para que participen en actividades del hogar y crianza de sus decendientes.

En otras culturas patriarcales, como es el ejemplo de Quito, Ecuador, “durante la primera mitad del siglo XX un grupo de maestras utilizó los recursos generados por el laicismo y la educación activa para provocar cambios en la educación de las mujeres, así como para abrir nuevas posibilidades de su participación en el ámbito público” (Goetsche, A. 2007). Lo anterior también es parte de las propuestas de las mujeres menonitas que trabajan en la educación formal, porque a través de esta actividad se sirve de ejemplo para otras mujeres, la familia y sobre todo para las hijas.

“La mujer –al igual que el hombre– no necesitaría renunciar al matrimonio ni a la maternidad, pudiéndose enfocar hacia el desarrollo personal y al trabajo creativo fuera del hogar”. (Casares. E. 2008)

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Impulsar a la mujer en su superación personal no implica descuidar a la familia.

(Testimonio 4)

Las actividades de la mujer menonita fuera del hogar, más aceptadas por su comunidad tradicional, son aquellas que tienen que ver con la salud y la educación por considerarse similares a las que realizan en la casa y por ser “propias de la mujer”. Por lo tanto la escuela y la clínica son espacios de poder y realización femenina. El rol de la mujer menonita cuando es educadora se limita a las actividades en las aulas. Pocas mujeres ejercen puestos directivos o administrativos. “La subordinación de la mujer y el desprecio por los valores femeninos que prevalecen en sociedades patriarcales y autoritarias, se hacen evidentes en las condiciones laborales”. (Lara M., A., López E., K. y Fernández, M 1996)

La plenitud de la mujer también se da en el hogar, por el convencimiento propio de que es el pilar de la familia. Educar a las hijas y los hijos no tiene precio.

(Testimonio 5 )

La lectura como hábito, los viajes a sus lugares de origen y estudiar en el extranjero, y el conocer realidades diferentes, son factores importantes para la superación y empoderamiento de la mujer menonita porque cambia la Mujeres Menonitas 59

mentalidad, transforma la visión del rol tradicional femenino en la sociedad y se obtiene una forma más abierta de ver el mundo, a una vida más equitativa en cuianto a oportunidades. Este proceso se vive de manera diferenciada y única en donde cada individuo lo experimenta y desarrolla, dependiendo de los contextos y situaciones familiares. (Deere y León 2002 pág. 3) La población menonita es autodidacta, creativa y emprendedora; todo es cuestión de que los factores familiares favorezcan el desarrollo de hombres y mujeres en la comunidad.

El apoyo del hombre como jefe de familia o del esposo de la mujer interesada en su proceso de empoderamiento es determinante; actualmente son pocos los varones que impulsan la equidad de género en la cultura menonita.

Los cambios son paulatinos y lentos como en cualquier sociedad patriarcal.

Me siento satisfecha de ser una mujer independiente, a pesar del riesgo de la severa crítica social.

(Testimonio 6)

La labor de maestra es muy satisfactoria por contribuir a la educación infantil y juvenil de los menonitas, por combatir la ignorancia, por ayudar a informarse y por promover cambios hacia una cultura más equitativa y más justa.

Las escuelas menonitas ofrecen, al obligar al estudio de idiomas, un valor agregado en la educación de sus miembros, lo que otorga la oportunidad a sus estudiantes de comunicarse con diferentes culturas; esto les abre las puertas a otras visiones a quienes de alguna manera tienen esta oportu60 Miradas y Expresiones

nidad, ya que los hace “diferentes” por tener más aptitudes y habilidades comunicativas, lo que conlleva a una nueva mentalidad, abierta y amplia.

Las personas multilingües adquieren habilidades cognitivas, se vuelven más reflexivas y críticas en cuanto a las habilidades socioemocionales; quien es políglota adquiere habilidades como la adquisición de nuevas amistades en otros países. La apreciación de su cultura y tradiciones aumenta los lazos familiares pero sobre todo muestra mayor autocontrol, lo que favorece un éxito escolar y en consecuencia mayores oportunidades laborales. (Zelasko y Antunez, 2000) Por siglos la enseñanza ha dictado que la mujer debe estar educada por su madre para atender las multitareas del hogar y educar a sus hijos e hijas porque las enseñanzas que se reciben en el entorno familiar son infinitas y muy buenas; es ahí donde se aprenden los valores y las actividades propias de cada rol. Sin embargo es inminente una educación formal para mujeres, porque mujer educada puede educar mejor a sus hijas e hijos.

La labor docente implica constante capacitación; es una exigencia del gran avance en la sociedad del conocimiento, por lo cual la mujer que se encuentra frente a grupo se ha visto en la necesidad de capacitarse de manera continua para concretar su profesionalización docente, y es en instituciones de nivel superior a donde se recurre para obtener un grado de licenciatura, lo cual complica la vida cotidiana de la mujer menonita porque el tiempo que ocupa en eso, es tiempo que disminuye en la atención familiar. Esto es complicado y sumamente difícil debido a que no es costumbre realizar estudios a nivel superior en la cultura menonita.

Los retos por los cuales han pasado dos generaciones de profesionales de la educación en instituciones que han llevado sus servicios a la comunidad han rendido fruto; se han multiplicado profesionalmente como Mujeres Menonitas 61

docentes que atienden grupos infantiles en las escuelas incorporadas a la Secretaría de Educación Pública. Las mujeres con el grado de Licenciatura en Educación son reconocidas por los esfuerzos realizados y sobre todo por los cambios en la calidad de la educación. En cambio las profesionistas que entran al mundo laboral “propio de los hombres”, son rechazadas; las ubican en espacios de menor jerarquía y sus sueldos son menores al resto de los varones, e incluso tienen menos derecho que cualquier otro varón con menos antigüedad.

Según la ONU, las mujeres siguen siendo discriminadas en gran parte del mundo, al igual que son más pobres y menos poderosas; y “pese a todos los esfuerzos que se han realizado, América Latina aún enfrenta una alta desigualdad y débiles indicadores para mejorar las condiciones laborales de las mujeres”, según el último informe del 2012 del Banco interamericano de Desarrollo. (Godoy, L., Mauro, A. y Todaro R. 2012 pág. 10) La educación formal impartida por mujeres, abre la posibilidad de un crecimiento social; sus aportes a la educación de la niñez son infinitas por el mensaje implícito que da su ejemplo de mujer ante una sociedad que está en el camino a la equidad de género.

La seguridad y la plenitud de sentirse útiles y autosuficientees son sentimientos que afloran en las mujeres que tienen la oportunidad de trabajar y colaborar en el sustento familiar, lo que que las convierte en ejemplo, y esto las enorgullece.

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La salud: una perspectiva desde el rol de la mujer menonita Patricia Islas Salinas

Universidad Autónoma de Ciudad Juárez División Cuauhtémoc

Uno de los objetivos de la perspectiva de género es recodificar y resignificar a la historia, a la sociedad, a la cultura y a la política desde y con las mujeres (Lagarde, 1996. pp. 13-38). Se parte de esta conceptualización para reflexionar acerca del papel de la mujer dentro de la comunidad menonita de Cuauhtémoc en el rubro de la salud; se toma la visión de las mujeres a partir de su rol de género, la mirada y la manera de afrontar los diferentes factores sociales, como son la necesidad de educación para la salud reproductiva, la barrera del idioma, el aspecto religioso y el papel en la familia.

Se describe el proceso de empoderamiento para desafiar estos aspectos que median en la vida y el bienestar de las mujeres.

La mujer como roca de la familia; analogía del rol de género A lo largo del tiempo y a través de la cultura, las percepciones sobre cómo los seres humanos “deben ser”, han sido afectadas en su origen biológico, social y subjetivo por las normas socioculturales, religiosas e históricas dentro de un grupo o comunidad.

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En el caso de la mujer, esto es a partir de la percepción de su realidad sexual, cuando se le inserta en un universo simbólico que tiene que ver con la perspectiva higienista en la salud que se desarrolló a principios del siglo XX, y puso en ellas la responsabilidad del cuidado de los hábitos y costumbres familiares, el cuidado de los niños y la planificación familiar como parte inherente de su rol de género. Para alcanzar estos objetivos la vida de las mujeres está sometida a presiones que instan a cumplir con su “destino” de amor, de abnegación y silencio. Las exigencias del rol femenino, centrado en la maternidad, abarcan prácticamente todas las relaciones humanas y “maternalizan” todos los demás roles. Esta representación incide prácticamente en todos los aspectos y a lo largo de su ciclo vital. (Benlloch I, 2004 pág. 295) En la comunidad menonita la maternidad hace a la mujer responsable del proceso de endoculturación en la familia; según Lara y Mateos (2005, pp. 254-255), este provee al individuo de las herramientas básicas indispensables para conocer y dominar su cultura a través de la vida cotidiana, por lo que la madre es educadora, cuidadora y transmisora de costumbres relativas a la higiene y la salud. A partir de esta concepción se explica por qué al interior de la cultura menonita las mujeres que se dedican a ser parteras o maestras son muy aceptadas y respetadas por la comunidad, al igual que ocurre en la mayoría de las culturas, pues son ocupaciones compatibles con el rol social dependiente y de servicio que se le ha asignado a la mujer, y con las características que se asocian con la feminidad (Enciso, 2015. pág.

184). A pesar de esto el número de profesionales de enfermería o docencia con un grado de licenciatura es mínimo; estas mujeres han aprendido a ser parteras o maestras de manera empírica, por herencia familiar o por necesidad, y lo ven como parte de su ministerio por la comunidad.

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Sin embargo y a pesar de las reflexiones anteriores, dentro de la comunidad menonita la mujer es vista como “la roca de la familia” y, aunque la roca suele ser un material muy duro, también es blando, con un punto de convergencia y apoyo para la edificación; estas pueden sufrir erosión y deterioro aun cuando no pierden sus propiedades. La función de la mujer dentro de la familia menonita está totalmente ligada al género; su mundo entero es el mundo doméstico y familiar; sus relaciones se dan principalmente en este contexto, constituido por familia y vecinas cercanas. Es difícil que la mujer menonita –al igual que las rocas– cambie su forma, pues está acostumbrada a los embates, al trabajo duro y a la represión de las propias necesidades, y esto para ella es lo normal y cotidiano de la vida de acuerdo a su rol de género dictado por los preceptos religiosos. Es punto de apoyo para la familia y la comunidad desde el estilo de vida hasta la educación de los hijos e hijas. El bienestar y la salud familiar son prioridades, sin embargo la carga de su rol la erosiona y degrada en su ser y al igual que la piedra, no pierde sus propiedades y continúa buscando métodos y formas para lograr este bienestar solo en base a los conocimientos heredados de sus antepasados, ya que por lo general no cuenta con educación para la salud. Es por esto poco probable que cuando se requiere, encuentre una solución a los problemas sanitarios.

Situación de salud unida al género La OMS (1988) plantea que el estereotipo del rol de la mujer sumisa, pasiva, dependiente y emotiva, se deriva de su función reproductiva y su capacidad de ser madre. La extrapolación de esta percepción hacia los otros aspectos en la vida, como el trabajo, el esparcimiento, la educación y la Mujeres Menonitas 91

salud, genera que la mujer se sienta vulnerada y devaluada. Según Comas (1995, pág. 26), la toma de conciencia de que la mujer “debe entregarse” a los otros siempre está en detrimento de los propios intereses, necesidades y deseos, además de que la falta de reconocimiento por parte de los individuos de su contexto próximo y de la sociedad, produce en las mujeres un sentimiento de insatisfacción, frustración e impotencia que necesariamente influyen en su estado de ánimo así como en su salud mental y física.

La salud integral en las mujeres y los hombres se compone de diferentes esferas; las representaciones acerca de la salud y la enfermedad también son determinadas por el rol de género; la división del trabajo y los estereotipos culturales, en el caso de los hombres, se relaciona con el trabajo, mientras que en las mujeres con su función reproductiva y su dedicación al hogar. Los más frecuentes problemas de salud femenina son enfermedades degenerativas, diversas formas de cáncer, la obesidad, infecciones agudas, abuso de sustancias y la depresión.

Los roles de género dentro de la comunidad menonita son definidos y guiados por la doctrina religiosa, la cual es utilizada como una forma de control establecida para asegurar que estos roles sean aceptados por los miembros de la comunidad. Sirve a hombres y mujeres e indica las expectativas acerca de su comportamiento, siempre basándose en la interpretación de La Biblia, la cual cambia de una doctrina a otra. Un ejemplo de esto es cómo las diferentes iglesias se ocupan de las personas que hacen uso o abuso del alcohol, o algún comportamiento inaceptable para la comunidad, así como las decisiones acerca de la excomunión para hacer frente a los mismos. (Kulig et al, 2009. pág.11) Durante toda la historia de los menonitas el rol de la mujer ha sido de acuerdo a los mandatos de La Biblia. En Timoteo 2:11 y 12 dice: “Dejad a 92 Miradas y Expresiones

la mujer aprender en silencio con toda sumisión; no se permite a la mujer enseñar ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar callada” (Kulig J. 2009). La principal función de la mujer dentro de la comunidad tradicional es la reproductiva; la decisión sobre el número de descendientes que tendrán es del esposo; la esposa deberá acatar en silencio este mandato basado principalmente en que los hijos serán involucrados en el trabajo de acuerdo a su género: a mayor cantidad de nacimientos, mayor ayuda para el padre pero mayor trabajo para la madre; esto impide a la mujer desarrollarse en otros aspectos de su vida.

La extrema dedicación al trabajo, junto con las regulaciones estrictas sobre el uso del tiempo libre, puede crear desesperación silenciosa; el abuso de sustancias tales como tabaco y alcohol se ha ido haciendo más frecuente entre la juventud; sin embargo estas conductas ocasionan vergüenza ante la sociedad y la convicción de que se está pecando.

Algunos profesionales menonitas de la salud, piensan que la desobediencia de estos códigos de conducta se asocia a problemas personales que afectan la salud emocional, ocasionando problemas de depresión y en el peor de los casos el suicidio.

Una de las esferas de salud de las personas es la salud mental y entre la comunidad menonita existe un padecimiento conocido como Narfenkrankheit (palabra en bajo alemán que significa Enfermedad de los nervios), fenómeno individual traído a partir de lo social; es decir, tiene que ver con un estado de angustia que involucra sentimientos y emociones, los cuales originan un comportamiento inadecuado culturalmente hablando, pero también se relaciona con un sentido de descontento con las relaciones sociales en situación de desigualdad de poder y de género, sobre todo en las mujeres, quienes sufren en silencio un estado emocional de insatisfacción Mujeres Menonitas 93

porque su vida cotidiana no se ajusta con el ideal soñado. (Reinschmidt, K. M. 2001, pág. 352) Este padecimiento tan común entre las mujeres menonitas, conocido también como “nervios débiles”, se genera a causa del seguimiento de las normas sociales establecidas con respecto a las mujeres donde su voluntad es doblegada por una sociedad hegemónica y patriarcal, sometidas a presiones sociales extremas debido a la desigualdad entre los dos géneros por la interpretación literal de la palabra de La Biblia que los ministros de la Iglesia y los hombres de la comunidad le dan a esta.

Las mujeres tienen diversas maneras de afrontar la depresión que ocurre en sus familiares o vecinas; en la niñez o en los adultos, siendo la principal de ellas realizar una visita para orar y que se arrepienta de sus pecados, para que así Dios le regrese la salud. También a partir de remedios caseros y al final pueden acudir al médico.

La barrera del idioma y la necesidad de educación: factores principales para el empoderamiento de la mujer en la salud Según Lagarde (1996), es posible que una persona a lo largo de su vida modifique su cosmovisión de género simplemente al vivir, debido al curso normal evolutivo de la persona, así como de la sociedad en la que vive, ocurriendo una transformación de valores, normas y maneras de juzgar los hechos.

La teoría del empoderamiento conjunta las condiciones personales y sociales que hacen sensible a un individuo para participar en el bien de las personas si se toma la salud y la calidad de vida como un bien social; entonces este debería ser accesible para toda la población en una comunidad, 94 Miradas y Expresiones

aunque si bien esto resulta utópico dado que no solo depende de querer tener ese bien social, sino que el proceso de su obtención se relaciona de manera directa con aspectos socioeconómicos y culturales, es por eso que en una sociedad siempre existen grupos vulnerables. Sin embargo se puede incidir en la búsqueda del mismo.

A nivel social cabe señalar que ya se observa un fenómeno importante dentro de la comunidad entre las mujeres menonitas: la reflexión crítica de la situación social de la mayoría de ellas; es decir, de las tradicionales, aunado al reconocimiento de las necesidades de educación y salud, lo que en algunas ha generado la preocupación por resolver problemas que se observan en la vida cotidiana de las que no tienen conocimiento del idioma español y tampoco acceso a la educación. Según Musitu. G. y Buelga. S. (2004, pág. 174), el cambio social implica una modificación significativa de la conformación de un sistema social; es decir, de los aspectos que lo norman. En este sentido algunas mujeres desarrollan liderazgo y responsabilidad por las de su contexto inmediato. Rowlands (1997, pp. 7-10) señala que el empoderamiento a nivel personal es el desarrollo del sentido del ‘yo’, de la confianza y la capacidad individual para utilizar los recursos propios; desarrollar potencialidades y aptitudes para dirigir un grupo, decisión y compromiso para crear e implementar sistemas que permitan brindar ayuda a sí misma y a las demás.

La mayoría de ellas son amas de casa que han visto necesidades educativas en cuestión de idioma y prácticas de salud, ya que se relacionan con la búsqueda de la atención sanitaria cuando alguna vecina acude a solicitar su ayuda como intérprete para acudir al doctor o para escribir o traducir algo al idioma español, o simplemente a pedir apoyo para comprender los problemas familiares acerca de los temas tabú.

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Los principales obstáculos que enfrentan las mujeres que deciden apoyar a las que de alguna manera son vulneradas por tener un bajo nivel educativo y además la barrera del idioma, son en principio no ir en contra de los pensamientos de la mayoría de las personas de su comunidad, sus creencias y costumbres, así como la falta de infraestructura –pues algunas realizan su actividad en su propia casa– y la necesidad de educación para sí mismas, ya que no son personas preparadas académicamente hablando, motivo por el cual deben ser autodidactas. Es así como estas mujeres deben aprender antes de enseñar a las demás apoyándose en libros y en profesionales mestizas o canadienses que aceptan apoyarlas en su autoaprendizaje acerca de aspectos básicos de salud.

Hay personas que batallan mucho. Yo veo que necesitan de alguien; me da lástima que van al doctor y no entienden; sufren mucho. Algunas no saben leer ni escribir en alemán y mucho menos en español para poder leer folletos de salud o para decirle al doctor qué es lo que les pasa; por eso para mí es tan importante que las mujeres aprendan español y lo básico sobre su cuerpo. Yo aprendo y luego enseño.

(Testimonio, asesora menonita ICHEA, 2016)

Me di cuenta de la gran necesidad de buscar solución a problemas de salud entre las mujeres y sus familias. Como aquí cerca no hay doctores, me di a la tarea de recopilar remedios caseros de las amas de casa y escribí este pequeño librito; así todas podemos tenerlo.

(Testimonio, ama de casa, 2016)

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Cuando una mujer necesita acudir al doctor, usualmente algunos familiares masculinos tienen que involucrarse, principalmente el padre de familia, quien tiene la última palabra debido a la jerarquía de género y su autoridad dentro de la familia.

La enferma usualmente interactúa con el médico y las enfermeras a través de su esposo, padres o hermanos; ellos tienen el poder de decidir si interpretan todo lo que la mujer les indica de acuerdo a su percepción de lo que ella intenta comunicar, especialmente cuando se expresa en términos de angustia por su estado de salud, de tal forma que si se habla de lo que se considera culturalmente inadecuado, como afecciones relacionadas con los órganos reproductores, entonces el hombre decide no traducir literalmente por razones de diferencias de intereses, conveniencias o simplemente por desconocimiento de los términos de salud. Así es que cuando la mujer depende de un intérprete, no tiene la oportunidad de expresar por ella misma lo que le pasa, lo cual le genera un gran miedo e incertidumbre acerca de lo que padece o lo que le pueda pasar.

Los seres humanos, sociales por naturaleza, gustan vivir, convivir y compartir en grupo, y es de esta manera como mejor aprenden; es por eso que el empoderamiento de la salud, educación y promoción de las mismas, puede ocurrir mejor si el sujeto tiene un sentido de pertenencia a un grupo que está enfocado en un mismo objetivo. Las mujeres menonitas educadoras en salud, basan en este pensamiento su intervención social dentro de la comunidad; sin embargo es necesario puntualizar que esta intervención ha ocurrido de manera informal, iniciando en la sala de la propia casa, para luego extenderse a otras mujeres por recomendación de las primeras; de esta manera un pequeño grupo de dos o tres personas, ha crecido a docenas de ellas.

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Uno de los principales sucesos que han ocurrido en el proceso del desarrollo de estos pequeños núcleos de aprendizaje, es la movilización de los aspectos positivos y beneficios que se obtienen de los grupos para mejorar la calidad de vida y el bienestar, lo que genera confianza entre las familias, iglesias y autoridades de la comunidad tradicional. Poco a poco los esposos y ministros han ido aceptando los beneficios que la educación para la salud proporciona.

Me apoyo en un libro cristiano llamado Las mentiras que creemos las mujeres y las verdades que nos liberan. Organizo actividades que permiten a las mujeres apoyarse unas a otras; conviven y comparten entre sí; salen de su diaria rutina para apoyarse mutuamente; las enseño a ser libres y su salud mental mejora.

(Testimonio, ama de casa 2016)

Las mujeres menonitas han escuchado por generaciones cuál es su rol en la comunidad; este les indica que deben ser calladas y obedecer en silencio a su esposo, y que deben permanecer aisladas de culturas diferentes.

Todo este discurso ha generado el reconocimiento por ellas mismas de su vulnerabilidad como grupo. Las mujeres tradicionales se reconocen de esta manera, sobre todo cuando identifican y califican las diferencias que existen entre ellas y las “otras”, las de la rama liberal –manejar, hablar el español, saber leer y escribir, etcétera–. Por otro lado, las pocas mujeres empoderadas advierten en su grupo de población a “las otras mujeres”, es decir aquellas a quienes pueden apoyar en sus necesidades en base a estas diferencias, partiendo del reconocimiento de la dignidad propia para aprehender la de 98 Miradas y Expresiones

las demás. Es así como la resistencia a aceptar una realidad social que tiende a extinguir a las de su propia condición, genera –de acuerdo al concepto de Moreno (2000. pág. 229)– una riqueza social que se observa en el mejoramiento de la calidad de vida y bienestar de este grupo poblacional, y se obtiene esta nueva visión del papel de la mujer menonita en su comunidad.

El cambio es lento y paulatino pero significativo para mejorar no solo como mujeres sino como hombres; como comunidad y como sociedad de seres humanos.

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‘Sé que puedo’ Participación de la mujer menonita en la economía Claudia Teresa Domínguez Chavira Israel Beltrán Zamarrón Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

Mujer... palabra de origen indefinido, cuyo único antecedente se ubica en el idioma latín: Mulier (de Mulleris), cuyo significado refiere tanto “mojar” como “moler”. Por lo tanto, antiguamente se asigna dicha palabra para hacer referencia hacia aquel integrante del grupo “más blando”. Sin embargo, basta observar el papel de esta... de la mujer... para percatarse de la existencia de un equívoco en la percepción del otro: del fuerte, del varón: De chica, yo observaba cómo los hombres podían decidir qué opción escoger para desarrollarse en la vida; podían decidir si deseaban ser agricultores o comerciantes... En cambio, a las mujeres las preparaban para las labores propias que implica llevar una casa.

La preparación incluía una formación muy estricta en función del valor de la familia, y eso es bueno... pero solo presentan esa opción: prepararte para estar con el hombre... complacerle siempre...

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a cualquier precio... Eso es bien visto, eso es ser buena.

Yo no me quise conformar con la idea de que simplemente alguien me escogiera para casarse conmigo y mantenerme el resto de mi vida... Ahora pienso que mi padre tampoco, tal vez por eso nos envió a mi hermana y a mí a estudiar fuera de la comunidad, a pesar de la presión social que su familia extendida y los vecinos hacían contra él, y a pesar del temor de que me fuera a relacionar y querer casar con un mexicano; a pesar que entre los lideres y miembros de la Iglesia fuera mal visto. Por eso creo que es tan importante que todos, sin distinción, tengamos acceso a una mayor, más amplia y mejor educación... para así tener la oportunidad de deponer un anhelo tan oculto: qué se siente ser hombre, qué se siente tener la libertad de poder decidir tu propio futuro... a qué sabe la construcción de tu propio destino.

(Testimonio. Artista y empresaria. 2016)

En general, los primeros años de vida de la mujer menonita es bastante similar, si no es que idéntica. La etapa infantil suele ser recordada como una buena época: con una imagen de una madre dedicada, abnegada, absolutamente comprometida tanto con el proyecto de vida económico de la pareja, como con el quehacer doméstico de los hijos y el hogar. Una figura empática, cariñosa pero firme y muy poco complaciente respecto a la variabilidad en los valores, las normas del hogar y de la Iglesia hacia la cual profesan su fe. Una figura que funge como un modelo ideal y único... preferentemente, además de ser la integrante de la familia encargada del bienestar administrativo, organizativo de los procesos de extracción, pro126 Miradas y Expresiones

ducción, intercambio, distribución y servicios de autoconsumo, aspecto determinante este en pro de la construcción del perfil empresarial de las mujeres menonitas cuyo éxito en su rol femenino y hogareño ha traspasado el ámbito de la microeconomía hacia procesos productivos económico-empresariales de impacto a nivel local, regional y estatal: A los seis años hice el primer atuendo completo para mis muñecas, pero fue hasta que tenía 16 años cuando realicé mi primer pedido... de ahí en adelante pude dedicarme profesionalmente a eso…

Actualmente tengo mi propio taller de diseño, confección y venta de telas, y demás insumos... Aquello que empezó como un juego de niña, se convirtió en una exitosa manera de ser autosuficiente.

(Testimonio. Modista y empresaria. 2016)

La mujer menonita es y ha sido, definitivamente, uno de los elementos importantes para el desarrollo económico de este grupo poblacional. Así, a manera de justificación, se parte del análisis epistemológico de la palabra economía, con el propósito de esclarecer el rol de la mujer menonita como punto focal del éxito económico alcanzado en los últimos setenta años, por la comunidad menonita de la región noroeste del estado de Chihuahua.

El origen etimológico de la palabra “economía” le ubica a esta como “οἰκονομία”, una expresión acuñada por los antiguos griegos y construida a partir de la unión de dos vocablos: oikos traducido como “casa u hogar”, y ynemein como “leyes que administran”. Se parte entonces de la tesis que el concepto de economía tiene sus raíces en un quehacer responsable sobre la administración, tanto de la familia como de sus bienes, todo ello conduMujeres Menonitas 127

cido bajo un estricto régimen. Actualmente la acepción del término economía presenta un campo muy extenso debido a que son muy amplios los usos sobre los cuales suele aplicarse y ello –a su vez– permite vincularle con diversos aspectos de los intercambios comerciales: empresarial, sostenible, de mercado, política, mixta, etcétera.

Así, apoyando la tesis de Rowlands, J. (1997) –quien señala que son tres las dimensiones del empoderamiento: la personal, como desarrollo del sentido del ‘yo’, de la confianza y la capacidad individual; la de las relaciones próximas como capacidad de negociar e influir en la naturaleza de las relaciones y las decisiones, y la colectiva como participación en las estructuras políticas y acción colectiva basada en la cooperación–, viene al caso el testimonio de una de las mujeres icono del empoderamiento de la mujer menonita: Tanto el entusiasmo como el compromiso, son elementos clave del buen emprendedor... Como mujer empresaria exitosa, pienso que debes ocuparte que la comunidad esté bien, no solo tu familia... Sé que puedo.

(Testimonio. Gerente y Tesorera. 2016)

Los hogares menonitas, ejemplos ideales de un sistema de autoconsumo familiar, han contribuido a elevar de manera significativa, tanto las capacidades económicas como la confianza, la visión y el protagonismo de sus integrantes, de manera tal que su influencia ha traspasado incluso el ámbito de la intimidad familiar hasta llegar a la concreción de una economía que soporta inclusive, una parte importante del desarrollo de la región del municipio de Cuauhtémoc.

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Mi padre me enseñó a sembrar, a producir nuestro propio alimento. En nuestra niñez, cada quien tenía sus propias responsabilidades dentro del huerto y la pequeña granja. Los deberes y las tareas de la escuela sí eran importantes pero podían esperar... Colaborar en el proceso del bienestar familiar diario, eso era prioridad.

(Testimonio. Empresaria hortícola. 2016)

Para Murguialday, C. Pérez, K. y Eizagirre, M. (2006), el empoderamiento es un proceso psicosocial mediante el cual las personas toman conciencia de sus propios derechos, capacidades e intereses, a modo individual de inicio y posteriormente de manera colectiva, al relacionar su experiencia con los intereses de otras personas, ganar influencia y participar en el cambio social de su comunidad con el fin de participar desde una posición más sólida en la toma de decisiones y estar en condiciones de influir en ellas.

Así, dentro del sistema económico familiar de la comunidad menonita, el rol de sus mujeres resulta aleccionador para los demás grupos poblacionales, debido al interés de las mujeres menonitas por compartir sus intereses con otras mujeres, sin importar inclusive su nivel de relación.

Prefiero contratar mujeres para el trabajo del restaurante; me gusta asesorarlas, capacitarlas y sobre todo crear juntas un buen ambiente de trabajo. Fruto de ello es mi propia hija, quien ya puso su propio restaurante y lo administra siguiendo este modelo... eso me hace sentir orgullosa.

(Testimonio. Empresaria restaurantera. 2016) Mujeres Menonitas 129

El aumento de recursos materiales (físicos, humanos o financieros), intelectuales (conocimientos e información) e ideológicos (facilidades para generar, propagar, sostener e institucionalizar creencias, valores, actitudes, ideas y comportamientos) de las mujeres menonitas exitosas en el ámbito empresarial, presenta en la mayoría de los casos una relación directa con el apoyo por parte de la figura parental masculina, llámese padre o esposo. Él me dio permiso... como mis hijos ya están grandes y yo siempre había querido tener mi propio negocio…

(Testimonio. Empresaria restaurantera. 2016)

Según Maslow, A. (1975, citado por Elizalde, H. y Cols. 2006), la vida se rige por una serie de necesidades e intereses graduadas e interconectadas, donde la resolución de una invariablemente conlleva simplemente al surgimiento de otra nueva. Al trasladar esta idea al fenómeno estudiado, se puede explicar, al menos en parte, cómo la satisfacción de las necesidades existenciales básicas de este grupo poblacional, desemboca en nuevas necesidades de orden más elevadas. Así entonces, resulta predecible que debido a la pujanza en la economía, surjan en la comunidad menonita nuevas necesidades: afiliación, reconocimiento y autorrealización: Mi idea de vivir en torno al arte surge, tal vez, al ver la pasión con que mi abuela materna creaba libros de cuentos ilustrados a lápiz que luego regalaba para que los coloreáramos. No había imprenta ni 130 Miradas y Expresiones

fotocopias, por lo tanto ella los creaba de manera artesanal... Desde entonces, yo recuerdo que empecé a dibujar, luego entré a estudiar en la Escuela de Arte y ahora... vivo del arte y soy autosuficiente.

(Testimonio. Artista y empresaria. 2016)

Empoderamiento, palabra de origen latín conformada por tres componentes: dos prefijos y un sufijo donde el prefijo /in/ posee una connotación de una fuerza hacia adentro y poder, cuya evolución semántica presenta una variación interesante: la palabra Poder posee sus raíces en el antiguo latín vulgar: /poti-potis-posere- posse/, donde /poti/ se traduce como /amo/, /dueño/... y /esposo/ (para los griegos); /potes/ interpretado como /capaz/; /pot-es/ como tú puedes, tú eres capaz y posteriormente /pos sum/ como... yo puedo. Finalmente el sufijo /miento/ cuyo significado se relaciona con acción, proceso o resultado.

Mediante un análisis diacrónico, se puede observar cómo la palabra empoderar posee la connotación de una fuerza emanada del interior que en un inicio recae en una figura masculina... patriarcal, y posteriormente se desplaza hacia el otro y en un tercer momento, ese otro lo asume o introyecta como una interiorización. Así, el concepto de empoderamiento alude, según citan Silvestre, Royo y Escudero: ...a un proceso de toma de conciencia, inicialmente individual y posteriormente colectiva, que les permita aumentar su participación en los procesos de toma de decisiones y de acceso a la acción y a la capacidad de influir en el cambio social. (2013:11)

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Es a partir de 1995, a través de los acuerdos emanados de la Conferencia Mundial de las Mujeres en Beijing (Pekín), donde se propone el término “Empowerment” en alusión al empoderamiento (individual, grupal o comunitario) de las mujeres, entendido este como “adquisición, invención e interiorización de poderes que permitan a cada mujer o colectivo de mujeres enfrentarse a las formas de opresión presentes en su vidas”. (Silvestre, Royo y Escudero, op. cit., pág. 12).

Actualmente, el Empowerment ha sido discutido de manera profunda en el II Congreso Internacional: “El Empoderamiento de las Mujeres como Estrategia de Intervención Social” celebrado en la Universidad de Dausto (Bilbao) en el año 2013. En dicho evento se propone partir del análisis, observándole como un fenómeno multidimensional; como un proceso social –debido al tipo de correlación que presenta con otras personas, en un contexto social e histórico determinado– y también tomando en cuenta los distintos niveles del desarrollo por los que transita: el individual, el grupal y el comunitario.

Así, el proceso de empoderamiento de la mujer menonita en la región noroeste del estado de Chihuahua, puede calificarse de incipiente ya que por las características presentadas, el empoderamiento observado es inminentemente desde la intervención individual; esto es, que supone un proceso personal de toma de conciencia de las mujeres sobre su subordinación con el objetivo de consolidar su autonomía, su poder personal, y ejercer su capacidad de toma de decisiones con mayor protagonismo en actividades de tipo económicas, empresariales, gerenciales y de discusión académica. Lo anterior se demuestra bajo el peso del argumento de los testimonios del grupo de mujeres menonitas que voluntariamente decidieron participar en la investigación llevada a cabo para tal efecto durante los meses de enero a junio del 2016, por el Cuerpo Académico sobre Otredad, Interculturalidad y Procesos Educati132 Miradas y Expresiones

vos de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez; el Programa Chihuahua VIVE con los menonitas y el Instituto Chihuahuense de la Cultura, donde claramente se pueden observar elementos concordantes entre el proceso de evolución semántica del que se hablaba en un momento anterior y el proceso pragmático de la aplicación misma del término Empowerment: 1. Empoderamiento individual, variante /poti/: amo, dueño, esposo: No me conformé con la idea de que un hombre me escogiera para casarse y que me mantuviera el resto de la vida y ya.

(Comunicación Oral. Mayo del 2016) 2. Empoderamiento individual, variante /pot-es/: Tú puedes, tú eres capaz. Él me dio permiso....

(Testimonio. 2016) 3. Empoderamiento individual, variante /pos sum/: yo puedo. ...Sé que puedo.

(Testimonio. 2016) 4. Empoderamiento grupal, variante /pot-es/: Tú puedes, tú eres capaz: Yo escucho cuando mis tías, que son tan tradicionales, dicen entre ellas: Si ella lo hace... mi hija también puede hacerlo.

(Testimonio. 2016) Mujeres Menonitas 133

A través del estudio realizado se observa cómo el proceso de empoderamiento de la mujer menonita, en el ámbito de la economía, presenta un proceso acorde a lo señalado por Friedman (1992, citado por Murguialday, C. Pérez, K. y Eizagirre, M. 2006:7), donde nos asegura que el empoderamiento está relacionado con el acceso y control de tres tipos de poderes: El social, entendido como el acceso a la base de riqueza productiva.

En este rubro, las mujeres menonitas se han resuelto a traspasar el ámbito de la economía familiar, al aplicar sus capacidades y talentos que en un inicio desarrollaban en el hogar, al terreno de lo económico-empresarial, emprendiendo lucrativos negocios tanto en la venta de servicios y bienes, así como de productos.

Otro factor importante en el empoderamiento de la mujer menonita es el autodidactismo; el afán por capacitarse para mejorar los procesos de producción, administración, contabilidad y mercadotecnia, y a la vez capacitar a sus empleadas y subalternas.

El político o acceso de los individuos al proceso de toma de decisiones, sobre todo aquellas que afectan a su propio futuro.

Para la mujer menonita el empoderamiento mediante acciones de tipo económico y comercial le ha implicado poder participar de manera más activa, tanto en su hogar como en su comunidad... pero no todavía en la toma de decisiones políticas. En definitiva, supone un proceso que lleva a una forma de participación más directa pero que no cuestiona las estructuras existentes.

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El psicológico, entendido en el sentido de potencialidad y capacidad individual.

El empoderamiento de la mujer menonita ha implicado un incremento de la capacidad individual para ser más autónoma y autosuficiente, así como tener un espíritu emprendedor para la creación de empresas y empuje de sí mismas en la escala social.

Ejemplo de ello es la prosperidad económica de sus empresas, el aumento de niveles educativos de ellas y de sus descendientes, y la capacidad de generación de empleos directos que ello ha generado y sobre todo una mejora en su calidad de vida.

“Nuevas situaciones precisan nuevas palabras para nombrarlas” (Gándara, Y. 2013:1). Así pues, el inaugural pero categórico éxito del desempeño empresarial del que han dado muestras las mujeres menonitas, es sin duda alguna un fenómeno social, económico y cultural interesante. Sin embargo, más interesante resulta observar la adaptación de este cambio paradigmático entre las diferentes estructuras que conforman la comunidad menonita con asentamiento en el norte del territorio mexicano.

Promover la igualdad de oportunidades, la equidad y la libertad para decidir sobre tu propio futuro y la construcción de un proyecto de vida autorrazonado, independientemente del género, de la condición de vida o de los recursos, son –al parecer– uno de los intereses que invaden el pensamiento de las estructuras socioculturales de algunos; de la minoría de los integrantes de la comunidad menonita... De los otros –de la mayoría–, será entonces minimizar el asunto y de ser posible, no nombrarlo... invisivilizarlo mediante el poder del silencio y asidos tal vez a la tesis de George Sainer (2001) cuando afirma que “lo que no se nombra no existe”.

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La catarsis de la mujer menonita a través del arte Patricia Islas Salinas Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

María Olivia Trevizo Nevárez Instituto Humanista de Sinaloa

A través de los tiempos, el arte se ha manifestado como un factor potente de revelación e iluminación de lo que no apreciamos en las cosas; es decir, de aquellos significados y anhelos incumplidos en la realidad de la vida. Marcuse, citado por López M. (2005, pág. 20), indica que la función cognoscitiva y liberadora del arte y su lenguaje, revela lo ausente y hace vivir en las personas lo posible, siempre y cuando no sea solo una forma de esparcimiento o diversión, sino que tenga la consigna de denunciar y transformar la conciencia humana; es así como la imaginación artística posibilita el cambio de las realidades.

En la cultura menonita, el arte y sus disciplinas han sido poco aceptados; esto tiene una connotación histórica desde su formación como grupo religioso anabaptista, ya que objetaban la utilización del arte en cualquiera de sus formas en el culto o actividades religiosas. El discurso hablaba acerca de que esta cultura debería tener un énfasis en la sencillez, la sinceridad Mujeres Menonitas 161

y la humildad, por lo que el arte les parecía un hecho artificial y pretencioso, a menudo peligroso, inútil y derrochador (Zijpp, Nanne van der, Dirk Kossen and Harold S. Bender. 1955); dicha creencia fue heredada por generaciones y ha formado parte de la idiosincrasia de las familias menonitas en México hasta la actualidad.

Al paso del tiempo, algunas expresiones artísticas como la música, el canto y la pintura han ido teniendo presencia en la comunidad liberal de la región, mientras que entre la población tradicional, la pintura es más aceptada que las demás. El teatro y el baile sin embargo, son rechazados por las mayorías, por considerar que son manifestaciones sugerentes.

El canto, para el sector menonita tradicional, tiene un significado totalmente religioso; es a capela, porque es así como surgió en sus inicios; es un canto en un tono grave. Consideran el uso de los instrumentos como algo profano e innecesario; es la voz como parte del mismo ser lo que se ofrece a Dios en las oraciones (Islas P. y Trevizo M. 2015). Cualquier otra connotación se considera mundana; en las casas tradicionales no se permite escuchar música en la radio y solamente se cantan oraciones al inicio del día, a la hora de comer, al ir a dormir y para agradecer el trabajo.

La mujer ha sido la principal protagonista de esta manifestación artística a través de la pintura. El ayuntamiento de Cuauhtémoc se dio a la tarea de descubrir a estas artistas e invitarlas a dar a conocer su obra a través del tradicional Festival de las Tres Culturas que se efectúa cada año, hecho que causó curiosidad y asombro entre la población que habita las comunidades menonita y mestiza.

A pesar de que las artes siguen siendo consideradas como actividades mundanas y de lujo, estas mujeres artistas han sido inspiración para algunas escuelas menonitas incorporadas al Sistema de Educación Nacional (SEN), 162 Miradas y Expresiones

las cuales han implementado educación artística como el canto, la pintura y la música.

Un común denominador en las mujeres con actividad artística es la conciencia de los derechos humanos y el apoyo familiar para la expresión del arte. En las liberales, estos factores se unen a una mentalidad abierta adquirida por el conocimiento del mundo y su diversidad a través de los estudios realizados y los viajes alrededor del mundo, que generan un sentido de empoderamiento y compromiso para rescatar a través del arte la cosmovisión interna, oculta y callada de la mujer menonita para volcarlo en obras que llevan a la reflexión sobre la necesidad del cambio social del rol de género.

El arte como medio de expresión permite sobrevivir a una realidad social adversa, cuando esta no puede ser cambiada (Islas P. y Trevizo M. 2015, pág. 348). Algunas mujeres miran el arte como una oportunidad para expresar su cultura en todos los aspectos: lo claro y lo oscuro, la protesta, las tendencias modernas, la evolución del pensamiento de la juventud; sin embargo, piensan que la comunidad aún no está preparada para esto y causa silencio como señal de rechazo.

El empoderamiento de la mujer a través del arte, sobre todo cuando este no cumple con los cánones de la cosmovisión de su propia cultura, significa para quien la practica una catarsis; es decir, la manifestación de los sentimientos y frustraciones ocultos que afloran a través de sus obras, creando así un alivio y una descarga emocional. Según Aristóteles la catarsis significa purificación, purgación o incluso transformación de los sentimientos por medio del arte. (Páez, D. y Adrián J. 1993. pág. 99)

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La pintura es mi refugio y mi motivación.

(Testimonio Pintora. 2016)

En la actualidad algunas mujeres pintoras y cantantes han formado pequeños grupos de discípulas adultas, jóvenes y niñas que desean aprender estas artes, quienes las ven como un ejemplo a seguir, lo que genera un sentimiento de compromiso e identidad entre ellas y un deseo de cambio en los quehaceres de su vida cotidiana, a pesar de la desaprobación de la mayor parte de los miembros masculinos y autoridades religiosas de la comunidad.

“El arte en la sociedad actual debe ser un poderoso llamamiento a la acción, donde los creadores se impliquen de manera activa y efectiva en y con los problemas que afectan a sus conciudadanos”. (Barbancho J. 2014. pág. 1) Este enfrentamiento causa un gran riesgo a ser juzgada porque la conciencia te encuentra y cuando luchas con ella te deprimes, pero te reconforta saber que estás haciendo algo bueno por las demás.

(Testimonio Pintora. 2016)

El tema de las obras de pintura y escultura incide en el grado de aceptación de estas y de su autora por la comunidad, ya que por lo general en lo que respecta a pintura se observan paisajes campiranos, objetos que simbolizan la cultura y el arte abstracto. En el caso de la escultura y la fotografía hay actividades realizadas por muy pocas artistas, como es la elaboración de jarros, tazas y platos decorados que son aceptados por las personas porque tienen un uso doméstico; sin embargo esculturas del cuerpo humano son inaceptables y rechazadas. De igual manera, las fotografías deben tener una connotación totalmente familiar o religiosa. Algunas pintoras, escultoras o 164 Miradas y Expresiones

fotógrafas, las más osadas, crean temas feministas y de protesta, o esculpen figuras de mujeres que guardan celosamente en sus armarios.

El arte es una técnica social de la emoción, es lo social en nuestro interior que lleva los aspectos más íntimos y personales al exterior (Klein, T., & Robles López, NL. 2014. pág. 5). Entre el sector menonita, si bien las manifestaciones de las bellas artes son poco apreciadas, algunas actividades desarrolladas por las amas de casa y las jóvenes cuyo objetivo tiene un fin práctico y utilitario dentro del hogar, son aceptadas. Por ejemplo, el decorado de telas a través de bordado de temas de plantas o aves, la elaboración de cobijas con diseños hermosos utilizando técnicas como el patchwork con tela reciclada, el diseño y elaboración de sus atuendos clásicos, así como la jardinería, son bien vistas por la sociedad y por el sexo opuesto, ya que son conocimientos que han sido heredados de generación en generación.

Recuerdo que mi abuela elaboraba cuentos para colorear; en ese tiempo no había imprenta, así que los dibujaba a mano, uno por uno, con mucho amor para cada niño. Ella fue mi inspiración y mi ejemplo para ser pintora.

(Testimonio Pintora 2016)

A través del diseño y elaboración de estas obras artesanales, las mujeres reafirman su autoestima ya que son una forma de entretenimiento que tiene un valor terapéutico; permite la expresión de sus sentimientos y la transformación del dolor y el sufrimiento en algo bello que les permite sentir realización sin ser juzgadas, por no observarse como algo peligroso que exponga a la cultura y sus tradiciones.

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A manera de conclusión es importante reflexionar acerca de cómo las diferentes potencialidades de la mujer emergen desde lo más profundo de su ser para revelar lo ausente, lo otro, lo anhelado, lo no permitido, pero también para florecer en lo posible a partir del cambio: la lucha de las mujeres por definirse a través del arte para llegar a conocerse, a expresar sus emociones y miedos generados por los traumas de género, porque a través de la catarsis el arte libera, tal como lo expresan las siguientes frases rescatadas de las mujeres entrevistadas para este trabajo de investigación.

“El arte me permite ser yo y me libera”.

“El poder del cambio está en la mujer y puede ser a partir del arte”.

“El arte salva a la gente”.

“El arte es como dar a luz a un bebé; primero duele pero luego viene la luz”.

“El hombre tiene miedo que se cuente la historia de la mujer a través del arte”.

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Participan en esta publicación Fernando Sandoval Gutiérrez Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Chihuahua. Es autor de diversas obras sobre Historia de la Educación, Práctica Docente y Educación para la Calidad de Vida. Actualmente es catedrático del Programa de Educación de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, en Cuauhtémoc.

Rosalba Mancinas Chávez Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla, España. Ha trabajado temas de periodismo, medios y género en diversos libros y artículos publicados.

Actualmente es catedrática del Departamento de Periodismo de la Universidad de Sevilla.

María Olivia Trevizo Nevárez Docente de profesión con Doctorado en Educación por la Universidad Autónoma de Durango; por más de diez años se ha dedicado a la investigación de la Cultura Menonita de la región de Cuauhtémoc. Es miembro de la Red de Investigadores del Estado de Chihuahua en la Línea de Interculturalidad. Obtuvo Mención Honorífica en el Premio Chihuahua 2012 por la investigación “La educación menonita en una micro sociedad autogestiva”.

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Patricia Islas Salinas Doctora en Educación por la Universidad Autónoma de Chihuahua; Profesora Investigadora de tiempo completo en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez División Multidisciplinaria en Cuauhtémoc, adscrita al Programa de Educación.

Perfil Prodep y certificada en el modelo pedagógico de la UACJ. Línea de Investigación en Interculturalidad, Salud y Educación, autora de ponencias, artículos y capítulos de libro de nivel nacional e internacional. Miembro activo de la Red de Investigadores de Chihuahua, México.

Claudia Teresa Domínguez Chavira Doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad Autónoma de Coahuila.

Maestra en Terapia de Juego y Licenciada en Educación Primaria. Docente Investigadora de Tiempo Completo (PTC-1) para la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

Israel Beltrán Zamarrón Candidato a Doctor en Pensamiento Complejo, Jefe de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y profesor de tiempo completo adscrito en el Programa de Humanidades División Multidisciplinaria Cuauhtémoc; treinta años como comunicador y empresario del Grupo BM Radio; Investigador de Neurociencias desde la Inteligencia Artificial para la Simulación del Pensamiento Humano en diversas plataformas hardware.

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Itzel Cristina Aguilera González Fotógrafa documental con 23 años de experiencia.

Candidata a Doctora en Fotografía Documental por la Universidad de Barcelona.

En 1996 por primera vez visita los campos menonitas de Cuauhtémoc y en 19971998 obtiene la beca Jóvenes Creadores del Fonca para realizar su proyecto de ensayo fotográfico del cual surge la exposición Tiempos de sol. Comunidad menonita en Chihuahua. Desde 1999 dicha colección forma parte del archivo de la fototeca del Centro INAH Unidad Chihuahua.

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Índice Presentación......................................................................................................... 7 Atisbar las múltiples culturas............................................................................ 9 Prefacio............................................................................................................... 11 Prólogo................................................................................................................ 13 Ser Mujer: escenarios pasados, presentes y posibles.................................... 21 La importancia de la participación de la mujer menonita en la educación formal..................................................................................... 55 La salud: una perspectiva desde el rol de la mujer menonita...................... 89 ‘Sé que puedo’ Participación de la mujer menonita en la economía ................................................................................................ 125 La catarsis de la mujer menonita a través del arte...................................... 161 Fuentes consultadas:....................................................................................... 193 Participan en esta publicación....................................................................... 197

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se terminó de imprimir el 30 de septiembre de 2016 en Celsa Impresos, S.A. de C.V. La edición consta de 1 000 ejemplares Coordinación editorial Gisela Iliana Franco Deándar Edición, formación y diseño Gisela Iliana Franco Deándar Cuidado editorial Héctor Jaramillo Corrección de estilo Claudia Saldaña León